lunes, 4 de enero de 2010

AL PERRO DE LA MADRUGADA


Virgilio López Azuán

Gracias al perro que ladra en las madrugadas,
que discute con la luna cosas extrañas.

Gracias por sus maromas, por el giro de su cola y su rabia.

No me importan mis desvelos, ni mis vueltas en la cama.

No me importan, gracias al perro de las madrugadas.

No tiene miedo, ni rechaza algaradas,
aguanta las sediciones de la noche y sus asonadas.

Ese perro a veces ladra, ese perro a veces habla.

Por todo eso y por más, gracias al perro de las madrugadas,
porque me despierta los asombros
de mundos imposibles y sus marañas.

Porque invento mundos,
porque salen a volar mis sábanas,
porque toco su cuerpo tibio,
de mujer excitada.

Gracias caramba, al perro de las madrugadas.

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