domingo, 14 de octubre de 2018

HECHIZO DE LLUVIAS Y OTROS CONJUROS / Ramón Mesa




Prologo/ Frgamento / Jesús Cordero.

En cada verso escrito o por escribir habita un ser que muda en medio de nuestras palabras, despertar ese ser es encontrar el poeta, sus mundos interiores y sus alocadas verdades. De lo soñado que rompe definitivamente con la logicidad del animal eterno. Ese animal que somos cuando nos despedimos del mundo en que todos están para estar en el que no bastan las significaciones  comunes, ni los idiomas, ni los gestos, ni los acostumbrados decesos fortuitos para el que espera con extrañeza la otra mitad de esta vida.

Poetizar siempre será un acto desvelador, un acto arriesgado, un acto sumamente conspirativo; una revolución constante, una lucha tenaz contra todo y muy específicamente contra uno mismo; uno que resulta ser el más cruel de los adversarios.

Pero como enfrentar esta poética, como arrancar de cuajo sus estructuras básicas con la clara determinación de quien construye, barra por barra, su propia cárcel, como quien vomita corazones estrellados, como quien arrastra entre cadenas y púas todas las almas juntas.

En Mesa poetizar es desalmacenar, escupir sobre cualquier materia el caos que se ha formado durante años de ver o vivir horrores, golpes desamores, humillaciones, muertes, pasiones, hambres, penas, escases, heridas, desapegos, lagrimas, traiciones costumbres, impotencias, y otros amplio rosario de situaciones que afectan, y deben afectar directamente al escribiente, poeta de estas sociedades.

Esta poética puede ser el principio o fin de un universo cargado de sueños jamás un espacio común nunca un encuentro feliz. Siempre el destino de consultas para las ideas y pensares colectivos.

En mesa, el sur es una poética. El sur es una poética que nació redonda como tierra sembrada de nombres, salves, bacas y espíritus solitarios que arrastran cadenas, largas y ancestrales. El sur es su propia multitud arrinconada siempre, brutal, como el cuero de sus tantas heridas. Sutil como el corazón enorme de la noria donde el indio más joven se robaba los ojos de quienes lo veían cortar en dos el arcoíris del charco.

Esta poética se basa en los principios fundamentales; destrucción, Construcción, cada uno en su forma y fondo sirve de medio para la irreverencia del todo y de sus partes. Es una burla no de los temas, muchos hasta sacrosantos, sino de la forma en la que pueden ser tocados, trabajados en el poema:

Porque sabemos secretamente
Que dios no ha inventado el cielo
Y ha venido con una lámpara
A ensayar mi nombre con carne de alfabeto
(Fragmento del poema “manténganse fuera del alcance de los niños)

¿Cuánto hay que vivir para escribir un verso? ¿Cuánto hay que morir para escribir un verso? ¿En cuántas partes hay que dividirse y dividir el mundo de la manera que permita su estudio, su vivir y su vivir en el escrito que es realmente la dimensión poética a la que se aspira? ¿Cómo se consigue la estatura del sueño, como se acostumbra uno a no tener razón aunque la tenga, a no vigilar el mar ni sus olas que predican sobre el sexo de la espuma?




El amor es un misterio 2015
Primer misterio
(Devoción de la noche)

ASOMATE ¿ve?, nunca creíste que se pudiera ver el jardín por una herida. No es un decir. Ningún camino es estrecho. Ninguna palabra tampoco, aunque en ella no quepa tu nombre ni tu sonrisa, ni el beso de repente, ni yo mismo. Ningún camino es suficientemente corto como para exigir sus propios pasos, aun sean a ciegas, como cuando lamia tus senos, igual que un perro poseído lame la luna.
La noche boca arriba
También es una trampa.

Sé que nuca creíste estas cosas, estas heridas tan hondas, tan íntimas, tan hacia mí mismo, que te anulan de toda culpa, como si fuesen un pozo blanco donde te lavas las manos después del polvo, después del cansancio mi corazón al y el hastío. En mi corazón algo pesa más que la sangre, más que el agua que gota a gota borra la ventana, para cada silueta, cada atisbo de ti.


 Hechizo de lluvia 2015

El nombre de la rosa

El nombre de la rosa se hizo canto molido
cadáver devorado por las polillas de la historia
fue así como se volvió silaba el papel y sangre en cada
huerto, en cada recodo del jardín
al filo del amor,
símil perfecto de la burbuja,
mueca infalible de lo eterno.

El nombre de la rosa se hizo luz,
en el florecen las piedras que arruinan su ternura,
fragmentos de sangre azul turquesa,
hojas y pétalos de hule.

Así esta escrito,
el nombre de la rosa es de vidrio y trae silabas descalzas
de polen así lo predice la savia oculta entre las alas
de las mariposas que emigran.

Es tan bello el nombre de la rosa, que no admite escaleras.

El nombre de la rosa no es un quejido de goznes
enmohecidos
Pero cuanto duele pensar a secas en su olvido

El nombre de la rosa tiene en sus petalos
un dejo de lagrima y perfume,
éxtasis que no cabe en una gota de cosas tristes
ni de amago sobrenombre para los difuntos.

El nombre de la rosa está escrito desde la memoria agreste
del papiro, desde la infancia de la cal y la arena
donde el propio nombre de la rosa
fecundó el mito abstracto del amor y los abismos.

El nombre de la rosa se desgarra bocarriba
cuando el alba dicta sus temblores,
Mientras acumula su belleza la paciencia del rocío
el nombre de la rosa es un culto a lo breve,
un despojo de sí misma.

Ya ves,
nadie graba una lápida en nombre de la rosa,
o en nombre de los pétalos que aguardan en su corazón tu
olvido.


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