domingo, 17 de mayo de 2009

¡A Pensar Positivo!



Por Cesar mella

En plena crisis no es fácil sonreírle a la vida.

Gran parte de nuestro diario vivir se genera por las cosas que pensamos y del cómo vemos el discurrir de la vida.

Con pequeños gestos conseguimos verle el lado bueno a la vida.

Si está nublado, truena y la lluvia es inminente, hay dos formas de percibir el acontecimiento: “Volverán las inundaciones, las filtraciones, dudo que llegue a tiempo al trabajo”… Otro ser humano, quizás habitante del mismo hogar piensa: “El día se pondrá bueno para un caldito… hacía falta que esta agüita le cayera a la agricultura... déjame acurrucarme otro ratito en la cama”.

No hay que ser un erudito ni un filósofo para saber que a diario estamos juzgando acontecimientos de forma positiva y de forma negativa.

Mucha gente ha crecido en el marco de familias melancólicas, pesimistas y derrotistas y han incorporado muchas veces, sin darse cuenta, actitudes negativas en su rutina diaria.

No existe una fórmula mágica para que usted se convierta en optimista.

Mi colega, el psiquiatra Español Luis Rojas Marcos, en su libro “La fuerza del optimismo” afirma que “gracias a la gran capacidad humana de razonar, de aprender y de cambiar, las personas que se lo proponen y están dispuestas a invertir su tiempo y esfuerzo en el empeño por cambiar, tienen la posibilidad de aumentar su predisposición natural al optimismo”.

¿Cómo podemos inculcarles a nuestros hijos valores y actitudes pro activas ante la vida?

1.- Utiliza un lenguaje optimista. No olvides que los niños aprenden por imitación y absorben como las esponjas.

2.- No emplees términos extremos como éxito y fracaso. Date cuenta que cometer un error no es sinónimo de fracaso.

3.- Alaba los esfuerzos que realizan y hazle saber lo orgulloso que te sientes de ello. En el caso de los adultos las metas logradas en el trabajo o a nivel familiar no les damos la suficiente importancia inspirativa y de elevación de autoestima que deben conferirnos.

4.- No limites a tus hijos en sus iniciativas por temor a que “las cosas van a salir mal”. Potencia su confianza y ayúdales.

5.- Cuando se juega, se pinta, se repara algo, son actividades gratificantes, que deben ser reconocidas y estimuladas.

Finalmente: no te compares con nadie, establece tus metas y persíguelas con entusiasmo, no te amilanes por mensajes negativos, continúa desafiando con entereza a la vida y de seguro que tus objetivos se alcanzarán, a veces, “poco a poco”.

EL NACIONAL.COM. De salud y otras cosas . 16 Mayo 2009

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