Bruno Zevi
No vale la pena detenerse en aquellas interpretaciones psicológicas que sonagas evocacioes literarias de “estados de ánimo” producidos por los “estilos arquitectónicos”. Son conocidas las ecuaciones: Egipto=edad del temor, en la que el hombre está dedicado a la conversación de un cuerpo sin el cual no podrá encontrar la reencarnación; Grecia= edad de la gracia, símbolo de tregua contemplativa en el torbellino de las pasiones; Roma=edad de las fuerzas de la pomposidad; el paleocristiano=edad de las fuerza de la pomposidad; el paleocristiano=edad de la piedad y del amor; el gótico=edad de la aspiración; el renacimiento= edad de la elegancia; los Revivals= edad de la memoria.
De un valor muy distinto, fundamental en la historia de las interpretaciones arquitectónicas, es la teoría del Einfuehlung, según la cual la emoción artística consiste en el ensimismamiento del espectador en las formas y, por ende, en el hecho de que la arquitectura transcribe los estados de animo en las formas del construir, humanizándolas y animándolas. Mirando las formas arquitectónicas, vibramos, con ellas e simpatía simbolista ha intentado reducir el arte a una ciencia: un edificio no seria otra cosa que una maquina ata para producir ciertas reacciones humanas predeterminadas. Comencemos por la casuística de los elementos geométricos:
La línea horizontal.
Cuando “seguimos”, por instinto mimético. La línea horizontal, nos damos cuenta de que expresa el sentido de lo inmanente, de lo racional, de lo intelectual. Es paralela a la tierra, sobre la que el hombre camina, por esto acompaña su andar, se desarrolla a la misma distancia del ojo y así no da lugar a ilusiones acerca de su longitud: su trayectoria siempre encuentra algún obstáculo que subraya su límite.
La línea vertical.
Es símbolo del infinito, del éxtasis, de la emoción. El hombre para seguirla, se detiene, alza los ojos hasta el cielo, abandona su directriz normal, La línea vertical se rompe en el cielo, se desvanece en el; nunca encuentra obstáculos ni limites, engaña a cerca de su longitud, es, por esto, símbolo de lo sublime. Algunos autores hacen una distinción entre la línea ascendente de una voluta que representa alegría, y la descendente que provoca tristeza.
Línea recta y línea curva.
Las líneas rectas significan decisión, rigidez, fuerza. Las líneas curvas representan hesitación, flexibilidad o valores decorativos.
La helicoidal
Es el símbolo de ascender, del desprendimiento, de la liberación de la materia terrena
El cubo
Representa la integridad, porque todas sus dimensiones son iguales entre si, inmediatamente comprensibles, y dan sentido de la certeza definitiva y segura.
El círculo
Da sentido al equilibrio; del dominio, del control sobre todos los elementos de la vida.
La esfera
Y, por tanto, las cúpulas semiesféricas, representan la perfección, la ley final, conclusiva.
La elipse
Desarrollándose en torno a dos centros, nunca permite reposar al ojo, lo hace móvil e inquieto.
La interpretación de las formas geométricas es símbolo de dinamismo y movimiento continuo.
No vale la pena detenerse en aquellas interpretaciones psicológicas que sonagas evocacioes literarias de “estados de ánimo” producidos por los “estilos arquitectónicos”. Son conocidas las ecuaciones: Egipto=edad del temor, en la que el hombre está dedicado a la conversación de un cuerpo sin el cual no podrá encontrar la reencarnación; Grecia= edad de la gracia, símbolo de tregua contemplativa en el torbellino de las pasiones; Roma=edad de las fuerzas de la pomposidad; el paleocristiano=edad de las fuerza de la pomposidad; el paleocristiano=edad de la piedad y del amor; el gótico=edad de la aspiración; el renacimiento= edad de la elegancia; los Revivals= edad de la memoria.
De un valor muy distinto, fundamental en la historia de las interpretaciones arquitectónicas, es la teoría del Einfuehlung, según la cual la emoción artística consiste en el ensimismamiento del espectador en las formas y, por ende, en el hecho de que la arquitectura transcribe los estados de animo en las formas del construir, humanizándolas y animándolas. Mirando las formas arquitectónicas, vibramos, con ellas e simpatía simbolista ha intentado reducir el arte a una ciencia: un edificio no seria otra cosa que una maquina ata para producir ciertas reacciones humanas predeterminadas. Comencemos por la casuística de los elementos geométricos:
La línea horizontal.
Cuando “seguimos”, por instinto mimético. La línea horizontal, nos damos cuenta de que expresa el sentido de lo inmanente, de lo racional, de lo intelectual. Es paralela a la tierra, sobre la que el hombre camina, por esto acompaña su andar, se desarrolla a la misma distancia del ojo y así no da lugar a ilusiones acerca de su longitud: su trayectoria siempre encuentra algún obstáculo que subraya su límite.
La línea vertical.
Es símbolo del infinito, del éxtasis, de la emoción. El hombre para seguirla, se detiene, alza los ojos hasta el cielo, abandona su directriz normal, La línea vertical se rompe en el cielo, se desvanece en el; nunca encuentra obstáculos ni limites, engaña a cerca de su longitud, es, por esto, símbolo de lo sublime. Algunos autores hacen una distinción entre la línea ascendente de una voluta que representa alegría, y la descendente que provoca tristeza.
Línea recta y línea curva.
Las líneas rectas significan decisión, rigidez, fuerza. Las líneas curvas representan hesitación, flexibilidad o valores decorativos.
La helicoidal
Es el símbolo de ascender, del desprendimiento, de la liberación de la materia terrena
El cubo
Representa la integridad, porque todas sus dimensiones son iguales entre si, inmediatamente comprensibles, y dan sentido de la certeza definitiva y segura.
El círculo
Da sentido al equilibrio; del dominio, del control sobre todos los elementos de la vida.
La esfera
Y, por tanto, las cúpulas semiesféricas, representan la perfección, la ley final, conclusiva.
La elipse
Desarrollándose en torno a dos centros, nunca permite reposar al ojo, lo hace móvil e inquieto.
La interpretación de las formas geométricas es símbolo de dinamismo y movimiento continuo.
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