jueves, 21 de mayo de 2009

FAMILIA, CRISIS Y CAMBIO de Evelyn Soraya Lara


EVELYN SORAYA LARA. Nació en la Vega, R. D. donde realiza sus estudios primarios y secundarios. Egresada, en 1985, de la escuela de Psicología de la Universidad Autónoma de Santo domingo (UASD), donde efectuó, además, una maestría en Terapia Familiar Sistémica. Realizó cursos especializados en terapia Transgeneracional, bajo la dirección de Michael kerr, colaborador del afamado terapeuta Murria Bowen, y en Terapia Contextual, guiada por el fundador de esta corriente Ivan Boszormenyi-Nagy. Formo parte del equipo de terapeutas del Instituto de la familia (IDEFA), pasando luego a fundar el centro de Asistencia Familiar (CAF), que hoy dirige. Se ha desempeñado como profesora de la maestría de Terapia familiar en la Universidad Autónoma de Santo domingo, en la carrera de Psicología de la Universidad Adventista Dominicana y en el Instituto de Relaciones Humanas del centro de asesoramiento Familiar Cristiano (CECAF). Tiene una larga experiencia impartiendo talleres sobre métodos para mejorar las relaciones de padres e hijos y charlas para preparación matrimonial. Es colaboradora con el peridoto Hoy y el Caribe en los que publica artículos sobre temas familiares.



FAMILIA, CRISIS Y CAMBIO.
Por Evelyn Soraya Mármol.

Prólogo
Por Zelided Alma de Ruiz

Subrayados:

Es admirable la motivación así como la dedicación de la autora, que han dado como resultado un recurso dominicano de consulta, no solo para terapeutas en entrenamiento, sino especialmente para tantas familias y matrimonios que sufren. El lenguaje sencillo y los ejemplos que se presentan hacen este libro accesible a un amplio sector de la población. Además, cada capitulo termina abriendo la ventana de la esperanza con la alternativa de que toda crisis presenta la posibilidad del cambio positivo que conlleva al crecimiento y a la madurez personal y social.

Para los que hemos elegido ser vendedores de esperanza para las familias que sufren, nos satisface que la autora haya incluido dos temas especialmente dolorosos para los miembros de la familia y para quienes lo viven, y que representan un serio desafío terapéutico: la violencia marital y la adicción al alcohol.

Finalmente, es necesario reconocer la sinceridad que la autora le imprime a su mensaje cuando da testimonio de sus propias experiencias en su vida personal. Esta proximidad con el lector es característica del enfoque sistémico familiar, que promueve en el terapeuta su participación en el sistema para lograr el cambio. Nos satisface saber que este valioso recurso de autoayuda le permitirá a un amplio sector de la población dominicana ver una luz al final del camino, conocer alternativas para no conformarse con la infelicidad y conocer como defender su autoestima y preservar su yo para compartir “en el nosotros” la felicidad.




Violencia Marital

En las relaciones maritales, aun en nuestros tiempos modernos, el hombre sigue considerando que la mujer es una propiedad privada sobre la que se puede ejercer “poder”, “dominio” y “Control”, fundamentalmente, a través de golpes. Es bien sabido que la violencia no es más que un ejercicio de poder. Cuando el hombre comienza a sentir que pierde control o dominio recurre a la violencia como único mecanismo de restablecerlo.

Existen distintos tipos de violencia de pareja, independientemente de la clase económica, etnia o cultura y religión. Estos son: dolencia física, emocional, psicológica, económica, sexual y por negligencia.

Entre las características de una personalidad abusiva están los celos, que son una señal de posesión y falta de confianza, aunque inicialmente muchas mujeres piensan que es una demostración de amor. Este componente suele aumentar conforme la mujer tiene amistades y trabaja fuera del hogar. El hombre tiende paulatinamente a aislarla de todo aquel que le rodea, la aleja de las amistades y fundamentalmente de la familia.

Otra de las características del hombre violento es la hipersensibilidad. Se siente constantemente herido, a pesar de que es el quien hiere y hace daño. Se enoja fácilmente, culpabilizando a su pareja de ser la provocadora de su enojo.

La efectividad de un proceso psicoterapéutico en una relación violenta dependerá de la voluntad y nivel de compromiso de la pareja para cumplir con un proceso de terapia. El nivel de deserción del hombre para recibir asistencia es muy alto. Las mujeres tienden a ser las que buscan ayuda emocional y plantearse una forma de vida sin que sea necesaria la violencia.

En nuestra sociedad la tolerancia hacia la violencia y el mal trato es muy alta. Muchas mujeres no registran el malestar que les genera el estar sometidas a situaciones de violencia marital. Terminan anestesiadas y no toman conciencia de los efectos de los abusos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario