Ligia Minaya
Denver Colorado
Denver Colorado
Hoy la mujer ha superado muchos obstáculos y sin embargo sigue el camino de lo que otros quieren. La mujer debe pensar en lo que es: ser humano en el que Dios puso las mejores cualidades.
No es más que el miedo de las mujeres a la independencia. El deseo de alguien que las cuide, las mime y las haga sentir seguras. Es un sentimiento de inferioridad, una barrera personal, un freno interior. Es todo un conjunto de recuerdos, de deseos reprimidos, de actitudes originadas en la infancia, en la creencia de que siempre habrá alguien más fuerte para apoyarlas, protegerlas y tomar por ellas las decisiones más importantes.
El feminismo de los años sesenta ha pasado y, aunque sigue todavía dentro de nosotras, muchas, esa herramienta tan necesaria, lo echan a un lado. En nosotras está la solución. Es una guerra que se debe librar. No es fácil. En cada mujer existe una niña enamorada y hombre "valiente" por el que suspira. Entonces, es posible que en aras de ese "anhelo" se traicione a sí misma y se convierta en una cenicienta. ¿Qué hacer? Superar el conflicto. ¿Cómo? Poniendo atención en sí misma. Incluyendo interpretar los sueños. Si sueñas estar atrapada, perseguida, sin poder gritar, mira bien, algo pasa, analízalo y compáralo con lo que te pasa día a día. La mujer tiene un potencial interno para conocerse y conocer a los demás pero muchas veces no lo desarrolla.
Al día de hoy ha superado muchos obstáculos y sin embargo sigue el camino de lo que otros quieren. Las quieren delgadas, lindas, bien vestidas, desnudas en las revistas, que hagan lo que se nos pide, incluso videos pornográficos dizque para el marido, aunque luego, después de un desencuentro lo ponga al alcance de todos en Internet. Y muchas, con el Complejo de Cenicienta, dicen amén. ¿Y entonces? Nos han criado para eso, para ser lo que los otros quieren, pero si entramos en nosotras mismas, nos damos cuenta que tenemos fuerza suficiente para salir de ese pozo oscuro y asqueroso. Muchas de las soluciones a este problema las encontramos en el libro "El Complejo de la Cenicienta" de Colette Dowling.
No es más que el miedo de las mujeres a la independencia. El deseo de alguien que las cuide, las mime y las haga sentir seguras. Es un sentimiento de inferioridad, una barrera personal, un freno interior. Es todo un conjunto de recuerdos, de deseos reprimidos, de actitudes originadas en la infancia, en la creencia de que siempre habrá alguien más fuerte para apoyarlas, protegerlas y tomar por ellas las decisiones más importantes.
El feminismo de los años sesenta ha pasado y, aunque sigue todavía dentro de nosotras, muchas, esa herramienta tan necesaria, lo echan a un lado. En nosotras está la solución. Es una guerra que se debe librar. No es fácil. En cada mujer existe una niña enamorada y hombre "valiente" por el que suspira. Entonces, es posible que en aras de ese "anhelo" se traicione a sí misma y se convierta en una cenicienta. ¿Qué hacer? Superar el conflicto. ¿Cómo? Poniendo atención en sí misma. Incluyendo interpretar los sueños. Si sueñas estar atrapada, perseguida, sin poder gritar, mira bien, algo pasa, analízalo y compáralo con lo que te pasa día a día. La mujer tiene un potencial interno para conocerse y conocer a los demás pero muchas veces no lo desarrolla.
Al día de hoy ha superado muchos obstáculos y sin embargo sigue el camino de lo que otros quieren. Las quieren delgadas, lindas, bien vestidas, desnudas en las revistas, que hagan lo que se nos pide, incluso videos pornográficos dizque para el marido, aunque luego, después de un desencuentro lo ponga al alcance de todos en Internet. Y muchas, con el Complejo de Cenicienta, dicen amén. ¿Y entonces? Nos han criado para eso, para ser lo que los otros quieren, pero si entramos en nosotras mismas, nos damos cuenta que tenemos fuerza suficiente para salir de ese pozo oscuro y asqueroso. Muchas de las soluciones a este problema las encontramos en el libro "El Complejo de la Cenicienta" de Colette Dowling.
Cuando no eres como quiere tu hombre, viene la violencia. Te quiere sumisa, obediente, cocinera, lavadora, planchadora y buena en la cama, después de ocho horas de trabajo. Si ese fulano no alcanza sus metas por inepto, lo pagas tú con insultos, golpes y hasta la muerte. Si lo botan del trabajo, más de lo mismo. Si llega a la casa sudado y no tiene aire acondicionado, ni una buena comida porque no le alcanza el dinero, lo mismo. Los hombres violentos son frustrados, poca cosa, basura, ineptos para todo, ratas de dos patas como dice Paquita, la del Barrio, y a esos buenos para nada, ni para ser estropajos de bacinilla, hay que denunciarlos ante la Justicia.
Mujer, no te quedes callada. No lo mates, no se lo cortes, pero échalo a un lado. Con basura asquerosa y hedionda no se puede vivir. Y otra cosa: No te arrimes al que ha maltratado a otra mujer. Deja a un lado el canibalismo femenino. No pienses, ni por asomo, que dejó a la otra por gorda, estúpida, fea o porque no lo entendía. En fin, que la mujer debe pensar en lo que es: un ser humano en el que Dios puso las mejores cualidades.
Mujer, no te quedes callada. No lo mates, no se lo cortes, pero échalo a un lado. Con basura asquerosa y hedionda no se puede vivir. Y otra cosa: No te arrimes al que ha maltratado a otra mujer. Deja a un lado el canibalismo femenino. No pienses, ni por asomo, que dejó a la otra por gorda, estúpida, fea o porque no lo entendía. En fin, que la mujer debe pensar en lo que es: un ser humano en el que Dios puso las mejores cualidades.
Diario Libre.com. Saudades. 12 de marzo 2011
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