lunes, 1 de marzo de 2010

Situación Medioambiental de San Cristóbal



Luciano Frías


Después de lograrse un cierto nivel de control de ruidos excesivos en nuestra ciudad, gracias en buena medida al trabajo de la Procuraduría Adjunta de Medioambiente, la situación se ha deteriorado de manera aguda, casi en caída libre. Y no sólo este deterioro toca el aspecto de la contaminación sonora, si no que factores tales como el manejo de la basura y la emisión de gases polucionantes han mostrado agravamiento.

Refiriéndome primero a lo del ruido, cabe mencionar que la propaganda política de los partidos se hace principalmente a fuerza de "discolight", metiendo una bulla desquiciante, que por su potencia y rebote repetido en muros, aceras, pavimento, otros vehículos, personas, genera una entropía incrementada que no permite captar nada de manera entendible. Añadido a esto hay que mencionar la cantidad de vehículos privados, cuyos dueños, tomando como ejemplo a los políticos obviamente, los han dotado de equipos con capacidad de amplificación atroz.

Y ambos se alternan. Luego que nuestros candidatos, precandidatos y toda laya de aspirante terminan de fatigar el día y parte de la noche con sus máquinas de enloquecimiento colectivo, vienen los cultores de la música popular que hacen sonar sus músicas particulares todo lo que da y dan mucho. Estos suelen entaponarse unos a otros en torno a los expendios de bebidas alcohólicas que cuentan con el espacio público para hacer negocios. Imagínense cómo la están pasando las personas que vivimos en las proximidades de estos negocios.



Quedándonos un poco más en este mismo renglón, hay que añadir que estos vehículos, por permanecer durante mucho tiempo en un espacio restringido, emiten grandes volúmenes de gas de escape de motores, cuyas "propiedades" conocemos. De igual manera, la gran cantidad de personas hacinadas en áreas escuetas, generan una cantidad de desechos plásticos, vidrios rotos, orines y hasta heces. Esto agrava un problema concomitante que he mencionado y es el de la disposición de la basura.

Los fines de semana dejan a San Cristóbal cada vez más signado por el contenedor rebosado y rodeado de desperdicios, y los vertederos improvisados (aunque debería decir más bien establecidos) en cualquier lugar de nuestra fisonomía urbana, especialmente en los entornos del hospital y de algunas escuelas. Esto a pesar de que los camiones del ayuntamiento salen a recoger de manera más o menos frecuente, medida que se evidencia insuficiente o incompleta.

Todos los candidatos de alguna manera han expresado su preocupación por el medioambiente, incluidos los candidatos-incumbentes. Sin embargo, casi todos también, con su comportamiento público, y esto incluye todo vehículo que ande haciendo propaganda con un letrero y una foto, han demostrado que realmente no tienen ninguna intención hacer nada al respecto, o que son ignorantes de esta materia. Ambos factores descalifican o deslegitiman, como caiga mejor.



Contando con la dispensa de los que me leen, voy a repetir algo a lo que me he referido con anterioridad. La situación que vivimos hoy en día, tanto local como global, plantea retos importantes a la civilización humana. Esto se ha expresado ya de muy diversas y repetidas formas. Los niveles de violencia mortal que se están viviendo en nuestro municipio deben preocuparnos a todos, a las autoridades, funcionarios y políticos. Debemos cuestionarnos sobre las causas, que de seguro son varias, complejas e interrelacionadas, y la manera en que se pueden revertir o mitigar las tendencias deletéreas.

La responsabilidad que tienen los políticos que habrán de ocupar las posiciones que se juegan en las próximas elecciones es grave. Si la actuación de cada uno, o por lo menos de la mayoría, no busca de manera eficiente y honesta resolver los problemas que se nos vienen encima, y por el contrario cede a la tentación de la persecución de objetivos particulares o de grupo, éstos habrán de empeorarse hasta donde sólo Dios sabe, y con consecuencias de gravedad pareja.

Es posible que sea conveniente observar el proceder de los actores públicos. Esto ha de ayudarnos a entender los fenómenos de nuestro entorno. Establecer relaciones de causa consecuencia, buscando anticipar factores y tendencias. Es como asistir al desarrollo del drama de la historia, de manera literal.

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