lunes, 1 de marzo de 2021

EL CRISTO DE GUALEY / Manuel Maza, S. J.


Para COLOQUIO.

Su llegada a Gualey se confundió con la de los desalojados de Faria, marginados por el progreso del jefe. Le decían el Chino por sus ojos estirados. Su color era el del rio cuando llueve y va corriendo de la mano de la Isabela que tiene amores con el amor.

El Chino creció fuerte. ¨Así era tu padre¨, le confiaba Fefa, la mama, ¨vino y se fue en el mismo barco. Se llevó la madera y quedaste tu¨. Los amigos del Chino lo buscaban si había que caerse a piedra con los marines de Los MoIina, que a veces cruzaban el Ozama buscando cocos y peleas.

No fue a la escuela ni a la iglesia. Ya cuando la hicieron el chino estaba grande y hacia bateas para llevar a casa tres pesetas y un ruido de latas y hambre.

Un día entendió que n machacaba latas sino su alma. Se metió con José el de Obras Públicas a cavar zanjas en mejoramiento social. Se puso negro y su vida empeoraba. Además, las zanjas se parecían demasiado a la tumbas del costado de la e pedro Livio. Allá llevaron a su madre, una mala tarde de Cuaresma. Fefa en la caja, de blanco y el con los zapatos llenos de polvo y en la cara, fango y el trasnoche.

La vieja le dejo el rancho, un beso largo y una promesa: llevarle una rosa al Cito de piedra en Santa Ana de Gualey todos los viernes santos.

El Chino cumplió. Quizá fuera por aquellos días que cogieran la costumbre de fumarse el último cigarro de la noche, paseando delante del Cristo compasivo, oyendo a la gente ezale a los choferes de piedra: ¨¡Benito!¨y más cerca ¨¡María Montes!¨

Mientras en la misma esquina, Eduardo Brito le contaba sus hoyos a la Central y ella, por lo bajito, sus aguas negras.

Ya para esa hora el Chino había guardado tu triciclo y los cocos. En su rancho, arriba de la mesa estaban su machetico afilado, y una lata de salsa de tomate, donde tiraba duro la pesetas para que ruidosas le recordasen sus tiempos de sastre de bateas.

La pelea n fue grande. El Chino venia como una pedrá por la 17, mirando con el ojo de la izquierda a la ballena azul, la guagua de Haina, que lo quería barrer de la calle a bocinazos, Casi en la  cabeza del puente, en esa esquina que recuerda el caos del principio del mundo y la salida del Arca de Noé, el Chino tuvo que timonear nervioso a la derecha para no ser tragado por la ballena de Haina.

El no sintió el golpe, solo vio los pedazos de pollo volando, los fritos haciendo maromas, suspendidos eternamente en el aire, el aceite hirviendo regado por el suelo, friendo carbones, los canillitas y limpiabotas caja en ano bailando flamenco, un anafe vuelto rueda y la rabia del hombre de la freiduría, que el Chino no se paro a considerar, pues le interesaba mas la mano con el cuchillo. Sin que se le cayera un solo coco, detuvo el triciclo y echo mano al machetico. Cortó y lo cortaron antes de que lo apartaran otros más valientes que ellos:

-Dejen eso

-Fue la guagua.

-Lo único que van a sacar es ir a vivir con los gusano de la Victoria.

Las miradas siguieron acuchillándose, pero la pangola lenta y solemne solo encontró un ron de curiosos y su reguero de frito llorando pollos.

Todo fue tan rápido, que solo cuando había pedaleando, cayo en la cuenta el Chino de que había peleado con Jun. Era el viejo vecino que cada madrugada siempre, le dejo una lata de agua a su madre, durante años.

Todavía con el dolor de la aguja del Morgan que le coció el derecho, se paseaba el Cchino, tarde en la noche, delante del cristo, sosteniendo en su mano izquierda una lucecita humeante seria la necesidad de hablar con alguien, lo cierto es que el Chino levantó los ojos a la cara duce coronada de espinas y queriendo que sus palabras tuviensen, como las grazas de la tarde, un árbol donde posarse, le dijo al cristo:

-¡Que basura de vida, Jesucristo! ¡Por poco mato  un amigo! ¡Yo debía ser de piedra y tú de carne!

De ahí al Chino nadie lo ha visto más.

Con su triciclo anda un rubio quemao, tranquilo, de sonrisa grande. Lo llevaron a declarar al destacamento de la Josefa Brea y dijo que se lo había comprado al chino. El rubio sigue vendiendo cocos. No se ha metido en ningún grupo de la iglesia, ni de la campaña, pero sabe en qué pie está parado todo el que le habla. El mismo habla poco y bonito. Juega ¨bitilla¨con los niños y hasta deja sentarse a los tigres en el murito de afuera, cosa que ni el Chino ni su mama jamás permitieron. Por donde pasa el rubio quemao, va reuniendo a la gente y las enciende, como quien abanica un anafe mal prendido con un soplo hondo.

El Cristo de Santa Ana sigue ahí, pintado en la pared, con un color de promesa política que ni se sabe lo que es.

Y ahora le ha dado por decir a Rosita la de Cucha, la que priva en deña de la entrada de Santa Ana, por allí pinto con carbón un juego de trúcamelo, que dizque los ojos del cristo están achinados, y más estiradas que antes. Y dizque el cristo se sonríe cuando pasan los triciclos, y las vecinas viejas de Fefa que ahora andan en COPADEBA. Y dizque el cristo lloro, el di que una bala aburrida, mato al viejo Juan en su rancho, cuando la vaina de abril del 84.

 

 

 

 

 

 

 

domingo, 28 de febrero de 2021

PREMIO NACIONAL DE LITERATURA (Primera Entrega. 1990) / BRUNO ROSARIO CANDELIER

 



Fragmento.

Un acontecimiento cultural enfiesta nuestro ambiente literario; la creación del Premio Nacional de Literatura con los auspicios del Banco Hipotecario Miramar y el Gobierno Dominicano a través de la Secretaría de Educación, Bellas Artes y Cultos. El premio anticipa un buen presagio para el decenio de los 90, reconociendo la consagración de una obra y una vida al ideal literario con aportes originales, relevantes y significativos.

Son 12 los nominados a este prestigioso galardona extraordinario concebido para los autores que han dado sustancia y relieve a la imaginación insular dominicana. Presento un breve perfil de los nominados en orden alfabético:

JOAQUIN BALAGUER (1907) publicό su primer libro a los 15 años. Este ilustre académico ha sentado cátedras en la crítica literaria, cuya tendencia retorica encabeza y ha hecho aportes sólidos a la investigación filológica, biográfica y narrativa. En su oratoria el verbo se inflama de poderes taumatúrgicos, y entre sus obras fundamentales sobresalen Apuntes para una historia prosódica de la métrica castellana, Semblanzas Literarias y los Carpinteros.

JUAN BOSCH (1909) encabeza en Latinoamérica el socio-realismo y había sustentado con brillantez el Criollismo y preconfigurado con aciertos reveladores el Realismo mágico logrando en la narrativa una maestría ejemplar. Pone a la Republica Dominicana en el mapa de la literatura latinoamericana, alcanzando con Camino Real, La mañosa y Cuentos escritos en el exilio la categoría de  clásico contemporáneo, sin mencionar las obras de ensayo que lo acreditan  como ideólogo dominicano forjador de un legado conceptual, patriótico y moral.

AIDA CARTAGENA PORTALATIN (1918) abrió con su lirica una nueva ruta de sensibilidad expresiva en una época en que el canto estaba constreñido por viejo patrones intimistas a los que se opone Una mujer está sola o La tierra escrita, y con Escalera para Electra potencia el desarrollo de la novela dominicana.

MANUEL DEL CABRAL (1907) Ha cultivado todos los registros temáticos con una fuerza imaginativa y sensorial con modernos recursos poéticos de la lengua. Es nuestro poeta representativo en la poesía negra con Trópico Negro; nuestro antropólogo social con Compadre Mon, y con Los huéspedes secretos orilla la vertiente metafísica en la lírica antillana.

VIRGILIO DIAZ GRULLON (1924) asume la imaginación fantástica como llave para penetrar y auscultar las zonas interiores del ser humano y con sus vivencias y obsesiones articula un mundo narrativo prevalido de las técnicas de la tradición universal en el género que se acrecienta desde Un día cualquiera, Crónicas de altocerro hasta Más allá del espejo.

 ARTURO FERNANDEZ SPENCER (1920) aclimata la cultura griega a nuestra idiosincrasia. Encabeza la tendencia critica estilística de nuestra crítica literaria y aúna el tono de esquilo al de Quevedo y Becquer y Darío para insulsar el aliento metafísico a sus creaciones imaginativas como Vendaval interior, El regreso de Ulises o poemas sin misterio.

FREDDY GATÓN ARCE (1920) ha sabido aplicar con aciertos creadores formulas surrealistas y de su mundo interior recorre, con las antenas de la intuición, nuestro mundo circundante en cada palmo de la geografía nacional en sendos libros poéticos como Y con auer tanto tiempo, Son guerras y amores o en La libertad del olvido a través de los cuales acrecienta el decir de la poesía con la más honda sustancia de la lengua.

LUPO HERNANDEZ RUEDA (1930) asume el aliento regional en Crónica del sur y desde un orillar objetivo y elemental se crece con una fuerza sorprendente en Círculo y un aliento épico en Santo Domingo vertical.

MARIANO LEBRON SAVIÑON (1922) ha cultivado la poesía con refrescante fervor emotivo, y con densa y armoniosa erudición el ensayo, y ha sabido aclimatar entre nosotros el acento lirico del genio hispánico con el tono de los poetas mayores del Siglo de Oro, como se aprecia en Tiempo en la tierra.

PEDRO MIR (1913) el poeta social dominicano que popularizό la lírica de nuestro tiempo, hizo de la poesía un fino instrumento de expresión de un mensaje que ha cautivado a las multitudes con Hay un país en el mundo.

MANUEL RUEDA (1921) es el más fecundo en el cultivo de los géneros literarios y lo ha hecho con la maestría del académico y la exquisitez del artista en el teatro como  El rey Clinejas; en la poesía como Consagración del cuerpo único, o en narrativa como Papeles de Sara y otros relatos.

VIRGILIO VILLEGAS (1924) arraiga su lírica fecunda con la expresión de lo criollo con una pertinencia expresiva y coloquial en los retratos profundos del alma nacional como se proyectan en algunos de sus poemas incluidos en Diálogos con Simeón, Charlote Amalie o Juan Criollo y otras antielegías.

Estos escritores formalizan nuestros paradigmas verbales: la metáfora del camino (Bosch, Gatón Arce), La imagen de la patria (Mir y Villegas), los símbolos interiores (Díaz Gullón, Hernández Rueda), las raíces ancestrales (Manuel del Cabral, y Manuel Rueda), la pasión lirica ( Aida Cartagena y Lebrón Saviñón) y el aliento clásico ( Balaguer y Fernández Spencer).

Coloquio. No 45. Sábado 3 de febrero de 1990 / 3.

Discurso del Dr. Franklin Almeyda, Rector de la UASD, para dar a conocer el fallo del jurado (Fragmento).

Este es un omento de xcepcion; es un privilegio disfrutarlo. Hoy s inicia una premiación que era necesario instituir, porque es mucho material literario producido, mucho los nombres para seleccionar el Premio Nacional de Literatura.

El Premio se creó por Decreto No. 423-89, de fecha 27 de octubre de 1989; lo dicto el doctor Joaquín Balaguer, actual presidente de la República, quien no podía dejar de figurar entre los nominados.

El jurado seria constitutivo por cada uno de los rectores de la Universidad autónoma de Santo Domingo (UASD), Primada de América; pontificia Universidad Católica Madre y maestra (PUCMM); Universidad Nacional pedro Henríquez Ureña (UNPHU); Universidad Central del Este (UCE); , y Universidad católica de Santo Domingo (UCSD). En consecuencia, los miembros del jurado para este año 1990 fueron los señores Monseñor Agripino Núñez Collado, arquitecto Roberto Bergés, doctor José Hazim Frappier, padre Ramón Alejandro Alonso y quien les habla, con la participación con voz, pero sin voto, del Director General de la Cultura de la Secretaría de Estado de Educación, y de un representante del Banco Hipotecario Miramar, en iguales condiciones.

El jurado falo a unanimidad otorgándole el premio Nacional de Literatura a Juan Bosch y a Joaquín Balaguer, dos figuras que no necesitan de esa decisión para ser premiadas, lo que ha hecho más fácil el trabajó del jurado. Excelente comienzo para dejar iniciado e instituido el premio.

Estamos frente a dos premios nacional de literatura, pero también frente  dos actores vivos de la historia más reciente. Es un privilegio vivir en su tiempo; debemos aprovechar sus enseñanzas y desearles salud para vidas más largas. Los dos son señalados como nominados a la presidencia de la República en el evento electoral que se organiza para el presente año, coincidente con esta premiación. Uno de los dos será el presidente de la República. Por suerte, eso no tendrá que deducirlo este jurado.

Coloquio. No 47. 6 / Sábado 17 de febrero de 1990.


miércoles, 24 de febrero de 2021

ESTRUCTURA FISICA DE LAL ISLA DE SANTO DOMINGO / WILLY LEGWELLER.

 


Los Caracteres morfológicos de las Antillas son un caso único pues casi todos sus relieves altos y bajos están en forma de arcos, la mayoría de los cuales son convexos hacia el norte, con excepción de la isla de santo domingo y algunas islas más al Este que tienen tendencias convexas hacia el Sur.

Estas combaduras se ven en las estructuras físicas de las Antillas tanto en sus sierras y se sus cordilleras como en las fosas submarinas cerca de ellas, como la Fosa de Bartlett, y la agrupación misa de estas islas también está en forma de arcos.

El eje central de las Antillas es el núcleo montañoso de la República Dominicana, que se prolonga hacia el este hasta Higuey y hacia el Oeste hasta la vecina República de Haití.

Este espinazo rocoso, llamado aquí Cordillera Central, se denomina en Haití Macizo del Norte y Cadena de San Nicolás, principia en las costas orientales de Higuey con colinas bajas., aumentándose gradualmente su altura hasta llegar al Pico Trujillo (Hoy Duarte), y perdiendo elevación poco a poco en su extensión hacia el este.

La Cordillera Central tiene una sólida estructura varias ramificaciones hacia el Sur; la de Sierra Prieta que llega casi a Villa Mella en el Distrito de Santo domingo; el martillo rocoso que reata en la común de San Cristóbal con el Monte Resoli; y la hilera de lomas y montañas que llegan hasta la desembocadura del rio Ocoa en la bahía del mismo nombre. Pero la  prolongación más importante de la cordillera central hacia el sur está en el empate con la sierra de Neyba que se efectúa por la Montaña Negra en territorio de Haití.

Al pie de la sierra de Neyba está la Cuenca del Lago Enriquillo, y paralelamente a ella se alza  otra cordillera, la de Bahoruco. Este sistema montañoso se prolonga también hacia el oeste hasta  el Cabo Tiburón en el Canal de los Vientos.

La Sierra de Neyba tiene hacia el Este una prolongación de lomas, en forma de martillo, que se llama la Sierra de Martín García, y que se extiende desde el cauce del Río Yaque del Sur hasta Punta de Mart n García, entre Bahía de Ocoa.

Al Norte de la isla, paralelamente a la Cordillera Central y separada de ella por el fértil valle del Cibao, está la Cordillera Septentrional. Esta arruga de la corteza terrestre principia en el Morro de Monte Cristi y termina en Samaná.

Ninguna de estas tres cordilleras tiene aspecto uniforme, por el contrario; tienen siluetas sumamente dentadas y accidentadas. Entre estas cadenas montañosas hay valles profundos y picos abruptos, seguidos de sistemas secundarios de lomas y colina más o menos altas.

Una estructura orográfica, si es tan montañosa como la de aquí, tiene que tener por Ley Natural todas las ventajas de un perfecto sistema hidrográfico. La República Dominicana goza en efecto de una maravillosa distribución de aguas naturales, con excepción de dos regiones, una en Monte Cristi y la otra en las provincias de Azua y Barahona, donde las aguas naturales se pierden por filtración y también por evaporación.

Estudios Mineralógicos en la República Dominicana. Willy Legweller. 1949. Sociedad Dominicana de Bibliófilos Inc. 1981.


UNA MIRADA AL PRESENTE . 1991. / Marcial Báez

 


 “¿De dónde vienes? ¿Cuánto tiempo permaneces aquí abajo?¿Para hacer qué? ¿Los tilos exhalan un aroma inmortal”. Ina Seidel.

 Al paso de los días la sumatoria de los problemas que aquejan a la sociedad en que vivimos se va haciendo incontable, la presión aumenta y los que conforman la mayoría, van cambiando su existencia hacia la difícil trayectoria de la crisis, convertida en una vivencia del siglo XVIII o más atrás.

 Retornamos al uso de las planchas de carbón, lámparas de gas, tinacos y muy pronto a los animales de carga,  si permitimos que la telaraña de unos pocos nos haga olvidar lo que somos y lo que nos corresponde.

 Adentrarnos en lo que nos hará tomar una real conciencia de las cosas, de los semejantes ¿y por qué no? Demostrar la capacidad de ser algo más que simples gobernados.

 Sin olvidar el agravante que nos traga, detenemos a descubrir el enigma de Georgios Seferis: “¿Dónde recoger los mil pedazos del ser humano?”, para determinar a partir de la decisión que nos permitirá llegar más allá de lo palpable.

 Descorrer el velo de la ignorancia a una realidad que nos muestra sin pérdida de tiempo, el canalizar nuestros sentimientos edificando una personalidad basamentada en la unidad del esfuerzo común.

 Entender que la vida se desliza siguiendo el recuento de lo presente; que preguntarse el porqué de lo que representamos es ganancia de energía; enfrentar la situación es desdoblarse a la satisfacción de saber dόnde nos encontramos y para qué.

 Descubrir cada una de las cualidades componentes, dispersas en los demás, es suficiente para tomar la vía exitosa hacia el fin determinado.

 La oportunidad al desarrollo del despertar interno cuesta, el momento actual es el propio. Están ganando terreno e indiscutiblemente nuestro. Desde el inicio de la historia han usufructuado el Poder hasta disgregarlo y todavía hoy, repartirlo como los pétalos de la margarita...

 Ya es hora. ¡Despertemos! La necesidad de acción nos espera, en esta oportunidad el arma que dará en el clavo es el conocimiento humano, el cual debemos multiplicar y diseminar como la Trinitaria de los tiempos modernos, lo científico debe tener un espacio especial en este proceso de socialización actualizada, el resultado nos dará la razón.

 Aprenderemos a vivir... la igualdad será el estandarte, cada quien desempeñará el papel que le corresponda (ni más, ni menos), recogeremos el fruto al vencer lo primitivo, moldeando los impulsos naturales, filtrando actividades positivas que en definitiva nos harán sentir más humanos y comprenderemos que la integración es necesaria para minimizar la fuerza de los que apelando a los sorprendentes cambios nos quieren mantener sometidos en esta tierra de Dios?...República Dominicana.

* El Sol. Santo Domingo, R. D., Viernes 18 de octubre de 1991. Págs. 6 y 7.

 


martes, 23 de febrero de 2021

LOS DOMINICANOS (1870). RAMON GONZALEZ TABLAS.

 



Fragmento.

El dominicano campesino, que compone como las nueve décimas parte de la población, goza de una vida holgada, merced a su frugalidad nunca bien ponderada y a su país feraz hasta lo portentoso. Alegre y satisfecho en un tosco bohío, en medio de un bosque, cultiva únicamente unas pocas varas en cuadro de terreno, dejando baldío lo muchísimo más que a su disposición tiene. En aquella al parecer miserable posesión que se llama conuco, encuentra cuanto necesita para cubrir todas las atenciones domésticas. Si al   cabeza de una numerosa familia se le ve siempre descalzo y mal pergeñado, no hay por eso que juzgarle pobre, y mucho menos desdichado. Nada necesita, porque el da en que entrevea una nueva necesidad, roturara cuatro varas más de su campiña y quedara satisfecho.

Gustan aquellos indígenas de vivir con sus parientes en lo más recóndito de los montes, cuya costumbre será quizás importada de la costa de África, o tal vez adquirida por el aborrecimiento a las continuas guerras y trastornos políticos por lo que ha pasado el país.

A pesar de esta vida solitaria y que podría llamarse montaraz, el campesino dominicano es dulce afable, manso y hospitalario; usa siempre de un lenguaje afectuoso y cotes con todos los desconocidos forasteros que llegan a su albergue, aunque jamás los haya visto, aunque crea que jamás los volverá a ver.

Han referido españoles muy veraces, que tuvieron necesidad de viajar solos por el interior de la isla, aun por los sititos mas agrestes, en el interregno desde la anexión hasta la revolución, que jamás llevaron temor de ser vejados, y que cuando tuvieron que pedir hospitalidad por un noche, siempre habían sido recibidos con suma consideración, aunque fueran los dueños de la vivienda de aquellos que jamás iban a las poblaciones, ni sabían nada de lo que pasaba por el resto dl mundo.

Por esa afición al asilamiento, hay pocos pueblos en la parte española y sobe todo muy poco numerosos.

Los dominicanos habitantes de ciudades o villas difieren poco en lo general de los campesinos. Visten mas decentemente, y siendo un poco más ilustrados, son más sagaces y de más peligroso trato; pues parece que todo lo que ganan en luces lo emplean en doblez y falsía.

Esta gente de villas y ciudades son los únicos que se ocupan de política, pues los del campo van siempre ciegamente donde los llevan los jefes de las conspiraciones y van comúnmente engañados y contra su voluntad; pero la organización de la republica obligaba a todo ciudadano a ser soldado, tenía que empuñar el fusil cuando la patria le llamase, y siempre los motines se hacían a nombre de la pobre patria, que con ellos quedaba cada vez peor parada.

A los dominicanos hay que considerarlos en casi continua guerra, desde que se hicieron independientes de Haití, y poco puede decirse de su organización social sin que tropecemos con la militar. Con respecto a esta, no tenían ejército permanente; todos los ciudadanos formaban agrupaciones a semejanza de nuestros batallones de las antiguas milicias provinciales; todos abandonaban sus familias y labores para ingresar al ejército, siempre que la independencia se hallaba amenazada por las invasiones, casi periódicas, de los haitianos, o lo reclamaba el orden interior; y al regresar al seno de sus familias, de sus de disueltos los cuerpos a que pertenecían, en más de una ocasión hallaban su número disminuido por la muerte y perdido el fruto de muchos días de trabajo por falta de brazos que se empleasen en su cuidado.

Montado el servicio militar por el sistema, ya se comprenderá que semejantes tropas de pésimas condiciones. Sin otra instrucción que sabe malamente cargar y disparar; sin otro armamento  que el que cada cual puede facilitarse, a excepción de algún otro caso muy raro, en que el gobierno podía repetir para muchos miles de hombres, algunos cientos de fusiles que regularmenete sirvieron a otras naciones, y fueron desechados por inútiles. El soldado de dominicano no conoce el uniforme, se presenta como estaba en sus tareas, que generalmente es destrozado, descalzo y por todo morrión un mal pañuelo atado a la cabeza. Mucho menos conoce el uso del correaje ni de la mochila; gata una especie de esportilla, que llama macuto, que con una cuerda a modo de asa, cuelga del hombro izquierdo. En aquella esencie de zurrón o morral, lleva todo su ajuar de campaña; el tabaco, la carne, los plátanos, alguna prenda de ropa, si por casualidad tiene, y los cartuchos; todo va allí revuelto.

Los jefes dominicanos, son por lo general personas de valor muy acreditado en sus guerras y discordias civiles. La cualidad más relevante en el país es el valor. Queda más orgulloso un individuo a quien se hace el elogio de decirle que es hombre de machete, que si se celebrase por cualquier otra cualidad.

 

Historia de la Dominación y Última Guerra de España en Santo Domingo. / Dr. Ramón González Tablas. 1870. Capitulo III. Los Dominicanos. Pág. 37. Sociedad Dominicana de Bibliófilos, Inc. 1974.


jueves, 11 de febrero de 2021

SUBRAYANDO LOS CULTIVOS DEL CONUCO / CARL ORTWIN SAUER

 



Los campos estaban principalmente dedicados al cultivo de plantas de raíz que proporcionaban almidón para la dieta aborigen. Todas se reproducían de manera vegetativa, principalmente por corte de tallos, como el caso de la yuca y el boniato. Todas eran cultígenas y dependían del hombre para su propagación. LA mayor parte de nuestra información procede de la Española. Las primeras noticias se encuentran en el Diario de Colon y son por ello de especial importancia. Como el Almirante había estado en la costa de África y había visito allí  raíces de  uso similar, pero no conocía las plantas  que las producían, las llamo ¨niames¨ (escrito de varias maneras), nombre por el que conocía los verdaderos ñames (Dioscoreas) de África. En general, se refirió a la yuca con el nombre de ñame, pero también al camote o boniano.

La yuca es insuperada y quizás inigualada en su rendimiento de almidón. Las Casas, que se había dedicado a su plantación comercia, dice que en muchos casos mil montones  (menos de media hectárea de tierra cultivada) podían producir entre ciento cincuenta y ciento setenta y cinco cargas de pan de cazabe, siendo cada carga de dos arrobas; es decir, más de 40 kg, y que una carga era suficiente amento para una persona durante un mes. Las raíces venenosas se rallaban para dejar escurrir perfectamente el zumo, y luego se cocinaban en una especie de panes planos, en un  procedimiento común a toda la zona tropical americana. Este pan es sabroso y nutritivo, y puede guardarse sin que se deteriore durante meses, incluso en un clima cálido y húmedo. La yuca dulce no venenosa se preparaba hirviéndola directamente, y a veces  asándola. Ambas especies todavía se cultivan mucho. La planta es indiferente a terrenos ácidos y en cierta medida alcalina, y algunas formas son notablemente resistentes a la sequía. Todavía comparte con el plátano el primer lugar en cuanto al suministro de alimentos en buena parte del Caribe y en otras partes  de los trópicos americanos. El comercio moderno, organizado para la cosecha, el almacenamiento y el procesamiento masivos, la han relegado.

El segundo ligar en importancia lo ocupaba el camote. De rendimiento menor que el de la yuca, tiene la ventaja de producir una cosecha al cabo de cuatro meses, cubriendo el suelo con sus tallos y hojas, y además, las de tener un sabor distinto del de la yuca y suministrar hojas que, según Las Casas, se asemejan una vez cocida a la espinaca. Las especies azucaradas se llamaban ¨batatas¨; las que no eran dulces, ¨aje¨ (aje, axe, asse). Los españoles aprendieron pronto a estimar la batata por su dulzura y a prepararla en conserva como se hace hasta hoy.

Otras plantas menores cultivadas por sus raíces han sido descritas por Oviedo y citadas con frecuencia en la literatura moderna. Todavía pueden encontrase aquí y allá como cultivos menores, La yautía (Xanthosoma) sigue siendo popular en Puerto rico. El ararú (Maranta), el llerén (Calathea allouia), el yampé (Discorea trifida) y la caña de raíz comestible se encuentran corrientemente hoy en los huertos familiares. El cacahuate o maní fue conocido por primera vez por los europeos en las Antillas, y formaba parte de la combinación de cultivos del conuco.

Acerca del maíz, escribe; ¨es un grano  de muy alto rendimiento, del tamaño del lupino (el lupino blanco cultivado del Mediterráneo) redondo como un chícharo (cicer) y da una harina en polvo muy fina (tenuissimo polline); se muele como el trigo (frumentum) y da un pan de buen sabor; muchos mascan las semillas cuando quieren alimentarse. Esta afirmación puede referirse a granos tostados, como en el comentario de Oviedo. Coma describe un maíz grande y de granos redondos que se molía en haría y se cocía en panes. Esto indica un maíz harinoso, igual que la alba endosperma de Pedro Mártir. Ambas descripciones concuerdan con un tipo de maíz utilizado para molerlo o asarlo.

Los frijoles y la cucurbitácea que generalmente se cultivan junto con el maíz son mencionados simplemente en cuanto a su presencia.

Los indígenas utilizaban ampliamente recipientes de calabaza, probablemente Crescentia. La Cucúrbita moschata, que es la que con más probabilidad se hallaba presente, tiene un nombre arahuaco: auyama, que fue, sin embargo, agregado al español vernáculo en Tierra Firme.

Miscelánea de plantas de jardín.

En el desembarco del 12 de octubre aparecieron loros, algodón hilado en bolas y lanzas como presentes. Colon se refirió repetidas veces al algodón en la Bahamas, Cuba y La Española.

Así fueron rápidamente descubiertos el tabaco y la bixa. La bixa o bija proporcionaba la pintura rja para el cuerpo que posiblemente dio origen a la definición de los indios rojos.

El algodón, la bija y el tabaco no se plantaban en s montones de los conucos, y no existen descripciones de donde o como se cultivaba.

El algodón, importante en todas partes, era cultivado más extensivamente en la provincia de Xaragua y en Jamaica. Repetidamente se registra que crece salvaje, lo que pareciera indicar que escapaba del cultivo.

Un colorante vegetal negro utilizado para penarse el cuerpo se extraía del fruto comestible de la jagua (Genipa), elegante árbol de madera dura que todavía se común alrededor de las zonas habitadas.

La cohoba (Piptadenia peregrina), utilizada como polvo narcótico inhalable, mezclada con tabaco, fue a no dudar introducida desde Sudamérica.

El elemento más extraño son las manzanillas, nombre latinoamericano que en la actualidad se usa popularmente para designar una variedad de plantas sin relación entre si y cuyos frutos, si existen, pueden no tener semana alguna con la manzana.

Las Casas dice claramente que, a diferencia de Tierra Firme, en la Española no había ¨huertas¨; hasta la piña, en su opinión, la habían traído los españoles de Puerto Rico.

Los caribes isleños cultivaban piñas para hacer vino, que no utilizaba en el norte. Los ajíes, pimientos o chiles, eran el condimento corriente; Las Casas describe dos tipos domésticos y un tercero silvestre. Uno de los ajíes cultivados era rojo, alargado y en forma de dedo; el segundo era redondo como una cereza y más picante; el silvestre tenia frutos pequeños.

Para las muchísimas plantas de cultivo que no encajaban en los montones de los conucos se necesitaban otros lugares. El tabaco debe hacer sido cultivado en canteros especiales. Árboles y arbustos se cuidaban cerca de las casas, y a falta de mejor nombre, les llamό plantas de jardín.

Aun cuando los indios fueron eliminados muy pronto, sus plantas han sobrevivido; el calabacero con sus frutos enormes, los arbustos de bija, el algodón de tallo leñoso y el mamey.

Las plantas de jardín de la población constituyen un registro ignorado de pasadas condiciones y conexiones culturales.

Descubrimiento y Dominación Española del Caribe.1966. Capítulo III. Situación Aborigen de las islas. Pág.87.Socidad Dominicana de Bibliófilos. 1994.

 

 


domingo, 7 de febrero de 2021

INSTRUCCIÓN PÚBLICA (1906). JOSÉ RAMÓN LÓPEZ.




La instrucción pública gratuita esa profusamente difundida en la población urbana del país y comienza a penetrar en la rural.

Los ayuntamientos costean la instrucción primaria. El estado la secundaria y la superior.

Todavía la República no ha escogido un plan definitivo de enseñanza o que, por lo menos, parezca destinado a durar mucho tiempo.

El estado intelectual del país al independizarse era muy deficiente. Sucedieron después frecuentes guerras civiles, trastornos de todo género que ocupaban por completo el espíritu de un pueblo sin práctica y sin conocimientos de gobierno.

Durante ese lapso, la instrucción adelantó muy poco. En todo el país no contaba con más que un Apóstol esclarecido, Monseñor de Meriño, actual Arzobispo de Santo domingo, y su múltiple labor civilizadora le  restaba tempo que el exigía la enseñanza. Después lego el eminente educacionista Eugenio María de Hostos y, delicado exclusivamente a la labor educativa, creo las escuelas normales y de ellas se está proveyendo el país de numeroso elemento para el profesorado.

No parece definitivo el plan de enseñanza vigente ahora porque la proporción entre el elemento intelectual formado y el procedente de la institución primaria, es excesivo. Se forma un gran exceso de intelectuales.

Pero, por ahora, el mal es un bien. En circunstancias normales el exceso de intelectuales se convertirá en clase parasitaria, o tendría que emigrar del país. En las circunstancias actuales, siendo necesaria una constante expansión de la enseñanza, hasta llevarla a los lugares más apartados del país, todos los profesores pueden encontrar empleo a sus aptitudes. No es, pues, presumible que ene estos años se desequilibre la proporción establecida en el desarrollo de los diferentes grados de intelectualidad.

En las escuelas públicas gratuitas el método es uniforme. En las privadas la enseñanza es libe, así como el método que prefieran.

La Dirección de la enseñanza, su inspección, su administración, su autoridad, están confiadas:

Al ministro de Justicia e Instrucción Pública;

A la Junta Directiva e Instrucción Pública, con su asiento en la ciudad capital;

Al Director general de enseñanza Norma;

A las Juntas Provinciales de Estudios, establecidas en las ciudades cabeceras de provincia o de Distrito, y subordinadas a la Junta Digresiva de Estudios;

A las Comisiones locales de estudios, que funcionan en las Comunes que no son capitales de Provincia o de Distrito, Comisiones que dependen de las Juntas Provinciales.

A los inspectores de escuelas, nombrados por las Juntas Provinciales en cada cabecera en que ellas residen.

La enseñanza superior y técnica la difunden el Instituto Profesional, la Escuela de Bachilleres y el seminario Conciliar, establecidos en la capital, y las Escuelas Normales y Colegios Superiores que funcionan en toda las cabeceras de Provincias y de Distritos.

Las Escuelas Normales dispensan la enseñanza y expiden títulos de maestro de segunda enseñanza y maestro normal (el equivalente al bachillerato).

La Escuela de bachilleres expide títulos de Bachiller.

El Seminario Conciliar, fundado en 848, prepara para la carrera eclesiástica y para la obtención, mediante el examen correspondiente, del título de Bachiller.

El Instituto Profesional enseña y expide títulos de Licenciado para las carreras de abogado, medico, farmacéutico, cirujano dentista y agrimensor.

Las Escuelas Normales tienen cursos prácticos y cursos teóricos y expiden, a los alumnos que terminan los últimos, títulos de maestros de segunda enseñanza y de maestros normales.

La instrucción primaria la costean los Municipios. La secundaria y la superior son costeadas por el estado, siendo su principal recurso una parte del impuesto de patentes de comercio y de industrias.

El Número de alumnos en las escuelas de la República pasa de siete mil, numero relativamente escaso  si se tiene en cuenta la población del país; pero hay que tener en cuenta que aquella es muy rala, está diseminada de tal manera que no hay veinticinco habitantes por kilómetro cuadrado, de manera que si bien es posible, y se realiza, proporcionar instrucción a todos los niños urbanos, muchos, de los rurales que viven muy lejos de las ciudades carecen de ella todavía, y sόlo reciben la educación doméstica, de excelentes virtudes que ha permitido que la población analfabeta jamás se señale como autora de crímenes horrorosos, ni como notable transgresora del código moral.

LA REPUBLICA DOMINICANA. 1906. Pág. 77. José Ramón López. Sociedad Dominicana de Bibliófilos Inc. 1996.