martes, 13 de octubre de 2009

Munícipes en San Cristóbal asumen el deber de las Autoridades Municipales


Por Marcial Báez

Un grupo de vecinos de la esquina Capotillo con Juan Tomas Díaz en San Cristóbal tomaron la iniciativa de arreglar un badén en esta intersección, en vista de que las autoridades municipales actuales enarbolando una dejadez rampante no han cumplido con las promesas que hicieran en campaña, hace 4 años atrás, a ritmo de un ruido estruendoso, de “donplín”, de muchos saludos de manos y de sonrisas “colgate” congeladas.




Estamos absolutamente de acuerdo en que, como ciudadanos debemos contribuir al desarrollo de nuestros barrios, de nuestras ciudades, de nuestros pueblos, esto sería lo idóneo; si las autoridades así como obtienen el dinero para su uso personal y la realización de sus campañas proselitistas con los “cuartos” de todos nosotros, el que debería estarse utilizando para resolver múltiples situaciones de salud, de de educación, de arreglo de calles, de recogida de basura, que contribuirían a mantener un optimo desenvolvimiento municipal, no dieran el mal ejemplo despilfarrándolo, porque a raudales van desparramándolo en una caravana de motoristas, de guaguas repletas de partidarios(as) con bebidas alcohólicas en las manos, dietas para gasolina, afiches por doquier, banderolas, y la nueva adquisición de unos vehículos suntuosos con bocinas que le rompen el tímpano a cualquiera a toda hora y aún más, la de corromper la dignidad de mucha gente aprovechándose de su pobreza.



Los munícipes: Manuel Valdez, Bolívar Morbán, Eduardo Sánchez, Sixto Catano, William Calcaño y otros, reunieron esfuerzo y materiales para realizar este trabajo, evitando que sus vehículos y los vehículos de todos lo que pasen por ahí no se deterioren por los hoyos y la hondonada que existía en el lugar; un ejemplo loable, de vocación de servicio a sus conciudadanos, y que tengo la seguridad de que existen muchos así en el país, con características que deberíamos tomar en cuenta en los políticos que están aspirando a un cargo público y en el caso de los actuales cuyas promesas repentistas se diluyeron en el tiempo, aplicarle el voto de castigo, que deberíamos ir poniendo en práctica para que, cada vez que fuéramos a realizar ese deber, elegiéramos autoridades idóneas y rechazar de un tirón aquellas que sólo buscan el provecho personal y el de su partido.

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