martes, 29 de diciembre de 2009

Conferencia sobre Periodismo y Literatura




Juan Bosch

Fragmentos:

El Profesor Onofre de la Rosa explicó que el tema de charla es Lenguaje Literario y Lenguaje periodístico.

¿Qué diferencia hay entre estos dos lenguajes?

La que hay entre el ejercicio de la palabra desde un punto de vista artístico, que es el literario, y desde un punto de vista profesional, que es el periodístico.

La literatura es arte y periodismo es profesión. Ahora bien, debo explicar que diferencia hay entre arte y profesión; y diré que la obra del artista es inventada a partir de un conjunto de impulsos en os que figuran la imaginación y la sensibilidad, pero en el caso de los literatos en su obra juega un papel importante el dominio del lenguaje debido a que este es un medio a través del cual los literarios llegan al publico; y también, cuando son muy buenos, legan a la posteridad. En el caso del un pintor no son las palabras, son los colores; en el caso de un escultor es su capacidad para construir imágenes en barro, en yeso, en mármol, en piedra. En el caso del periodismo, esa es un a profesión que usa el lenguaje así como lo usan los literatos, pero no para inventar situaciones y personajes como hace el literato, sino para describir o comentar hechos que han ocurrido o están ocurriendo en el país o en otra parte del mundo y para exponer opiniones.

El caso del periodismo no es el de literato porque, como dije, el periodismito es una profesión; y es una profesión que se ejerce al servicio de empresas que son a la vez industriales y comerciales. Son industriales porque fabrican el periódico o la revista y son comerciales porque venden espacio a los anunciantes y también las venden el periódico o la revista a os lectores. Pero fundamentalmente, los periódicos son empresas que compran noticias y venden noticias; naturalmente, estoy hablando de los periódicos comerciales, que son la inmensa mayoría; les compran noticias a las agencias noticiosas y a s periodistas que trabajan para ellos y les venden esas mismas noticias a las gentes que compran los periódicos.

El periodista es como lo he dicho: un profesional que debe conocer no solo su lengua sino también otras cosas, como la geografía, la historia y los problemas de su país y los del mundo, en la medida de los posible, o por lo menos, los de los otros países; pero sobre todo, el periodista debe conocer en detalle el problema de que trata en el periódico para cual trabaja, o para la estación de radio o de televisión, que han venido a ser periódicos sonoros.

Por ejemplo si dedica a escribir sobre asuntos políticos lo menos que le toca saber es como están organizados los partidos policitos del país; cual es su posición ideológica de cada uno; de donde proceden los fondos con que cubren sus gastos; quienes son sus dirigentes y cómo y por qué ocupan puestos de dirección. Un periodista no puede conformarse con ser un ganapán; en su condición de profesional de la Comunicación Social tiene un compromiso con sus lectores, que es similar al de un profesional de la medicina con los enfermos. El médico esta en el deber de devolverles la salud a sus pacientes, a os pacientes que usan sus servicios, y el periodista esta en el deber de transmitirles a sus lectores todo lo que sepa el del tema que está tratando.

El periodista es un escritor, y si no lo es no puede ser periodista a plenitud; y ata todo aquel que desempeñe el oficio de escritor el genero a que se dedique será un barco que navegara bien si lleva en la popa una hélice que remueve impulsada por una máquina, y las máquinas se niegan a trabajar si les faltan piezas, bielas, cilindros. La máquina que mueve el barco en que van juntos todos os que trabajan con palabras, sean periodistas o sen literatos, es la lengua, y en el caso nuestro, la lengua española.

Esa es mi convicción. De ahí que termine esta charla diciendo que lo mejor que podría hacer un estudiante de periodismo que no domine la lengua de su pueblo es renunciar a esa carrera si honesta en condiciones espirituales y materiales de volver aras y empezar sus estudios por el nivel más elemental indicado para aprender a escribir, como lo hicieron periodistas de otras generaciones que todavía trabajan.
Editora Alfa Y Omega. Tercera Edición. 17pags. 1990. Santo Domingo.

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