Ligia Minaya
Ahora voy a contarles de Emelda Ramos, narradora, poeta, ensayista, con novelas y múltiples cuentos, ganadora de premios, profesora, quien hace poco nos trajo un libro de cuento infantil increíble y hermoso, en el que nos narra la aventura de un niño taíno y su perro aon (perro mudo) y las dificultades que pasaron con la llegada de los conquistadores españoles. Tiene ilustraciones bellísimas de la pintora Adela Dore y un glosario que me hace preguntar ¿cuántos niños dominicanos saben que, huracán, hamaca, aguacate, tomate, son voces indígenas? Es un libro que no puede faltar en las escuelas, pero ¡ojo! leer un cuento así, debe tener un lenguaje y una pronunciación, así como gestos y señales, que le den vida a esta historia. A muchos niños no les gusta leer porque quienes lo hacen para ellos es como el que se queja de un dolor. De Oro, Botijas y Amor, es otro libro de cuentos que narra historias de amores y vida de indígenas y en lo que ellos creían y sentían. En su novela “El Despojo” ganadora del Concurso Armando Cabral, de Salcedo, en ella cuenta lo que le contó su abuela. Un libro en que a una le parece estar presente y ser parte de esa historia. Y ahora el más reciente: “Aída Cartagena, Hilma Contreras, Juan Bosch, el aguafuerte”, en el que nos narra a la manera de testimonio y crónicas, los momentos vividos al conocer a estos grandes personajes. Son muchos sus libros, tantos que, de continuar, llenaría todo este espacio y otros más. ¿Ha leído a Emelda? No se pierda a esta gran escritora dominicana, oriunda de Salcedo. Y no deje de leerles a sus hijos los cuentos infantiles de Eleanor Grimaldi y los de Lucía Amelia Cabral. Son bellísimos.
¿Y si hablamos de Jeannette Miller? Intelectual de alto rango que se abraza de la poesía, el ensayo, la crítica, la historia del arte, y ahora de cuentos y novelas, no es para dejarla a un lado. “La vida es otra cosa”, su novela, nos narra de una manera auténtica, pueblerina y real, una historia que pasa día a día en nuestro país. Resulta apasionante cómo cuenta en cada párrafo en un pedazo de lo cierto, de lo creíble. “Cuentos de Mujer”, es algo como el qué hacer de hombres y mujeres y las consecuencias de una y otra cosa. ¿Conoce usted a Jeannette Miller? Si me dice no, le pido que la lea y se sentirá agasajado.
Tampoco puede dejar de mencionar a Sally Rodríguez, poeta mocana, exquisita, sensible. Y para que vean que no miento, de su libro “Diálogo Sin Cuerpo”, aquí les pongo uno: “Señor/ todos mis hojas han caído quedé en la desnudez / y el corazón. /Mira Señor/ sólo queda el latido junto al pozo /la humana voz desierta en sus heridas. /Toma este corazón recógelo en tus manos.” Leer a Sally es igual que orar, meditar, sentirse apacible y hasta alegre.
Quedan muchísimas. Si hablara de todas, con solo pronunciar sus nombres y sus libros, llenaría Diario Libre. Elizabeth Balaguer, Mary Ely Grateraux, Marianela Medrano y otras que hoy viven fuera del país. ¿Ha leído los poemas de Soledad Álvarez, Carmen Sánchez? Es que las escritoras dominicanas son un regalo hermoso y vital.
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