viernes, 20 de febrero de 2009

Jorge Guigni es un Símbolo del Carnaval Popular de San Cristóbal



Por Marcial Báez.

En la más reciente exposición fotográfica “Los Rostros del Carnaval”, del artista plástico, fotógrafo, propulsor cultural y director y fundador del Carnaval Popular de San Cristóbal, Jorge Guigni, en la Casa de la Cultura, actividad que se realiza dentro de los actos especiales del Carnaval Popular de San Cristóbal 2009 y a la cual le anexa nuevas imágenes cada año, fuimos sorprendidos tanto el artista como nosotros, por un reconocimiento que le hicieron los directivos culturales, homenaje muy merecido; así como también tuvimos la oportunidad de presenciar un documental sobre la Trayectoria del Carnaval, una labor titánica que no solo tiene una historia escrita en la conciencia de los sancristobalenses, sino también en un libro de su autoría “Carnaval Popular de San Cristóbal, una historia para contar”:

Existen documentaciones que avalan la celebración del Carnaval en la ciudad de Santo Domingo para el 1520. Había carnaval para la fiesta de Corpus Cristi, San Juan Bautista, tres días antes de entrar en la cuaresma, para el aniversario de la fundación de la ciudad y para todas las grandes conmemoraciones.

Sin dudas, el carnaval constituye la festividad más importante y trascendente de la cultura popular dominicana. Independientemente de sus orígenes, características y evolución, el carnaval es hoy en día una celebración recreativa de libertad, integración e identidad, donde se hace una ruptura con la cotidianidad y se pasa a la representación simbólica, teatralizada, de la realidad, a partir de la sátira, con el fin de producir una alegría que sirve de catarsis colectiva a los pueblos.

Por esa razón, las máscaras, la exageración, el sarcasmo, lo insólito, lo satírico, lo inédito, lo atrevido, lo grotesco, lo imaginativo, etc. Son partes integrantes, fundamentales, del carnaval. Desde el punto de vista, el carnaval se presentará dentro de una dimensión artística, pedagógica y socio cultural, como parte integrante de una forma de concebir la vida, en la que hay profundas raíces de carácter filosófica, religiosa e ideológica.

Para celebrar la Independencia Nacional se incluyeron manifestaciones de carnaval, que se repitieron cada 27 de febrero en todo el país, institucionalizándose, como expresión patriótica cosa esta que se produjo con un carácter similar con las festividades de la Restauración, el 16 de agosto de cada año.

Los negros se integraron al carnaval, primero a través de las cofradías, en las procesiones, y luego en las calles, con sus danzas, su música, coreografía, arte, alegría e imaginación, enriqueciendo y transformando completamente el carnaval. Lo mismo pasó en San Cristóbal donde la participación del negro y el mulato en el carnaval ha sido determinante y trascendente.

Debido a las riquezas mineras, el territorio de lo que hoy es San Cristóbal fue un punto de atención para los españoles durante la primera fase del periodo colonial. Sin embargo su actividad fundamentalmente va a ser la producción azucarera, constituyendo el eje Jaina-Nigua-Nizao, el centro de la exportación más importante de América. De ahí se embarcó la riqueza de la isla para Europa. Por esa actividad fue llamada “La región de los Ingenios”, reconocida por la UNESCO como “la cuna de la Industria azucarera del Nuevo Mundo”, convirtiéndose hoy en día en “Patrimonio Nacional”, los testimonios aún quedan: El Ingenio Diego Caballero, Primer Ingenio Hidráulico de América, ( en proceso de reconstrucción) Ingenio Boca de Nigua, sede de la rebelión de los esclavos más grande de la época (1796), ( excelentemente restaurado ) y a la Iglesia de San Gregorio de Nigua, durante años centro regional de peregrinación.

El auge de la industria azucarera llevo una importante población negra, de la cual muchas de ellas huyó a las montañas dentro de un interesante cimarronaje y otra se dispersó en sus campos al decaer y desaparecer la industria azucarera. Posteriormente el mulataje fue muy intensivo en San Cristóbal, proceso que se profundizó cuando la ocupación haitiana por los acontecimientos que allí se dieron de familias de origen Francés.

Este proceso se transformó a nivel urbano a partir de un “blanqueamiento”que implementó Trujillo con sus migraciones “blancas”de otras regiones del país desde que creo allí su feudo, convirtiendo a San Cristóbal en su hacienda personal.

Al producirse la eliminación física de Trujillo y darse una apertura democrática, comenzó a redefinirse la identidad del Sancristobalense a partir de sus raíces y de un contenido cultural clandestino de resistencia, en la cual la juventud ha jugado un papel determinante. San Cristóbal, joya por redescubrirse posee los patrimonios más ricos del país todavía por valorizarse en su justa dimensión.


En ese contexto socio-cultural, de fuertes raíces españolas-afrodominicana, aflora el carnaval de San Cristóbal dentro de una dimensión espontánea. La agonía del régimen Trujillista, la muerte del Jefe y el impacto de Abril del 1965, conformarán momentos de crisis profundas en el carnaval de San Cristóbal. Sólo la figura de Julio Heredia de los Santos apodado “Walter James”(por su parecido con un famoso jugador de béisbol de San pedro de Macorís), testimoniaba y mantenía vivo el carnaval en las calles de la ciudad, mientras las elite se refugiaba enmascarada en los salones del “Casino”.

Desafiando todos los obstáculos, en febrero del 1980 los jóvenes del grupo teatral “La Rueda”, “Los Peregrinos y los músico-vocales “La Higuera”- “Raíces Negras”, organizaron el carnaval popular de san Cristóbal, a partir de una revalorización y una convocatoria donde se reconocía el derecho del pueblo a la alegría, su capacidad creadora protagónica en una dimensión democrática pedagógica, de identidad y de libertad.

La base para recuperar el carnaval popular fueron los barrios: Jeringa, Villa Valdez, Zona Verde, los Jorobaos, Pueblo Abajo, etc y la habilidad de sus artesanos como lo fue el maestro Blanco Mañana. Se recurrió a la memoria social para recuperar las esencias del carnaval. De allí resurgieron; las comparsas de Diablos Cojuelos, los Africanos, adornados de trajes multicolores. Los Indios, Los Galleros, Las 21 Divisiones, etc.

Aparecerán personajes como el doctor, el Toro, “Pire”, el hombre de los zancos, “Puntilla “, el Califé de este carnaval, etc. En San Cristóbal, Los roba la Gallina estarán representados por una simpática pareja de esposos, ella exuberante y el medio enclenque los cuales se comportan como esposos; la muerte en Yipe, con sus vejigas, cascabeles y cintas, se camuflajeará como si fuera un diablo, a fin de gozar y asustar más a los niños.

El 27 de febrero, las comparsas recorren las calles de San Cristóbal y al llegar a la tarima del parque Monumento de Piedras Vivas, delante del pueblo y de un jurado, escenifican su tema del desfile diferenciándose con esto de los demás carnavales locales.

Si duda, este carnaval tiene la mayor dimensión pedagógica del país, donde se encuentra el espacio más rico de su critica polito-social, con la capacidad más elaborada de fantasía, de magia y de imaginación. Es el carnaval como expresión cultural de la cotidianidad nacional e internacional.

A partir de la conciencia de su realidad de privaciones y de necesidad de transformación, el pueblo de San Cristóbal, por encima de todo lucha por su alegría dentro de una dimensión de esperanza. La esencia de esta consigna la encarnó “Walteryen”( Walter James ), cuando en una entrevista nos expresó (a Jorge Guigni): “El día que yo muera, quiero que todos los que se encuentren en el carnaval estén llenos de alegría, y que me entierren vestido de Roba la Gallina".

Terminado este recorrido histórico Jorge Guigni se convierte en un símbolo viviente de nuestro carnaval, el cual lo ha mantenido hasta nuestros días, con sus altas y sus bajas inculcándole al pueblo la manera de cómo participar y disfrutar del mismo; acudiendo, se celebre o no, al sitio de siempre como un ritual que quedará grabado, enraizado en cada sancristobalense por los siglos de los siglos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario