domingo, 15 de marzo de 2009

Pasión Vital de Monseñor FREDDY BRETON



FREDDY ANTONIO DE JESUS BRETON MARTINIEZ

Freddy Antonio de Jesús Bretón Martínez nació el 1947 en Canca la Reina, Provincia Espaillat, República Dominicana. Hijo de Domingo Antonio Bretón López y Ana E. Martínez Méndez, primero de cuatro hermanos (Freddy, Juan Constantino, Domingo y Martín Alejo) y cuatro hermanas (Ana Teresita, María Bernardita, Carmen Nelia, y Altagracia Milagros). Ordenado prebístero el 10 de septiembre del 1977.Obispo de la Diócesis de Baní (Provincias San José de Ocoa, San Cristóbal y Peravia) desde el 19 de septiembre de 1998, fecha de su ordenación episcopal y toma de posesión. Ha publicado: Libro de las Huellas (1985), Bandera de algún viento(1991), Voces del Polvo (1993), La Máscara del Tiempo (1995), El Apellido Bretón en la República Dominicana (2003), Entre la voz y el Fuego (2007) y Pasión Vital (2008).

EL Obispo Escritor y Poeta.
Por Marcial Báez

Monseñor Freddy Bretón, el Obispo Escritor y Poeta, como le llamo, además de ser un gran orador, en estos 53 escritos nos muestra su maestría de narrador, en un lenguaje sencillo, llano, de pueblo, reflejando su realidad, esa que nos muestra la vida día a día, y que al leerlos nos inculca su singular sabiduría en un recorrido que vivencian una sumatoria de temas como la fe, la vocación, la familia, la eucaristía, la felicidad, el amor, la filosofía, la comunidad, el jubileo, la navidad, en síntesis: el camino para llegar a Dios concientes de lo que somos.

Subrayando el mismo, me he detenido en tres temas puntuales, el Arte de innovar, la Palabra a través de la lectura y la Tradición y la Búsqueda de la vida. Con estos subrayados quiero llevarles a conocer no sólo al hombre humilde, al pastor, sino a un ser que vive su fe y que esta Pasión Vital lo retrata de “pies a cabeza”.



PASION VITAL

El presente libro recoge escritos de diferentes épocas de mi vida. Unos editados en distintos medios, y otros inéditos. Como nunca tuve intención recopilatoria, me ha resultado laborioso reunirlos y, a veces, también datarlos (aunque esto lo hago notar en cada caso). Los trabajos ya publicados, proceden principalmente de las revistas perspectivas y Amigo del Hogar (en esta usé también el seudónimo Antonio Martí, en Santo Domingo; y del Semanario Camino, en Santiago:




Vivir o el Arte de innovar.
Subrayados

El camino a lo inédito ha sido, además de dramático, bastante pintoresco. Aquí como en otras partes, la gente aprende a colgar su verbo, y este se articula- lo mismo que sus actos- en base a premoniciones. A pesar del tiempo transcurrido, nuestra política vernácula no acaba de abandonar los usos milenaristas y el talante agorero.

Cabría, por otra parte preguntar a los santos, a los filósofos, a los artistas y pensadores, a los escritores e inventores si es fácil crear. Aunque más bien parece que no hay nada fatigoso y monótono como producir algo original. El creador es con frecuencia incomprendido; podría dar incluso la impresión de ser poco amigo del trabajo, o de ser un francotirador, una persona incapaz de compartir siquiera su aburrida soledad.

La novedad no siempre esta libre de sospechas, por lo que a los innovadores normalmente les toca sufrir. Así, la irrupción de Cristo en la historia fue algo totalmente inédito, y hasta la gente sencilla percibió la diferencia: “¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad!”. Conviene apresurarse a reconocer que, aunque eludir sistemáticamente el cambio equivale a morir, no todo lo nuevo es conveniente. Una de las fuentes de novedad más apreciadas es el placer, y sus adeptos se muestran insaciables. Compiten en creatividad llegando a límites inconcebibles, pero pronto los atrapa la rutina.

Una de las realidades más asombrosas del mundo es la diversidad de los seres vivos; aunque las moléculas de la vida llenan el cosmos y los seres de la tierra compartamos el mismo planeta y una biología molecular idéntica somos distintos. Porque la innovación no está en los átomos y las moléculas que nos constituyen sino en la manera de combinarse entre sí. Aunque aparentemente cada ser humano no es más que un modesto conjunto de agua, calcio y moléculas orgánicas, constituye paradójicamente una maravillosa e irrepetible realidad. Dios, según la expresión popular, bota el molde después de hacer a cada persona. No importa que ahora no distingamos a un chino de otro chino, ni a ese de un japonés: nadie es igual a nadie, pues Dios no se repite.¡Cada persona es una absoluta novedad! A cualquier ser humano podríamos decirle con toda verdad lo que se afirma de él en el mito esquimal de la creación: Nunca vi nada semejante a ti. Y por eso mismo, nadie daña más al hombre que quien lo vuelve rectilíneo, adocenado, uniforme, anulando su individualidad, borrando de la tierra la diversidad. La evangelización no puede ser diferente en su contendió esencial, que es el mismo Cristo, pero puede serlo en cuanto a nosotros se refiere. La Iglesia está llamada a auscultar el latido del tiempo para poder responder adecuadamente a los nuevos desafíos.

El secreto de la absoluta novedad es Dios, que es amor (1Jn 4, 8) y se goza en llenar de su ternura todas las cosas.El amor no es esencialmente, una relación con una persona especifica; es una actitud, una orientación del carácter que determina el tipo de relación de una persona con el mundo como totalidad…”

No hay cosas aburridas, sino personas vacías y torpes. Cuando el ser humano está pendiente de la vida,”Las cosas más importantes tanto como las insignificantes, toman una nueva dimensión. Dios es comunidad y crea comunidad, pero jamás mata la individualidad.

Somos de verdad, dichosos los que tuvimos la suerte de nacer de padres con ojos. Es decir, con los ojos y corazón. Para ellos, la vida era una fiesta (aunque hubiera enfermedad y hambre); todo en ella tenía sabor de novedad. La mirada estaba atenta a la delicadeza de Dios hasta en los detalles; pudimos aprender a verlo habitando en las criaturas, según dice S. Ignacio de Loyola,”en los elementos dando ser, en las plantas vegetando, en los animales sensando, en los hombres dando entender”

Pienso que a veces nos hace falta volver a descubrir el mundo como el niño que por primera vez se inclina, estando de pie, mientras baja la cabeza hasta colocarla entre las piernas; cuando la levanta, roja por la sangre debido a la posición hacia abajo, exhibe siempre una sonrisa entre pícara y alegre:¿acaba de descubrir el mundo al revés?¿Por qué no descubrirlo también en nosotros?




Encíclica VeriTatis Splendor: Aspectos Bíblicos
Subrayados

La Iglesia misma recomienda a los profesores "de ciencias bíblicas”- para que sean fieles a su quehacer-“Trabajar a nivel del texto, a nivel del acontecimiento que este encierra y a nivel de la tradición que lo comunica e interpreta”.

De modo que es crucial para la Iglesia la correcta interpretación y el uso adecuado de la Sagrada Escritura. Y si arriesgado es el uso de la Escritura en la dogmática, creo que lo es más en la moral.

Piénsese, si no, en el desastroso resultado del uso fundamentalista o literalista de las abundantes secciones patriarcales, con los crudos relatos de su comportamiento, por ejemplo, de tipo sexual. Abrahán permite que la hermosa Sara, su mujer, sea llevada al harén del faraón; por temor a perder la vida, se hace pasar por hermano y no por esposo de Sara(Gn12,10ss). Por otra parte, Lot ofrece sus dos hijas a los enardecidos habitantes de Sodoma, pues éstos- en su arrebato- no respetaban ni a los Ángeles. Estas mismas doncellas dirán luego:”Vamos a embriagar a nuestro padre y acostarnos con él…”.”Y concibieron de su padre las dos hijas de Lot” (Gn 19,52ss).

En la misma genealogía de Jess-además de otros puntos oscuros- se dice,”David engendro a Salomón en la mujer de Urías”(Mt 1,6), sin escamotear para nada ese vergonzoso hecho.

Hay que ver todo lo que hace el buen San Agustín para explicar, por ejemplo, la poligamia de los patriarcas. “Así-dice-tenían mujeres por causa de Dios” (en cuanto Dios quería que el pueblo se multiplicara). Y agrega enseguida: Eran otros tiempos”.

Lucero también decía: “spiritus solus intelligit Scripturas rete et secundum Deum”. Y entiendo que tiene un sentido muy próximo a la conocida expresión de la dei verbum: “La escritura se ha de leer e interpretar con el mismo espíritu con que fue escrita.

Algunos de los Padres conciliares querían que se dijera que la verdad cristiana está concebida parte en la Sagrada Escritura y parte en la Tradición (“ Partim… partim”). El Concilio desaprobó esta forma tan tajante. De hecho, algunos temas del mismo concilio fueron ilustrados sólo a partir de la tradición. Esta de más decir que todo esto (Escritura vs. Tradición) es fruto, más que de la razón, de la necesidad de sostener contra viento y marea rígidas posturas doctrinales, nacidas y crecidas al fragor de la polémica. Porque, quién no sabe que la tradición es esencial a la escritura, pues por tradición se forjó, se constituyó, mientras crecía en el seno de una comunidad que la pasó de unas manos a otras manos (de un corazón a otro corazón): de una a otra generación.(“Tradere”…). En cada época, esa comunidad (que será la Iglesia), la ha custodiado. Se ha nutrido de ella y la ha difundido.

Vemos que de inmediato la encíclica hace que la verdad rebase el ámbito filosófico para asumir insondables dimensiones bíblicas, y específicamente joanaicas: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,16). Y tratándose de una encíclica que versa sobre la oral, conviene recordar que camino (derek, odos), de ser el espacio físico para el desplazamiento, pasó a significar la vida misma del ser humano, y también su comportamiento. Camino y vida son, pues, dos palabras claves en la moral. Así, la vida por ejemplo, no sólo es el ámbito natural de la moral, sino su razón de ser y su meta insoslayable.

Me parece que el tema bíblico del amor es muy útil para saber si un documento de oral acierta; más aún, para saber si el cristianismo acierta.

Por eso, de las primeras cosas que se me ocurrieron fue examinar la Veritatis Splendor en el amor, como diría S. Juan de la Cruz.

Creo que aprueba con notas excelentes. Es de las partes mas hermosas de la encíclica: hasta la ley se “dulcifica” un poco, mirándola desde la cruz, desde el radical amor de donación de Cristo. Porque “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15,13). En eso se resume la ley y los profetas y, por tanto, ¡la moral también!.




Buscando La Vida
Subrayados

Recuerdo perfectamente la escena. Conversaba con un jovencito en una calle cualquiera de un barrio pobre. Por la misma calle venía un niño sucio y harapiento. Se paraba frente las casas de las familias más acomodadas, y después de escarbar los zafacones con sus manos, pedía con los ojos y la boca algo para comer. Al pasar por nuestro lado, oí al jovencito que, señalando al pobre niño me decía: “Ese es un buscavida”.

El que busca la vida es porque no la tiene. O tiene algo que se parece a ella y quiere hallar la vida verdadera.

Según eso: ¿Es vida la de ese niño hambriento, escarbando zafacones?¿Quién se empeña en mantenerlo alejado de la vida?¿Quién lo destina a ser viralata, como si fuera perro realengo?¿Hay algún ser humano que haya nacido para eso?

-A pesar de todo, nos gusta la vida:
-El novio llama a su novia “mi vida”. Lo mismo la esposa al esposo, la madre al hijo, etc.
-Deseamos que Dios dé “larga vida”.
-Al estornudar deseamos “¡Salud!”(Que es vida sin enfermad).
-“Te quiero más que a mi vida”, decimos, indicando que lo más que queremos es la vida.
-Cuando aclamamos a alguien decimos “¡Que viva!”Los científicos estudian la vida. Los filósofos hacen tratados sobre la vida.
-Los políticos se dan buena vía. Los poetas enloquecen ante la vida. En las canciones se trata y maltrata la vida…

Así, ente el montón de canciones que dispara al aire nuestra radio, hay canciones muy hermosas, algunas dedicadas al tema de la vida o que aluden a él. Quién no recuerda “Gracias a la Vida”, o aquella de Pablo Milanes, que todavía se escucha a menudo “Para vivir”, sobre todo donde dice:” Y aunque el llanto es amargo, piensa en los años que tienes para vivir”. Y también “Me olvide de vivir”, de Julio Iglesias. Hace años se oía “tengo una guitarra herida”, en la voz de la brasileña Denise Dekalaf, que decía: “Yo no le temo a la muerte, que más le temo a vivir, en un mundo como este, que no sabe sonreír”. Tampoco queremos un mundo cualquiera para vivir. Exigimos un mundo que sepa sonreír. Por eso, quizá, escribí una vez:

“¡Dios bendiga la risa de los niños!¿Hay tesoro más preciado?
¿Cabe en bancos o en chequeras?
Yo quiero ser millonario de limpias y alegres sonrisas.
¡Quien pudiera ver reír, desbordar el mundo de sonrisas;
Escuchar absorto el coro de los niños
sin que se quiebre jamás el tierno cristal de su risa”

El cristiano sigue al que es la vida y comunica vida verdadera, interminable. El seguidor de Cristo batalla durante su existencia, preparando activamente su encuentro con Dios. No se lleva de decir que hay otra vida, pero sin hacer nada positivo en esta. No la espera sentado: la construye desde ahora. Y al morir, piensa que el mismo es como el grano, que se pudre para dar fruto; que la muerte es un paso de plenitud en el camino de su vida. Y sintiendo como todos la instintiva repugnancia de la muerte, encuentra fuerza en Dios para avanzar confiado hacia ella.

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