Ligia Minaya
Denver. Colorado
Como siempre que voy a Santo Domingo a la Feria del Libro, compro libros por montones. En una de las tantas librerías me encontré con una novela titulada Marina. El nombre no me llamó mucho la atención, pero sí el autor: Carlos Ruiz Zafón. Ya había leído El Juego del Ángel y La Sombra del Viento. Con está dos me encantó. Y ahora con Marina me envolvió en una trama de la que creí formar parte. Sus novelas tratan de personajes increíbles, cautivadores, salvajes, fantasmales y sin embargo tienen la esencia de la realidad.
Denver. Colorado
Como siempre que voy a Santo Domingo a la Feria del Libro, compro libros por montones. En una de las tantas librerías me encontré con una novela titulada Marina. El nombre no me llamó mucho la atención, pero sí el autor: Carlos Ruiz Zafón. Ya había leído El Juego del Ángel y La Sombra del Viento. Con está dos me encantó. Y ahora con Marina me envolvió en una trama de la que creí formar parte. Sus novelas tratan de personajes increíbles, cautivadores, salvajes, fantasmales y sin embargo tienen la esencia de la realidad.
"La paciencia es la madre de la ciencia", dice Marina.
"Y la madrina de la demencia", le contesta Óscar.
Y entre la ciencia y la demencia se desarrolla todo. En una Barcelona de los años 80.
"No se puede entender nada de la vida hasta que uno no entiende la muerte, argumenta Marina. - El caso es que según dicen, la muerte tiene emisarios que vagan por las calles en busca de ignorantes y las cabezas huecas que no piensan en ella. Cuando uno de esos desafortunados se topa con un emisario de la muerte, éste le guía a una trampa sin que lo sepa. Una puerta del infierno. Estos emisarios se cubren el rostro para ocultar que no tienen ojos, sino dos huesos negros en los que habitan los gusanos. Cuando ya no hay escapatoria, el emisario revela su rostro y la víctima comprende el horror que le aguarda."
Después de leerla, me di cuenta que estos párrafos encierran todo el sabor, el olor y el color de la novela. Hay muertos que no han muerto. Hay vivos casi muertos. Hay otros que nacen en la oscuridad. Hay secretos que no se desvelan hasta el final. Carlos Ruiz Zafón hace de Marina una novela negra que pone ansioso al lector, que lo obliga con premura, pero saboreando cada capítulo, a encontrarse con una historia de amor. Es insólito. Es esplendor. Es una celda por donde brotan imágenes nunca vistas. Hay vientos que enredan. Hay luces opacas. Sombras que iluminan. La verdad es que Marina me arrastró. Comencé a leerla en el avión cuando regresaba de Santo Domingo a Denver y al llegar aquí me tiró en el sofá. No pude dejarla hasta llegar al final con el corazón palpitándome a la altura de la garganta.
"El territorio de los seres humanos es la vida, la muerte no nos pertenece." Dice uno de los personajes.
"El tiempo hace con el cuerpo lo que la estupidez hace con el alma." Dice otro.
"La verdad no se encuentra. Ella lo encuentra a uno". Dice un anciano.
Diálogos para reflexionar. Marina es una novela negra, tan oscura que pone a una a querer saber el porqué suceden los hechos. Sin embargo, a medida que se avanza una entiende el porqué de muchas situaciones que suceden en la vida. ¿Por qué Mijail Kolvenink actuaba de ese modo? ¿Qué le hizo la vida para que fuera una sombra, un espanto, vengativo y un fiel enamorado? Si le gusta la novela negra, se la recomiendo. Y si conoce Barcelona, la disfrutará más.
Carlos Ruiz Zafón es uno de mis escritores preferidos. Escribe sencillo, sin palabras que haya que buscar en un diccionario y eso lo hace cada vez mejor, además de que sus novelas son todo un encanto.
DIARIO LIBRE. SAUDACES.
DIARIO LIBRE. SAUDACES.
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