sábado, 2 de mayo de 2020

DIALOGO CON VICENTE VAN GOGH / FRANCISCO MATOS PAOLI.



COLOQUIO. Sábado 3 de Noviembre de 1990. No 84.

Vicente Van Gogh me confeso un día sin día, en que estaba cerca de mí: - Yo nunca estuve enfermo. Al revés, estuve loco, que es algo distinto. Porque la locura nada tiene que ver con la torpeza humana, con la estupidez banal. Y el necio, el que corrobora los sentidos como ultimidad del ser, es el verdadero enfermo.

Yo recapacite sobre el abismo-abismo o ruptura aparente que había en esta confesión. Y no quise volverme violento contra aquel demente genial. No me llene de resquemor o de odio. Y entonces, exigí mayor dosis de comunicación con la locura, porque esta, sin duda alguna, es una especie de lenguaje que posee su lógica arbitraria.

Vincent Van Gogh, anheloso de expresarse conmigo, me susurro:
-Este amarillo intenso de mi pintura, que no ha sido prometido a nadie, sino a Dios y a la Virgen María, y que no obedece a la parodia tictactera de reloj, ni a la costra especializado donde estoy preso, nada tiene que ver con la impiedad   que me arrastra al artificio impío, y ya ebrio, roto y cansado, en la hoja seca.
Yo, al principio, reaccioné negativamente contra el loco de van Gogh, no quise proseguir el dialogo, estaba completamente confundido con aquella elocución de la Edad Media, tan cristocéntrica, tan habilidosa de afanes celestiales. Y entonces, fuera de mí, recrimine a mi amigo y colega Van Gogh, y referí una frase hiriente contra el:
-¿Te alejas, coño, del imán estentóreo, sumiso, recalcitrante, borracho, histriónico, de la tierra que te cobija y de da ser?
Vicent Van Gogh no se dejó vencer de mi invectiva inútil, y con la oreja vaciada e inmolada en la mano, m contesto benignamente, con una placidez mística, en donde no había halito de tragedia alguna:
-Yo no. Yo nunca me alejo. No soy el rumbo enfermo, encontradizo, disperso, instituido y mecido en la falsa libertad de la hoja seca…
Con esta última anticonvencion del dialogo, Vincent Van Gogh se fue y no se fue. Como criatura genial, quedó adherida, no solamente a mi invocación perenne. La presencia de aquel loco sublime había triunfado: era evidente, pues.

viernes, 1 de mayo de 2020

De cómo soportar los apagones y hasta disfrutar de ellos o viceversa / Carlos Esteban Deive.



COLOQUIO. Sábado 10 de noviembre de 1990.No 85.

Si no puedes evitar una cosa, disfrútala. Este consejo, que me diera hace tiempo un viejo y querido amigo, viene al pelo a propósito de los apoteósicos apagones que tan gentilmente nos regala la corporación Dominicana de Electricidad, lo que siempre es de agradecerse.

Debo confesar que con los apagones ocurre algo muy curioso, y es que cuando decrecen en intensidad-lo que por suerte nunca pasa-, los echo de menos. Uno ya está demasiado viejo para cambiar de costumbres, y si los apagones desaparecieran, Dios no lo permita, me sería imposible adaptarme a la nueva situación De ahí que tiemble vergonzosamente cuando el relacionador público de la CDE anuncia eufórico un aumento en la cantidad de kilovatios de sus plantas- las de la CDE, no las del relacionador.

Como todo en la vida, los apagones tienen su lado bueno y su lado malo, y al revés. Gracias al lado bueno, la historia ha recogido para la posteridad entre otros casos que pudieran citarse, el célebre grito de Goethe: “¡Luz, más luz! EL SITRACODE teutrón de entonces también fuñía lo suyo.

La mejor manera de soportar los apagones y hasta disfrutar de ellos consiste en armarse de paciencia. Para lograr tal cosa son necesarias dos cosas; armarse y tener paciencia. La primera, armarse, es relativamente fácil y no requiere de mayores explicaciones. Basta con armarse, y ya está.

La segunda, es decir la paciencia, ya es más peliaguda, pues existe un gran desabastecimiento de ella y para conseguir solo un miserable par de libras, trátese de paciencia blanca o parda, hay que hacer cola, a menos que usted quiera pagarla a sobreprecio en el mercado negro-la paciencia, no la cola.

Las colas, justo es dejar constancia de ello, también tiene su lado bueno y su lado malo, y al revés. Las colas nos ofrecen la insospechada oportunidad de enriquecer nuestro léxico con epítetos contra el gobierno que no figuran en el “Diccionario Secreto” de Camilo José Cela.

Una vez que usted se ha armado de paciencia conviene que tenga cuidado y no se le suelte un tiro, porque si le aconteciera tal desgracia tendría que apañarse más paciencia para purgar veinte años de cárcel. Mi consejo, pues es, que cuando usted ande en la calle armado de paciencia, le ponga el seguro.

Obviamente, armarse de paciencia tiene igualmente su lado bueno y su lado malo, y al revés. El lado bueno es que usted vive armado de paciencia, cosa que en estos tiempos de crisis es tan de agradecer como los generosos y pródigos apagones que nos concede la CDE.

Otro consejo a tener en cuenta es el siguiente. Si usted ha tenido la precaución de armarse de paciencia, no la suelte. Recuerde que vale más paciencia en mano que ciento volando, o que paciencia que se duerme se la lleva la corriente. Claro que eso que se la lleva la corriente es un decir, porque la corriente, por estos predios, ya ni siquiera se la dan a uno de cuando en cuando: se la enseñan.

Ya con la paciencia bien amarrada, usted podrá disfrutar del escalofriante placer de adivinar el momento en que ocurra el sospechoso apagón, sobre todo cuando está viendo “Eridania y la virgen conculcada”, su telenovela favorita. ¿Sucederá en el instante en que la protagonista, toda emocionada ella, está a punto de descubrir en el supermercado un paquete de fideos con el precio anterior a la primera alza de la gasolina? Yo le aseguro al lector que la emoción, el “suspense”, el gozo que se experimenta cuando el apagón acontece el momento en que usted lo ha adivinado, son inenarrables.

Los apagones proporcionan muchos gratos placeres. El de no verle la cara a la suegra, por ejemplo. O el de meter el pie en un charco de agua cuando camina por una calle oscura como boca de lobo, como me paso a mí la otra noche. ¡Qué gozada, madre mía! Eso sí, por favor, pague el recibo de la luz. No sea tacaño.









jueves, 30 de abril de 2020

LA PRIMERA NOVELA DOMINICANA / MIGUEL COLLADO.



COLOQUIO. Sábado 9 de diciembre de 1989.No 37.

A pesar de que desde hace mucho tiempo disponemos de datos referentes a novelas publicadas por Alejandro Guridi (1983-1906) antes de 1856, se considera a El Montero (1856), de Pedro Francisco Bonó (1828-1906), como el punto de partida de la producción novelística en la literatura dominicana. Pero ocurre que recientemente hemos localizado un extenso fragmento de la novela Cecilia, publicada por Angulo Guridi, en 1853, en el periódico el progreso. A ella y a las demás obras del autor de Los amores de los indios nos referiremos más adelante.

Supuestamente Alejandro Angulo Guridi publicó en 1841 la novela La joven Carmela. Sobre esta publicación existen dudas, debido a que dicho texto todavía resulta desconocido y nadie ha podido decir lo que ha leído.

De la joven Carmela don Virgilio Alfau duran incluye en sus apuntes para la bibliografía de la novela en Santo Domingo (1853) el siguiente asiento bibliográfico Angulo Guridi, Alejandro (1823-1906).
La joven Carmela, (novela) ¿Publicada?1841.
El autor solicitó permiso para publicarla en noviembre de 1941(Trelles)”

Alfau Duran cita la obra Ensayo de bibliografía cubana de los siglos XVII y XVIII (Matanzas: Imp. El Escritorio, 1907) del autor cubano Carlos M. Trelles, quien incluye una bibliografía dominicana contentiva de 230 títulos, l cual aparece en las páginas 195.228.

También mencionan dicha novela Joaquín Balaguer en su Historia de la Literatura Dominicana (1956): Diógenes Céspedes en sus estudios sobre literatura, cultura e ideologías (1983): y Néstor Contin Aybar en el tomo II de su Historia de la Literatura Dominicana (1983).

Balaguer afirma que la impresión de la obra del menor de los hermanos Angulo Guridi fue  autorizada en 1841: y Céspedes considera que “si se encontrara” el texto La joven Carmela “se pudiera hablar de la primera novela dominicana”.

Otra novela de Alejandro Angulo Guridi de la cual tenemos noticias es ;la titulada La venganza de un hijo, que su autor publicaría en 1842.

También esa novela es reseñada en los “apuntes…” del enjundioso investigador Alfau Duran, quien informa que la misma fue escrita por Angulo Guridi en colaboración con Francisco J. (Cuba) en noviembre de 1842 e impresa en la imprenta El Eco de Villa Clara.

Tanto Contín Aybar como Balaguer confirman la versión  de don Vetilio Alfau duran.

Sobre la tercera novela de Alejandro Angulo  Guridi, Los amores de los indios (1843), Balaguer, en su obra citada, dice: “la novela corta Los amores de los indios (es) una de las obras con que se inicia en América la Literatura Indigenista”.


Marcio Veloz Maggiolo, en su libro Cultura, teatro y relatos en Santo Domingo (1972), menciona dicha obra cuando, refiriéndose al origen de la novela dominicana, afirma: “La novela dominicana no nace propiamente en Santo Domingo, sino en Cuba, con las publicaciones de Alejandro Alejandro Guridi: Los amores de los indios (1843).

En su Panorama histórico de la literatura dominicana (1945) Max Henríquez Ureña hace la siguiente aseveración: No hay noticia de ninguna narración escrita por un dominicano que sea anterior en fecha a Los amores de los indios..”

Pero es Cecilia (1853) la última novela publicada por Alejandro Angulo Guridi y la que, gracias a los datos obtenidos de los valiosos “Apuntes...” de don Vetilio Alfau Duran, hemos podido localizar y reproducir, en parte, en el Archivo General de La Nación.

Dicha novela apareció incompleta, como folletín recortable, en el semanario dominical El progreso, en los números 1.3 y 5.8, comprendidos entre el 20 de febrero de  1853 y el 10 de abril de ese año. En el número 10, correspondiente al 24 de abril del año indicado, apareció una nota de prensa en la que los editores del periódico, que circulaba en Santo Domingo, pedían excusas a los lectores de Angulo Guridi debido a que la publicación de la novela sería descontinuada a causa de las múltiples ocupaciones del autor.

Es importante señalar que Angulo Guridi dice, en la introducción de la obra, haber publicado antes su novela Cecilia en el periódico El Eco de Villaclara, en Cuba, “y que, reformada y con más extensión presento a los lectores de El progreso, Es decir, el precursor de nuestra narrativa publicó su obra en el 1851 o antes de este año, que fue la fecha hasta la cual permaneció en cuba. Al año siguiente vendría por primera vez a República Dominicana.

Cabe señalar entonces que, por el momento, y hasta tanto no aparezcan los textos de Alejandro Angulo Guridi correspondientes a 1841, 1842 y 1843, habrá que considerar como primera novela dominicana no a El Montero, de Bono, sino a Cecilia, de Alejandro Angulo Guridi, sin que ello en modo alguno que dejemos de reconocer la importancia y la trascendencia que en termino sociológico e histórico - literarios tiene la primera novela de un autor criollo en la cual  se trata de un tema tan verdaderamente dominicano como lo es el referente a la montería en el siglo pasado.

Sobre los textos de Alejandro Angulo Guridi y también sobre los de su hermano Francisco Javier Angulo Guridi (1816-1884) Diógenes Céspedes, en su obra citada, opina que los mismos “sean de buena o mala calidad, deberían comenzar a publicarse sin excepción”. Estamos plenamente de acuerdo con el destacado critico dominicano, quien además afirma que las novelas de los hermanos Angulo Guridi “tienen el curioso mérito  de ser nuestras primeras novelas pero al mismo tiempo también  el de ser iniciadoras, en América, dela literatura indigenista”.



miércoles, 29 de abril de 2020

Personajes del Arte y la Cultura Sancristobalense: SIMEON FAMILIA





SIMEON FAMILIA. Hombre trabajador  así  como también un ejemplo a seguir por familiares y amigos. Sus trabajos tienen dos vertientes: el aspecto sociopolítico, el aspecto humorístico no obstante en la mayoría de los casos hace una mezcla de ambos. Nacido en San Juan de la Maguana, hijo de padres campesinos, los que emigraron a San Cristóbal en 1966. Desde niño escuchaba a su padre Silvilio Familia, cantar coplas, plenas y décimas. En 1975 se integró al Club Sol Naciente y al grupo de teatro “Los Corrales”, que posteriormente dirigió .Como actor, impresionó la comunidad siendo protagonista de la obra “A mitad del Camino” de la autoría de Efraín Castillo y dirigida por Elizardo Puello.

Posee  Título de Agrimensor en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), y estudios de Derecho en la Universidad Eugenio María de Hostos (UNIRHEMOS), junto a la riqueza que aporta la cotidianidad han moldeado su condición de Poeta Popular de San Cristóbal, escribiendo temas de corte social salpicados de refranes, usos y costumbres repletos de un lenguaje coloquial, pero sin olvidar el aspecto artístico literario de cada tema.

 El decimero Simeón familia ha recibido varios galardones los cuales citamos a continuación:

a) Mención Honorífica en el Primer Concurso de Décimas Juan Antonio Alix
(Auxílieme, Presidente)
b) Premio a la Excelencia Empresarial Sancristobalense
c) Premios Arte y Cultura (varios)
d) Diploma de Reconocimiento de la Secretaría de Estado de Educación, Bellas Artes y
Cultos, día Internacional de la Juventud por su aporte a la sociedad como Joven
Ejemplar.

En el 2006 viaja  a la hermana República de Cuba, enviado por la Secretaría de Estado de Cultura para representar su país en lo que respecta a la Décima, en el marco de una nueva edición del Festival del Caribe que anualmente organiza la Casa del Caribe en la heróica ciudad de Santiago.

En esta oportunidad participó en la jornada Cucalambeana que organiza la ciudad de Las Tunas en honor a su decimero más famoso, López Fajardo (Cucalambé), de quien se dice que el guerrero mambí, Máximo Gómez, cantara sus décimas en la trinchera, antes del combate.

Además Regresa nuevamente a Cuba en el 2008, al Festival del Caribe, dedicado a México, en donde es reconocido como una gloria del Caribe. Con la Décima “Viva por Siempre El Caribe” representa gallardamente a Sainaguá,


Si la feura doliera en San Cristóbal.


Venduteros que en sus huellas
dejan canciones hermosas,
mujeres cual lindas diosas
parecen grandes estrellas.
Y entre figuras tan bellas
me gustaría que alguien viera,
y que luego dijera
si Raymond Pozo es bonito,
fuera un muerto segurito,
si la fuera doliera.
Mojica, Heredia y Perico,
si por ser feo se pagara
de ellos seguro llegara
lo que necesita el fisco.
Los tres son feos y pico,
pregúntenselo a cualquiera,
una vaca no bebiera,
ellos en un bebedero
llorarían como corderos,
si la feura doliera.
Señores que en gloria esté,
pues más feo que Cheo Guillén,
en el mundo, Wáter Yen
o en Hatillo Moliné.
una vez no me maté,
cuando por la carretera,
cerca de una paletera
vi que Chácaro venía,
pensé que me moriría,
si la feura doliera.

Hay un personal muy lindo
en esta histórica tierra
pero parece una perra
la cara de Tamarindo.
Ante tantos feos me rindo
se parece una sopera
William, con su cara entera
y don Pedro Regalado,
creo que se hubiera matado
si la feura doliera.
Si uno de ustedes opina
y se pone a hablar de feo
muy injusto yo lo veo
si deja a Leonel Medina.
Damaris Franco camina
entre feos por donde quiera
y excluirla yo quisiera
y me tengo que negá
ella hubiera muerto ya
si la feura doliera.
Observando yo a Rafelo
uno que anda con Fernando,
la cara lo está matando
como matara a su abuelo.
Parece que está de duelo,
Rafelito aquel que fuera
una figura cimera
del Patio de Margarita,
fuera el primero en la lista
si la feura doliera .

En este mundo aprendí
que se es bonito por dentro
pero muy dura me encuentro
la cara de Pacundí.
yo tiro mi reto aquí
y del pueblo yo me fuera,
si alguno hoy me mostrara
que Míster no se matara
si la feura doliera.
Fradique, que fue increíble
aquí y en el mundo entero
tiene un joven heredero,
él es Darío, El Terrible.
Su cuerpo es indivisible
con forma de una ponchera,
su risa es una quimera
y tosco su movimiento
ya Darío se hubiera muerto,
si la fuera doliera.
Miren a José Montás,
reclámenle una sonrisa
si no le hacen una misa,
la cara lo va a matá
y aunque voy por la mitá
de esta estrofa que quisiera
no terminar sin que fuera
Orlando Espinosa visto,
llorar como un muchachito
si la feura doliera.

Jamás podré enumerar
lo que en Sainaguá tenemos,
 Cañaño está en un extremo
muy duro de descifrar.
Luis Portes fue un ejemplar
que selló toda una era,
Caholo es feo como quiera,
superado por Tribilo,
yo si viviera tranquilo
si la feura doliera.


El el colmado de al lao.

To lo que come la gente
por la noche o poe el dia
lo sabe en la pulpería
el famoso dependiente.
Si se come con aceite
o si no se ha cociao
o si tan debaratao
en la casa ve Vicente
se sabe inmediatamente
en el colmado de al lao.

Dicen que salió a da clase
la profesora maria
y asigun paso su dia
na ma le falto casase.
pa ella hacelo tuvo base,
porque nunca había faltao
una ecuasa había lograo
que el director no dudó
eto aller se comentó
en el colmado de al lao.

Y dique anda degreñá
la mujer del licenciao
y que ete nunca le ha dao
pa ella hacese una peiná
y tanto que se la da
privando en hombre etudiao
y nunca se ha dedicao
a atende sumujecita
por eso le hizo una cita
el del colmado de al lao.

Saludan por compadre
Juan y la hija de Rosendo
pero lo que tan haciendo,
señore, no tiene madre.
se supo que el día del padre
bailaron tan apretao
que el color Hoy ha votao
la falda que ella llevaba
eto ayer se comentaba
en el colmado de al lao.

Y dique Juana pegó
un cuerno a lui, su Mario
con un primo de Dario
porque algo se le calló.
no se si fue su reló
yo to se lo veo pegao
y to aquel que lo ha mirao
no le nota amputación
lo oí en una dicusión,
en el colmado de al lao.

De un golpe que recibió
Cacholo al etá brechando
dicen que le tan soldando
cuatro diente vque perdió
pero también supe yo
que un planaco le habían dao
que le dejaron marcao
el machete por el lomo
dijo Dario bajo romo
en el colmado de al lao.

Lo que lui de dijo André
no tiene comparación
habló de un panty marron
que a mi mujer regalé.
al colmado me llegué
pa que desatemo el lio
allí taba un amigo mío
y me rogó que me aguamte
que de por Dio no lo mate
que fue que lo vio tendió.



 En la guagua voladora.

Pecaría de humilde loco,
insensato o de poeta
que sin proponernos meta
todos tenemos un poco.
Mi capacidad no apoco
cuando me detengo ahora
al ver gente alentadora
que son capaz decir
todo lo que ha de ocurrir
en la guagua voladora.

Es mi país diligente
acucioso y merenguero
y sé que en el mundo entero,
se conoce por su gente.
Donde quiera está presente
no importa distancia y hora
claro, dijo una señora
cuando un cobrador delgado
pregunto si había pagado
en la guagua voladora.

Una vieja lleva flores
verdura, ruda romero
y al final un caballero
comenta de sus dolores.
Otra mujer con rencores
habla más que una emisora
y la sufrida señora
describe la situación
cual si fuera una canción
en la guagua voladora.

La extensión de la cocina
la hija que se caso
el viaje que fracaso
y el nieto que ya camina.
De eso hablaba una vecina
a su comadre Teodora
una insigne vendedora
que iba en la ventanilla
de la forma más sencilla,
en la guagua voladora.

Aunque el grajo no se usa
sentí que de algún sobaco
un hedor como a barraco
se escapaba de una blusa.
No sé si fue alguna Musa
tampoco si fue Pandora
que pario una seductora
exhibiendo sus encantos
y causando mil espantos
en la guagua voladora.

Ese transporte mi hermano
sabe a comida con leña
a música cibaeña
y a pueblo Dominicano.
Allí cualquier ciudadano
parece una surtidora
que sin importar la hora
vende dulce y chocolate
y luego se oye el debate
en la guagua voladora.

Los problemas nacionales
los pleitos del vecindario
se dicen como inventario
de las formas más usuales.
Aparecen a raudales
mujeres conversadoras
que cual buenas grabadoras
expresan de sus maridos
lo malos que le han sufrido
en la guagua voladora.