miércoles, 9 de junio de 2010

Venezuela: Fallece trompetista dominicano Porfi Jiménez


The Associated Press

CARACAS -- El trompetista y compositor dominicano Porfi Jiménez, que puso a bailar al público venezolano durante décadas con sus interpretaciones de los más variados ritmos tropicales, falleció el martes. Tenía 82 años.

Su hija Marita Jiménez confirmó a la prensa su fallecimiento e indicó que, desde hace tres meses, se detectó al músico una "infección en el duodeno" que derivó en una "septicemia que se regó". La Septisemia es una infección generalizada por presencia de bacterias en la sangre.

Jiménez encontraba hospitalizado desde hace 20 días y el martes por la tarde sufrió un "shock séptico", agregó su hija.

Con su trompeta, el artista nacido en 1928 en el pequeño poblado dominicano de Hato Mayor del Rey, llegó a Venezuela como parte de una gira internacional de la orquesta de Rafael Minaya en 1954.

"Eché raíces en este maravilloso país. Venezuela se me metió en el corazón rápida y para siempre", dijo Jiménez a la prensa durante un homenaje en el 2008.

Entre 1955 y 1962 formó parte de muchas de las más populares orquestas del país, incluyendo las dos nacientes televisoras privadas venezolanas RCTV y Venevisión. En el ínterin estudio en la prestigiosa escuela de música de Berklee, en Boston, tras lo cual se sumó como arreglista y productor de Velvet, una empresa disquera que daba sus primeros pasos en Venezuela.

En 1963 finalmente formó su propia orquesta. Durante más de cuatro décadas, "Porfi Jiménez y su Orquesta" cosecharon numerosos éxitos como "Chivo Florete" y "Consentida", "Dolores" y "La hierba se movía", que han sido bailadas por varias generaciones de venezolanos y en países como Colombia, entre otros países de América Latina.

Le sobreviven su esposa Pura de Jiménez y sus hijas Marita y Zoraida

La conducta de riesgo en los/as adolescentes



Licda. Wendy de la Cruz

¿Porqué correr riesgos es emocionante para los/as adolescentes?

Cada día escuchamos como las noticias nos hablan sobre el incremento de la delincuencia, la violencia y el uso de sustancias narcóticas en jóvenes dominicanos/as, problemáticas estas que constituyen el malestar de la vida moderna. Hace unos días estuve visitando algunas provincias de nuestro país y pude observar con tristeza el cambio que han dado, por ejemplo, las actividades que se desarrollan en los parques, ya no son lugares ideales para la recreación sana, sino más bien zonas propiciadas para toda clase de actividades en detrimento de lo anterior, allí usted se encuentra con adolescentes de 13 años en adelante consumiendo bebidas alcohólicas o los ve pasar una y otra vez, a toda velocidad en una moderna motocicleta, muchos de ellos acompañados por una joven mas o menos de la misma edad.

Las estadísticas nos muestran como crece en la población juvenil y adolescente el número de personas con Infecciones de Transmisión Sexual, embarazos no deseados, infección por VIH, abortos, deserción escolar, drogas y delincuencia. La conducta de riesgo en los/as adolescentes, convierte este grupo en uno de los de mayor vulnerabilidad ante estas situaciones. ¿Por qué tantos adolescentes manifiestan conductas de riesgo que ponen en peligro su salud y hasta su vida?

El periodo de la adolescencia se considera en sí mismo un periodo de riesgo, pues en este suceden constantes cambios tanto en el desarrollo físico, psíquico y social del adolescente, como en el marco familiar en que éste se desenvuelve. En el proceso de socialización, los adolescentes incorporan desde la familia y su contexto social valores, creencias, actitudes, aprendizajes y experiencias afectivas que van construyendo su personalidad y que influyen en las conductas o comportamientos emitidos.

Existen factores sociales e individuales, que varían de una persona a otra, que originan o influyen en estas conductas de riesgo en los/as adolescentes y que no necesariamente constituyen la causa de las mismas. La historia personal, las formas de afrontamiento a las situaciones, el grado de capacidad y flexibilidad cognitiva para la resolución de problemas, las oportunidades que ofrece el medio y su nivel de integración al mismo etc...

Uno de los factores de riesgo más influyentes en esta etapa es precisamente la conducta de riesgo propia de la adolescencia. Los/as adolescentes no siempre perciben el riesgo como tal, tienden ha ser egocéntricos, en su imaginación no se perciben expuestos a ningún riesgo, por esta razón actúan como si la realidad no importara o no existiera, se sienten diferentes, especiales y mejores que los/as demás.

Por otro lado, no siempre las conductas de riesgo son negativas, pues en cierta medida permiten desarrollar habilidades necesarias para lograr pasar con éxito a la etapa adulta, les permiten cuestionar normas, valores vigentes, aprender a afrontar situaciones de ansiedad y frustración.
Cuando el comportamiento del adolescente le coloca en una situación de riesgo, es decir, le lleva a poner en riesgo su salud o su vida, afecta su integridad o pone en juego la vida de otros, estamos frente a una conducta de riesgo.

El papel de la sociedad no es menos importante en todo este proceso, la familia, los grupos de pares, los medios de comunicación, el contexto sociocultural en el que se vive constituyen factores de gran influencia. La rapidez con que se lleva la vida hoy en día lacera fuertemente las relaciones en la familia, algunos padres y madres preocupados/as por lograr una estabilidad económica que brinde oportunidades de desarrollo y educación adecuada a sus hijos sacrifican con frecuencia el tiempo de calidad que dedican a la familia, otros simplemente, no se enteran de la gran responsabilidad que tienen a su cargo.

La sobreprotección puede generar ansiedad por sentimientos de culpa y cuando se da de manera autoritaria, rebeldía y desobediencia. La crianza basada en imposiciones y autoritarismo tampoco es la más adecuada pues cuando se limita el desarrollo de la independencia, igualmente se afecta la personalidad y se pueden estar generando en el/la adolescente respuestas como enfrentamientos con la figura autoritaria y pérdida de la comunicación con los padres. La permisividad restringe la visión clara de límites favoreciendo conductas inadecuadas. La violencia física y verbal provoca fuertes daños a la autoestima y puede vedar en gran medida la comunicación familiar. Un ambiente familiar que no proporcione manifestaciones adecuadas de afecto, que ofrezca frecuentes regaños inmotivados, amenazas o castigos, en donde no se respete la privacidad de cada persona constituye un factor de riesgo. Lo mismo sucede con el tema de la sexualidad cuando no se proporcionan las informaciones adecuadas debido a la existencia de prejuicios, creencias, mitos y tabúes queda limitada la comunicación en este sentido y los/as adolescentes pueden verse obligados/as a buscar informaciones o a inventar sus propias respuestas formándose al respecto juicios erróneos.

En cuanto a los medios de comunicación, cada día sale un nuevo anuncio en la TV. o una nueva canción, con mensajes que lejos de formar, deforman y descalifican los antiguos valores y normas establecidos por nuestros antecesores que, quiérase o no sí tuvieron sus puntos positivos, no es menos cierto que las oportunidades que ofrece los avances de la tecnología por medio del Internet, los celulares etc. pueden convertirse en amenazas si no se utilizan adecuadamente.

La familia es la base para la construcción de las fortalezas necesarias y suficientes para poder crear un individuo íntegro, sano, crítico de sí mismo y de las situaciones que le acontecen, capaz de transformar su realidad para su beneficio y el de los demás, las experiencias que se viven en ella, afectan el desarrollo de la personalidad e influyen en la toma de decisiones en la vida. Un soporte familiar adecuado facilita la solución a los problemas y brinda mayor oportunidad de superación y crecimiento personal, muchos jóvenes al no contar con estos instrumentos y fortalezas, se dejan llevar por las influencias del medio, hacen elecciones equivocadas, manifestando conductas que les pueden causar serias consecuencias en su vida, en su futuro. Cuando no se tienen claras las cualidades y limitaciones que como seres humanos todos/as tenemos es difícil proponernos un plan de vida, una meta y mucho más difícil es cumplirla.
TERAPIA. Revista No3. Centro de Intervenciones Psicoeducativas.Azua.República Dominicana. 2008

Patrones conductuales de niños y niñas de 6 a 12 años afectados por duelo en la provincia de Azua.



Licda. Maritza Espinal Cruz

El duelo como temática, pertenece al campo de la ciencia humana y de la ciencia psicológica en términos particulares, representa un campo importante de estudio que generalmente es muy poco explorado y tratado por profesionales de área e investigadores.

La Licda. Maritza Espinal define el concepto de duelo, en su tesis de master en Psicología Clínica, como el resultado de una crisis derivada de la pérdida de un ser querido y vivida por las personas que le sobreviven con independencia de las características culturales y socioeconómicas de los/as implicados/as, que desencadena una serie de sintomatologías (físicas, psicológicas y sociales de intensidad y duración variable).

Los trastornos conductuales que se producen a partir del duelo en niños/as entre 6 y 12 años, en gran medida se convierten en `problemática social, máxime cuando de toda conocedora del tema es sabido que los tratamientos que le dan no ayudan mucho a mejorar su situación.

Por las observaciones de duelo que se han hecho en niños/as, las principales manifestaciones se expresan en:

-Recurrencia frecuente de pesadilla.
-Bajo rendimiento.
-Aislamiento.
-Alteraciones en los hábitos alimenticios.
-Depresión.
-Negación.
-Sentimiento de culpa.
-Hiperactividad.
-Agresión.
-Idealización.

Hemos observado que el duelo se maneja en nuestra cultura de manera inadecuada donde los adultos suelen inhibir la expresión sana de los sentimientos de los niños/as transmitiéndoles mensajes como estos:

Tu papa se fue al cielo
Tienes que ser fuerte.
Recuerda que eres el hombre de la casa.
Tu mamá se fue a un largo viaje.
A las personas buenas como tu padre, Dios las manda a buscar.

El profesional que trabaja duelo debe propiciar un ambiente de confianza en que la persona sea capaz de vivir su propio proceso.

Tomado de la tesis de Grado de Maestría en Psicología Clínica e Investigación de la Licda. Maritza Espinal.
TERAPIA.Revista no3. Centro de Intervenciones Psicoeducativas. Azua. República Dominicana. 2008.