miércoles, 26 de septiembre de 2012

TODO POR CULPA DE LENSKY (Cuentos) / DIOGENES VALDEZ


PROLOGO

Hay cuentos que tienen la sabiduría popular sus orígenes y por tanto, nacieron para ser contados y a través de la palabra hablada; estos son los llamados “cuentos orales”. La mayoría en cambio, han surgido del intelecto y son tenidos en cuenta solo cuando aparecen publicados en algún medio de comunicación escrito son recogidos en forma de libros. A estos se los denomina cuentos literarios: Aunque unos y otros existen para ser contados, hay algunos que de manera especial fueron creados para ser contados y se les conoce con el nombre de libreto operáticos.

En este género, la historia que se encuentra tiene, en función de los elementos que intervienen, una triple exigencia. Debe existir un buen tema, una buena música, excelentes voces.

Alguna opera funcionan de la misma manera, dentro de la tradición clásica, que los cuentos literarios y tienen un final cerrado. Otros poseen una estructura abierta, tal y como se estila en las narrativas modernas. Lo mismo que en ciertos cuentos, hay operas con estructuras cíclicas en las que el personaje principal-llevado por el dinero-, se ve obligado a cumplir determinado ritual.

El libretista-alguien que esta muy cercano al dramaturgo-es quien se encarga de elaborar el texto al que el compositor pone música.

Muchas de estas historias cantadas tienen su origen en obras literarias de largo aliento. “La novia de Lammermoor”, de Walter Scott, sirvió para que el libretista preferido de Gaetano Donizetti (Salvatore Camarano) elaborase una trágica historia que le gran compositor italiano se encargaría de musicalizar, con el nombre de Lucia de Lammermoor. Romeo y Julieta, de Charles Gounod se apoya en la tragedia homónima de Shakespeare. Carmen,de Bizet, se sustenta en la novela del mismo nombre, del Abate Prevost. Hernani de Verdi tiene su origen en un drama de Victor Hugo, que utiliza idéntico titulo. Eugene Oneguin de Tchaikovski tiene su referencia literaria en una novela en verso de Alexander Pushkin. Gounod encuentra en el Fausto de Goethe, la inspiración para escribir una opera del mismo nombre: Verdi recurre varias veces a Shakespeare y escribe operas como Otelo, Macbeth, fastaffy, su opera mas conocida, La Ttraviata, se apoya en la Dama de las Camelias, de Alejandro Dunas. Wadislqav Uspenky toma en sus manos a la heroína de León Tolstoi, Anna Karenina, y construye con ella una opera de singular belleza.

Los ejemplos a citar podrían formar una lista interminable.

La mayoría de los cuentos literarios y la casi totalidad de los cantados están signados por el más trágico de los mitos literarios universales, el de “Tristán e Isolda”. Este síndrome presupone la presencia de “tres personajes” sobre los cuales debe apoyarse la historia: “el , ella, y el contrario”, a quien a veces se le denomina “némesis”.

Una característica que merece ser tomada en consideración es que algunos de estos cuentos cantados precisan de un observador, que sea también un escucha. De la misma manera, el relator (libretista) debe capturar el interés de ese “observador-oyente”, desde el primer instante. Hay que poner de relieve que el escritor del libreto, en muchas ocasiones recurre al artificio de ocultar un dato de relativa importancia, que será en definitiva, lo que habrá de fascinar a este observador y escucha.

Esa sorpresa en Madam Butterfly viene dad por la aparición de un hijo del que nadie sospechaba su existencia: En Otelo, el remordimiento sorprende, porque para redimirse, el personaje central debe quitarse la vida. El suicidio inesperado de Tosca, es el causante de variadas reacciones anímicas en ese observador-oyendo. El sacrificio de salvar al ser amado, en Rigoletto, no responde a otra lógica que no sea el de un amor enfermizo. LA recuperación del amor perdido en el momento en que la vida se escapa, convierte a la Traviata en un documento artístico inolvidable. En Lucrecia Borgia, la sorpresa es el carácter múltiple, pues el conspirador Genaro descubre que es un Borgia, hijo de la mujer que es símbolo de aquella familia maldita, a la que desprecia y combate. En Roberto Deveraux la sorpresa esta en el triunfo que María Estuardo obtiene desde su tumba, ya que es su hijo Jacobo quien hereda la corona de manos de la victimaria de su madre, Isabel I. Estos son solo una muestra de los múltiples recursos que se utilizan en alguna de las operas mas memorables.

Fnalmente, hay cuentos qie antes de ser cansados, fueron también contados de manera tradiuciponal.

Los cuentos infantiles Hansely y Gretel, de los hermanos Grimm, musicalizado por Engelbert Humperdinck y la Cenivienta, de Charles Perrault, cuya música corresponde a Joachino Rossini, constituyen ejemplos de lo anterior.

Mucho de estos cuentos cantados”, con un poco de imaginación pueden convertirse en textos literarios. Es lo que he intentado en esta entrega titulada Todo por culpa de Lensky. Me he valido de algunas anécdotas y he imaginado otras en las que las situaciones son muy distintas a las originales; con ellas he construido las narraciones que aparecen en este volumen. Reconozco, antes que nada, que algunos de estos textos no serán de fácil asimilación para quienes no tienen la música clásica, y en especial la opera, entre sus preferencias. Son embargo, uno de los cuentos del presente volumen encuentra su fundamento temático en un popular tango argentino, que por demás esta bien identificado por el titulo. Finalmente, confío en que los lectores valoren al osadía de haberse atrevido tanto.

El autor.

MANON VALDEZ

No se porque las mujeres de mi familia, sin ser demasiado religiosas, sienten una fatal atracción por las sotanas. En esto se parecen demasiado a la Manon del abate Prevost. En realidad ellas son dos, pero solo una es interesante, porque la segunda, aunque se trazo metas tenia poca inteligencia y lo mas que pudo alcanzar, fue un seminarista. La primera fue mas prudente y tomo lo que el destino puso al alcance de sus manos: un autentico sacerdote, con traje talar y tos los aditamentos.

La prima mano es hoy una venerable anciana que en su juventud habría podido suplantar con creces, no sólo a la de Prevost, sino a la de Massenet y la de Puccini. Siempre he creído que el autor de la original cuenta en su novela un drama personal, porque el caballero des Grieux se le parece demasiado.

La prima Manon pudo haber sido una excelente concertista, ya que se graduó de piano nada menos que en la prestigiosa Julliard’s School, pero cometió el error de regresar cuando la patria tiro de sus cuerdas y la arrastro hacia el oscuro pueblo del sur donde había nacido. Todo el mundo esperaba que ella se quedara por los “nuevayores” y se abriera camino hacia otros amaneceres.

Aquí se dedico a la docencia, pero antes de tomar el cargo de profesora de piano en el Conversatorio de música, quiso dar gracias a Dios por haber tenido tanta suerte. Al ver que el cura que oficiaba la misa tenía más pinta de actor de cine que de religioso, se enamoro y ya no quiso otra cosa que estar cerca de él.

De alguna manera Manon se las ingenio para ser la organista de la parroquia, y, al poco tiempo, dejo de ser un secreto que entre el apuesto sacerdote y mi fogosa prima había una relación mu intima. En un pueblo pequeño, los rumores siempre desbordan todas las coordenadas y, con muy poco esfuerzo, llegaron hasta los oídos del Superior de los Agustinos. Se dispuso de manera urgente el traslado del cura incélibe a una oscura parroquia de new York. Allá se perdería su rastro y pasaría a ser un sacerdote mas entre millones de personas, dentro de una urbe monstruosa y despiadada. Pero New York era el peor sitio para esconder algo a la prima Manon, sobre todo si “ese algo” resultaba de su interés, porque aquella ciudad ella la concia a la perfección.

Y hasta allá fue ella a buscar ese amor, rememorando un poco a Adela. Solo que la prima tuvo mas fortuna que la infortunada hija de Victor Hugo, porque después de buscar afanosamente por barrios y condados, cuando menos lo esperaba se frente a su caballero con sotana. Y el reencuentro fue algo maravilloso. Y así estuvieron uno al lado del otro hasta que-para decirlo de algún modo-, ella enviudo. Manon Valdez le sigue siendo fiel a su memoria y al contrario de las otras del mismo nombre, se considera una mujer feliz. TY todavía lo es con su segundo marido, un americano gordo y feo con quien no se ha querido casar. Una costumbre que no ha perdido es la de ir a misa todos los domingos y fiestas de guardar, porque a pesar de sus ochenta y tantos gloriosos años, en lo más profundo de su corazón, sigue sintiendo una fatal atracción por las sotanas.

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