SÓCRATES BARINAS COISCOU
Sócrates Barinas Coiscou nació en San Cristóbal el 20 de octubre de 1916. Hijo del profesor Pablo Barinas y de María Francisca Coiscou.
Sócrates Barinas Coiscou nació en San Cristóbal el 20 de octubre de 1916. Hijo del profesor Pablo Barinas y de María Francisca Coiscou.
Este insigne sancristobalense de las letras, es graduado de Doctor en Derecho en la Universidad de Santo Domingo en el año 1942.Ha desempeñado funciones Magisteriales, Judiciales, Oficiales y Culturales entre las que se destacan : Profesor de Literatura en la normal de San Cristóbal, Profesor Adjunto Universidad de Santo Domingo. Procurador General Corte de Apelación de Santo Domingo, Juez Presidente Corte de Apelación en San Cristóbal, Secretario de la Junta Central Electoral, Encargado de la Secretaría de Estado de Trabajo, Subsecretario de Estado de Economía y Comercio, Gobernador de la Provincia de San Cristóbal, Candidato a la Vicepresidencia de la República por el Movimiento De Conciliación Nacional, Past Venerable Gran Maestro de Od-Fellows, Miembro del Ateneo Dominicano, Embajador Extraordinario en México, Miembro Fundador Academia de Letras de Santo Domingo, Miembro Fundador y Presidente del Club Rotario de San Cristóbal por cuatro periodos y otras.
Sócrates Barinas Coiscou ha publicado más de sesenta obras literarias desde 1939, en los géneros de cuento, poesía, novela, ensayos históricos y jurídicos: Patria, Raza y Corazón, México, Epopeya del Hambre, Antología Histórica, Antología Jurídica, Juan sin Tiempo, Las Rebeliones Negras en La Española, Proyección Cultural de San Cristóbal, cuatro periodos, Cuentos que no son Cuentos, Ocaso-Viaje Hacia Ti o Metafísica Sentimental etc.
El fundador del postumismo Domingo Moreno Jiménez expresó de su obra: “El lirismo de Sócrates Barinas Coiscou, no es bobalicón y romántico, sino una extraña del hombre que se aclara y pone al hombre a vibrar hombro a hombro con el hombre”.
El fundador del postumismo Domingo Moreno Jiménez expresó de su obra: “El lirismo de Sócrates Barinas Coiscou, no es bobalicón y romántico, sino una extraña del hombre que se aclara y pone al hombre a vibrar hombro a hombro con el hombre”.
“Para Barinas Coiscou el poema es un hito, una travesía del espíritu, una andadura y una rosa abierta. Sus libros aceptados como “memoria del ser” trasmiten aquella hondura lírica y épica que encontramos, además en Darío, Porfirio Barba Jacob, José Asunción silva, Carlos Sabat Ercasty, Andrés Eloy Blanco, Salvador Díaz-Mirón, y otros que han hecho de su espacio poético una cifra, un norte, un camino abierto y un canto cósmico”. (Odalís G. Pérez)
SOLILOQUIO DE UNA MADRE.
Para los héroes de la calle Espaillat. 1960. Amétrico.
Para los héroes de la calle Espaillat. 1960. Amétrico.
Por Sócrates Barinas Coicou
I
Ahí está en medio de la calle. Destrozado.
A su lado la madre es una esfinge.
Pero no. No es una esfinge.
Jano podría ser para escudriñar el pasado
y desde este presente de su niño deshecho
avizorar el cárdeno horizonte de un porvenir sangriento
que los cerebros-bombas y los corazones-bayonetas
están queriendo escribir con sangre de inocentes
en el libro sin tiempo de la Historia.
I
Ahí está en medio de la calle. Destrozado.
A su lado la madre es una esfinge.
Pero no. No es una esfinge.
Jano podría ser para escudriñar el pasado
y desde este presente de su niño deshecho
avizorar el cárdeno horizonte de un porvenir sangriento
que los cerebros-bombas y los corazones-bayonetas
están queriendo escribir con sangre de inocentes
en el libro sin tiempo de la Historia.
II
- Detenedlos, Señor. Si Tu estás allá arriba
y tienes conocimiento de esas cosas,
detén esas manos sacrílegas,
pues cada gota de sangre de mi niño
se va a tornar en río impetuoso
que lo va a anegar todo
y nos va a arrasar a todos en su turbión maldito.
- Detenedlos, Señor. Si Tu estás allá arriba
y tienes conocimiento de esas cosas,
detén esas manos sacrílegas,
pues cada gota de sangre de mi niño
se va a tornar en río impetuoso
que lo va a anegar todo
y nos va a arrasar a todos en su turbión maldito.
III
-Ahí esta. Nada le falta. Solo ha dejado de respirar.
Pulgada a pulgada lo ha ido midiendo con sus ojos esa mujer
que no ha querido arrodillarse a tocar
esa parte de sus entrañas ya estériles
porque sabe que el dejo de existir
para que ella pudiera ponerse de pie
y caminar erguida, con la frente en alto
y la cara vuelta al sol de todas las dignidades.
-Ahí esta. Nada le falta. Solo ha dejado de respirar.
Pulgada a pulgada lo ha ido midiendo con sus ojos esa mujer
que no ha querido arrodillarse a tocar
esa parte de sus entrañas ya estériles
porque sabe que el dejo de existir
para que ella pudiera ponerse de pie
y caminar erguida, con la frente en alto
y la cara vuelta al sol de todas las dignidades.
IV
-¡Ay! Si no quisieran cojerse hasta el aire que uno respira
y ayer hubiera podido encontrar un mendrugo de pan
y un cántaro de leche, hoy le restaría un héroe a la Patria
pero yo conservaría con vida
esos preciosos ojos de mi hijo
que la Naturaleza le tomó prestados a su padre
para que pudieran mirarme como nadie ha mirado
ni nadie podrá mirar por todos los siglos de los siglos.
-¡Ay! Si no quisieran cojerse hasta el aire que uno respira
y ayer hubiera podido encontrar un mendrugo de pan
y un cántaro de leche, hoy le restaría un héroe a la Patria
pero yo conservaría con vida
esos preciosos ojos de mi hijo
que la Naturaleza le tomó prestados a su padre
para que pudieran mirarme como nadie ha mirado
ni nadie podrá mirar por todos los siglos de los siglos.
V
-Yo no sé que hace tanta gente desconocida,
alborotando alrededor de mi pequeño.
Pueden despertarlo.¡Tiene el sueño liviano
y es tan amigo de la soledad!
Recuerdo que una tarde de fiesta navideña
huyendo de la estridente algarabía del barrio
se encaramó en la mas alta rama de algarrobo del patio.
Lo bajaron unos hombres vestidos de rojo
y en lo alto de la escalera gigante que trajeron
la dulzura de su sonrisa tenía más luz
que la del Cristo del Nacimiento de las monjas del asilo.
-Yo no sé que hace tanta gente desconocida,
alborotando alrededor de mi pequeño.
Pueden despertarlo.¡Tiene el sueño liviano
y es tan amigo de la soledad!
Recuerdo que una tarde de fiesta navideña
huyendo de la estridente algarabía del barrio
se encaramó en la mas alta rama de algarrobo del patio.
Lo bajaron unos hombres vestidos de rojo
y en lo alto de la escalera gigante que trajeron
la dulzura de su sonrisa tenía más luz
que la del Cristo del Nacimiento de las monjas del asilo.
VI
-Quieren levantarlo del suelo.!Que no lo toquen!
El más ligero roce rebasaría la medida del dolor
en ese pobre cuerpo todavía el pecado
no se atrevió a manchar con sus urgencias.
Me dijeron que fueron hombres uniformados los del crimen.
No deben haber tenido nunca un niño entre sus manos.
Habría entonces que pensar
que son capaces de matar hasta sus propios hijos
por lucir, como muñecos de feria, un traje llamativo,
unas medallas relucientes, unas siniestras condecoraciones
y recibir en pago una pequeña moneda tinta en sangre.
-Quieren levantarlo del suelo.!Que no lo toquen!
El más ligero roce rebasaría la medida del dolor
en ese pobre cuerpo todavía el pecado
no se atrevió a manchar con sus urgencias.
Me dijeron que fueron hombres uniformados los del crimen.
No deben haber tenido nunca un niño entre sus manos.
Habría entonces que pensar
que son capaces de matar hasta sus propios hijos
por lucir, como muñecos de feria, un traje llamativo,
unas medallas relucientes, unas siniestras condecoraciones
y recibir en pago una pequeña moneda tinta en sangre.
VII
-¿ Por qué no me lo llevaron?
Hasta habría tratado de corregir la rebeldía que le nació del hambre,
la falta de unos libros
y la pena por yo no sé que cosas de la Patria.
Y ellos también reirían alborozados cuando, al verme,
su sonrisa contagiosa hubiera inundado de luz toda la calle.
¿ Hasta cuando los lobos sedientos de sangre
seguirán cebándose en esta juventud dominicana
que es la única que puede creer en nuestras rosas,
en la belleza de nuestras montañas,
en la limpidez de nuestros ríos, en la pureza de los ideales
y en la buena fe de nuestros hombres?
-¿ Por qué no me lo llevaron?
Hasta habría tratado de corregir la rebeldía que le nació del hambre,
la falta de unos libros
y la pena por yo no sé que cosas de la Patria.
Y ellos también reirían alborozados cuando, al verme,
su sonrisa contagiosa hubiera inundado de luz toda la calle.
¿ Hasta cuando los lobos sedientos de sangre
seguirán cebándose en esta juventud dominicana
que es la única que puede creer en nuestras rosas,
en la belleza de nuestras montañas,
en la limpidez de nuestros ríos, en la pureza de los ideales
y en la buena fe de nuestros hombres?
VIII
-Me dicen que con piedras, Señor, con piedras!...
Ahora recuerdo una certera pedrada
lanzada por las manos expertas de mi hijo
contra aquel gato que se comía los pollos y los conejos
y era el terror del vecindario;
pero es una cosa absurda, una cosa loca
pensar que se pueda luchar con guijarros pequeños
contra fusiles y ametralladoras.
¿Dónde estaban los ángeles que cuidan los niños?
¿Dónde estabas Dios mío,
para que pueda ser verdad tanta amargura?
-Me dicen que con piedras, Señor, con piedras!...
Ahora recuerdo una certera pedrada
lanzada por las manos expertas de mi hijo
contra aquel gato que se comía los pollos y los conejos
y era el terror del vecindario;
pero es una cosa absurda, una cosa loca
pensar que se pueda luchar con guijarros pequeños
contra fusiles y ametralladoras.
¿Dónde estaban los ángeles que cuidan los niños?
¿Dónde estabas Dios mío,
para que pueda ser verdad tanta amargura?
IX
-¡Qué no se lo lleven! ¡ Qué importa el tiempo!
¡ Si supieran lo que cuesta hacer un hombre!
Solo la máquina de coser sabe de las largas vigilias
mientras los sueños y las esperanzas van tejiendo
la historia portentosa de ese Señor del Futuro que duerme
-Miradlo bien. Ni es yankee, ni es cubano, ni es ruso.
Es un humilde mestizo dominicano
que jugó con la libertad y le quitaron
hasta el derecho de vivir sobre tierra.
-¡Qué no se lo lleven! ¡ Qué importa el tiempo!
¡ Si supieran lo que cuesta hacer un hombre!
Solo la máquina de coser sabe de las largas vigilias
mientras los sueños y las esperanzas van tejiendo
la historia portentosa de ese Señor del Futuro que duerme
-Miradlo bien. Ni es yankee, ni es cubano, ni es ruso.
Es un humilde mestizo dominicano
que jugó con la libertad y le quitaron
hasta el derecho de vivir sobre tierra.
X
-Vuelvo a mirar ese letrero que dice: “ Territorio Libre ”.
¿Cuándo será que las ideas estarán por encima de los hombres?
Ahora comprendo que todos somos culpables de esta tragedia:
Tenemos que hablar de amor y de desprendimiento
y no de bienestar y placeres,
y en lugar de Zutano y de Mengano
que viva la dignidad y la vergüenza.
De ahora en lo adelante
malditos sean los que inciensen caudillos
y en los altares de la adulación los eleven por encima
¡de esta sangrante y dolorida Patria mía!
-Vuelvo a mirar ese letrero que dice: “ Territorio Libre ”.
¿Cuándo será que las ideas estarán por encima de los hombres?
Ahora comprendo que todos somos culpables de esta tragedia:
Tenemos que hablar de amor y de desprendimiento
y no de bienestar y placeres,
y en lugar de Zutano y de Mengano
que viva la dignidad y la vergüenza.
De ahora en lo adelante
malditos sean los que inciensen caudillos
y en los altares de la adulación los eleven por encima
¡de esta sangrante y dolorida Patria mía!
PREGON DOMINICANOPor Sócrates Barinas Coiscou
¡ Mercado dominicano!
vitrina alegre y ruidosa
donde la patria se muestra
en la fiesta de colores
de sus frutos y sus gentes.
y mientras la vida amarga
duele en los cuatro costados
del bohío triste y solo
se pega el dulce a la vista
y el muchacho que lo lleva
parece que lo regala
en vez de ofrecerlo en venta.
Miel de criollas abejas
y grano de ajonjolí.
Te los entra por os ojos
mientras su voz lo pregona:
Llevo la dulce “alegría”,
“alegrías” de Francisca,
mientras la pobre Francisca
pena que pena penando
se a ganando la vida
vendiendo sus “alegrías”.
¿Quién dijo que puede haber
un dulce mejor que el nuestro?
¿Qué mieles viejas de Itaca?
¿Qué sosos higos en lata?
¿Qué turrones de Alicante?
¿Qué “pais” norteamericano?
¿Quién dijo que puede haber
un dulce mejor que el nuestro?:
Coconete, bola e piña,
piñonate, dulce e paya,
pan de maíz, huevos mejía,
pudín y pan de babata
suspirito, majarete,
raspadura y jalao,
casquillitos de guayaba,
dulce de mango y de coco,
pilones y caramelos,
canquiñitas cibaeñas,
funde de San Cristóbal,
el mejor arroz con leche,
masitas y bienmesabes,
tortillitas y borrachos,
azúcar parada canela
sobre un buen dulce de leche
“ especial y competente”.
Y en todos los días santos
no hay hogar donde no haya
las habichuelas con dulce.
A muchos hay que acusar
por el hambre de este pueblo
que pone todo el aroma
y pone todo el sabor
en sus platos deliciosos
que van cociendo con gracia
en el caldero del Trópico.
-¡Eta e Negrita e Moca!
-Aquí están las Tres Mujeres
y las José Machetazo.
Y los montones de yuca
-con almidón en el centro-
los produce la tierra
para que no muera de hambre
el hombre dominicano.
-¡Chivo de Monte Cristy
que de orégano se nutre.
-Chivo en vida sazonado
que lucirá como un rey
en las viandas de un sancocho
-Longanizas de San Juan.
-andullitos de Doña Ana.
-Rosquetes de San Cristóbal.
-Arepitas de San Carlos.
-Chicharrón de Villa Mella.
-Quesos de sabrosos de Higuey.
-Piñas de Licey al Medio.
Hojuelas y pastelitos
con sus “piques” o sin “piques”,
fritos con aceite y bija
y en el abultado vientre
muy poca carne molida
y puerros en abundancia.
En una paila gigante,
con un tridente filoso
que le da aspecto de bruja
prepara la vieja Pancha
los más sabrosos y ratos
“pasteles de Cativía”.
Un negrito cumbanchero
en alto lleva en las manos
como una hostia sagrada
el casabe de los minas
y en las mañanas comulga
el pueblo con esas tortas
poniendo en lugar de vino
en el cáliz de una taza
un café que huele a cielo.
Plátanos sancristoberos
-son palo e lu.-
igual que los barahoneros.
Y partiendo del mercado
va abajando por las calles
la voz que anuncia encendida
y con legítimo orgullo
los platos dominicanos
para matarnos de hambre.
¡Pregón de mi tierra amada!
¡Reloj de las madrugadas!
¡Gratuito despertador
que no nos cuesta un centavo!
¡Llega hasta mí, bien temprano
entre la tenue neblina
que anuncia el amanecer,
pues si me quitas el sueño
traes el presente del alba!
¡Pregón que en su entraña lleva
el alma dominicana!...
¡ Mercado dominicano!
vitrina alegre y ruidosa
donde la patria se muestra
en la fiesta de colores
de sus frutos y sus gentes.
y mientras la vida amarga
duele en los cuatro costados
del bohío triste y solo
se pega el dulce a la vista
y el muchacho que lo lleva
parece que lo regala
en vez de ofrecerlo en venta.
Miel de criollas abejas
y grano de ajonjolí.
Te los entra por os ojos
mientras su voz lo pregona:
Llevo la dulce “alegría”,
“alegrías” de Francisca,
mientras la pobre Francisca
pena que pena penando
se a ganando la vida
vendiendo sus “alegrías”.
¿Quién dijo que puede haber
un dulce mejor que el nuestro?
¿Qué mieles viejas de Itaca?
¿Qué sosos higos en lata?
¿Qué turrones de Alicante?
¿Qué “pais” norteamericano?
¿Quién dijo que puede haber
un dulce mejor que el nuestro?:
Coconete, bola e piña,
piñonate, dulce e paya,
pan de maíz, huevos mejía,
pudín y pan de babata
suspirito, majarete,
raspadura y jalao,
casquillitos de guayaba,
dulce de mango y de coco,
pilones y caramelos,
canquiñitas cibaeñas,
funde de San Cristóbal,
el mejor arroz con leche,
masitas y bienmesabes,
tortillitas y borrachos,
azúcar parada canela
sobre un buen dulce de leche
“ especial y competente”.
Y en todos los días santos
no hay hogar donde no haya
las habichuelas con dulce.
A muchos hay que acusar
por el hambre de este pueblo
que pone todo el aroma
y pone todo el sabor
en sus platos deliciosos
que van cociendo con gracia
en el caldero del Trópico.
-¡Eta e Negrita e Moca!
-Aquí están las Tres Mujeres
y las José Machetazo.
Y los montones de yuca
-con almidón en el centro-
los produce la tierra
para que no muera de hambre
el hombre dominicano.
-¡Chivo de Monte Cristy
que de orégano se nutre.
-Chivo en vida sazonado
que lucirá como un rey
en las viandas de un sancocho
-Longanizas de San Juan.
-andullitos de Doña Ana.
-Rosquetes de San Cristóbal.
-Arepitas de San Carlos.
-Chicharrón de Villa Mella.
-Quesos de sabrosos de Higuey.
-Piñas de Licey al Medio.
Hojuelas y pastelitos
con sus “piques” o sin “piques”,
fritos con aceite y bija
y en el abultado vientre
muy poca carne molida
y puerros en abundancia.
En una paila gigante,
con un tridente filoso
que le da aspecto de bruja
prepara la vieja Pancha
los más sabrosos y ratos
“pasteles de Cativía”.
Un negrito cumbanchero
en alto lleva en las manos
como una hostia sagrada
el casabe de los minas
y en las mañanas comulga
el pueblo con esas tortas
poniendo en lugar de vino
en el cáliz de una taza
un café que huele a cielo.
Plátanos sancristoberos
-son palo e lu.-
igual que los barahoneros.
Y partiendo del mercado
va abajando por las calles
la voz que anuncia encendida
y con legítimo orgullo
los platos dominicanos
para matarnos de hambre.
¡Pregón de mi tierra amada!
¡Reloj de las madrugadas!
¡Gratuito despertador
que no nos cuesta un centavo!
¡Llega hasta mí, bien temprano
entre la tenue neblina
que anuncia el amanecer,
pues si me quitas el sueño
traes el presente del alba!
¡Pregón que en su entraña lleva
el alma dominicana!...
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