FEDERICO PUIGDEVALL
Federico Puigdevall
nació en Palma de Mallorca (España) en 1955. Trabajó durante más de treinta
años como periodista en diferentes medios de comunicación españoles, y entre
1995 y 2017 fue propietario y director de la empresa de servicios editoriales
"Idea Equipo Editorial", en la que editó, entre otras, las obras
"Tabla de la diversidad de los días y horas y partes de hora en las
ciudades, villas y lugares de España...", de Antonio de Nebrija (1517), y
"Tres Grandes Libros de Magia", además de cien títulos para
diferentes editoriales españolas.
1333. LOS
GRANDES MAESTROS DEL MUSEO DEL PRADO. TOMO I. Colección de Pintura Española.
1977. 220 págs.
Desde 1912, fecha en que se establece el patronato del Museo, hasta nuestros días, el Museo del Prado se ha enriquecido con una larga serie de importantes y significativos legados (Pablo Boch, 1915, Pedro Fernández Durán, 1930, Francisco Cambó, 1950) hasta convertirse en una de las primeras pinacotecas del mundo, sobre todo en obra perteneciente a los siglos XVII, XVII y principios del XIX. Su colección de pintura española es especialmente rica, y contiene trabajos fundamentales para el estudio de la mayoría de sus grandes genios, como ocurre con autores como El Greco, Velázquez o Goya, aunque no resulta especialmente significativa en lo que se refiere a la pintura posterior al romanticismo y, sobre todo, a la del siglo XX.
1334. GRANDES MAESTROS DEL MUSEO DEL PRADO. TOMO II. Colección de Pintura Española. 1977. 220 págs.
El Museo del Prado se abrió, como sabemos, en 1819, diez años después de que José Bonaparte firmara en Madrid su decreto de creación. En 1860, Federico de Madrazo, director del museo, incorporó a la colección la asombrosa Anunciación, de Fra Angélico, que encontró en un altar del claustro del Convento de las Descalzas Reales de Madrid, y durante todo el siglo XIX se sucedieron las donaciones y transferencias de pinturas a la institución, que incrementó sus fondos de manera notable. En nuestro siglo, después de la ampliación del Museo en 1914 y hasta la Guerra Civil, el Prado continuó adquiriendo obras muy importantes de Tiepolo, Andrea del Sarto y Bernini, entre muchos otros, hasta configurar una pinacoteca especialmente rica en obra de las escuelas italiana y flamenca.
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