martes, 20 de octubre de 2009

EL RUIDO Y LA SALUD


Ruido, estrépito, alboroto, bullicio…

El nombre no es importante, pero los sonidos indeseados constituyen el estorbo público más generalizado en la sociedad actual. Y es más que un estorbo. El ruido es un peligro real y efectivo para la salud del pueblo. De día y de noche, en la casa y en el trabajo, en la calle, en el recreo, dondequiera que estemos, el ruido puede ocasionarnos serias tensiones físicas y emocionales. Nadie es inmune al ruido. Aunque aparentemente nos adaptamos a el ignorándole, la verdad es que el oído siempre lo capta, y el cuerpo siempre reacciona, a veces con extrema tensión, como cuando oímos un sonido extraño en medio de la noche.

La molestia que demostramos cuando nos topamos con un ruido desagradable es el síntoma exterior más común de las tensiones que se crean en nuestro interior. Y de hecho, ya que la irritabilidad es un síntoma tan notable, los legisladores a menudo la usan como criterio para medidas de control de ruido.

Otros peligros más serios causados por el ruido han sido menos atendidos, quizás por ser más útiles. Pero debemos estar atentos a las molestias que el ruido nos ocasiona, pues pueden augurar otros males físicos y emocionales.

Entre los peligros a la salud causados por el ruido, el más notable suele ser la perdida auditiva. La perdida auditiva ha sido científicamente observada, medida, y establecida como un efecto de los impactos sonoros excesivos.

Hay otros efectos más difíciles de establecer. Se cree, por ejemplo, que en algunas personas la tensión de un ruido puede aumentar su susceptibilidad a contraer infecciones y otras enfermedades.

Para otras personas aún más susceptibles, los ruidos podrían ser un factor agravante en enfermedades cardiacas y en otras.

Un ruido que le cause molestia o irritabilidad a una persona saludable podría conllevar serias consecuencias para una persona ya enferma física o mentalmente.

El ruido nos afecta a través de toda la vida. Ha habido indicios de perjuicio al feto cuando las madres han estado expuestas a ruido industriales o a otros ruidos ambientales excesivos guante el periodo de embarazo. En la infancia y juventud, los jóvenes expuestos a altos niveles de ruido pueden experimentar dificultad en aprender, y mala salud. Y en la edad avanzada las personas suelen tener dificultad en conciliar el sueño y en descansar.

¿Por qué motivo entonces no existe más inquietud en relación con el ruido y sus efectos sobre la salud? Quizás porque en algunos aspectos no se ha podido establecer concluyentemente una relación de causa y efecto entre le ruido y ciertos síntomas de enfermedades.

Quizás hemos llegado a aceptar el ruido como el precio que hay que pagar por el progreso. Se ha llegado además a aceptar la sordera parcial como un riesgo ocupacional inevitable.

Los efectos del ruido sobre la salud son a menudo difíciles de identificar y difíciles de relacionar. Hace falta al efecto más investigaciones científicas bien documentadas. A pesar de que sí sabemos que el riesgo existe y que el peligro es real.
Health Problem.US.EPA. 1978

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