Prólogo
Las Memorias, son intermitentes. Las Memorias,
por ratos, son olvidadizas. También las intermitencias del sueño, sostienen los
días de trabajo.
Mis memorias se han desdibujado al evocarlas. Se
han convertido en polvo, como un cristal herido.
El Memorialista investiga, recoge y puede que
viva menos que el poeta, pero tiene fotografía del pasado y nos recrea con la
pulcritud de los detalles.
Félix María Matos Acevedo es memorialista,
investigador, trabajador y salpica cual poeta, los pasajes de este libro,
dedicado a recoger las vivencias del CRUCE. La obra llena cualquier vacío.
Los provincianos y los que no, se emocionarían
y, sin darse cuenta, erizaran sus vellos de mamíferos, al gozar y/o disfrutar
esta obra para la que su autor me eligió para prologarla. Cuanto honor.
El ser humano soporta sobre los hombros una
columna invisible de aire de una tonelada de peso, pero la presión de este es
ejercida en todas direcciones, lo que explica que no notemos lo que soportamos.
El honor que siento es como el aire que soporto,
no tiene peso, pero lo siento. Me da vida y orgullo, no del vano, pero es bueno
no sentirlo para no convertirlo en vanidad. Eso es precisamente lo que pienso,
le sucede al autor de la obra. Sintió una tonelada de amor por sus raíces. La
obra está vacía de vanidad, de inmodestias, es real, no miente. Tiene poesía
poema, investigación, narrativa, memorias... y aire.
Erizará, principalmente, a los compueblanos del
autor Todos lo mediremos en su justa dimensión. Y no lo prestarán y lo
colocarán en el sitio más alto de su libroteca y lo leerán una y otra vez
porque da "seguidilla" y le da una "cadeneta" de amor,
dedicadas a un lugar conocido como el Cruce y provincianos de la Ciudadela.
SACUL ZAID.
Prólogo
Cuando hemos tenido la oportunidad de compartir, a través de los años, reflexiones sobre ideas y temas positivos con un hermano y amigo, como lo es para mí, Félix Matos Acevedo, se nos hace difícil escribir sobre su tercer esfuerzo literario "El Olor del Recuerdo", sin llegar a herir sentimientos o enaltecerlos, si la obra tiene o no la calidad merecida para ponerla a la consideración del lector; pero siendo justo, bien vale la pena tengamos a mano, y así también podemos rendirle tributo a toda esa gente que, viviendo en zonas rurales, hace de sus comunidades y de su gente una historia para ser leída.
Existen en nuestro entorno, personas con
cualidades que van más allá de las adquiridas en su proceso de crecimiento y
como tales sus inquietudes, al servicio de los demás, se van reflejando en cada
uno de sus movimientos expresivos y es que entra a formar parte de este
círculo, por cierto, muy limitado.
En el transcurrir del tiempo, el hombre ha ido escribiendo la historia, momentos trascendentes que influirán de generación en generación y cuyos conocimientos serán importantes para el desarrollo de los pueblos, tomándola como guía en la determinación de estrategias positivas o negativas y de las personalidades que influyeron para que fuera escrita.
Hacer trascender un lugar mediante la mención de sus personajes y acontecimientos más destacados en sus inicios con la palabra llana y sincera de su relator no es, para Félix Matos Acevedo, pretender atribuirse actitudes literarias de gran historiador, sino hacer un homenaje a sus raíces y, muy especialmente, a aquellos seres que le dieron origen moldeando su personalidad, haciendo de su familia un ejemplo a seguir y colocando a su pequeño pueblo en un lugar en la historia con esta su tercera obra literaria.
La cotidianidad nos refleja de cuerpo entero,
desde el disfrute de la música típica (Perico "Ripiao"), siguiendo
con los boleros y tradiciones como la serenata, el "besamanos", la
huida de los enamorados, así como los prostíbulos, el terrateniente, el hombre
de bien, el amor, el progreso, la dictadura, el vaca, las brujas, los
fantasmas, los azabaches que, sin proponérselo van construyendo un mini
"macondo" en esta parte del Caribe Norte, como avances de películas
que nos hacen rememorar situaciones de tristeza, humor, alegría y sobre todo la
esperanza de que se puede mantener ese espíritu de entrega.
Félix Matos Acevedo nos invita a formar parte de
este homenaje familiar, deteniéndonos sobremanera en el simbolismo escritural
con los que enuncia a los personajes protagónicos de su particular narración,
la idea prima en la valoración de los ejemplos y consejos recibidos en su
crecimiento personal, haciéndolos palpables en su sociedad a través de su
sensible entrega como ciudadano, como padre de familia y como profesional.
MARCIAL BÁEZ.
FÉLIX MATOS ACEVEDO
Nació en la ciudad de Santo Domingo, República Dominicana, en el 1952. Estudió Derecho en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) y en la Universidad Central del Este (UCE), ha participado en cursos impartidos por el Instituto Latinoamericano de las Naciones Unidas para el tratamiento del delincuente (ILANUD), para lo cual se ha trasladado en varias ocasiones al país de Costa Rica; se ha especializado en distintas áreas de la investigación y aplicación de Justicia Penal, programados por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos de Norteamérica.
Desde 1982, desarrolló la Carrera Judicial, en la actualidad es Juez emérito luego de haber pertenecido al Poder Judicial por 40 años.
OTRAS OBRAS DE SU AUTORĺA
Tiene varios trabajos inéditos como son:
"Nuevo Proceso Penal Anotado", "Un Cruce por la Vida",
"Un Héroe del Cruce". La primera, es una obra de procedimiento penal;
las demás, incluyendo la que se presenta, son intentos de narrativa en sentido
general, pues en ellas se puede apreciar la exposición, nudo y desenlace
necesarios para catalogarlos como parte de un género tan difícil.
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