martes, 8 de mayo de 2012

INSTITUTO POLITECNICO LOYOLA: 60 AÑOS INSPIRANDO VIDAS.



Revista INGENIUM / Editorial

En el 2012 nuestro IPL cumple 60 años de servicios desde San Cristóbal. 1952 una piedra, 2012 un edificio. Muchas manos amigas. Muchos corazones unidos. Mucha oración agradecida. Muchas lágrimas derramadas. Muchas alegrías compartidas. Muchos sueños realizados. Muchos fracasos celebrados.

Es tiempo de celebrar. Celebrar que Dios ha estado grande con nosotros y estamos alegres. El IPL nació de la Mano Omnipotente de Dios y sólo en El se conservará. Celebremos la vida suscitada en estos 60 años. Celebremos el gusto por la vida abonada en estas aulas. Celebremos la capacidad de aprender a aprender más allá de la academia. Celebremos el haber puesto nuestros talentos al servicio de los demás.

Es tiempo de dar gracias. Es tiempo de mirar hacia el futuro. Lo primero es dar gracias por los inspiradores de este instituto: P. Ángel Arias, Sj, y el P. Luis González Posada, Sj. En opinión de Monseñor Arnaiz, el primero fue “un hombre de hierro, disciplinado, organizado y exigente”. El segundo fue “un asturiano de inagotables energías, trabajador incansable, visionario y orador de alto vuelo”. Dar gracias por tantos otros jesuitas, profesores, administradores, personal de consejería que han dado su vida en esta institución.

Es tiempo de hacer un examen de conciencia. El examen en términos ignaciano tiene, entre otras, una intención de purificar el alma. Purificar el alma personal, el alma institucional. En 60 años es mucha la vida suscitada, pero también son muchas las distracciones que nos han desviado de la misión institucional. Surgen muchas tentaciones de sentarnos a gloriarnos de triunfos pasados o quedarnos paralizados, quejándonos de fracasos pasados.

Es tiempo de crear. El futuro del IPL esta en manos de Dios. Espero vivamos este aniversario como un tiempo de Gracia del Señor, como una verdadera oportunidad de revitalización personal e institucional. Una oportunidad de ser fieles a la intuición fundante para responder de una manera creativa a los desafíos de la educación en RD, la región caribeña y la gran patria Latinoamericana.

Enhorabuena esta doceava versión de Ingenium: Feria Técnica de Creatividad e innovación Loyola 2012.

Con sincero afecto.

P. Francisco Escolástico, SJ

Rector

CHAPITA (Viacrucis de un pueblo.1951)




Félix A. Mejía

Chapita era el mote con que se conocía al llamado Rafael Leónidas Trujillo Molina antes de su asalto al poder.

De ese momento en adelante, y hasta corto tiempo después, los que así osaron llamarlo pagaron con la vida esa confianza, pues chapita no es hombre de chanzas ni de contemplaciones.

La palabra chapa se ha hecho tan peligrosa en el país, que se ha desterrado del vocabulario popular, no ya para referirse a su persona, sino aún para cualquier otro uso. Pronunciar una palabra que tenga la silaba cha, como por ejemplo chata, es motivo de alguna reflexión, por temor a un lapsus linguae o a una mala audición.

Hay varias versiones en cuanto al origen de ese apodo, pero ninguna de ellas, sea cual fuere, puede tener nada de honrosa, una vez que tanto lo ofende, pues ha sido costumbre en todos los pueblos y en todas las épocas, apodar a ciertos personajes, sin que eso sea motivo de represalias, y mucho menos de muerte.

A Enrique I, fundador de la grandeza alemana, le llamaron el pajarero, porque estaba cazando con halcones cuando le fueron a anunciar su nombramiento. A Felipe el Hermoso, rey de Francia, le llamaron El monedero Falso, por haber alterado fraudulentamente la moneda. A Carlos VI, de Francia también El insensato, que es lo mismo que loco. A Enrique VIII, de Inglaterra, El Nerón Inglés. Andueza Palacios, presidente de Venezuela, fue apodado Mignon, y en Santo Domingo, al honorable Juan Isidro Jiménez Grullón, dos veces presidente de la República le llamaban Pan de Maíz.

¿Sabe alguien si alguno de esos personajes se enojase siquiera por esas lindezas, o si el presidente Jiménez, además, matara a nadie?

La versión más socorrida reza que, siendo niño se robó una chapa con la imagen de la Virgen de la Altagracia, lo que originó el mote de per jacum entre sus compañeros, no pudiendo sacudirse de él, como ocurre casi siempre; sobre todo si el puúlico se da cuenta de que al motejado le molesta.

Asi también lo llamaban los yanquis durante los días de la ocupación, los cuales lo distinguieron bastante por el ensañamiento que desplegara bajo sus órdenes en contra de sus compatriotas.

Traicionero congénito, delataba a los dominicanos que, en gesto patriótico, se lanzaban a la manigua en actitud de rebeldía frente a la oprobiosa ocupación. Puesto al frente de esas fuerzas con el grado de segundo teniente de la Policía Nacional Dominicana, salía presto en persecución de sus hermanos, y, cuando lograba hacer algunos prisioneros los ejecutaba inmisericorde, para dar pruebas al invasor, su Mecenas futuro, el que lo llevó hasta el grado de Mayor por recomendación de los instructores americanos durante el gobierno provisional de Vicini Burgos; y luego le dio su beneplácito para dar su salto de chacal a la Primera Magistratura del Estado.

Por ahora tenemos al cernícalo, que nace entre muchos polluelos gallináceos, y no bien ha salido del cascarón, cuando ya ha exterminado a sus hermanos de camada, mientras su instinto y su plumaje crecen para también exterminar a la pobre madre que desgraciadamente lo ha incubado.

CLÍNICA SAN CRISTÓBAL / 50 ANIVERSARIO





Reseña Histórica

La Clínica San Cristóbal fue fundada en el año 1962, por un equipo de cuatro médicos: DR. Miguel Martínez Collado (Cardiólogo), Dr. Rafael Rodríguez Mota (Ginecólogo), Dr. Pedro María Shepherd, Dr Julio Cesar García (Cirujano), más tarde el Dr. Julio Cesar Francisco se convirtió en el único propietario y constituyó una compañía formada principalmente por familiares y amigos la cual llamó García Harootian S.A.

La empresa operó bajo ese esquema por más de tres décadas y en la medida que la comunidad de San Cristóbal crecía el Dr. García y la clínica se afianzaban en el mercado local y regional. Para ello se rodeó de un excelente cuerpo médico con amplia experiencia profesional tanto en la provincia como en el resto del país.

Al transcurrir la década de los ochenta un grupo de médicos que había llegado a la clínica bajo contratos de consultorio decidieron formar una compañía que llamaron Atenciones Medicas Dominicana, formada por 10 médicos dentro de los cuales podemos mencionar al Dr Ángel Díaz de León, Dr. Chahín, Dr Benjamín Uribe, Dr Ramón Matos Nina, Dr. Martínez Collado, entre otros. Estos comenzaron a trabajar la idea de algún día comprar la clínica San Cristóbal, más tarde se unieron 27 médicos más. El 5 de diciembre de 1993 se materializaron las negociaciones y la clínica paso a mano de Atenciones Dominicana S.A.

La compañía constituida por 37 accionistas descargó sus funciones en un consejo de administración, compuesto por 7 accionistas, y éste a su vez formado por un presidente, un vicepresidente, un secretario, un tesorero y 4 vocales; además se designó un director médico y un administrador.

La primera gestión administrativa de la compañía estuvo a cargo del Dr Ángel Díaz de León (Anestesiólogo) quien asumió funciones en el año 1998.

En principio la clínica San Cristóbal contaba con un solo edificio en donde realizaba todas sus actividades, éste fue sometido a varias remodelaciones; Al pasar de los años con el aumento masivo de la demanda de servicios ésta amplía sus instalaciones con la creación de un nuevo edificio que llamó edificio profesional AMEDOSA, el mismo fue inaugurado formalmente en el año 2003 y cuenta con una estructura de primera calidad en la que brindan más de 30 especialistas en las diferentes ramas.

De igual forma la clínica ha hecho inversiones cuantiosas en el área de laboratorio e imágenes dotándose de equipos de primera calidad con tecnología de punta que sumados a un capital humano eficiente nos permite brindar un servicio acorde con las exigencias de nuestros clientes.