domingo, 28 de marzo de 2010

De la preocupación de los autores de la Justicia en el 1996.


Félix Matos Acevedo

Discurso pronunciado en ocasión audiencia solemne del Día del Poder Judicial, San Cristóbal, 7/1/96

Una designación inusual ha permitido que nosotros aceptemos la honrosa oportunidad de dirigir nos a ustedes. Porque nos dice Marcos Salvi, “que hablar y el escribir, es en una palabra sinónimo de existir. No existe, no vive, quien no expresa, quien no se comunica, quien no emite y recibe noticias o mensajes de sus semejantes”. También qué designios del destino permitan que a estas alturas todavía estemos desempeñándonos en nuestras funciones. Circunstancias de todo tipo han impedido que sea realidad el tan anhelado Consejo Nacional de la Magistratura, organismo que tendrá la responsabilidad de designar una Suprema Corte de Justicia la cual elegirá, Ad Vitan, a los demás funcionarios del tren judicial y que la sociedad reclama de los hombres que la integran, tener en cuenta la seriedad de su papel protagónico, el cual estará manifestado en varios aspectos:

a) El nombramiento de los jueces de los tribunales de la República.

b) Control de la moralidad de los miembros del Poder Judicial, esta función no es nueva pero se precisa la implantación de una nueva concepción para juzgar disciplinariamente a los jueces.

c) Conocer en instancia única de acción directa en declaratoria de la institucionalidad, medio eficaz que permitirá la instauración del Estado de Derecho.

Somos de opinión que esa Cámara Constitucional Prácticamente inoperante desde su creación con las reformas del 94, rendirá al país, servicios decisivos que llevarán el respeto y vigencia de los derechos fundamentales del hombre que ya no serán una simple declaración teórica contendida en la ley sustantiva, sino una realidad social.

La preocupación de muchos sectores de la vida nacional, en el sentido de que la justicia seguirá atada a la cuestión política se descifra con un análisis elemental: cuando definitivamente se concretice el Consejo Nacional de la Magistratura, tendremos 7(siete) políticos decidiendo la suerte del Poder Judicial a saber:

- El Presidente de la Republica
- 2 (dos) senadores
- 2 (dos) diputados
- 2 (dos) jueces de la Suprema Corte de Justicia: estos últimos si no son políticos representarán la gran minoría del grupo.

Cada uno de estos integrantes reclamará y defenderá su cuota de jueces y que Dios nos proteja. La salida que tiene la sociedad civil es reclamar activamente que lanuela judicatura este adornada de las mayores prendas morales y calmar a Dios por la absoluta independencia del Poder Judicial y así tener la mejor selección de los Jueces vitalicios e inamovibles.

Este año fimos testigos de figuras conocidas en el argot popular jurídico, nos referimos a los mal llamados “Presos especiales” cuyo promedio alcanzo cifras increíbles y nadie reclamo la paternidad de tan mal sana invención. Además de una fiesta alegre celebrada por el ejecutivo en donde se bailo al son de decretos revocando leyes. No sabíamos que esto podía ser posible, pero los palpamos y sentimos en carme propia, y nos hubiera tocado padecer por dos años consecutivos esa injusticia. Si los abogados de Santiago no toman la iniciativa de someter una instancia ante el mas alto tribunal, lo cual provoco que se nos entregar el sueldo No.13 legal y justamente ganado por los magistrados. En cuanto a los presos especiales le toco a la justicia cargar con el peso de esa ignominia, desconociendo el procedimiento conforme al cual se sumaron tantos infelices al infierno llamado prisión, y en todos os casos la condena de la sociedad ala justicia porque esta no elevo a su debido tiempo una enérgica protesta, primero por el abuso de la “figura jurídica de os presos especiales y en segundo lugar contra los decretos que parecían ser mas fuertes que las propias leyes. Siempre habrá criticas a la justicia pero esta cual soldado disciplinado permanecerá recibiendo esos dardos mortales, una veces con razón otras sin ella. Porque no es desconocedora del viejo criterio exteriorizado por el escritor francés Anatole France destacadito ironista de la corriente de Renan quien escribió; (citamos) que “para el que piensa y actúa es mala señal no ser nunca vilipendiado, insultado o amenazado”.

Aceptamos la criticas con el mismo corazón que reabrimos los elogios, sin olvidar la sentencia de Wiliam Sahapespeare:”que alabanzas que os hacen son aparte de nuestro salario, una buena acción que muere sin un comentario, asesinará otras mil que dependen de esos”.

Al juez se le encarga realizar lo que se llama administración de justicia. Cuando su decisión esta conforme con la ley, esto es, con la norma que ha dictado el legislador, se dice que es justa, de lo contrario estamos frente a un acto de injusticia.

Los pecados de la justicia dominicana, probablemente no son mayores que los de las demás esferas de la vida publica y privada de la Nación, lo que pasa es que es la administración de justicia se le considera un cuasi sacerdocio; y es lo que no entienden muchos políticos. Entonces, sus faltas, venalidades, impunidades, atropellos a inocentes, hipocresías, resultan mas escandalosos, además porque los desmanes que se comenten se hacen en nombre de la ley e invocando normas legales. El funcionario administrativo que atropella o despoja lo hace a base de su propio poder siendo muy celebradas sus actuaciones por la opinión publica, como hay ejemplos bien conocidos: señalamos el caso de jueces que automáticamente dictan largos encierros, cuentan con el aplauso de la opinión publica. Sin precisar la legitimidad de dichas sanciones. Las otras esferas del poder público consideran corruptas las decisiones judiciales que favorecen a detenidos, aunque su prisión sea contra la ley, e imponen su voluntad “enceradora” por encima de la decisión judicial.

Cuando se habla de la crisis moral del sistema judicial, debe tomarse en cuenta los ahogados postulantes ante los tribunales y organismos judiciales, que son parte muy importante, quizás decisiva de la degradación del sistema.

Con sus excepciones pero hay que tomar en cuenta la cobardía moral de la nación al no atreverse a protestar contra las viciosas persecuciones políticas, por temor a ser llamada socia de la corrupción, pero tampoco lo intenta contra bárbaras condenas de acusados de narcotráfico. El miedo es el mayor socio de las extorsiones económicas y morales que se cometen en nuestra Nación, por ello, tenemos que buscar la solución para remediar la situación y en ese mismo sentido edificar una fortaleza protectora de las decisiones judiciales honestas, las que aparecen como sospechosas, y mas grave aun suelen ser desacatadas: mientras que la brutalidad atropellante es celebrada por el publico. Debemos comenzar por enfrentar la cobardía ante los chantajistas y los extorsionistas morales y económicos y así comulgar con el criterio de que la justicia es un firme y constante deseo de dar ac cada uno lo que le corresponde. Pero no hay que olvidar que la misma es siempre una violencia para el ofensor, porque cada cual a sus ojos es inocente, en consecuencia esta tiene una hermana que es la fuerza porque siempre se ha dicho que la justicia sin fuerza y la fuerza sin la justicia son dos grandes desgracias, organizadas las cosas así coincidiremos con Cicerón cuya rase clásica establece:”que la Justicia es reina y señora de todas las virtudes”.

La suerte esta echada, las responsabilidades han sido atribuidas, los resultados que los cuente la historia, muchas gracias.

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