Yvest Furet/ Sara Peltant
En nuestros tiempos, el individuo encuentra dificultades para expresarse; pero hubo otros tiempos en que, por el contrario, había que refrenar los excesos en este campo. Veamos como describe Shakespeare en “Hamlet” lo que debe ser el buen comediante.
“Recite este texto como se lo he leído, con voz suelta y tranquila, porque si va usted a leerlo como lo hacen tantos otros, mejor será que se lo encarguemos al pregonero. No gesticule dando estocadas al aire, sino tenga un poco de mesura en todo, porque, en medio de la tempestad, del huracán de la pasión, hay que conservar un poco de lucidez y clama la suavice.¡Que molesto es ver a esos actores, desangelados bajo sus pelucas, que hacen que la pasión salte en la piezas, desarticuladas, y aturden a las orejas del publico, incapaz casi siempre de aprender lo que no sean pantomimas absurdas o estrépito…
Tampoco se quede envarado, fuese de su buen juicio y adapte el geto ala palabra y la palabra al gesto, cuidando siempre de no traspasar los limites de la natural moderación; porque todos los excesos de esa especie se apartan de la finalidad del teatro que siempre fue y sigue siendo reflejar la naturaleza como en un espejo, y mostrar su retrato a la virtud, y su verdadero rostro a la incultura; y , a la sociedad actual, su aspecto autentico; exagerar estos efectos o desvirtuarlos hace reír a los ignorantes, pero causa una impresión desoladora a las gentes inteligentes. Una sola de estas personas debe ser para usted de más importancia que todo un teatro lleno de incultos.
Sí, es verdad, yo también he visto que se les celebraba y aclamaba. Pero, Dios me perdone, no tenían ni el lenguaje ni el talante de cristiano ni pagano, ni de un hombre siquiera. Se movían con andares de patos, mugían de manera que pensé que habían sido modelados por no sé que aprendiz de la Naturaleza y, muy mal por cierto, visto lo mal que parodiaban a la especie humana”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario