jueves, 11 de abril de 2024

MARCIAL BÁEZ OFRECE PRIMERA EXPOSICIÓN (1977) / Jeannette Miller.

 


En Casa de Teatro se presenta la primera exposición individual de Marcial Báez, joven artista sancristobalense que, según la información obtenida, nunca había participado en muestras de arte.

Prácticamente autodidacta, los medios escogidos por Marcial son acuarelas y tinta sobre papel, y en ellos encontramos una inquietud por las artes plásticas y un demostrado interés por la experimentación. Esto lo decimos porque en uno de sus dibujos el artista aplica una forma de collage, realizando el pelo de la figura a base de grapas. El inusitado efecto metálico y la manera dura con que define el rostro de una mujer joven y desnuda, logran cierto dramatismo no exento de vulgaridad, que sin embargo mueve al espectador a reparar en la obra.



Una forma general se trasluce en la mayoría de sus cuadros y es esa deformación corporal que en determinados temas logra referenciar enfermedades óseas. Todas las figuras, o casi todas, que expone el artista son realizadas dentro de esta concepción que nos recuerda algunas de las resoluciones que utiliza Euclides Solano en sus dibujos.

El efecto general es de deformidad y truculencia: sin embargo, esto no resta merito a la hechura del joven expositor que realiza trabajos bastante limpios donde los verdes, amarillos, azules y rosas predominan.



El tema de la mujer y del campesino se repiten, tomando forma de Maternidad en algunos casos, Sus trabajos a línea demuestran una hechura más segura más cerca del nivel profesional que aquellos en que usa el color. Cierta terminación como de grabado, aporta condición a sus dibujos: como si el sombreado, realizado de manera minuciosa, sirviera para darnos el cuerpo de una estampa y no de un trabajo único.



De tamaño considerable, sus cuadros algunos realizados sobre papel de funda, demuestran la continuidad de un ejercicio que realmente se ha abrazado vocacionalmente.

Esto y su condición de artista joven no perteneciente a círculos de “dilettanti” citadinos, les aseguran un enjuiciamiento benévolo y esperanzador por parte de quienes visitan la exposición.



Mucho camino por llenar, muchas cosas que aprender se notan en el ejercicio de Marcial Baez. Sin embargo, la particularidad demostrada en sus trabajos, el énfasis continuativo que se advierte en un número considerable de obras, le allanan esa primera parte tan difícil para un joven y desconocido artista que se atreve a exhibir en Santo Domingo su primera exposición individual.

EL CARIBE, 9 de abril de 1977. Pag.5


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