Por Luciano Frías
Me voy a tomar la libertad de volver a hacer unos comentarios sobre una situación a la que ya me he referido. Procuraré ser lo más breve y menos tedioso posible. Si llego a ser ameno, bendito sea Dios. De todas formas, el propósito fundamental de estas notas es seguir denunciando una situación de abuso, violación a la ley y desconsideración por las personas, de proporciones ingentes.
El pasado sábado 25 pasé por el parque Piedras Vivas como a las 7:00 p.m. y vi que en las esquina de la Av. Constitución con Duarte había emplazada una batería de bocinas, sobre un trailer, como de 3 metros de altura por 5 de frente y 2 de profundidad. La potencia de las mismas era sugerida por un 2do. trailer que portaba un generador eléctrico diesel de altísima capacidad.
Poco después de las 8:00 p. m. en medio de un apagón de más de 10 horas de duración, empezó el ataque. El embate era tal, que las paredes de las casas circundantes se estremecían. Salí con mi cámara a hacer fotos de las máquinas-de-producir-ruidos-abrumadores y, colándome entre la gente que celebraba las patronales municipales, empecé a disparar. Los destellos del flash llamaron la atención del propietario del negocio frente al cual estaban las bocinas quien, tocando mi brazo y mediante gestos (era casi imposible la comunicación verbal), me preguntó qué pasaba. Le vociferé al oído, señalando hacia los altos parlantes, que eso era un abuso. Su respuesta fue inmediata y sin vacilación: "tamo en patronale"
Haciendo uso de mi derecho como ciudadano munícipe de San Cristóbal, y en representación de familias del sector afectadas por este abusivo atentado contra nuestra salud, vuelvo a plantear la cuestión de la contradicción en que incurren nuestras autoridades al violar o permitir que se violen disposiciones emanadas de las propias instancias que integran y de leyes medioambientales que restringen el ruido a niveles no dañosos para la salud. En mi opinión este tipo de accionar dice más de su compromiso con la comunidad que les eligió, paga sus sueldos y cuyo dinero administra, que todos los comunicados, propaganda, vallas, notas de prensa y actos que no pasen de ser simbólicos y posturales.
Como siempre, sigamos reflexionando y procurando, desde nuestras posibilidades, construir un futuro mejor para nuestra comunidad. Todos estamos llamados a participar.
Me voy a tomar la libertad de volver a hacer unos comentarios sobre una situación a la que ya me he referido. Procuraré ser lo más breve y menos tedioso posible. Si llego a ser ameno, bendito sea Dios. De todas formas, el propósito fundamental de estas notas es seguir denunciando una situación de abuso, violación a la ley y desconsideración por las personas, de proporciones ingentes.
El pasado sábado 25 pasé por el parque Piedras Vivas como a las 7:00 p.m. y vi que en las esquina de la Av. Constitución con Duarte había emplazada una batería de bocinas, sobre un trailer, como de 3 metros de altura por 5 de frente y 2 de profundidad. La potencia de las mismas era sugerida por un 2do. trailer que portaba un generador eléctrico diesel de altísima capacidad.
Poco después de las 8:00 p. m. en medio de un apagón de más de 10 horas de duración, empezó el ataque. El embate era tal, que las paredes de las casas circundantes se estremecían. Salí con mi cámara a hacer fotos de las máquinas-de-producir-ruidos-abrumadores y, colándome entre la gente que celebraba las patronales municipales, empecé a disparar. Los destellos del flash llamaron la atención del propietario del negocio frente al cual estaban las bocinas quien, tocando mi brazo y mediante gestos (era casi imposible la comunicación verbal), me preguntó qué pasaba. Le vociferé al oído, señalando hacia los altos parlantes, que eso era un abuso. Su respuesta fue inmediata y sin vacilación: "tamo en patronale"
Haciendo uso de mi derecho como ciudadano munícipe de San Cristóbal, y en representación de familias del sector afectadas por este abusivo atentado contra nuestra salud, vuelvo a plantear la cuestión de la contradicción en que incurren nuestras autoridades al violar o permitir que se violen disposiciones emanadas de las propias instancias que integran y de leyes medioambientales que restringen el ruido a niveles no dañosos para la salud. En mi opinión este tipo de accionar dice más de su compromiso con la comunidad que les eligió, paga sus sueldos y cuyo dinero administra, que todos los comunicados, propaganda, vallas, notas de prensa y actos que no pasen de ser simbólicos y posturales.
Como siempre, sigamos reflexionando y procurando, desde nuestras posibilidades, construir un futuro mejor para nuestra comunidad. Todos estamos llamados a participar.
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