miércoles, 2 de diciembre de 2009

¿El lenguaje corporal nace o se hace?



Carmen González

El lenguaje corporal no verbal es parte innato, en parte imitativo y en parte aprendido. Aunque esta afirmación tenga mucho de cierto, es difícil determinar exactamente en qué medida un sistema cualquiera de comunicación es heredado, y en qué medida aprendido.

Para Darwin, las expresiones faciales de emoción eran semejantes en todos los seres humanos, independientemente de cual fuera su raza o su cultura. La razón fundamental de tal convicción correspondía al hecho de que el origen del hombre era la evolución.

Medio siglo después esta teoría fue comprobada, restándole valor a otras que sostenían que las emociones eran resultado del aprendizaje social. Para ellos, se realizaron múltiples investigaciones. Por un lado, se estudió a gente ciega y sorda que no había podido aprender a comunicarse a través de las vías visuales ni auditivas, y por tanto, tampoco había observado el comportamiento gestual propio de su cultura, y por otro, se analizó las expresiones faciales de personas pertenecientes a cinco civilizaciones distintas y a diferentes niveles sociales.

Los resultados fueron coincidentes. Demostraron que cada cultura usa os mismos gestos faciales para expresar las emociones básicas. Sin embargo, las razones que la ciencia aporto para explicar el principio de la universalidad de reconocimiento estaban sólo indirectamente ligadas con la herencia. En palabras de Julios Fast, la justificación tiene que ver más con las programaciones cerebrales que todos tenemos. Es decir, “… el cerebro de todos los hombres está programado para levantar las extremidades de la boca cuando se sienten felices, volverlas hacia abajo cuando se hallan descontentos, fruncir la frente, levantar las cejas, levantar untado de la boca, y así sucesivamente según la sensación que llega al cerebro”.

Es importante aclarar que, al tiempo que se reconoce la existencia de estas expresiones faciales universales vinculadas exclusivamente a emociones primarias (alegría, sorpresa, miedo, enojo, angustia, interés), la gran mayoría de nuestros gestos, de nuestra conducta verbal en general, es aprendida durante los primeros años de vida y varia de acuerdo con la cultura y la educación.

En conclusión, utilizamos gestos de las tres clases (innatos, imitativos y aprendidos) pues al tiempo que nacemos con ciertos elementos de lenguaje corporal, y somos capaces de comunicar a los demás sensaciones básicas de odio, arado, tristeza, etc… sin haberlas aprendido, adquirimos, también, gestos aprendidos y utilizados por parte de la cultura y la sociedad a la que pertenecemos, muchos otros gestos que tienen significados diferentes con el destino geográfico que observemos.

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