jueves, 9 de julio de 2009

El Mal del Tiempo de RENE RODRIGUEZ SORIANO


René Rodríguez Soriano.
Escritor y docente universitario que ha desarrollado una intensa labor en diferentes áreas de la comunicación masiva (publicidad, periodismo, cine, televisión y relaciones públicas). Nació en Constanza, el 22 de septiembre de 1950. Su obra narrativa ha sido merecedora de importantes premios, principalmente en los Concursos Nacionales de cuentos de Casa de teatro; con el cuento Losing my Religión obtuvo el Primer Premio en 1966. Así mismo el premio Anual de Cuentos de la Secretaria de Educación Bellas Artes y Cultos 1997 con el libro La radio y otros boleros; y con su novela El Mal del tiempo obtuvo el Premio Nacional de Literatura UCE 2007, otorgado por la Universidad central del este en octubre de 2007. Ha publicado: Raíces con dos comienzos y un final (1977-1981), Canciones rosa para una niña gris metal (1981), Muestra gratis (1986), Todos los juegos del juego (1986); su nombre Julia(1991), La radio y otros boleros (1996) El diablo sabe por diablo (1998), Queda la música (2003), solo de vez en cuando (2005), Apunte a lápiz (2007) y betún melancolía (2008), entre otros. Así como también, a toda complicidad, y a dos manos: Probablemente es virgen, todavía (1993), y así llegaste tú… (1994), Blasfemia angelical (1995) y Pas de deux (2008), junto a Ramón Tejeda Holguín, y Salvo el insomnio (2002), con PlinioChain. Desde 1998 reside en Miami, Florida donde se desempeña como editor Independiente, articulista y corresponsal de importantes medios del mundo hispano. Mayor información en: http://wwww.rodriguesoriano.net/.



EL MAL DEL TIEMPO

Premio Nacional de literatuta UCE 2007.
Género Novela

Veredicto:

"Manejo del argumento de manera dinamica y novedosa, uso del lenguaje comun como apoyo eficaz para la narracion; y la utilizacion de un "yo" poetico que actualiza la memoria de un mabiente y un tiempo vivido por la sociedad dominicana"

Selección Arte-Unico:

Cuaderno 1

Gato estepario
Hoy se cumplen dos años de mi llegada a esta urbe. Dos años de ardua lucha, de sacrificios, intentando abrirme paso en este mar tan diferente a mis apacibles olas pueblerinas de San José del Puerto. Me insulta, me hiere y me lastima esta ineptitud contestataria, inadaptado. En estos 730 días no he podido dar el salto y sacudirme la modorra puebluna, dejar de ser un soñador impenitente. Siempre intentando, pensando, pasar a la acción y dejar las quejas. Nada vendrá sin que haga la diligencia y busque lo que quiero ¿quiero? encontrar. Es cierto que la ciudad apabulla y acogota, es cierto, pero eso no es motivo para seguir amilanado y gris por los rincones. Nada nuevo en todo el día. El mundo, mi mundo, sigue plagado dementitas, corrupción…

Cuaderno 2

My prayer

¿Qué es el amor? Si el amor es alegría, ¿qué son los niños de barrio? ¿Por qué lloran muchas, madres? Y si no ese el amor, ¿es Vietnam o La Victoria? No puede existir el amor. Se marchó. Nixon lo vendió o quizás el auriga. Era azul el amor, hora trasunta negro. Pregúntenles a los amigos del auriga. ¿Ando equivocado? Hay amor y por amor a ese amor la arde tiene un sabor plomizo y majadero. Pienso que sería prudente, nada ocioso preguntarles a los coristas, titiriteros y chupatintas de ese mismo, el auriga, amén.

Cuaderno 3

Menudo para devolver
Hace varios días he vuelto a leer. No deja de rondarme el mal sabor de aquel desplante: debí responderle que, de palitos nada y que, en cambio, sabía muy bien (González Tirado podía dar fe de eso), las reglas correctas para marcharles las tildes a la agudas, graves o llanas y esdrújula. En otras palabras, además deponerles los palitos a las eñes, tenía suficiente aptitud para corregir los cables que llegaban por los teletipos, sin tener que creerme dueño absoluto de títulos de refranes, Poeta. Hoy no la vi, no la oí. Cada día voy más atolondrado. Cada día más hondo me punza en los cuatro costados. Quiero, cuando está junto a mí, que el tiempo apague sus motores, detenga su marcha. Me tiene loco, raro. Me agarró La mamma, de Puzo.

Cuaderno 4

La cantarella de los Borgia
Hoy, sin brújula el día. Han pasado tantas cosas: la policía mató a otro estudiante en la universidad. Hoy termina para mí una época color rosa. Hoy me entero que ya no sueno en su frecuencia. Dijo adiós y, sin muchas ganas, dije lo propio. Sin fuerzas, sin aliento me salio ni sé desde adentro de donde el más desgarrado y dolido adiós. Está bien, está bien. No hay por qué, no hace falta aquí, ahora, soltar como demonios los perros del dolor u el desamor. Que vengan ellos, los maestros, los que saben: Idilio González, Amalia Mendoza, Toña la Negra, Olimpo Cárdenas, El trovador Codina, Raúl Marrero, y sobre todo, los más dolidos, los duchos, summa cum laude en lágrimas y desvaríos: Cuco Sánchez, Javier Solís y Gilberto Monroig. No tengo nada que inventar ni que decir, seguir apurando La copa rota, desangrarme con José Feliciano y alguna que otra de las canciones para estos fines de Estela Raval o Monna Bell, lo aconsejable, tal vez. Esperar, si quiere volver. Mientras tanto les pongo letras a unas canciones que limpien de la capa del auriga toda la sangre de los héroes, y lo envenenen.

Cuaderno 5

Negro eterno
Un día gris azulado, bajo un techo con paredes. Todo en calma y sopesado. Leo poco por la mañana y una tarde vegetativa. Casi no disfruto de lo que siempre tengo en domingo, la buena música. Pero, que diablos, el aburrimiento ni por asomo apareció por los contornos de la tarde. Me acabo de lluviar. Después de ver a Paul Newman, en El Hombre, intentaba, pretendía, eso quería… continuar leyendo a Puzo. Paciencia, tranquilo, manga mocha. Así, calmado, gracias a la luz linar, podré culminar la frase, unimembre, de las buenas, contundente, halagadora, mi mejor homenaje para el auriga: ¡Fua!

Cuaderno 6

En un tris
Cúmplese un aniversario más de sangre. Una pluma tronchada, calada, hoy hace un año. Hola Goyito, cuánta indignación mañana. Cuando se supo, hace un año. ¿Maldita sea! ¿Cuántos más morderán el polvo en este azaroso camino?

Cuaderno 7

¿Dé que color es el gallo?
Indignado, malditamente indignado. ¿Como es posible que un imbécil -quienquiera que sea-, por un quítame esta paja, saque un revolver o pistola y ¡pum! ¡coño, no! ¡Está bueno ya! ¡Hay que parar esta vaina, esta jodiendo, esta pendejada! La gente está asustada, acorralada, escondida, traumatizada, cansada, olvidada, maltratada, pisoteada, explotada, vilipendiada, asordinada, fueteada, sodomizada, dominada, jineteada y maculada. Todo eso, más no rendida. ¡Ojala que no se olvide! Mañana. Ahora.

Cuaderno 8

Luliana sin torceduras
Ni lo preguntes, esa maldita luz es una vaina. Vivo un cagado romance conmigo mismo y mis recuerdos. Flotando en alas de mis sueños y nieblas más genuinas, vuelvo a ser yo mismo en mis adentros y alrededores, circunstancia aparte. Salgo de mí, sin alejarme de mí y me contemplo, me veo ahí, frente a mí: Corretear mariposas, aberrojos y toritos. Encumbrar incontables chichiguas y pájaros. Bajar, en yagua, la barranquita de tía Hilda. Me pierdo en los recuerdos. Me encuentro en el Museo del Hombre con Miguel. Dentro de mí, conmigo. Unas vueltas más, pagado de mí mismo.

Cuaderno 9

Paz, pan injusticia
Ayer no había luz. Sangre. Mucha ha sido la que se derramo es estos días. ¿Quien soy, a fin de cuentas? ¿Materialista, idealista o come mierda? Quizás lo ultimo. El mundo esta girando y, tranquilas las gotas de los días siguen cayendo sobre mi. Ya los exámenes están aquí. Debo sacar provecho, recuperarme, rehacerme, volver a los libros, eso es. Además, con valor-pero mucho- enfrentar la realidad y abandonar la táctica de fuego a discreción- tan discreto que ni yo lo oigo ni lo siento-. Un maldito examen. Un moquero, maldita gripe. Lluvia y tos una tarde por la tarde. Un día más en la carrera loca del camino. Si señor, esperando. Ojalá pueda amanecer mejor.

Cuaderno 10

Estoy en salsa
En los últimos días, todo gira en torno a mí, a mi yoísmo insomne, ese sopor perenne que me arropa y me envuelve, amianto insípido, fetal. No cuenta la Conferencia de Quito, el asesinato de Ruth Peña Nina- tampoco el de Tingó, el día de fieles e infieles difuntos- Nada, sólo estoy en mí, cubierto en la batisfera que me salva y me aloja lejos de todo, de todos, lo que pasa me pasa allá más allá, muy atrás. Nada sé, nada me toca. No he visto la prensa, sentado aquí, pasa todo el día, pensando en María Amelia. Así. Sin sentirme, como me siento. Accidentado. Caldeado. Adjetivado. Adverbiado. Salgo de Bellas Artes, Bach en nosotros, ni me toca. Pena que ni lo advierto, el extravío, mi ausencia y el monedero de Milar, que no aparece, la disco, el cerebro lleno de humo. La una y pico. Tremenda y noble lluvia. Profunda, dulce y fría noche.

Cuaderno 11

Pedazo de papel constitucional
Enamorado como un chivo (es lo primero que me sale, ignoro como se enamoran los cabros pero…). Trabajo un poco. Parto un pruebín. Hablo mucho con María Amelia, que me lazó. Estoy flojito, sí señor. Sigue subiendo el costo de la vida y la vida no vale nada. La corrupción expulsó las cucarachas del closet del auriga.

Cuaderno 12

Baldón de sueños
Hoy, todo se agita, en una mañana de sueños. La vida está ácida. La luz juega a escondidas. He visitado tres empresas, en entrevistas, donde la luz no está en estos días. No voy a clases. Pienso y sé que tengo en total y pleno abandono los libros y ando buscando ser un petulante, presuntuoso. Me fallan todos los bolígrafos, ayer y hoy. Llamó Laura.

Cuaderno 13

Luz de otoño
Todo este tiempo brisa
entró y salió como puerta propia
los muebles sientan todavía
desmesuradamente
el cansancio de tu adiós
el polvo de los días se irá al conjuro de tu risa
la puerta abierta espera por tus ojos
qué traes qué viste por allá
espero ver paisajes en el lienzo suave
de tu voz cuéntame junto a la noche
desátame las sota de esta pena sin tiempo
y lávame esta sed que provocó tu ausencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario