(Novela/1989/512 Págs.).
El Angel Gibreel
No te metas en lo que no entiendes. (Pág... 28).
Cuando Salahudin se acercó, el hombre le agarró, le tapo la boca con una mano y llevó la mano joven entre sus viejas y descarnadas piernas, a tocar el hueso de la carne. El dhoti, abierto a los vientos. Salahudin nunca había sabido pelear e hizo lo que se le obligaba a hacer, y luego el hombre, sencillamente, dio media vuelta y lo soltó. (Pág. 44).
El hombre que se inventa a sí mismo necesita a alguien que crea en el para demostrar que ha conseguido lo que se proponía. Las hadas no existen si los niños no dan palmadas. (Pág. 54).
No es únicamente la necesidad de que otros crean en uno, sino la de creer en otro. Ahí lo tienen: el amor.
La misión del poeta es nombrar lo innombrable, denunciar el engaño, tomar partido, hincar discusiones, dar formas al mundo e impedir que se duerma. Y si de los cortes que infligen sus versos brotan ríos de sangre, de ellos se alimentará. (Pág. 99).
No está bien que el artista se convierta en servidor del Estado. (Pág. 99).
Ayesha
Oh, caballero, este champán es sólo aparente. En el instante en que toca mis labios se convierte en agua. (Pág. 205).
Los seres humanos que se apartan de Dios pierden el amor, y la certidumbre, y también el sentido de su tiempo infinito que abarca pasado, presente y futuro; el tiempo sin tiempo que no necesita moverse. Nosotros anhelamos lo eterno, y yo soy eternidad. (Pág. 209).
Por lo tanto, el regreso de las mariposas alegró muchos ánimos, pero en vista de que las esperadas maravillas no se producían, poco apoco los vecinos volvieron a sumirse en la decepcionante monotonía de lo cotidiano. El Nombre de la mansión del Zamindar Peristan, tal vez se derivara de las tenues alas de las mágicas criaturas, como ciertamente se deriva el del pueblo, Titlipur. Pero los nombres, una vez empiezan a usarse de forma corriente, pronto se convierten en meros sonidos y su etimología, al igual que tantas maravillas del mundo, queda sepultada bajo el polvo de la costumbre. Los habitantes humanos de Titlipur y sus hordas de mariposas se movían los unos entre los otros con una especie de mutuo desdén. Los vecinos del pueblo y la familia del zamindar habían abandonado hacia ya mucho tiempo sus intentos por desterrar de sus casas las mariposas, y ahora, cuando se abría un baúl, salía d el una bandada de alas como los demonios de Pandora, que cambiaban de color a medida que se elevaban; había mariposas debajo de las tapaderas de los retretes de Peristan, y dentro de los armarios, y entre las páginas de los libros. Cuando despertabas encontrabas las mariposas durmiendo en tus mejillas.
Lo habitual llega a hacerse invisible, y hacia años que Mirzad Saeed no reparaba en las mariposas. Pero la mañana de su cuarenta cumpleaños, cuando la primera luz del día dio en la casa y, al instante, las mariposas empezaron a resplandecer la belleza del momento le hizo contener la respiración. Corrió al dormitorio en que dormía Misal, su esposa, velada por una mosquitera. Las mariposas mágicas se habían posado en sus pies y, al parecer, también un mosquito se había colado porque había una hilera de picadas a lo largo de todo el perfil de su clavícula. El deseo levantar la mosquitera, tenderse en la cama y borrar aquellas picadas con sus besos. (Pág. 212).
Ellos hasta le contaban sus sueños, aunque muy pocos soñaban más de una vez al mes, porque eran muy pobres para permitirse esos lujos. (Pág. 215)
Dios te salvará. Todo será dado. (Pág. 226).
Esto también lo ha explicado el ángel- dijo con suavidad-. Caminaremos doscientas millas, y cuando lleguemos a la orilla del mar, pondremos los pies en la espuma y las aguas se abrirán ante nosotros. Las olas se dividirán y cruzaremos hacia La Meca andando por el fondo del mar. (Pág. 229).
La Lámpara Maravillosa.
Si esto es una arteria, yo soy el maldito coágulo. (Pág. 480).
Enamorarte de tu padre al cabo de largas décadas de discordia es un sentimiento hermoso y sereno; una renovación, una infusión de vida nueva. (Pág. 490).
Quiero que sepas que no tengo ningún problema en aceptar esto- dijo a su hijos-. De algo hay que morir. Y tampoco muero joven. No me hago ilusiones; yo sé que después de esto no voy a ninguna parte. Es el fin. Y está bien. A lo único que temo es al dolor, porque con el dolor la persona pierde la dignidad. (Pág. 495).
Sir Salman Rushdie (Maratí), cuyo nombre completo es Ahmed Salman Rushdie (Bombay, 19 de junio de 1947), es un escritor y ensayista británico, cuyas dos novelas más famosas son Hijos de la medianoche (Midnight's Children) y Los versos satánicos (The Satanic Verses). Su estilo ha sido comparado con el realismo mágico latinoamericano, y la mayor parte de sus obras de ficción están ambientadas en el subcontinente Indio.
La publicación de Los versos Satánicos, en septiembre de 1988, provocó una controversia inmediata en el mundo musulmán debido a la supuesta irreverencia con que se trata a la figura del profeta Mahoma. India prohibió el libro el 5 de octubre, y Sudáfrica el 24 de noviembre. Al cabo de varias semanas, Pakistán, Arabia Saudita, Egipto, Somalia, Bangladés, Sudán, Malasia, Indonesia y Catar también habían prohibido la novela. El 12 de febrero de 1989, cinco personas fueron abatidas por los disparos de la policía durante una protesta contra el libro en Islamabad.
El 14 de febrero de 1989, un edicto religioso, o fatwa, instando a su ejecución fue leído en Radio Teherán por el ayatolá Ruhollah Jomeiní, líder religioso de Irán. El edicto acusaba al libro de "blasfemo contra el Islam".(Wilkipedia)
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