jueves, 23 de diciembre de 2010

SAN CRISTOBAL (Primera Parte)


Agustín Perozo / Blanca Kais BArinas


Entre altozanos y cerros replegados en la base de la Cordillera Central, se extiende un valle que hiende los ríos Haina, Nigua y Nizao, y donde previo a la Conquista habían asentamientos taínos. Más al noroeste, en las cuevas de El Pomier, se conservan pictografías y petroglifos rupestres que corroboran la presencia de estos habitantes precolombinos en estos territorios, tan profusos de bondades naturales y superficies accidentadas.


En 1496, al conocerse el descubrimiento de las minas de oro en las riberas del río Haina, empiezan a establecerse cerca de aquellos ríos muchos de los colonizadores. Estos asentamientos son nombrados Partidos de los Ingenios. Se edifica el Bastión de San Cristóbal, nombre también dado al valle que se extiende desde el río Haina al río Nigua, en honor al Almirante Colón. En 1606 ya aparece San Cristóbal en el censo realizado en ese entonces. Se extendía una hilera de casas a lo largo del Río Nigua hacia el norte de la margen derecha.


A partir de 1790, a raíz del levantamiento de esclavos en Haití llegan colonos franceses a Santo Domingo, estableciéndose en San Cristóbal parte de ellos. La comarca pasa a la categoría de común en 1822 durante la ocupación haitiana, con el nombre de San Cristóbal, siendo todavía el municipio un camino que se iniciaba en el Río Nigua y terminaba en su afluente Yubazo. En Nigua se encuentran los primeros ingenios azucareros del Nuevo Mundo y una de las dos primeras ermitas construidas en la época colonial en el Continente.


El sacerdote Juan de Jesús Fabián Ayala -Padre Ayala-, llega a San Cristóbal en 1820 e inicia su desarrollo urbanístico. Principia la construcción de la Iglesia Parroquial Sagrado Corazón de Jesús, concluida en 1838 y en su alrededor comienzan levantarse las primeras edificaciones y calles. El seis de noviembre de 1844 San Cristóbal se convirtió en “Ciudad Benemérita” al votarse en su suelo la primera Constitución de la República Dominicana.

En los trascendentales acontecimientos históricos nacionales, como las guerras de Independencia contra Haití (aún se preservan las ruinas del Fuerte Resolí construido entre 1822 y 1825 por las fuerzas invasoras haitianas en la loma del mismo nombre) y luego las guerras por la Restauración contra la Anexión a España, sancristobalenses tendrían marcada participación en la gesta independentista como lo fueron el general Antonio Duvergé y el general José María Cabral y Luna (quien ocupó la Presidencia de la República en dos ocasiones), y en la gesta restauradora Basilio Urbáez y el coronel Toribio Agüero.


Con el ascenso del brigadier general Rafael Leónidas Trujillo Molina al poder absoluto en 1930 hasta 1961, San Cristóbal se transforma no solamente en un centro industrial, sino en sede de dominio despótico en el país y, en muchas maneras, de toda la isla, alcanzando primacía desde la perspectiva política y militar. En el sector industrial sobresalían la Industria Nacional de Vidrio, La Armería, el ingenio CAEI (antiguo Central Italia), Ingenio Río Haina, Licorera La Altagracia, la fábrica de ropa Miss América, etc. Su desarrollo urbanístico era notorio para la época y para su tamaño.


Desde elevaciones como las lomas del Cerro o Sainaguá se puede evaluar el diseño que seguía Trujillo para crear en su municipio natal una metrópoli que se divorciaría cada vez más de su origen pueblerino. Edificaciones como el Instituto Politécnico Loyola, el Colegio San Rafael, el edificio de Correo y Telégrafos, la Gobernación Provincial, el Liceo Musical Pablo Claudio, el Partido Dominicano (actualmente el Colegio Santa Rita), la Iglesia Nuestra Señora de la Consolación, el parque monumento Piedras Vivas erigido donde nació Trujillo, el edificio del Ayuntamiento Municipal, el Hospital Juan Pablo Pina, la Avenida Libertad (antigua 17 de Julio), el Castillo del Cerro y el Hotel San Cristóbal. Evaluando las distancias entre estos edificios, y otras obras no mencionadas, se reflexiona sobre lo que se proyectaba para la ciudad.


Entre 1961 y 1979 muchos de sus munícipes se mantienen muy activos en la vida nacional, en lo político, militar, intelectual, cultural, artístico y profesional. En 1965 desembarcan en el puerto de Haina de San Cristóbal las fuerzas ocupantes que pondrían fin a la Guerra Civil, iniciada en la Gesta de Abril de ese año en reclamo del retorno a la constitucionalidad luego del golpe de Estado, promovido por sectores conservadores de la sociedad dominicana, al Profesor Juan Bosch en 1963.


En las elecciones de 1966, sube al poder el Dr. Joaquín Balaguer Ricardo, intelectual, burócrata de muy alto perfil durante los 31 años del régimen trujillista y ex-presidente impuesto por Trujillo en 1960. Varias personalidades sancristobalenses, de familias tradicionales, ocupan importantes posiciones durante esos debatidos doce años de Balaguer, hasta 1978, como José Osvaldo Leger, Leonora Díaz, Domingo Porfirio Rojas Nina y María Antonieta Bello de Guerrero.

Fiesta Navideña LOYOLA, San Cristóbal,R.D. (Primera Parte)


















VIRUS Y VERGÜENZA



Hernando Sierra Recio

Es que la vergüenza es como un virus, me dijo el profesor. Yo esperaba algunos datos estadísticos, o algo por el estilo, que comprobaran tal argumento, pero sólo me miró, serio y compasivo, tal vez pensando en la gente que mencionáramos en la conversación que ahora estábamos terminando.

Con el tiempo he ido aprendiendo el sentido práctico de esa afirmación: Sé de gente que se avergüenza innecesariamente, se diría, como por estar frente a alguien a quien supone superior, por ejemplo. También hay otros que sufren por cosas tan simplemente triviales como naturales, tal el muchacho de mi pueblo que se intimidaba cada vez que, frente a su novia, recordaba que él tenía el escroto y los codos arrugados.

Creo que todos hemos tenido que lidiar con gente que, habiéndonos prometido estar a una hora precisa, luego no aparece ni llama, y en el siguiente encuentro nos saluda como de costumbre, sin detenerse a dar la menor explicación, siquiera. Sabemos de padrotes cuyos hijos desconocen y tenemos “amigos” que, habiendo autorizado y pagado innumerables abortos, sin que les duela la conciencia, se mofan de los que tenemos “muchos hijos”.

Del mismo modo conocemos de quienes, después de negociar con los contrarios, a espaldas de su propio partido y ser burlados como niños en esos acuerdos; luego, imponer a su conveniencia los secretarios general y de organización de ese partido, irrespetando los resultados de las votaciones internas; más adelante reservar para los suyos la mayoría de posiciones al Congreso Nacional y terminar conduciendo a su parcela a la más vergonzosa derrota electoral, salen diciendo, en un spot publicitario, que son los salvadores de la organización a la que han estado hundiendo con su evidente menosprecio y sus actitudes traidoras.

También hay quienes han pasado años hablando de economía blindada, crecimiento económico, organización, visión y demás pendejadas, para luego de pasar meses organizando y anunciando un Censo Nacional, terminar firmando un decreto, el mismo día en que debía iniciar el empadronamiento, autorizando su posposición y admitiendo la ausencia de un presupuesto para los mismos.

Ha habido quienes, después de cuchumil años en el gobierno, cacareando a los cuatro vientos la bonanza económica del país y gastando dinero sin control, basados en esa supuesta bonanza, vienen ahora con el infeliz argumento de que el gobierno anterior sigue siendo el culpable del incumplimiento de la ley en lo relativo al 4 % del PIB para educación.

Esos son los mismos que argumentan, sin el menor empacho, que dar más dinero a la educación, sin un plan de acción, no sirve de nada, olvidando que tenemos un llamado Plan Decenal de Educación, por lo que, “a confesión de parte, relevo de pruebas”, dicen los abogados, dado que el desconocimiento de ese “plan” se cuenta entre el prontuario de responsabilidades incumplidas y -qué irónico, ¿verdad?- nos lo esgrimen ahora como una razón válida para irrespetar las leyes que ellos mismos han creado.

Y todavía nos preguntan, en espacio pagado a página completa, que si esa ley existe desde 1997, por qué es precisamente ahora cuando exigimos su cumplimiento... (¡¡Qué coooooo... ntestamos, señores!!??)...

Por eso es que, con los años, he ido entendiendo a León. Bien recuerdo que cuando le pregunté: “...¿cómo asi, profesor; qué tiene que ver la vergüenza con un virus?”, clavando sus ojos en mí, que, curioso, a mis catorce años, esperaba alguna respuesta científica, me contestó:

-Que a quien no tiene, no le da...

Aniversario Escuela de Pintura Miguel Mella, San Cristóbal, R.D.