Por Marcial Báez
Se me olvidó
la sensación de un beso
cuando mis ojos
atraparon la ternura de tu amor.
Se me encendió la sangre;
mi corazón se escurrió en tu verbo.
No hubo respuesta;
sólo el silencio nos acompañó.
Se estremecieron
cada uno de mis miembros,
sumergidos en el tálamo de la pasión.
La noche se hizo corta
para el abrazo eterno.
Tus labios en mis labios;
mi fuego en tu interior.
Esa tibieza de mi primer beso,
vagando en el tiempo,
me devuelve la ilusión
de retener tan sólo aquel instante
cuando mis ojos
atraparon la ternura de tu amor.
la sensación de un beso
cuando mis ojos
atraparon la ternura de tu amor.
Se me encendió la sangre;
mi corazón se escurrió en tu verbo.
No hubo respuesta;
sólo el silencio nos acompañó.
Se estremecieron
cada uno de mis miembros,
sumergidos en el tálamo de la pasión.
La noche se hizo corta
para el abrazo eterno.
Tus labios en mis labios;
mi fuego en tu interior.
Esa tibieza de mi primer beso,
vagando en el tiempo,
me devuelve la ilusión
de retener tan sólo aquel instante
cuando mis ojos
atraparon la ternura de tu amor.
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