miércoles, 27 de junio de 2012

FOTONOVELA: LILIS HEUREAUX, SANGRE, PAPELETAS Y CARTAS DE AMOR / JIMMY SIERRA



 Guión y realizacion: Jimmy Sierra/ Fotografia: Juan Bautista Sánchez/ Asistente: Julio Polo/ Diseño: Segundo Marte.

Reparto: Ulises Heureaux: Roberto Mojica / Ramón Castillo: Juan de Dios Balderas / José Estay: Chamound Acosta / Gregorio Luperón: Bolivar Mejía / El barbero: José Mateo / Genral Pereyra: Virgilio Bonilla / Eugenio de MArchena: Felix Herrera.

Personajes Varios: Lucas Abreu, Juan Herrera, Carlos de la Vega, Marcos Pérez, Héctor Herrera, Victor Díaz, Héctor Matos, Luis Morillo, José Antonio.


CARTA DE AMOR DE LILIS A UNA DAMA.

FRAGMENTOS

MAYO, 9 de l892

“Rosa muy querida y muy pensada: esta mañana a las 10 llego el correo de Europa. Pocos después acariciaban mis manos los reflejos de tu corazón, las dulces expresiones de cariño con que se alimenta tu espíritu y te da fuerzas para corresponder a tantas y tanta vehementes impresiones. Si, rosa muy deseada no puedes imaginarte como he consagrado mi existencia a tu amor, y mi tiempo a pensar en tus gracias y en la falta que me haces, tanto as cuanto que tu amor, y mi tiempo a pensar en tus gracias y en la falta queme haces, tanto mas cuanto que tu amor ha expulsado de mi animo las imágenes que habían venido mortificando tu exigencia (…)

“Gracias amada mía, por las florecitas engalanaban tus letras y cuyo olor se asemejaba al de tu aliento perfumado y seductor. Al besarlas me pareció tocar tus labios y esa circunstancia, agradable por cierto, produjo en mí una conmoción que a tu juicio dejo determinarla- Oh ¡qué fascinadora eres. Y por qué a la par qué me causas esas agradables impresiones me dices que esas flores te fueron dadas como pruebas de cariño por tu esposo (...)

“Has corrido un riesgo inminente, y aun lo corres. Pies conservas en tu poder todas mis cartas y las contestas en tu propio “cabinetet”, exponiéndote, como acaba de suceder ahora, a que entre tu marido y te sorprenda entretenida en tus relaciones conmigo y con las pruebas que ponen en plena evidencia nuestro amor, tu honra, tu nombre y el mío, y, como consecuencia el escándalo, cosa que tanto nos empeñamos en evitar y que si por desgracia sucediera daría lugar a que no estuviéramos medios de defensa. Así, pues, querida mía, no persistas en conservar esa correspondencia, destrúyela, y si posible es, desconfía del armario en que la depositas y regístralo bien no vaya a quedar en él algún vestigio (...)

“No debes temer mi viaje a esa gran ciudad. No te preocupes por la venialidad de mi corazón, allí no seré de nadie sino tuyo, allí nada me hará quebrantar mi propósito leal amante, allí en fin, no habrá diosa Venus que me fascine. Tú eres mi estrella y a tí sola adoraré como la diosa de mis encantos (…)

“Réstame decirte que me acompaña a todas horas la medalla que me enviaste, en la cual estampo tantos besos como ocasiones la toco en el día. Me parece verte retratada en ella, tal es la importancia que tiene para mí. Rosa de mi vida voy a suplicarte un favor: no me trates en tus cartas ninguna cosa que sea extraña a nuestras relaciones amorosas, puesto que me agrada leerte a ti sola. De los negocios de tu marido me hablaras en la carta personal que me envías por conducto de tu marido y que recibo puntualmente dentro de la de él.

“Creo que esta carta al fin llevará a tu ánimo el fastidio, es demasiado larga, pero en cambio, si mis palabras, mis cariños, mis súplicas y mi amor alientan tu espíritu, habrás de gozar con ellas como gozo yo con las tuyas, para terminar ahogando en mi corazón las privaciones de que soy objeto por tu causa.

“Consérvate buena, hermosa y preciosa como la estrella del alba, como la ROSA BLANCA mimada por tu muy querido y tú tierno amante.

POESIA MINIMA (2002) / JORGE N GÜIGNI





prólogo

la poesía es la recompensa de la belleza

canto mínimo a san cristóbal

es la puerta del sur
gente sin igual
sabe reír cantar y llorar
bajo su cielo azul

entre montaña y mar
alma de atabal
piel de azúcar parda
sonrisa de cal
historia de amor
fiesta y tradición
escrita con valor
en el lienzo tierno
de la rebelión

san cristóbal del sur
un inmenso rincón
que quisieras tú

ojalá

ojalá
que algo simple te suceda
por ejemplo
que un gallo invoque tu alborada
y en su alegoría de estaciones redimidas
te lleve
definiendo inmensidades
a tu interminable embarcadero
de ilusiones
y en su vibrante concierto de colores
descubras sin asombros
que me amas
y con su cálidad presencia
en tus mejillas
un sonrojo imprudente te delate
complicando tu existencia cotidiana

libertad
me contó un árbol de brisa clara
que una piedra mojada
le oyó decir al rio
que duerme un sueño en sus aguas
que guarda un canto en su orilla
que enciende un sol en su arena
para entregártelos ese día
e que puebles su cauce desierto
sin tener que pedir
compañía

tres versiones para una dama paradójica

1

sabes una cosa libertad
creo que eres una dama paradójica
eres liberadora de esclavos
pero esclavizadora de libres
naces de tu muerte
para morir en tu nacimiento

2

señora libertad
creo que es usted
una dama paradójica
es sueño de esclavos
pero pesadilla de libres
muere en su nacimiento
para nacer en su muerte


3

libertad
sabes una cosa
creo que eres una dama paradójica
rompes cadenas para encadenarte
mueres en tu nacimiento
para nacer en tu muerte

ESCRITORAS DOMINICANAS 2


Ligia Minaya

Ahora voy a contarles de Emelda Ramos, narradora, poeta, ensayista, con novelas y múltiples cuentos, ganadora de premios, profesora, quien hace poco nos trajo un libro de cuento infantil increíble y hermoso, en el que nos narra la aventura de un niño taíno y su perro aon (perro mudo) y las dificultades que pasaron con la llegada de los conquistadores españoles. Tiene ilustraciones bellísimas de la pintora Adela Dore y un glosario que me hace preguntar ¿cuántos niños dominicanos saben que, huracán, hamaca, aguacate, tomate, son voces indígenas? Es un libro que no puede faltar en las escuelas, pero ¡ojo! leer un cuento así, debe tener un lenguaje y una pronunciación, así como gestos y señales, que le den vida a esta historia. A muchos niños no les gusta leer porque quienes lo hacen para ellos es como el que se queja de un dolor. De Oro, Botijas y Amor, es otro libro de cuentos que narra historias de amores y vida de indígenas y en lo que ellos creían y sentían. En su novela “El Despojo” ganadora del Concurso Armando Cabral, de Salcedo, en ella cuenta lo que le contó su abuela. Un libro en que a una le parece estar presente y ser parte de esa historia. Y ahora el más reciente: “Aída Cartagena, Hilma Contreras, Juan Bosch, el aguafuerte”, en el que nos narra a la manera de testimonio y crónicas, los momentos vividos al conocer a estos grandes personajes. Son muchos sus libros, tantos que, de continuar, llenaría todo este espacio y otros más. ¿Ha leído a Emelda? No se pierda a esta gran escritora dominicana, oriunda de Salcedo. Y no deje de leerles a sus hijos los cuentos infantiles de Eleanor Grimaldi y los de Lucía Amelia Cabral. Son bellísimos.

¿Y si hablamos de Jeannette Miller? Intelectual de alto rango que se abraza de la poesía, el ensayo, la crítica, la historia del arte, y ahora de cuentos y novelas, no es para dejarla a un lado. “La vida es otra cosa”, su novela, nos narra de una manera auténtica, pueblerina y real, una historia que pasa día a día en nuestro país. Resulta apasionante cómo cuenta en cada párrafo en un pedazo de lo cierto, de lo creíble. “Cuentos de Mujer”, es algo como el qué hacer de hombres y mujeres y las consecuencias de una y otra cosa. ¿Conoce usted a Jeannette Miller? Si me dice no, le pido que la lea y se sentirá agasajado.

Tampoco puede dejar de mencionar a Sally Rodríguez, poeta mocana, exquisita, sensible. Y para que vean que no miento, de su libro “Diálogo Sin Cuerpo”, aquí les pongo uno: “Señor/ todos mis hojas han caído quedé en la desnudez / y el corazón. /Mira Señor/ sólo queda el latido junto al pozo /la humana voz desierta en sus heridas. /Toma este corazón recógelo en tus manos.” Leer a Sally es igual que orar, meditar, sentirse apacible y hasta alegre.

Quedan muchísimas. Si hablara de todas, con solo pronunciar sus nombres y sus libros, llenaría Diario Libre. Elizabeth Balaguer, Mary Ely Grateraux, Marianela Medrano y otras que hoy viven fuera del país. ¿Ha leído los poemas de Soledad Álvarez, Carmen Sánchez? Es que las escritoras dominicanas son un regalo hermoso y vital.

LOS VIVERES DEL CAMPO


Agustín Perozo Barinas

En ruta a su casa, Aribaldes se detuvo a comprar unos víveres, ya salcochados para llevar, en un establecimiento de ambiente típico, muy ordenado y concurrido. Un cartel decía «Víveres del Campo».

En la fila le antecedía un delgado señor, corto de estatura y entrado en años, con las marcas del tiempo y del trabajo bien labradas en su piel de aspecto casi metálico...

– Este negocio ha sido buena idea y despachan rápido– comentó el caballero.

– Todo lo que haga rendir el peso y tenga calidad, bienvenido sea. Usted luce bien duro todavía. ¿Fueron los víveres?

– En parte. Y una vida de trabajo ‘del bravo’. Ahora van más ligero.

– Usted debe estar hoy bien desahogado.

– ¡Qué va! Tengo una pensión de cinco mil pesos mensuales que no alcanza para nada. Mis hijos me alivian, los que salieron buenos. Y ya usted sabe, para enfermarse es mejor morirse. Sale más barato.

– Pero, por simple curiosidad, si trabajó toda su vida, ¿cómo terminó así? ¿Se lo bebió, se lo jugó, lo botó en juergas? El juego y las mujeres son como un agujero negro en el bolsillo.

– Hice de todo un poco, aparte de criar mi familia. Fui guardia en los 50 cuando Trujillo. Trabajé en fincas entre los 60 y 70, haciendo de todo. Luego en dos factorías en una zona franca en los 80. Y de seguridad a partir de allí hasta que me pensionaron.

– Más de cuarenta años de trabajo. ¿Entonces?

– Nunca hice de nada lujoso. No me rendían los cuartos, en ningún tiempo. Nada... Sólo mucho trote y poco dinero. Como a fin de cuentas le dije a mi último patrón: «No trabajé con usted para mí, sino con usted para usted».

– O sea, ¿su trabajo siempre benefició más a los patronos que a usted?

– Soy la muestra. ¿No cree?

– Se nota, para ser sincero.

Llegaron al final de la fila donde las ágiles despachadoras esperaban. Un sencillo “hasta luego” y cada quien a su cotidianidad.