sábado, 20 de octubre de 2018

EL CUENTO SICOLÓGICO




El Creador del Cuento psicológico

LETRA GRANDE.- En los círculos literarios se afirma que el creador del cuento sicólogico en la Republica dominicana es usted. ¿Está de acuerdo con esa afirmación?
VIRGILIO DIAZ GRULLON.-Para mí el creador del cuento sicológico en la República Dominicana es Ángel Rafael Lamarche; pero Ángel Rafael Lamarche publicó prácticamente toda su producción en el extranjero. Aquí solo público un libro que llamo “siempre”, que era una serie de rememoraciones, de recuerdos, de añoranzas de su madre que acababa de morir. El resto se publicó en puerto rico, estados unidos y otros países. Esto tuvo como consecuencia que Ángel Rafael Lamarche no fuera lo suficientemente conocido y estudiado por nuestros críticos y literatos; y, en consecuencia, su incidencia tanto en la introducción del elemento sicológico en el cuento  como en la urbanización del cuento, o sea la traída del cuento del campo a la ciudad, no sea muy conocida. Yo creo que si hay que buscar u precursor del cuento sicológico en nuestra literatura ese sería Ángel Rafael Lamarche.

LG. ¿Entonces usted es el continuador del cuento sicológico?

VDG.- Yo sería el continuador. Incluso los primeros cuentos… no los primeros, pero si la segunda serie de cuentos que yo publiqué bajo el título de “Crónicas del Altocerro”, fueron muy influenciados por él. Ya había publicado “Un día cualquiera”, que a Lamarche le había llamado la atención y me procuró, me buscó. En esa época el no salía.  Se pasó los últimos años de su vida sin salir de su casa. Vivía con su hermana María Blanca Lamarche, que era profesora del Conservatorio compañera en esa época de mi esposa Aida. Yo recuerdo mis visitas a su casa. Vivía ahí en la César Nicolás Penson. Yo le llevaba mi manuscritos del segundo libro y el me hacía observaciones, me daba consejos y, realmente, su influencia sobre mi fue bastante importante, aun cuando mi interés en el cuento sicológico es previo a mis contactos con Ángel Rafael Lamarche. De Ángel Rafael Lamarche yo concia uno de sus cuentos que se incluyó en la antología de cuentos en Santo domingo de Sócrates Nolasco. El cuento se llamaba: Así era él”. No sé si tú lo recuerdas... y ahí tú ves claramente la preeminencia del factor sicológico. En realidad, un día cualquiera es sobre todo, una colección de doce cuentos donde, para destacar la importancia que yo le doy al elemento sicológico, se relatan acontecimientos que siempre son cotidianos, triviales. Y lo importante no es el acontecimiento en sin que se relata, sino la reacción sicológica del personaje que es protagonista o que se enfrenta a estos hechos. Entonces los hechos vienen a ser el pretexto para que la personalidad, el carácter de ese héroe, o anti héroe, se ponga de manifiesto. Naturalmente, sin la intervención del autor. Es decir, el autor se limita o yo me limito a presentar la reacción y describirla, sin intervenir directamente, para que fuera el lector el que interpretase por qué reaccionaba de esa manera. Recuerdo que en la introducción del libro, yo decía que el lector que leyese estos cuentos iba a estar como alguien que se sienta frente a la puerta de su casa y ve pasar una persona frente a esa puerta; no sabe de dónde viene, no sabe dónde va; pero mientras pasa a través de la puerta él tiene la visión fugaz de esa persona. Entonces con cada uno de esos cuentos está destinado a que esa visión fugaz, ese paso así, raudo, por frente a esa puerta, tenga los elementos suficientes como para que el lector interprete no sólo de dónde viene, sino adónde va.

Ese es el propósito, digamos la meta, de esos cuentos, y por eso yo considero muy acertada su calificación de cuentos sicológicos: Ahora, lo que yo si rechazo, porque me parece injusto aceptarlo, es que se diga que yo fui el primero en escribir cuentos de ese tipo, existiendo el precedente de Ángel Rafael Lamarche.

Letra Grande. Año I. No.3. abril de 1980.

POR EL BIEN DE NUESTROS HUESOS / Juan R. Quiñones




Aquí nadie la esperaba. A ella la trajeron desde lejos. La presentaron con cara y voz de asesina, pero era buena. La obligaron a decir en silabas rápidas: “Mátenlos, mátenlos, mátenlos”. Los nativos no entendían, pero vieron que los hombres que la conducían eran crueles y huyeron a las montañas.

Aunque ella pertenecía a los hombres que la trajeron, no era prostituta. Sí era manejable, dócil, sumisa y obediente, y siempre estaba dispuesta a decir: “Protéjanlos” y otras palabras hermosas, pero se lo impidieron.

La trajeron desaliñada. ¿Quién iba a pensar que, poco tiempo después, un hombre le reconocería su valor y le daría gracia y estilo y que ella engrandecería los méritos de muchos hombres y de muchos países?

Han pasado los años. Los nativos murieron, los hombres murieron. Pero ella permanece aquí, en todas partes. ¡Y parece que está ausente! ¿Debemos buscarla y disfrutar de su belleza? ¿Entonces le permitiríamos decir: “Amor, protección, trabajo, estudio, patria mía”? Los educadores deben llamarla, dirigirle un telegrama, pedirle que se presente urgentemente a los centros educativos, conversar con ella detenidamente y decirle: “Ya no eres ninguna extraña. Vamos a trabajar duro. Hacemos que se nutran de tí hasta los huesos de los estudiantes, por el bien de ellos y de las futuras generaciones. Nuestros jóvenes conocerán las hermosas palabras que te palpitan en las entrañas, la Lengua Española”.

Letra Grande. 2da. Edición. No.2. 1980.

domingo, 14 de octubre de 2018

HECHIZO DE LLUVIAS Y OTROS CONJUROS / Ramón Mesa




Prologo/ Frgamento / Jesús Cordero.

En cada verso escrito o por escribir habita un ser que muda en medio de nuestras palabras, despertar ese ser es encontrar el poeta, sus mundos interiores y sus alocadas verdades. De lo soñado que rompe definitivamente con la logicidad del animal eterno. Ese animal que somos cuando nos despedimos del mundo en que todos están para estar en el que no bastan las significaciones  comunes, ni los idiomas, ni los gestos, ni los acostumbrados decesos fortuitos para el que espera con extrañeza la otra mitad de esta vida.

Poetizar siempre será un acto desvelador, un acto arriesgado, un acto sumamente conspirativo; una revolución constante, una lucha tenaz contra todo y muy específicamente contra uno mismo; uno que resulta ser el más cruel de los adversarios.

Pero como enfrentar esta poética, como arrancar de cuajo sus estructuras básicas con la clara determinación de quien construye, barra por barra, su propia cárcel, como quien vomita corazones estrellados, como quien arrastra entre cadenas y púas todas las almas juntas.

En Mesa poetizar es desalmacenar, escupir sobre cualquier materia el caos que se ha formado durante años de ver o vivir horrores, golpes desamores, humillaciones, muertes, pasiones, hambres, penas, escases, heridas, desapegos, lagrimas, traiciones costumbres, impotencias, y otros amplio rosario de situaciones que afectan, y deben afectar directamente al escribiente, poeta de estas sociedades.

Esta poética puede ser el principio o fin de un universo cargado de sueños jamás un espacio común nunca un encuentro feliz. Siempre el destino de consultas para las ideas y pensares colectivos.

En mesa, el sur es una poética. El sur es una poética que nació redonda como tierra sembrada de nombres, salves, bacas y espíritus solitarios que arrastran cadenas, largas y ancestrales. El sur es su propia multitud arrinconada siempre, brutal, como el cuero de sus tantas heridas. Sutil como el corazón enorme de la noria donde el indio más joven se robaba los ojos de quienes lo veían cortar en dos el arcoíris del charco.

Esta poética se basa en los principios fundamentales; destrucción, Construcción, cada uno en su forma y fondo sirve de medio para la irreverencia del todo y de sus partes. Es una burla no de los temas, muchos hasta sacrosantos, sino de la forma en la que pueden ser tocados, trabajados en el poema:

Porque sabemos secretamente
Que dios no ha inventado el cielo
Y ha venido con una lámpara
A ensayar mi nombre con carne de alfabeto
(Fragmento del poema “manténganse fuera del alcance de los niños)

¿Cuánto hay que vivir para escribir un verso? ¿Cuánto hay que morir para escribir un verso? ¿En cuántas partes hay que dividirse y dividir el mundo de la manera que permita su estudio, su vivir y su vivir en el escrito que es realmente la dimensión poética a la que se aspira? ¿Cómo se consigue la estatura del sueño, como se acostumbra uno a no tener razón aunque la tenga, a no vigilar el mar ni sus olas que predican sobre el sexo de la espuma?




El amor es un misterio 2015
Primer misterio
(Devoción de la noche)

ASOMATE ¿ve?, nunca creíste que se pudiera ver el jardín por una herida. No es un decir. Ningún camino es estrecho. Ninguna palabra tampoco, aunque en ella no quepa tu nombre ni tu sonrisa, ni el beso de repente, ni yo mismo. Ningún camino es suficientemente corto como para exigir sus propios pasos, aun sean a ciegas, como cuando lamia tus senos, igual que un perro poseído lame la luna.
La noche boca arriba
También es una trampa.

Sé que nuca creíste estas cosas, estas heridas tan hondas, tan íntimas, tan hacia mí mismo, que te anulan de toda culpa, como si fuesen un pozo blanco donde te lavas las manos después del polvo, después del cansancio mi corazón al y el hastío. En mi corazón algo pesa más que la sangre, más que el agua que gota a gota borra la ventana, para cada silueta, cada atisbo de ti.


 Hechizo de lluvia 2015

El nombre de la rosa

El nombre de la rosa se hizo canto molido
cadáver devorado por las polillas de la historia
fue así como se volvió silaba el papel y sangre en cada
huerto, en cada recodo del jardín
al filo del amor,
símil perfecto de la burbuja,
mueca infalible de lo eterno.

El nombre de la rosa se hizo luz,
en el florecen las piedras que arruinan su ternura,
fragmentos de sangre azul turquesa,
hojas y pétalos de hule.

Así esta escrito,
el nombre de la rosa es de vidrio y trae silabas descalzas
de polen así lo predice la savia oculta entre las alas
de las mariposas que emigran.

Es tan bello el nombre de la rosa, que no admite escaleras.

El nombre de la rosa no es un quejido de goznes
enmohecidos
Pero cuanto duele pensar a secas en su olvido

El nombre de la rosa tiene en sus petalos
un dejo de lagrima y perfume,
éxtasis que no cabe en una gota de cosas tristes
ni de amago sobrenombre para los difuntos.

El nombre de la rosa está escrito desde la memoria agreste
del papiro, desde la infancia de la cal y la arena
donde el propio nombre de la rosa
fecundó el mito abstracto del amor y los abismos.

El nombre de la rosa se desgarra bocarriba
cuando el alba dicta sus temblores,
Mientras acumula su belleza la paciencia del rocío
el nombre de la rosa es un culto a lo breve,
un despojo de sí misma.

Ya ves,
nadie graba una lápida en nombre de la rosa,
o en nombre de los pétalos que aguardan en su corazón tu
olvido.