lunes, 14 de junio de 2010

DE SALUD Y OTRAS COSAS: A mí que no me critiquen...



Cesar mella

Una cosa es que “hablen por detrás” y otra, muy diferente, es la posibilidad de que otro ser humano te haga ver que estas en un error.

Recuerdo que en esa “izquierda revolucionaria” de los años 60 practicábamos con mucha nobleza, entre los militantes la critica y la autocrítica. Mao Tse Tung decía : “ debemos criticar constantemente nuestros defectos ( 1943 en Obras Escogidas).

Estamos viviendo tiempos de autosuficiencia; de falta de humildad y soportamos a una generación “que lo sabe todo”.

María es una gerente de banco muy reconocida pero altamente susceptible. Cuando sus jefes le formulan una observación se siente atacada, se justifica exageradamente, incluso, una vez en plena oficina, montó en cólera.

Algunos expertos aseguran que este comportamiento viene desde la infancia y se genera a partir de una baja autoestima.

El reconocido psiquiatra Paulino Castells explica que “a menudo se trata de niños y niñas que crecieron en un entorno de perfeccionismo creado por unos progenitores extremadamente exigentes, sobre todo, en lo que respecta a los resultados escolares, fundamentalmente, al comportamiento en casa y en el ámbito social en general”.

Las personas que no toleran las observaciones de los demás, asumen que lo que se rechaza no es la acción que hayan podido cometer sino a su persona.

Un grupo de sujetos excesivamente trabajadores, y que han cultivado el éxito personal y profesional, buscan en el fondo reconocimiento y reafirmación social.

Los psicoanalistas estiman que lo que mas duele es que sea el jefe que te critique, pues en él ven reflejada la figura paterna.

Muchas empleadas quieren “ganarse al jefe” en base a eficiencia, buscando conquistar su corazón y evitar la exclusión, el desprecio, el rechazo etc.

¿Qué hacer?

Lo que molesta, a veces, no es la crítica en si misma, sino la forma de hacerla.

Cuestiónate a dónde esta tu punto débil. Ve a la infancia y revisa si se te quedó fijada alguna experiencia que pudo ser humillante.

Controla tu orgullo y trata de cultivar cierto grado de humildad, pues una observación bien aceptada y digerida te hace crecer.

Recuerda que el narcisista se maneja con grandiosidad y procura constantemente que se le admire.

Tanto los empresarios, los que hacen política o los que bregan con personal, deben tomar nota, pues algunos casos de sujetos excesivamente susceptibles requerirán de orientación profesional.

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