domingo, 16 de enero de 2011

VISITAS: CECILIA CHO / CLAUDINA SOLIS PEREZ




DE TI DEPENDE / Marcial Báez



Marcial Báez.

De ti depende,
colgado mi amor de un hilo
esperando tu llamada,
muy adentro un resplandor,
una ilusión premonitoria a tu llegada,
un latido acelerado,
una taquicardia, un tropel de sensaciones,
fantasías en llamaradas.

De ti depende,
apresurarnos porque la caminata es larga,
tortuoso el camino,
manifestación temprana,
un despertar, un sonido,
sueños dormidos en el alma.

De ti depende,
saborear el néctar,
la humedad desparramada,
sumergidos en las profundidades
de la mar en calma,
termales, cálidas,
suspiros íntimos en tiernas madrugadas,
roces, caricias,
miembros en desbandada.

De ti depende
que al despertar,
mi cuerpo se confunda con el tuyo,
en una realidad enmarcada
disfrutar de tu dulce sensación
consumiendo en un solo abrazo todas mis ansias.

CONSULTORIO DE FAMILIA / INFIDELIDAD



Soraya Lara de Mármol, M. A.

Pregunta del lector: Unos amigos discutíamos sobre la infidelidad. Los hombres decíamos que las mujeres también eran infieles. Ellas decían que no lo son. Creo que las mujeres son tan infieles como los hombres. ¿Usted qué opina como psicóloga?

Respuesta de la terapeuta: La infidelidad no es exclusiva de un género. La mayor tendencia es la masculina. El hombre piensa màs que las mujeres en el sexo.

Las mujeres no están mejor hechas que los hombres para la monogamia. Están diseñadas para mantener sus opciones abiertas y fingen orgasmos con el propósito de apartar la atención de las parejas de sus infidelidades. Eso nos lo dice la neuropsiquiatra Louann Brizendine.

La misma autora nos revela que estudios genéticos humanos establecen que el 10% de los supuestos padres investigados por los científicos no tienen relación genética con los hijos que ellos creen haber engendrado. Las mujeres eligen de qué hombre quieren tener los hijos.
Estas son informaciones que delatan científicamente la infidelidad femenina.

Además, las mujeres que están siendo infieles a sus parejas fingen el orgasmo como mecanismo de desviar la atención y los maridos no se den cuenta del engaño al que están siendo sometidos.
Muchos de los engaños de las mujeres infieles pueden ser con hombres casados, de manera que, se oculta aun màs la infidelidad. Así ellas aseguran no ser fácilmente descubiertas. Además, este tipo de infidelidad no pone en riesgo el matrimonio.

En este tipo de triángulo amoroso interconexo podría ser màs difícil descubrirlas.

Todavía persiste el mito de que las mujeres casadas no son infieles. Pueden ser infieles y no dejar evidencias fácilmente para no poner en riesgo su matrimonio.

Como los hombres buscan la satisfacción sexual de sus parejas creyendo que la misma les garantiza la fidelidad de las mujeres, ellas fingen el orgasmo a su pareja estable para que no piense en la infidelidad. Incluso nos dice la neuropsiquiatra que puede tener más orgasmos durante las citas clandestinas.

Igual pasa con los hombres, muchos fingen interés en sus parejas estables para engañarlas en cuanto a su infidelidad. Esto puede ocurrir durante muchos años de matrimonio.
La infidelidad tiene su explicación basada en la neurobiología. Al igual el comportamiento monogámico de mujeres y hombres.

LA FAMILIA DOMINICANA



Agustín Perozo Barinas

En estos tiempos presentes se realizan bacanales casi frente a las iglesias, ignorados éstos por las autoridades, y con ello se expone la conmovedora descomposición de nuestra sociedad, donde prosperan las industrias del alcohol y el tabaco, del azar, los vicios y contravalores. El hombre ya le teme más al hombre que a las bestias. “Pues la influencia de Dios permite al hombre preservar la humanidad; pero cuando la Gracia desaparece, la dignidad del hombre se desvanece con ella.” Albert Camus (1913-1960).

Un volante, lo mismo que un pistón o un pedal, son componentes totalmente inútiles separados de, y sin el correcto acoplamiento a su mecanismo. De la misma manera lo es un individuo formado en una familia disfuncional. Puede convertirse en un ciudadano díscolo, sin que encaje en parte alguna. La familia funcional, además de ser el rebaño cardinal de la sociedad y reproductora de sus miembros, es también la preceptora germinal de éstos.

Una sociedad puede caer en una trampa trágica de dos vertientes que se retroalimentan a sí mismas. Las familias disfuncionales procrean individuos con inutilidad social potencial, éstos alimentan el círculo estableciendo a su vez otras familias disfuncionales que procrean más individuos inutilizables en la sociedad y así, como una enfermedad, se va agravando el problema hasta dañar el cuerpo social y desintegrarlo si no se detiene el proceso. Una familia disfuncional es aquella que no garantiza debidamente las necesidades fundamentales de sus hijos, como son la alimentación, salud, vivienda, educación, valores, certidumbre, sana recreación, estabilidad familiar...

Es una máquina para crear desarraigados sociales en su forma más dramática y alarmante. El freno a esta tolvanera es un reto generacional. Revertir el daño causado a los individuos producto de familias disfuncionales es perfectamente posible, pero oneroso a la sociedad. Ésta debe reorientarse enfocándose en la formación de familias funcionales para romper el redondel que nos encierra en esta tribulación. Siendo la política la actividad de gobernar y organizar un país, sus poderhabientes, los políticos, deben ser referentes morales y administradores pulcros de los recursos que se destinan para el desarrollo humano y, necesariamente, rehabilitar la familia dominicana.

A los politiqueros demagogos, randas del erario, les conviene la existencia de familias disfuncionales que les proporcionen persistentemente una buena cuota de inadaptados que sean utilizables dentro del asistencialismo clientelar electorero tan arraigado en el sistema democrático dominicano para validar y perpetuar su permanencia en el manejo del Estado y sus recursos. Las acciones tienen consecuencias y las imprudencias se pagan. Las aberraciones sociales que nos asedian y patentizamos cada día en todo el territorio nacional tienen su origen en acciones voluntariamente irresponsables y en aquellas imprudencias que responden a la voracidad de poder y opulencia de políticos que nos han desgobernado por décadas.

La formación de familias funcionales requiere masivos recursos en educación. A mayor desarrollo intelectual de los miembros sociales, mayor es la proporción de individuos aptos para contribuir con un mejor desempeño en su entorno social, comprometidos con sus derechos y deberes. Los recursos deben apropiarse, especializarse y fluir, así como también debe capacitarse, supervisarse y actualizar a los ejecutores de éstos para que se aprovechen íntegra e intachablemente, con resultados cuantificables. No obstante, nada de esto será posible sin que un alto porcentaje de la sociedad conciente del problema decida que las cosas deben cambiar, no simplemente de caras en las instancias del poder público, sino de criterio administrativo, conductas y ejecutorias.

Tanto es irrealizable en la misma medida que así lo creamos, o se nos imponga esa actitud de descreimiento. En nuestro país hay estadísticas fidedignas en el sector corporativo sobre la población dominicana y su composición. Y con reformas sin posturas transigentes se pueden identificar las fuentes presupuestarias para un modelo de reivindicación familiar a favor del surgimiento de nuevas generaciones sin el lastre vigente. No es una propuesta para otras sociedades. Es para la nuestra, improrrogable e ineludiblemente.