domingo, 29 de marzo de 2020

DEL OFICIO DEL PERIODISTA: Altagracia Salazar.





El oficio del periodista incluye asumir posturas frente a lo que le pasa a la gente, a la comunidad.

Por eso es una profesión de servicio en la que se supone defendemos derechos, valores, principios… y en la que los demás están por encima de nosotros mismos.

En estos días uno de los servicios adicionales que ofrecemos los profesionales de la comunicación (así mismo, profesionales) es escuchar a la gente y compartir sus angustias.

Cada hora recibo mensajes de enfermos, familiares de enfermos, desempleados, suspendidos, propietarios de pequeños negocios, dominicanos y dominicanas residentes en el exterior preocupados por sus familias, gente de barrios y urbanizaciones que no tienen agua o no le recogen la basura, profesionales de la salud que se sienten desprotegidos y abusados, otros profesionales que no se sienten valorados por las comunidades a las que sirven. En fin recibimos las angustias de mucha gente.

Me pregunto si toda esa gente que me escribe y a quien casi siempre trato de contestar cree que realmente puedo hacer algo o que mi voz es suficiente para que otros hagan algo.

Algunos casos son tan dramáticos que no puedo contener mi propia angustia. Otros, como la gente que protesta porque no quiere tener enfermos cerca, son tan bochornosos que me asquean.

Hay gente de clase media que esta descubriendo lo que otros viven todos los días desde hace décadas. Hay gente que no quiso escuchar cuando insistíamos en la inequidad de esta sociedad y que incluso nos insultaba y que ahora nos escriben.

La pandemia nos ha convertido en iguales.

Seguiré contestando a quienes me escriben.

Supongo que no sirve de nada que no sea el alivio de sentirse escuchado en un país gobernado por sordos.