Marcial Báez
Detenerme sobre los pensamientos
de una tranquila mañana,
un instante,
una expresión que aguarda.
Caminar en pisadas largas
hasta la orilla
que me introducirá a tus aguas.
Contener en un suspiro
todo el sentimiento que mi voz no exclama.
Adueñarme de tu sombra
del movimiento que se escapa
de tu diaria caminata.
Apresar con mis sentidos
el olor que de tus poros emana
y ser morbo
que silencioso se levanta,
tras las tibias caricias,
susurros en manos entrelazadas,
lava que caliente correrá ciega,
hasta la exclamación de entregas tempranas.
Detenerme sobre los pensamientos
de una tranquila mañana,
un instante,
una expresión que aguarda.
Caminar en pisadas largas
hasta la orilla
que me introducirá a tus aguas.
Contener en un suspiro
todo el sentimiento que mi voz no exclama.
Adueñarme de tu sombra
del movimiento que se escapa
de tu diaria caminata.
Apresar con mis sentidos
el olor que de tus poros emana
y ser morbo
que silencioso se levanta,
tras las tibias caricias,
susurros en manos entrelazadas,
lava que caliente correrá ciega,
hasta la exclamación de entregas tempranas.
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