sábado, 28 de noviembre de 2009

Del amor entre una nube y un pez volador



Virgilio Lopez Azuán


“Yo le había hecho una blanca canción
del amor entre una nube y un pez volador”
Autor: “Era en Abril” de Jorge Fandermole
Intérpretes: Juan Carlos Baglietto/Ana Belén

En el fondo del mar todo parecía tranquilo, pero un mundo de luchas y afanes por la supervivencia estaba allá abajo. Eran débiles los rayos del sol que llegaban a ese lugar, se quedaban presos un poco más arriba y el ambiente era gris y peligroso para las pequeñas criaturas. PEZ, era de aguas profundas y se deslizaba entre piedras, algas y musgos. Se alimentaba a tientas y por instintos de hojitas pequeñas y siempre estaba atento de que un pez más grande que él se lo comiera. Por esos lugares había que ser muy despierto para no perecer.

PEZ se preguntó cómo era todo allá arriba por donde se filtraban los rayos del sol. Se puso a explorar y subió unos metros en el agua y le dio miedo… No había visto nunca peces tan grandes como los que les cruzaban a lo lejos. En una maroma volvió a su mundo. El corazón le latía más veloz que nunca, como si se le fuera a salir por la boca. Alzó la mirada y vio de nuevo los rayos del sol que se filtraban. Entonces, sintió rabia de si mismo. Debía romper el miedo y subir, aunque corriera peligro de muerte… Postergó el intento para al día siguiente porque vio que la claridad de arriba se fue apagando. A medida que oscurecía veía las lucecillas que emitían peces, crustáceos, gusanos y otras especies marinas. Era más peligrosa la noche, podía sorprenderle otro pez para tragárselo de un bocado. Por eso estaba más atento que en el día. Las luces se multiplicaban en miles, había un paisaje negro con luces en movimiento. Al día siguiente se disiparon un poco las sombras. PEZ comprendió que la luz estaba allá arriba, esperando por él, quería llegar a lo alto, bien lejos, como el que más. No quería estar en el fondo, era un PEZ de luz. No imaginaba por qué una criatura de aguas profundas tenía esa ansiedad de salir al mundo exterior. Comprendió que él no se contentaba con lo que era: un anónimo que vagaba sin ningún propósito y con poco entusiasmo.

No se había apareado nunca y quería ilusionarse. Subió unos metros y miró a su alrededor: Todo era silencio. Más allá pasó una Manta y dos pulpos pequeños, que con sus brazos sinuosos avanzaban lentamente. Subió más y más… Ya en ese espacio todo era más claro, unos rayos de luz con tono azul ya podían ser vistos muy cerca. Sonrió y sintió un gran regocijo. Una veta de felicidad lo invadió. Sus escamas plateadas empezaron a brillar y sus ojos se convirtieron en los espejos del agua donde viajaban las formas animadas del mar.

Mientras, allá afuera, el sol de la mañana tendía sábanas azules sobre el océano. El cielo parecía reflejado sobre las aguas y NUBE, coqueta, estaba con su vestido blanco como el algodón.

A PEZ le faltaba poco para llegar la superficie. Su ansiedad crecía mientras ascendía, y con un esfuerzo supremo se disparó y voló por los aires para luego sumergirse lleno de emoción. NUBE fue la única que lo vio en el reflejo con sus escamas de perlas radiantes… y quedó sorprendida. Esperó que volviera a salir; pero PEZ no lo hizo, en ese momento se deslizaba suavemente con los ojos cerrados viviendo un encanto.

NUBE sintió afecto por PEZ y esperó allá arriba muy atenta a las aguas del mar. PEZ, recordó que en su vuelo fugaz vio esa figura blanca colgada de lo azul y sintió deseos de volverla a ver. Por eso, inició su viaje hacia la superficie. Esta vez tomaría más impulso para volar más alto. Primero dio una vuelta y entró en una zona de aguas en calma. Llegó el momento de subir y con una fuerza superior se disparó. Fue un salto grande que duró unos segundos, NUBE ya estaba enamorada de PEZ y se deslumbró al verlo. PEZ tuvo tiempo de mirarla, pero cayó y se hundió de nuevo.

En la tarde el cielo se nubló y NUBE, con el viento a su favor se fue para otro lugar. PEZ, que había soñado con ella, saltó varias veces y el cielo estaba solo y azul.

Cuando NUBE regresó ya no tenía el blanco del algodón como antes. Ahora era una masa gris… Sintió nostalgia y reventó. Convertida en agua del cielo cayó sobre el mar y busca por todos los lugares a PEZ volador.

1 comentario:

  1. Ese pez está sufriendo colgado de un anzuelo de acero que le esta destrozando la boca. Quizá quieras considerar ilustrar con otra imagen menos cruel.

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