sábado, 16 de enero de 2010

HAITI: Desgracia, pobreza y solidaridad.


Este 12 de enero el país con quien compartimos la isla, Haití fue testigo de una de las tragedias más grandes de su historia. Los dominicanos no solo nos unimos al dolor que sufre nuestro hermano país, sino que nos disponemos a ayudarles, con lo poco que tenemos. Ibeth Guzmán.

Pero la nobleza de mi gente es un calmante, aunque algunas agencias de noticias no lo publiquen. En situaciones como ésta, me llena de orgullo mi bandera, mi nacionalidad, mi pueblo. Me uno a los que están ahí y desde el teclado les felicito por encender una luz. Nazaret Espinal.

El terremoto que destruyó a Puerto Príncipe puso de manifiesto lo dicho por Euclides Gutiérrez y Bosch: “Haití es un conglomerado humano”, no un Estado, no un país. Quien no haya derramado una lágrima ante esa tragedia tiene poco de humano. Aristófanez Urbáez

Esperamos que la fe sea el norte en todo momento para que los haitianos puedan continuar con esperanza hacia un futuro mejor. Cándida Ortega.

La situación de Haití después del terremoto, nos invita a solidarizarnos. Félix Hernández.

Las almas sensibles de la humanidad han llorado la tragedia de Haití, pero los responsables se cubren con la manta del silencio. Los hipócritas se rasgan las vestiduras. Héctor Tineo.

Entre las miles de fotografías que muestran al mundo la dimensión de la tragedia haitiana, tras el terremoto de esta semana, una en particular encoge los corazones. Es aquella en la que se enseña un primer plano de la destrucción de la catedral de Puerto Príncipe y en medio de aquel desastre, con los restos de paredes y muros cubriendo prácticamente lo que parecía un salón cercano a la calle donde se capta el paso de dos hombres cruzando en una motocicleta, se observa una frágil columna de cemento sin más soporte que el material que la ciñe al piso, con una estatua de madera del Cristo crucificado, incólume, como queriendo recordarnos algo. Miguel Guerrero.

Un nuevo Haití puede nacer de esta destrucción. Esto puede dar lugar a que se levante un nuevo pueblo que crea en su gente, donde sus líderes puedan tomar las riendas de la nación con sabiduría, donde ricos y pobres se unan a favor de su pueblo y donde la comunidad internacional entienda que la nación caribeña debe fortalecer sus instituciones con la ayuda de todos. Erick Dorrejo

Los dominicanos debemos ayudar a los hermanos haitianos en todos los órdenes y sin temor. Abrir nuestras almas, nuestros corazones, proporcionar todo tipo de ayuda, elevar nuestras oraciones y hacer todo lo que podamos para que ellos sienten que sus hermanos están a su lado en esta terrible realidad que los circunda. Euri Cabral.

Sabemos por la abundancia de noticias, que las ayudas urgentes han comenzado a fluir hacia la hermana nación, pero creemos firmemente que por pobre que sea la ayuda que podamos ofrecer, no le sobraría a este pueblo, dada la magnitud de la tragedia. Juan Cuevas.

Hoy que el dolor, el luto y la consternación golpean inmisericordemente, una vez mas, al Hermano Pueblo Haitiano, debemos sumar esfuerzos para contribuir de la forma que sea, para ayudar a paliar el hambre, el dolor y las penurias de esta desvalida población vecina. Sergio Reyes ll.

Hay que encarar la dramática situación, aprender de los errores para subsanarlos en el futuro y tratar, en lo posible con la ayuda internacional de corregir el status de la población haitiana en el país. Quini Candela.

Hoy se ha olvidado el afán de contingencia, de supremacía, del estorbo, del color de la piel, todo se hace a un lado para ayudar, de forma hermanada a los haitianos. Un pueblo que sufre las consecuencias de un abandono total de parte de los países del hemisferio. Esta demostración de solidaridad, que hoy acusamos, no es nueva; ha sido una semilla que hemos conservado para estos momentos y que su germinación, en la mente fértil de los dominicanos, cuenta con mucho espacio y sin límite de tiempo. Roman Polanco.

Desgraciadamente, la catástrofe de Haití, acaso pasó por imprevisiones imperdonables que hoy sólo nos queda lamentar. Ahora hay que fijar la atención en el presente y en el porvenir, a los fines de tomar las providencias de lugar para evitar en la medida de lo posible que el próximo evento, en tanto no lo podemos impedir, resulte menos dañino. Jorge Herrera.

La solidaridad debe ser puesta de manifiesto por instituciones, organizaciones, entidades y empresarios. Cualquier cosa que pueda entregárseles a los haitianos será de gran valor. La realidad es que este país no tiene capacidad para recuperarse así mismo. Hasta lidiar con sus muertos le resulta difícil. Samuel Santana.

Debemos romper con nuestros prejuicios contra el pueblo haitiano y brindarle apoyo y solidaridad en todo momento. Deben emprenderse hoy muchas acciones y muchas redes de solidaridad con Haití, con los niños y niñas huérfanos/as de esta tragedia y con todos los que viven en nuestro territorio. Tahira Vargas.

Ante la tragedia haitiana ¿qué hacer? ser solidarios, como antes otros lo han sido con nosotros. Pero el peso de los problemas haitianos es tan grande que no podemos cargar con ellos porque no tenemos vocación suicida. La tragedia hace flotar las necesidades haitianas que nosotros no podemos solventar. Bonaparte Gautreaux Piñeyro.

Foto de Clave Digital.

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