Cada día hay más personas que acuden al mercado con una idea en la mente: comprar alimentos que rebajen o por lo menos no aumenten su colesterol. Existe una buena razón para ello: el exceso de colesterol sanguíneo eleva la presión arterial y provoca alteraciones cardiovasculares como la arteriosclerosis y los infartos. Además puede favorecer la aparición de cálculos biliares. Existen formas obvias de disminuir el colesterol, pero existen otras menos conocidas que no requieren grandes sacrificios. Un buen comienzo sería acudir con frecuencia a la verdulería. Entre verduras y frutas pueden hallarse tentadores alimentos que ayudarán a reducir el exceso de colesterol. El yogur, los aceites poliinsaturados y un ejercicio regular son también formas comprobadas de controlar el colesterol. En este artículo se describen diez formas eficaces para lograrlo.
Berenjena
Este versátil alimento no aparece por casualidad al principio de esta lista. La berenjena ayuda a eliminar las grasas ingeridas en la misma comida, pues los productos derivados de su digestión se combinan con las materias grasas e impiden su absorción. Por eso la antigua sabiduría culinaria incluía berenjenas en los platos muy aceitosos y grasos.
Alcachofa
La alcachofa es un tónico general que actúa como antitóxico hepático y evita la acumulación de colesterol en los tejidos de¡ organismo, activando además su eliminación. Esta virtud se manifiesta de modo especial si se consume cruda o bien cocida en muy poca agua. En este último caso es recomendable beber el agua de cocción. La alcachofa favorece asimismo la secreción de bilis y tiene propiedades hipoglucemiantes (disminuye la cantidad de azúcar en la orina de los diabéticos).
Ajo y Cebolla
Las tostadas con mantequilla forman parte de uno de los desayunos más tradicionales. Y también son una forma tradicional de elevar el colesterol; a menos que frotemos la tostada con ajo. Un equipo de investigadores realizó experiencias con diez jóvenes voluntarios para estudiar los efectos del ajo, llegando a la conclusión de que si se incluía en las comidas grasas, evitaba la absorción del colesterol y su aumento en los niveles sanguíneos. Un desayuno medio con tostadas y mantequilla eleva el colesterol en un 20%. Si frotarnos el pan con abundante ajo no existe aumento (Indian Journal of Nutrition and Dietetics, Vol. 13, nº l). De alguna forma, el ajo que acompaña a comidas grasas favorece el aumento de las lipoproteínas de alta densidad (HDL), que desempeñan un papel protector frente a la arteriosclerosis. Son las lipoproteínas de baja densidad (LDL) las perjudiciales si están muy elevadas. Conviene pues saber distinguir entre ambas. El ajo es además un excelente hipotensor de efecto duradero y exento de otros efectos secundarios, salvo que consideremos su especial aroma. Si se padece arteriosclerosis e hipertensión pueden tomarse dos o tres dientes de ajo al día. La cebolla es una fuente de vitaminas y minerales que cruda posee virtudes similares al ajo. En casos de arteriosclerosis ejerce cierto efecto hipotensor y por su contenido en sílice flexibiliza las arterias.
Legumbres verdes
Quien no pueda resistir la tentación de comer más de la cuenta, deberá procurar al menos que en el menú dominen las verduras. Las judías y otras legumbres son las más recomendables. Las judías verdes forman parte de las mejores dietas para prevenir y tratar la arteriosclerosis, pues rebajan la cifra de LDL sin disminuir la de las lipoproteínas protectoras (HDL). En el Centro Médico de la Universidad de Kentucky se utilizan suplementos de 115 gramos diarios de judías con una disminución media de LDL de un 24% a las tres semanas.
La soja y sus derivados constituyen la base de muchas dietas vegetarianas y orientales por su gran riqueza en proteínas. El tofu es uno de estos derivados, muy útil en ensaladas, sopas y guisos. La disminución de los niveles de colesterol con una alimentación basada en la soja es apreciable desde el primer día, como ha podido comprobarse en estudios realizados en vegetarianos. Los vegetarianos (que tampoco toman huevos ni productos lácteos) son el grupo humano con niveles más bajos de colesterol y LDL. Muchos basan su alimentación en la soja.
Fibra Vegetal
Los copos de avena, con un alto contenido en fibra vegetal, constituyen un desayuno muy arraigado entre los pueblos anglosajones. Las personas que los toman una vez al día (125 g.) disminuyen su tasa de colesterol en un promedio de un 8% al cabo de tres semanas (American Journal of Clínical Nutrition, Octubre 1981). Se han realizado también estudios con 140 g. de copos de avena diarios y la disminución de] colesterol al cabo de tres semanas fue de] 11%.
Otro de los beneficios de consumir fibra vegetal es la mayor velocidad de tránsito de los alimentos a través del intestino delgado, lo que disminuye la absorción de colesterol. Existe un tipo de fibra particularmente eficiente en la aceleración del tránsito en el intestino delgado. Se llama pectina y se encuentra en muchas verduras y frutas frescas, especialmente en las manzanas. La pectina ayuda a rebajar el colesterol impidiendo su absorción intestinal.
El tipo de aceite
Mucho se ha hablado de los aceites vegetales. Con toda seguridad, los más sanos son los poliinsaturados y entre ellos los de soja y maíz (American Journal of Clinical Nutrition, abril 1982). En otros estudios se incluye el aceite de girasol y se recomiendan mezclas de soja y girasol para las personas con problemas de arteriosclerosis. Las olivas y su aceite son alimentos que, sin ejercer una acción tan favorecedora como los anteriores, estimulan la vesícula biliar y facilitan su evacuación, por lo que desde antiguo se emplean para prevenir y tratar los cálculos de vesícula. Quizá sea esta virtud del aceite virgen de oliva la responsable de la capacidad de reducir el colesterol, siempre que no lo mezclemos con otras grasas.
Vitaminas y Oligoelementos
Otras ayudas útiles frente a la plaga de enfermedades cardiovasculares son las vitaminas C y E, y por tanto los alimentos que las contienen. Se trata de la levadura de cerveza, la sal marina, el germen de trigo, los cereales integrales, la melaza y las fuentes habituales de vitamina C: limón, kiwi, perejil, diente de león, berros, escaramujo y otras muchas frutas y verduras. Una razón más para volver a nuestro consejo inicial: la prevención de la arteriosclerosis pasa por la verdulería.
Ilustración : Marcial Báez.
(www.servisalud.com)
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