martes, 10 de junio de 2025

EL OLOR DEL RECUERDO / Félix Matos Acevedo.



Prólogo

Las Memorias, son intermitentes. Las Memorias, por ratos, son olvidadizas. También las intermitencias del sueño, sostienen los días de trabajo.

Mis memorias se han desdibujado al evocarlas. Se han convertido en polvo, como un cristal herido.

El Memorialista investiga, recoge y puede que viva menos que el poeta, pero tiene fotografía del pasado y nos recrea con la pulcritud de los detalles.

Félix María Matos Acevedo es memorialista, investigador, trabajador y salpica cual poeta, los pasajes de este libro, dedicado a recoger las vivencias del CRUCE. La obra llena cualquier vacío.

Los provincianos y los que no, se emocionarían y, sin darse cuenta, erizaran sus vellos de mamíferos, al gozar y/o disfrutar esta obra para la que su autor me eligió para prologarla. Cuanto honor.

El ser humano soporta sobre los hombros una columna invisible de aire de una tonelada de peso, pero la presión de este es ejercida en todas direcciones, lo que explica que no notemos lo que soportamos.

El honor que siento es como el aire que soporto, no tiene peso, pero lo siento. Me da vida y orgullo, no del vano, pero es bueno no sentirlo para no convertirlo en vanidad. Eso es precisamente lo que pienso, le sucede al autor de la obra. Sintió una tonelada de amor por sus raíces. La obra está vacía de vanidad, de inmodestias, es real, no miente. Tiene poesía poema, investigación, narrativa, memorias... y aire.

Erizará, principalmente, a los compueblanos del autor Todos lo mediremos en su justa dimensión. Y no lo prestarán y lo colocarán en el sitio más alto de su libroteca y lo leerán una y otra vez porque da "seguidilla" y le da una "cadeneta" de amor, dedicadas a un lugar conocido como el Cruce y provincianos de la Ciudadela.

SACUL ZAID.

Prólogo

Cuando hemos tenido la oportunidad de compartir, a través de los años, reflexiones sobre ideas y temas positivos con un hermano y amigo, como lo es para mí, Félix Matos Acevedo, se nos hace difícil escribir sobre su tercer esfuerzo literario "El Olor del Recuerdo", sin llegar a herir sentimientos o enaltecerlos, si la obra tiene o no la calidad merecida para ponerla a la consideración del lector; pero siendo justo, bien vale la pena tengamos a mano, y así también podemos rendirle tributo a toda esa gente que, viviendo en zonas rurales, hace de sus comunidades y de su gente una historia para ser leída.

Existen en nuestro entorno, personas con cualidades que van más allá de las adquiridas en su proceso de crecimiento y como tales sus inquietudes, al servicio de los demás, se van reflejando en cada uno de sus movimientos expresivos y es que entra a formar parte de este círculo, por cierto, muy limitado.

En el transcurrir del tiempo, el hombre ha ido escribiendo la historia, momentos trascendentes que influirán de generación en generación y cuyos conocimientos serán importantes para el desarrollo de los pueblos, tomándola como guía en la determinación de estrategias positivas o negativas y de las personalidades que influyeron para que fuera escrita.

Hacer trascender un lugar mediante la mención de sus personajes y acontecimientos más destacados en sus inicios con la palabra llana y sincera de su relator no es, para Félix Matos Acevedo, pretender atribuirse actitudes literarias de gran historiador, sino hacer un homenaje a sus raíces y, muy especialmente, a aquellos seres que le dieron origen moldeando su personalidad, haciendo de su familia un ejemplo a seguir y colocando a su pequeño pueblo en un lugar en la historia con esta su tercera obra literaria.

La cotidianidad nos refleja de cuerpo entero, desde el disfrute de la música típica (Perico "Ripiao"), siguiendo con los boleros y tradiciones como la serenata, el "besamanos", la huida de los enamorados, así como los prostíbulos, el terrateniente, el hombre de bien, el amor, el progreso, la dictadura, el vaca, las brujas, los fantasmas, los azabaches que, sin proponérselo van construyendo un mini "macondo" en esta parte del Caribe Norte, como avances de películas que nos hacen rememorar situaciones de tristeza, humor, alegría y sobre todo la esperanza de que se puede mantener ese espíritu de entrega.

Félix Matos Acevedo nos invita a formar parte de este homenaje familiar, deteniéndonos sobremanera en el simbolismo escritural con los que enuncia a los personajes protagónicos de su particular narración, la idea prima en la valoración de los ejemplos y consejos recibidos en su crecimiento personal, haciéndolos palpables en su sociedad a través de su sensible entrega como ciudadano, como padre de familia y como profesional.

MARCIAL BÁEZ.



FÉLIX MATOS ACEVEDO

Nació en la ciudad de Santo Domingo, República Dominicana, en el 1952. Estudió Derecho en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) y en la Universidad Central del Este (UCE), ha participado en cursos impartidos por el Instituto Latinoamericano de las Naciones Unidas para el tratamiento del delincuente (ILANUD), para lo cual se ha trasladado en varias ocasiones al país de Costa Rica; se ha especializado en distintas áreas de la investigación y aplicación de Justicia Penal, programados por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos de Norteamérica. 

Desde 1982, desarrolló la Carrera Judicial, en la actualidad es Juez emérito luego de haber pertenecido al Poder Judicial por 40 años. 

OTRAS OBRAS DE SU AUTORĺA

Tiene varios trabajos inéditos como son: "Nuevo Proceso Penal Anotado", "Un Cruce por la Vida", "Un Héroe del Cruce". La primera, es una obra de procedimiento penal; las demás, incluyendo la que se presenta, son intentos de narrativa en sentido general, pues en ellas se puede apreciar la exposición, nudo y desenlace necesarios para catalogarlos como parte de un género tan difícil. 

lunes, 9 de junio de 2025

EL TIRANO DEL PRADO. La novela de la historia / Leonel Martínez.



Antes del comienzo

Empecé a edificar El tirano del Prado como una casa modesta de tablas de palma. Al principio, las imágenes de los acontecimientos acaecidos eran la única materia prima. Pero me encontré con la dificultad de que, para fijar las tablas a los puntales de madera, necesitaba clavos, es decir, palabras.

Cuando terminé el entablado documental de mi rancho, lo teché de canas, sin saber que en la lengua arahuaca «cana» significa palabra. Finalmente, en la parte frontal de mi casita, sembré algunas flores, porque estas, como la poesía, suelen embellecer el entorno. Es notorio que en literatura no puedo comunicar solo con imágenes, que los vocablos son fundamentales para unir los materiales con los que se construye cualquier obra.

El tirano del Prado, mi casa de tablas de palma se levanta a partir de dos planos: 1-Histórico, y 2-Literario. En el primero, los historiadores, quienes me suministraron materia prima: José Gabriel García, Emilio Rodríguez Demorizi, Víctor Garrido, Ramón Lugo Lovatón, Jean Price Mars, y Frank Moya Pons, entre otros. En el segundo, aquellos escritores que me proveyeron de materia creativa: Honoré de Balzac, con su obra Papá Goriot, León Tolstoi: Guerra y paz, Leopoldo Alas -Clarin- La Regenta, Victor Hugo: Los miserables, y Stefan Zweig: Fouché, el genio tenebroso. Todos ellos influye-ron en mi pensamiento para yo entablar la obra.

Reconozco y agradezco profundamente al Archivo General de la Nación y a las bibliotecas públicas y particulares, que me brindaron el soporte bibliográfico para erigir esta novela. Mi deseo sincero es: que no mueran las imágenes ni las palabras. Más los lectores tienen la libertad de olvidar, si es que pesan mucho las palabras de la novela, y de recordar algunos de sus cuadros visuales, que no corren el riesgo de las palabras, que fácilmente se las lleva el viento.

Otros podrán filmar la película, la telenovela o el documental de la historia; así los hechos no serán batidos por la brisa de la memoria. Porque bastará con tener un celular en las manos, para que aparezcan las escenas dolorosas y/o alegres del pasado, que jamás se borrarán. Y si algo no se olvida, permanece para siempre. Se podrá decir entonces con expresiones de novela: la historia dominicana vive.

He edificado el texto narrativo con los principales acontecimientos de los primeros veinte años de vida de República Dominicana (1844-1864). Este tramo del pasado es esencial en nuestro devenir. pues al decir de Alexis Tocqueville, en su libro La democracia en América: «Es básico conocer el punto de partida de una nación, para poder entender sus costumbres, hábitos, causas de sus prejuicios y de sus pasiones... La influencia ejercida por el punto de partida tiene una importancia extraordinaria sobre el porvenir de los estados».

En otro orden, inspiraron mi novela, los versos de los poetas dominicanos Franklin Mieses Burgos y Manuel del Cabral. Franklin, al decir: «El machete no es solo en nuestras duras manos un hierro de labranza para cavar la tierra pequeña del conuco/sino que muchas veces se ha convertido en pluma para escribir la historia». Y Manuel, cuando afirma: «Pero Compadre Mon, tú tal vez no presentiste que yo picaría sobre tu sepulcro/. Mi oficio ha sido ese/desenterrar un poco de la Patria». Y así sucedió. Con el machete convertido en teclado pude -como sepulturero- desenterrar los gloriosos huesos olvidados de la patria, para que las imágenes de sus excelsas acciones no se las lleven los vientos, aunque soplen desde El Prado, nombre propio del espacio geográfico donde transcurre gran parte de las acciones, y en cuya grafía hemos suprimido el artículo El del lenguaje formal, por Del Prado, procurando un estilo más coloquial.

La verdad en la historia dominicana se percibe como ficción, porque es difícil entender que los acontecimientos sean ciertos. Uno se niega a creer que una mujer como María Trinidad Sánchez, pueda ser fusilada el día del primer aniversario de la Independencia. ¡Eso es mentiral, exclamaría alguien.

Como también pudieron morir en el paredón otros héroes. Por eso, ante lo acontecido, nace la sensación de que las acciones son falsas, de que los episodios son novelas. O una simple recreación del pensamiento. Y en el mejor de los casos, mitología y nada más.

No obstante, esos sucesos sorprendentes fueron reales, existieron. A esos hechos llamo: «La novela de la Historia».

Así es la vida, una extraña mezcla de sentimientos y contingencias, en la que no se logra apreciar cabalmente, si lo vivido es una novela o si la novela es lo vivido. La historia, como la gran suma de lo existencial, es igualmente de esa forma.

Es evidente que casi todas las historias de los pueblos de la región, aunque sus hechos son diferentes, tienen puntos convergentes. Quizás porque los humanos conformamos un único modelo de comportamiento muy semejante, aunque cambien los tiempos. Los tiranos que gobernaron en muchos países latinoamericanos parecen ramas del mismo árbol que caracteriza el caudiIlismo y la carencia de instituciones sólidas.

Nuestra historia, convertida en novela, tiene valor universal.

Por lo tanto, cuando se escribe «dominicano se puede leer latinoamericano, y en una visión más amplia, «humano». En ese sentido ya lo expresó el genio de Honoré de Balzac: «Parece que la historia de todos los hombres no será más que una novela».

El tirano del Prado más que la historia hecha novela, es la novela hecha de la historia. Una inquietante chispa que despierta en nuestro interior, las ansias de conocer los detalles y secretos del pasado que otros se han callado.

RAMÓN MESA/ Editor.

El drama y la profundidad con que el autor narra hechos como el fusilamiento de María Trinidad Sánchez, Antonio Duvergé y Francisco del Rosario Sánchez, eleva la historia a nivel de las grandes epopeyas. La ficción le permite a Leonel Martínez vislumbrar dos caras de una misma moneda: Pedro Santana. El tirano del Prado es una novela en la que se pone de relieve no solo a un gran conocedor de la historia patria, sino también, a un narrador de fuste, que la crítica habrá de ponderar en su justa dimensión.



LEONEL MARTĺNEZ

El autor es oriundo de la comunidad de Sainaguá, San Cristóbal, República Dominicana. Doctor en Derecho de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, (UASD). Ha estado ligado por más de 50 años al movimiento clubístico y cultural desde la Fundación Sol Naciente. A comienzo de los años 80 se desempeñó como profesor del Colegio Max Henríquez Ureña de San Cristóbal, en materias como: Historia Universal, Historia de América e Historia Dominicana. Desarrolló funciones en el Servicio Exterior como cónsul de República Dominicana en Cabo Haitiano, Haití. 

También ha sido docente de la Universidad Central del Este (UCE) y trabajó en el Departamento de Educación Permanente de la Universidad de la Tercera Edad (UTE). Ha ejercido el periodismo de manera empírica y en ese ámbito ha publicado centenares de artículos en medios impresos y digitales. En la comunicación radial ha participado en el programa La Opción de la Mañana, del Grupo Tele-micro. Trabajó en la revista Rumbo, y fue director del componente de comunicación del Programa de Apoyo a la Reforma y Modernización del Estado (PARME), un proyecto de la Unión Europa y el Gobierno Dominicano. Sus amigos más cercanos lo definen como un Filósofo de la Cotidianidad, por sus capacidades de explicar en profundidad detalles del diario vivir. Ha sido colaborador del programa televisivo, Objetivo 5, del periodista Geraldino González, para el cual produjo por más de 9 años Cápsulas Culturales. Se ha desempeñado como conferencista y charlista en diversas instituciones. Es autor de los libros Personajes universales y Escritores en extremo (2018). Productor del programa de You Tube, "Aprendiendo con el Dr. Leonel Martínez". 

EL TIRANO DEL PRADO/ Leonel Martínez. FLAM Editores. 311 páginas. Contactos:809-703-3812/ 809-961-6513/809-863-7034. flameditores @gmail.com, ysabelflorentinoromero@gmail.com, ramonmesaeditor@gmail.com.

domingo, 1 de junio de 2025

DE MI BIBLIOTECA: RENE JEANNE-CHARLES FORD / Marcial Báez.



RENE JEANNE

René Jeanne fue un actor francés , guionista e historiador de cine. Nació en 1887 y falleció en 1969. Jeanne estuvo casado con la actriz Suzanne Bianchetti. Se distinguió al servir como jurado en el Festival Internacional de Cine de Venecia en 1937 y 1938.

CHARLES FORD

Charles Ford nació en Amberes (Bélgica) el 14 de mayo de 1908-5 dicciembre 1989 y debutó como crítico a los 17 años, para posteriormente convertirse en jefe de redacción de numerosas publicaciones especializadas en cine.

738. HISTORIA IUSTRADA DEL CINE 2. Rene Jeanne y Carles Ford. El Cine sonoro (1927-1945). Alianza Editorial S.A. 1974.

 



739. HISTORIA ILUSTRADA DEL CINE 3. Rene Jeanne y Charles Ford. El Cine de hoy (1945-|21965). Alianza editorial. S.A. 1974. 437 pags.355 págs.

La HISTORIA ILUSTRADA DEL CINE de RENE JEANNE y CHARLES FORD es una obra de consulta obligada para todas las personas interesadas por el séptimo arte. El primer volumen (LB 510) se ocupa del nacimiento y juventud de la actividad fílmica (1895-1930): el invento de los hermanos Lumiere, la rápida popularización del nuevo espectáculo en todo el mundo, las obras de los maestros del cine mudo (Eisenstein, Griffith, Abel Gance, Pudovkin, Lang, Von Stroheim) y de los grandes actores cómicos (Max Linder, Charlot, Buster Keaton, Harold Lloyd). El segundo volumen (LB 511) trata de las vicisítudes del cine sonoro entre 1927 y 1945: las posibilidades abiertas a los filmes musicales, la realización de los primeros clásicos del western (John Ford), la consolidación del "star system" (Greta Garbo, Marlene Dietrich), los años dorados de Hollywood, el gusto por las películas de horror (Drácula, Frankestein), las primeras creaciones de Walt Disney. El volumen tercero (LB 512) abarca el periodo que comienza con el retorno a la paz y concluye en nuestros días: las consecuencias de las innovaciones técnicas (sobre todo el color y el cinemascope) en el campo de la realización, la madurez de los grandes directores norteamericanos (Kazan, Wyler, Huston, Wilder) e italianos (Visconti, Fellini, Antonioni), el reto de la "nouvelle vague" francesa (Goddard, Truffaut), etc., etc. La edición española incluye un apéndice de Ricardo Díaz-Delgado (traductor de la obra) en el que se completan los datos para la historia del cine español y se suministra información general de última hora. La abundancia de ilustraciones hace aún más atractiva esta obra, a cuya utilidad contribuyen tanto los índices de actores y directores situados al final de cada volumen como la "biofilmografía" de grandes realizadores y la bibliografía que sirven de colofón al tomo tercero. 

 

 

DE MI BIBLIOTECA: FRANCOISE TRUFFAUT / Marcial Báez.



FRANCOISE TRUFFAUT.

(París, 6 de febrero de 1932-Neuilly-sur-Seine, 21 de octubre de 1984), conocido como François Truffaut, fue un directorguionistacrítico y actor francés. Fue uno de los iniciadores y uno de los principales representantes de la teoría del cine de autor y del movimiento llamado la nouvelle vague, si bien luego evolucionó de un modo muy personal.



740. EL CINE SEGÚN HITCHCOCK. Francoise Truffaut. Alianza editorial.1966. 320 págs.

 

EL CINE SEGUN HITCHCOCK, aclara FRANÇOIS TRUFFAL, es un libro del que no me considero autor sino tan sólo iniciador o, mejor aún, provocador». Constituye el resultado de una larga conversación de cincuenta horas (en la que el entrevistador se dirige al entrevistado «de la misma manera que Edipo consultaba al Oráculo»), preparada sobre un cuestionario de quinientas preguntas y centrada sobre la biografía cinematográfica del genial realizador: las circunstancias que rodean el nacimiento de los films, la elaboración y construcción de los guiones. los problemas de la puesta en escena, la estimación personal sobre el resultado comercial y estético de cada película.

A lo largo de esta prolongada charla la minuciosa reconstrucción cronológica de la filmografía hitchcockiana (que recoge multitud de anécdotas y aclaraciones sobre el rodaje de sus más famosas películas: “Rebeca», «Sospecha», “Sabotaje», «Recuerda», «Encadenados», «La ventana indiscreta», «Falso culpable», «Vértigo», «Con la muerte en los talones», «Psicosis», «Los pájaros», etc.) se atreverá con discusiones más generales acerca de estética cinematográfica (¿cómo expresarse de una forma puramente visual?, ¿cómo mostrar pensamientos y sentimientos sutiles sólo con la imagen y sin recurrir al diálogo?) y problemas técnicos de algunas de sus más célebres secuencias.


En la conversación ocupa un destacado lugar el tema del «suspense»; el realizador que mejor ha filmado el miedo y ha seducido a los públicos de todo el mundo mediante el terror suministra las claves para atraer y mantener la atención del espectador: el trabajo del director debe consistir en alimentar una situación dramática (nacida por lo general de una coincidencia arbitraria pero no inverosímil), en anudarla cada vez más estrechamente y darle el máximo de intensidad y de plausibilidad, para luego hacerla estallar en un paroxismo y conducirla finalmente a un desenlace inesperado. Como apéndice al volumen figura una completa filmografía de Alfred Hitchcock desde su primera película hasta 1966. 

lunes, 26 de mayo de 2025

LA CASA DE LA CULTURA ES UN PROYECTO DE TODOS / Marcial Báez



La Cultura a través de las manifestaciones artísticas creadas por el hombre, ha sido puntal importante en el desarrollo de las ciudades, de los pueblos. El despertar al ritmo, a la organización, a la búsqueda de sí mismo dirigida hacia el bien común, ha dado origen a los adelantos que se van manifestando en la actualidad.

 Rene Huyghe nos amplia diciendo que: “El arte y el hombre son insociables. No hay arte sin hombre, pero quizá tampoco son insociables. NO hay arte sin hombre, pero quizá tampoco hombre sin arte. Por él, se expresa el hombre más completamente, se comprende y se desenvuelve mejor. Por él, el mundo se hace más inteligible y accesible, más familiar. Es el medio de un perpetuo intercambio con lo que nos rodea. Así el arte es solidario del hombre. Con tanta diversidad y ligereza como sus costumbres, cambia según los siglos y las latitudes”.

 Por ende, los movimientos culturales, particularmente LA CASA DE LA CULTURA, institución creada en el año 1982, sin fines de lucro, basada fundamentalmente en rescatar, amparar e impulsar las artes y las costumbres, para ser “el organismo rector y representante por excelencia de las actividades culturales de nuestro pueblo, San Cristóbal”, debe tener un espacio y una atención especial, de todos los estamentos sociales de esta comunidad.

 Aunque su duración fue efímera, este propósito tuvo bastante éxito, ya que los espectáculos que se realizaron fueron respaldados masivamente. A pesar del tiempo transcurrido, todavía se mantiene latente mediante el trabajo sistemático que realizan la mayoría de sus fundadores que, con su empeño y su crecimiento personal constituye un precedente a emular.

Los intentos por parte de sus miembros para volver a hacer realidad este recuerdo, habían sido numerosos. Una propuesta reciente pone sobre el tapete esa intención. Justa o no, la misma carece de los requisitos naturales que satisfacen a las expresiones artísticas, de cara a los mejores intereses culturales; y es que “el arte constituye un mundo aparte y este mundo tiene sus leyes propias a las que obedece, porque son irreductibles”.

LA CASA DE LA CULTURA respondiendo a lo que sería beneficioso para la sociedad, no debería pertenecer o tener vínculos con instituciones políticas, ni comerciales. Estaría financiada por el estado y algunas empresas caritativas, realizando así actividades no rentables, permitiendo a las masas participar gratuitamente, llevando la cultura y al arte a todos los rincones de la ciudad; dándole seguimiento a sus objetivos: “Creando los museos de arte, histórico y folclórico de San Cristóbal. Organizando cada año el carnaval, los festivales de teatro y atabales; los cursos periódicos de apreciación musical, de danza, de teatro y de bibliotecología; los talleres de serigrafía y de diseño gráfico; las clases de danza clásica, moderna y folclórica, de música y de artes plásticas; la organización de la cinemateca y de la fonoteca; la convocatoria a concursos de pintura, de novela, de cuento, de poesía y de ensayo”; fomentando la unidad, el resurgimiento de las peñas literarias y los clubes culturales.

LA CASA DE LA CULTURA es un proyecto de todos. Debemos hacerlo palpable; institucionalizándolo, inyectándole el dinamismo y la continuidad que amerita. Así como, clausurar la brecha que muchos han utilizado para su provecho político y personal, valiéndose del interés sano e incondicional de “los trabajadores del arte y la cultura”.

 ” Revista Desafío. San Cristóbal, RR. D. Del sábado 27 de agosto al viernes 2 septiembre 1994. Pág.8. / El Siglo XX quedó atrás (Marcial Báez). 2000.

viernes, 23 de mayo de 2025

EN EL MAR AZUL, EN EL AZUL CIELO


 

De Marcial Báez para Blanca Kais Barinas


 Retrocedí en el tiempo,

estático mirando al infinito

para mis adentros,

tu poesía se incrustó

en mis pensamientos,

en giros tus palabras

danzaron entre nubes,

en el mar azul, en el azul cielo.

 

Tu corazón se abrió

de par en par,

en su interior un cristalino recuerdo,

de batir alas de mariposa

con el colorido de sentimientos tiernos

de compartir sueños en versos

con ternura, con sencillez, con esmero.

 

Y al mírame en el espejo

que te dejó sin respuesta

a lo que llevabas dentro,

ser libre sin limitaciones,

llenos de paz, de ternura, de afecto,

vivo tus inquietudes

las que se llevó raudo el viento

en el mar azul, en el azul cielo.

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


lunes, 12 de mayo de 2025

ABRILES QUE DUELEN/ Marcial Báez.




Hay abriles que duelen, calándote el alma, 

muy adentro, 

un tropel de lágrimas, 

te cercena la calma.


Este abril a borbotones, 

en un instante aplastó la alegría, 

se apoderó de sueños, 

de tiernos amores, convirtiéndolos en nada.


Abriles que duelen, desprendiendo la piel, 

en heladas madrugadas, calcinándote por dentro, amargándote la esperanza.


En este abril fulminante, 

las sombras nos acorralan, solo asfixiantes quejidos, 

por aquí, por allá, 

la incertidumbre crece, 

la desesperación nos abrasa.


Hoy, este abril turbulento, 

se ha llevado cientos de almas, nos arropa la tristeza, 

nos comprime, 

nos infarta, 

nos aferramos a la oración, 

a la solidaridad desbordada.


(11/4/2025).

sábado, 10 de mayo de 2025

LA LECTURA UNA DE LAS HERRAMIENTAS INDISPENSABLES PARA ESCRIBIR / / Marcial Báez.



(Palabras centrales en la presentación de los libros del Colegio Cooperativa Loyola 2025) .

Muy buenas noches tengan todos y todas, profesores, invitados especiales alumnos y familiares, especialmente a la Licenciada Gabina De La Rosa por invitarme a compartir con ustedes jóvenes estudiantes plenos de talentos a esta gran fiesta del libro: “BROADWAY. El escenario de la palabra”,  mi experiencia como escritor en el género de la poesía. Trataré de ser lo más breve posible y condensar en unos pocos párrafos mi caminata existencial por mi trayecto escritural algo atípico, ya que no le dedico bastante tiempo.

Esta experiencia le llamaría un proceso evolutivo que a veces se inicia a corta edad o cuando los años ya van mostrando las arrugas y el gris existencial de las vivencias que nos permiten tener la capacidad de penetrar en nuestras interioridades y las de los demás en una catarsis natural que sin proponérnoslo nos transmutamos en manifestaciones de  alegría, de tristeza, de júbilo, de paroxismo, de rabia, de justicia, conformando esos sentimientos que el ser humano va despertando en su caminata proyectiva y atemporal dependiendo de los avatares de la vida.

Y es que a todos no nos pasa igual sin importar la época o el continente cada uno tiene una historia, unas vivencias que lo hacen especial y único en el género que elijan. Pero hay una herramienta que es parte fundamental en el proceso del escritor y es la lectura para consolidar ideas que en su momento mostrarán y serán comunicantes en un ejercicio que le permitirá llegar a las sensibilidades de sus lectores transformadas en palabras para ser leídas.

Particularmente La lectura llegó y se quedó en mi modus vivendi al inicio de adolescencia después de leer las novelas de Marcial Lafuente Estefanía y cuando no tuve más acceso a libros terminé leyendo todas las novelas de Corín Tellado de las revistas Vanidades que coleccionaba mi ti madrina: después tuve la suerte de contar con un vecino que era amante de la lectura y pude compartir sus libros (Los Miserables de Víctor Hugo, El Conde de Montecristo de Alejandro Dumas, Nuestra Señora de Paris de Víctor Hugo, La Madre de Máximo Gorki, El amante de Lady Chaterly de D.H.. Lawrence, grandes obras literarias. Después de agotar su mínima biblioteca tuve el privilegio de trabajar y entonces inicié la carrera incansable de formar la mía continuando con las características de las obras anteriores, de autores europeos sustancialmente, adquiriendo los 20 tomos de la enciclopedia Los Clásicos de la Editora Grolier, la cual me proporcionó un amplio conocimiento sobre las civilizaciones occidentales, la filosofía, la literatura, la historia, el arte, el humanismo con las obras de Rosseau, Aristóteles, Platón, Homero, Shakespeare, Garcilaso de la Vega entre otros.

También abrasé el interés por la lectura cuando subrayaba cada frase interesante, títulos de obra y autores, cada lectura me fue indicando qué autores y qué libros comprar, leer la lista que publicaban las revistas o los diarios de los libros preferidos de autores consagrados pudiendo adquirir la mayoría los mismos y así tener una consideración más amplia de los temas que interesaron al autor en el proceso evolutivo de la determinación de su estilo.

Y les seré franco, leía muy pocos libros de poesía mi predilección estaba en la novela y el cuento. De repente un día sin saber porqué escribí una poesía sobre los aborígenes y que hasta hoy no la he publicado en ninguno de mis libros:

He pensado que sentado en este olvidado rincón

vuelvo a estar en la Historia

como aquellas figuras indígenas milenarias.

He ido al más allá de aquellas almas

con la sensación de estar perdido

en algún lugar conocido.

Y he vuelto

sin pensar siquiera

que uno es amado y también odiado.

Y como algo premonitorio años más tarde estaba involucrándome con un destacado grupo de munícipes de San Cristóbal por la preservación de las Cuevas del Pomier, viviendo la importancia de la literatura, de la poesía en la sensibilización del hombre hacia un bien común que nos remite a las lecturas de Don Pedro Mir un poeta social por excelencia y que tuve el privilegio de ser su alumno en la materia de Estética en la Universidad Autónoma de Santo Domingo cuyas cátedras formaron parte de mi espaciado trayecto hacia la poesía incluido su icónico poema “Hay un país en el mundo”, como también recibir clases de la excelsa escritora Aida Cartagena Portalatín profesora de Historia en el Colegio Universitario, leyendo su obra “Una escalera para Electra”.

Otra de las herramientas en este proceso fue el estudio de la Comunicación Social, que nos ayudó a investigar y a condensar en un tris cualquier tema o idea para desarrollar provocándonos investigar, analizar y escribir casi a diario sobre las problemáticas de nuestras comunidades publicadas en algunos periódicos y revistas de la época, en Santo Domingo y San Cristóbal.

Y es en el año 1996 cuando de repente me surge la idea de publicar unos poemas, después de realizar una selección entre muchos, se los facilité a algunos amigos entre los que se encontraba el escritor Diógenes Valdez nuestro Premio Nacional de Literatura 2005, para su lectura y corrección, como decimos les dio el visto bueno y recordé que me dijo “cuando vayas a publicar un libro de poemas o de cuentos si más de la mitad lo consideran bueno entonces manos a la obra”. ese día me bautizaron como escritor. Ya he escrito cinco libros con la satisfacción de incluir en el más reciente. “MIXTURAS. Poemas en el tiempo” algunos poemas de mi madre Servantina Cabrera Salazar.

El tiempo es corto pero antes quisiera resumir este proceso en un dialogo educativo y coloquial haciendo de este resumen, una guía para tomar en cuenta y colocarla en las miles de experiencias de millones de escritores en sus diferentes géneros, en mi caso particular la poesía, las satisfacciones que me ha dado continuar escribiendo de mis expresiones y de las impresiones que me rodean, de lo que quiero o no, de lo que percibo o no, de lo que siento o no, de lo que extraño o no, de la paz que me pueda suministrar y tal vez de lo que puedan sentir mis lectores al leerla.

Por último, les invito a leer “El Decálogo del Escritor” de Augusto Monterroso y “Los Diez derechos del Lector” por Daniel Pennac deseándoles éxitos y aunque no se dediquen a escribir, continúen haciéndole loor a la poesía, así como a la lectura que es una herramienta indispensable no solo para el escritor sino para el ser humano en general.

Gracias.

jueves, 24 de abril de 2025

NO CREO EN PARTIDOS POLÍTICOS / Enrique Apolinar Henríquez.



Una de las falacias más explosivas, entre todas las falacias políticas, es la que pretende convertir en una verdad dogmática la mentira envuelta en la aserción de que los partidos políticos son resortes indispensables para el justo y sincero funcionamiento de las instituciones democráticas.

Confabulación sin entraña de elementos burocráticos movidos por el sórdido interés personalísimo de alcanzar fama y poder las figuras liderales, y el rebaño privilegios lucrativos o acomodos en el tren gubernativo que les aseguren a sus integrantes la estabilidad harto dudosa o incierta de su modo de vida, los partidos políticos han sido siempre, aquí y en todas partes, los peores enemigos del auténtico esplendor de las instituciones democráticas cuya vigencia, empero, todos a una proclaman servir, defender y preservar.

Las diferencias, aquí o en otras partes, no representan substanciales disimilitudes, sino más bien gradaciones debidas al nivel cultural de cada comunidad; es decir, a la influencia que ejerzan y al respeto que merezcan, en cada país, la sensibilidad moral y cívica del pueblo y las indicaciones de la opinión pública.

Aún cuando las naciones débiles son las más obligadas a manejar los negocios públicos con elevación de miras, aptitud constructiva y honestidad funcional capaces de imponer admiración y respeto por la deslumbrante ejemplarización de sus propias virtudes, dos factores -uno interno y otro externo- les entorpecen su emparejamiento con las naciones más cultas y civilizadas; el factor interno de las luchas y los antagonismos egoístas que enemistan a  las banderías políticas de un lado y del otro las intrigas las grandes potencias expansivas que aprovechan y fomentan estos antagonismos y aquellas luchas como medios, los más efectivos, de propiciar sus designios codiciosos de hegemonía política y de explotación económica.

Siendo una de las débiles naciones que más ha sufrido el azote de las predichas intrigas, ahora estamos palpando que a las viejas injerencias disolventes del orgullo y retardatarias de los progresos nacionales se les ha sumado -a fin de poder maniobrar a su talante con mayor desenfado- una nueva intromisión imperialista que viene a empecer aún más ese progreso, si no, tal vez, con la reserva a largo plazo de aniquilar la misma integridad de la nación, los dominicanos estamos más que nunca obligados a escuchar y atender los Ilamados y los consejos de la sensatez que nos mandan olvidar rencillas y ambiciones para dedicar todas nuestras constructivas energías al común esfuerzo, cohesionados como hermanos, de reestructurar la vida pública en términos que por la fuerza de sus magníficas realizaciones merezcan la admiración de cuantos nos contemplan desde fuera y les impongan paralizante respeto a las influencias extrañas que desde el nacimiento de la república se empeñaron en entorpecernos y prostituírnos.

En el camino de nuestra regeneración me parece que sólo hay un escollo por vencer; y esa rémora no la forman los hombres, quienes, paradógicamente, como persona no anhelan ni persiguen otra cosa que el engrandecimiento de la patria dominicana. Ese escollo lo levantan los partidos políticos que al absorber a los hombres los deforman hasta el extremo de que, convertidos en instrumentos sin voluntad ni pensamiento independientes, los llevan a negarse a sí mismos con la contradicción de su conducta.

A negarse a sí mismo! El peor de los aniquilamientos Peor, mucho peor aún que el natural aniquilamiento de la vida que es la muerte!

Yo sólo puedo creer y sólo creo, por tanto, en los hombres; en los hombres, individualmente. Jamás en los hacinamientos que forman los partidos políticos.

Bien puedo creer o no creer en Juan Bosch como hombre de nobles intenciones y alto pensamiento político; bien puedo creer o no creer en Viriato Alberto Fiallo; bien puedo creer o no creer en Tavárez Justo; bien puedo creer o no en Horacio Julio Ornes; bien puedo creer o no creer en Moreno Martínez o en Read Vittini; y finalmente, bien puedo creer o no creer en los demás conciudadanos que ostentan la comprometida investidura de jefes de partido. Pero no creo, no puedo creer en las agrupaciones políticas que respaldan o afectan respaldar a esos ilustres compatriotas; porque es sobre la reputación de esos núcleos sectarios que a mi juicio está recayendo -a sabiendas de los mismos o ignorándolo tal vez la tremenda responsabilidad histórica que entrañaría el imperdonable fracaso a que parecen hallarse expuestas las recién conquistadas libertades cívicas, o, cuando menos, la práctica eficiente y eficaz de las instituciones democráticas en nuestro país.

La fatídica conclusión mi conclusión fatídica- cae, como fruta madura, por su propio peso: mientras existan los partidos políticos no habrá moralidad política.

No obstante los ligeros matices diferenciales de la apariencia externa que exhiben a la simple vista los refinamientos de la cultura y de la civilización, no la habrá. Ni aquí, ni en ninguna otra parte, como no la hubo, tampoco en el pasado, según lo enseñan las indicaciones de la historia política de la humanidad.

La semejanza de vicios y defectos alegada de tal modo se comprueba, de manera elocuentísima, evocando episodios acaecidos en un país tan avanzado como la hermana mayor a quien habitualmente hemos tomado de modelo en muchos aspectos de nuestra organización estatal.

A raíz de su exaltación a la magistratura ejecutiva del Estado, en 1889, Benjamín Harrison se lamentó en presencia de Theodore Roosevelt de haber encontrado, al tomar posesión de sus funciones, que los manipuladores del partido republicano, su partido, "se lo habían cogido todo para ellos". El no pudo -declaró- ni siquiera "designar su propio gabinete"; porque esos políticos profesionales, que a su talante manejaban y controlaban la maquinaria de la mencionada agrupación política, "habían vendido todos los puestos para pagar los gastos de las elecciones".(1)

Las incoherentes relaciones del Presidente Harrison con las subterráneas realidades políticas han sido expuestas, en una impresionante anécdota, por un reputado ensayista americano.

"La Providencia" -exclamó Harrison después del triunfo "nos ha dado la victoria".

Exasperado ante la candorosa ingenuidad del Presidente, Matt Quay (mágico manipulador de la contienda electoral) explotó:

"Que hombre! El debiera saber" -agregó "cuán cerca de las puertas de la penitenciaría" se vieron algunos hombres "para hacerlo Presidente! "(2).

Han pasado tres cuartos de siglo desde entonces. Mas en todos los partidos y en todas las épocas se cuecen habas. Eran tiempos de paz los del Presidente Harrison. Pero, a la inversa, eran tiempos de guerra de la primera guerra mundial-cuando el partido rival de su partido el Partido Demócrata-dejó ver cuán abismática es la hondura a que es capaz de descender la cuestionada moralidad de los partidos políticos.

-"Las especulativas acciones de Edward Pauly, del General Graham y de otros hombres que ocupan cómodas posiciones en la administración" -comentó el 17 de enero de 1948 Jack Kofoed en su columna del Miami Herald-"indican que en Washington suceden cosas extrañas".

-"S. S. Pittman me recordó un incidente" -prosiguió diciendo Kofoed, - "que aparece relatado en el libro de Arthur Train intitulado Mi Día en la Corte". Mr. Train, autor y abogado, solicitó una plaza como oficial durante la Primera Guerra Mundial. En respuesta a su solicitud, él "recibió un telegrama del Departamento de Marina que expresaba: "Diga por telégrafo, inmediatamente, por quién votó usted para Presidente en las últimas elecciones".

Según rezan los términos del relato debido al columnista Kofoed, Train replicó que ese era un asunto puramente personal y que él no veía cómo podría afectar su servicio de oficial naval. Al no obtener respuesta a esta alegación, se fue a ver en Washington al Almirante Welles, quien entonces encabezaba al personal de la armada.

-"Usted nunca obtendrá esa posición" le declaró Welles con absoluta franqueza-; y al punto le explicó que su "solicitud reposaba en el escritorio del Secretario Daniels, en ese mismo momento, junto con las de media docena de otros hombres que no habían votado por Woodrow Wilson en las últimas elecciones. "No hay esperanza", sentenció el Almirante Welles finalmente.

Negado a darse por vencido y resuelto a ejercer el deber de pelear en la guerra por su patria (3), el autor y abogado Train se apresuró a entrevistarse con Franklin D. Roosevelt, a la sazón Asistente Secretario de Marina.

"Welles está en lo cierto", -admitió Roosevelt, a seguidas explicando-: "El viejo no le concederá esa posición porque usted no votó debidamente".

No era ésa, sin embargo, la pura verdad. Wilson no obraba de por sí; probablemente se usaba su nombre (cual suele usarse el nombre de muchos mandatarios ejecutivos, furtivamente) como instrumento del despotismo ejercido por la maquinaria de su partido.

Mr. Train sacó a relucir entonces el hecho de que cuando otro Asistente Secretario -Herbert L. Satterlle,- ofreció sus servicios, el Secretario Daniels objetó, confundiendo a la nación con su propia agrupación política: "Mi partido tiene la responsabilidad de esta guerra. Yo conozco sus antecedentes; pero no puedo usar sus servicios en ninguna parte".

Kofoed comentó con melancólica amargura, juzgando por las apariencias, que casi todos los que llegaban al gobierno lo hacían en busca de "su propio aventajamiento y no para el bienestar de la nación".

Por todo lo que la experiencia me ha enseñado, yo puedo creer o no creer en determinados hombres como individuos; pero no puedo, definitivamente no puedo creer en los partidos políticos.

(1) Richard Hofstadter, The American Political Tradition (Vantage Press),

(2) Ibid.

 (3) Pugna pro patria, Cato. Consejos morales a su hijo.

Reminiscencias y Evocaciones (Tomo Primero). Editora Librería La Hispaniola. Santo Domingo. 1970.

 

domingo, 13 de abril de 2025

DE MI BIBLIOTECA: ANGEL KLOCKWARD / Marcial Baez.



ANGEL LOCKWRAD

Abogado, escritor y político. Nació en Guananico (Puerto Plata). Realizó cursos y estudios de economía, administración, derecho y ciencias políticas en las universidades Nacional Pedro Henríquez Ureña, Mundial Dominicana y del Caribe. También, en España, en las de Alcalá de Henares y Salamanca, y en el Instituto Centroamericano de Administración Pública (ICAP). Se ha desempeñado como secretario de Estado de Industria y Comercio, ordenador de Lomé, presidente del Consejo Nacional de Zonas Francas, miembro de la Junta Monetaria y embajador en Colombia. Ha publicado novelas, cuentos, ensayos y poesía. Obras: El buscador de tesoros (novela), El gabinete de la sombra (novela), La leyenda de los hombres ranas (relato histórico), Por los caminos de tu piel (poesía).



1029. LA VIOLENCIA URBANA Y EL SISTEMA PENAL EN LA REPÚBLICA DOMINICANA. Ángel Lockward. Somos Artes Gráficas 2003. 79 págs.

Las estadística de violencia en el país presentan cifras aterradoras, se mueven por trayectoria escandalosa... algo esta sucediendo en nuestra sociedad. ¿Qué sucede en la família, en qué falla el ordenamiento social y porqué no funciona el sistema penal? ¿Porqué se está suicicando tanta gente? No sólo pobres, agobiados por el hambre, no sólo despechados, que después de cometer homicidios pasionales, en un 90% se quitan la vida, sino banqueros, oficiales de los cuerpos armados. Victimas, todos, de una sociedad en crisis, económica y moral. ¿Hacia dónde debemos llevar el proceso de reformas legales que han venido siendo puestas en marcha? ¿Están dando resultados? Son algunas de las preguntas que se hace el autor de esta conferencia, quien es uno de los escritores mis prolíficos y vendidos del país.