martes, 18 de septiembre de 2012

TOMO UNA TREGUA



Ligia Minaya
Denver, Colorado

Señor Presidente:

Ya le he escrito varias cartas pidiéndole pequeñas cosas. Cositas que no necesitan grandes sumas de dinero. Lo más importante educar al pueblo. Ya le tocará a cada uno de sus ministros. Ojalá lo hagan. Recuerde que tenemos nuestra esperanza puesta en usted. Me tomo una tregua en mis cartas. Usted, aunque sabe lo que hay y lo que no hay, tómeselo con calma. Sé que le tocó un país desbaratado en cuanto a la economía, agitado en la violencia, con gente que cree que en un cargo público puede hacer y deshacer lo que le dé la gana. Su situación es difícil, Presidente Medina. Pero según me dicen usted tiene la fuerza y la mejor voluntad para hacer del suyo un buen gobierno. Para eso necesita tiempo. Quizás mucho más del que tiene previsto. Dios lo proteja y le dé energía, vigor y aliento. Así lo deseo.

Hay algo más que quiero pedirle. Es por la gente tirada en la calle. Cada vez que voy a mi país y me encuentro con personas que se ven enfermas, quizás desquiciadas, hombre, mujeres, niños y ancianos, sin otra alternativa que vivir bajo el cobijo de la desolación, de la agresión callejera, del hambre, de no saber qué tipo de malestar le roba fuerzas, me hiere la pena. Hay que sacarlos de la calle, Señor Presidente. Quizás le toque a la Primera Dama. A Salud Pública. Sea quien a quien sea, es preciso hacerlo ya. Es una vergüenza muy dolorosa ver gente joven, como he visto, jovencitas y niños, casi desnudos, temblando de pies a cabeza, en el calor de mediodía, en un amanecer lluvioso o en un anochecer peligroso, sin que se sepan los motivos. En la Zona Colonial, Gazcue, Ciudad Nueva, y sabrá Dios en cuantos lugares más, se encuentra esta gente. Recogerlos, llevarlos a un hospital y luego a un hogar-protector, es lo correcto.

Como ya ve usted, Presidente Medina, no le he pedido nada que le lleve a gastar millones de pesos. Mis peticiones y señalamientos solo encierran buena voluntad, educación ciudadana, un poco de atención, sin embargo, esas cositas llevan a grandes cambios. Mire ahora, con Isaac, miles de familia perdieron sus casas. Y lo mejor sería, además de darles un lugar seguro en qué vivir, no permitir que construyan sus humildes viviendas al lado de los ríos. Porque hablando de ríos, el Ozama, necesita cuidado, limpieza, atención. Un río hermoso, histórico, que forma parte de nuestra cultura, está vuelto una hedionda porquería. Hay voluntarios que le ayudarían a hacer esas cosas. Reúnase con ellos o que lo haga al ministro que le toca ese tipo de trabajo. Contactar con la gente, dialogar con ella, estoy segura le ayudará a gobernar.

Bueno, Presidente Medina, me callo. Ya no pido más por ahora. Le deseo lo mejor de lo mejor. Supongo que aunque tiene ministros no deseados, al usted ponerles a soga corta, actuarán como debe de ser. Espero de su gobierno hacer lo que nunca se ha hecho, para que los dominicanos nos sintamos dichosos. Desde esta distancia, sigo sus pasos. Buena suerte, mucho empeño, eficiente trabajo, así me despido, hasta lo mejor y lo más adecuado.

SAUDADES/01 sep 2012.Diario Libre.com

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