jueves, 24 de enero de 2013

DE LA MISMA VIDA, UN BOTÓN.


Marcial Báez

“Vuestro amigo es la contestación a vuestras necesidades.El es  campo en el que sembráis con amor y cosecháis con agradecimiento.Y el vuestra mes y vuestro hogar. Porque os aproximáis a él con vuestra hambre, y buscando la paz”.Gibran Jalil Gibran

Por momentos la aprehensión de la realidad objetiva se nos confunde con el verbo y los símbolos surgen en la configuración espacial, que lúdica nos proporciona el placer de recrear imágenes almacenadas por el tiempo en su derrotero.
Todo esto para llegar al recuerdo latente de recibir estímulos, tan positivos, que conscientemente van dirigidos hacia el interior de nuestra existencia, recurriendo siempre a la libido que nos aprisiona hasta alcanzar el climax interaccional, unificando afectos y emociones.
De ahí, la representación genuina de afectividad desbordante envuelta en las notas musicales de un canto cautivante, ritual de cuerpos acompasados, piernas y movimientos coquetos, que plasman la satisfacción mutua de encuentros eróticos en la expresión original de sus raíces.
Ella, coleccionista de sueños, de realidades, de ideas de la vida misma; límpida e incondicional en sus actuaciones. Tan llena de si, traza las metas que recorrerán seguras pisadas, donde las huellas irán obsequiando enseñanzas. Su sombra: acuna y clama, protege y ama.
Ella es un proyecto vivificante, mezcla de sensaciones táctiles y oníricas, donde el unicornio se yergue escultórico, trasparentado en las ballenas jorobadas, surcando los azules y profundos mares, buscando la casita encantada que sus pensamientos van creando como respuesta a los avatares de la vida.
Si. Ella, de la tierra que vio nacer a San Martín ha germinado en este solar haciéndolo suyo al paso de los años y suyas  también las vicisitudes de otros, no importa la procedencia, son recibidos con el mismo agrado.
Esto nos deslumbra, todavía la esperanza levanta sus brazos; siempre añoramos unos pies sobre la tierra: ¡firmes! Decididos a luchar por el presente, edificándolo sobre bases sólidas, haciendo camino al andar sin temor al sacrificio; dejando atrás el fantasma político de la persecución trepadora “sobresalir a costillas de otros”; brindando a manos llenas ese cúmulo de conocimientos, que abonara el terreno donde florecerán vírgenes olivos.
Pero ella, la que sueña y crea, tiene forma. Ese carisma imantado que posee nos arrastra hacia su ser despierto, nos arropa con su experiencia en su maternal y cariñoso abrazo; esa que nos impregna con su presencia está definida en un nombre: ANITA ONTIVEROS.

El Periódico. San Cristóbal, R. D. 1993. Pág. 7.

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