miércoles, 17 de junio de 2009

LA OTRA CARA DE LA SEXUALIDAD


En el mundo moderno en el que nos movemos parece existir una norma al hablar de sexualidad, se habla de la sexualidad desde los miedos, desde los peligros, desde los mitos, errores y poco desde la visión rica de la sexualidad. La información de la sexualidad parece que ha quedado atascada sólo en lo referente a la prevención y a los peligros sociales que supone un sexo sin control.

Para desarrollarnos y crecer como personas sexuadas que somos es importantísimo tener un conocimiento, en este caso, de nuestro cuerpo y de nosotros mismos, dos puntos que debido al modo de vida de nuestra sociedad queda relegado exclusivamente a cuando estamos enfermos y a la importancia del tener más que de ser.


Mientras que el sexo es lo meramente biológico, la sexualidad humana es un campo muy amplio, es la capacidad que tiene el ser humano para expresar sentimientos y emociones como el amor, para crecer como personas y enriquecer nuestro espíritu, es sensualidad, creatividad.La sexualidad también es la fuerza de la vida, es el modo más íntimo que tenemos para comunicarnos con el otro, es la posibilidad de sentir, tocar, contactar, dar, recibir y entregarse. Esta comunicación queda bloqueada mayoritariamente por el desconocimiento corporal y emocional, que los humanos tenemos de nosotros mismos. Al estar desconectados de nuestros cuerpos también lo estamos de nuestra sexualidad. Al no ser conscientes de nuestras vivencias, sentimientos, sensaciones y necesidades favorecemos nuestros bloqueos, desensibilizándonos, lo que nos dificulta la entrega tan necesaria y a la vez tan provocadora de miedos en las relaciones intersexuales humanas.



Las personas sólo podemos dar aquello que tenemos, si esto lo hemos bloqueado por lo que hemos ido introyectando a través de nuestra educación, nos hemos desconectado de nuestra propia expresión amorosa y así nuestra sexualidad queda muy limitada, quedando relegada a la función estrictamente biológica. Tanto los hombres como las mujeres vivimos los introyectos como exigencias, lo que nos condiciona cualquier vivencia de nuestra sexualidad y nos convierte en humanos con una carga o aplastamiento afectivo, imposibilitándonos el convertirnos en seres amorosos. Lo que realmente nos dificulta el contacto con nuestra sexualidad es querer buscar fuera, en el exterior lo que tenemos bloqueado en nuestro interior.

La sexualidad humana se organiza en la realidad corporal y con ella se expresa. El cuerpo en toda su extensión es la cuna de la sexualidad, de la sensualidad y del placer. Si queremos disfrutar de una sexualidad placentera deberemos ser investigadores de nuestro propio cuerpo.Es necesario trabajar la conciencia corporal para redescubrir nuestra sensibilidad y sensualidad y así poder reconocer nuestra propia sexualidad.



Todo hombre y toda mujer tiene un ser sensual en su interior. El mundo sensual nos ayuda a despertar la curiosidad, la imaginación y es más amplio que el sexual. No podemos hablar de cuerpo y sensualidad sin hacer una referencia a nuestros sentidos (vista, gusto, tacto, olfato y oído) y a lo espiritual; sin ellos no nos podemos relacionar con el mundo que nos rodea; vamos a despertar los sentidos y a desbloquear zonas corporales que nos imposibilitan vivir la sexualidad con sensualidad, con la intención de favorecer el contacto con el rico mundo de las pasiones.La piel es el órgano sensorial más potente del ser humano. El contacto y la estimulación de la piel es una puerta fundamental para la sexualidad, la piel habla un lenguaje diferente, nos habla de texturas, temperaturas, tersuras, olores, gustos y sobre todo vibraciones energéticas que nos van a despertar toda una gama de sensaciones, emociones y estímulos sexuales. La piel tiene registros de caricias y contactos memorizados, de personas que alguna vez nos quisieron y que nos hicieron sentir amados.El cuerpo es una realidad sensible que al conocerlo y quererlo nos hará brotar nuestra propia fuente inagotable de sensaciones y fantasías en las que podemos vivir lo intangible y sentir lo inexplicable.Esto se logra al descubrir y reconocer los tabúes, límites y bloqueos que nos imposibilitan una conexión auténtica con nosotros mismos y nos dificultan la toma de contacto con el otro.

Magdalena Verd Ferrer. www.aulabaleardegestalt.com

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