Algunos historiadores se han referido a las calamidades provocadas por la
revolución Haitiana y el Tratado de Basilea a finales del siglo 18 como causas
de la pérdida definitiva de la élite colonial dominicana.
Las fuentes demográficas permiten corroborar esa apreciación, pero esa
óptica debe ser corregida pues entre 1795 y 1809, además de las familias
importantes, también salieron del país decenas de miles de otras familias
huyendo de las guerras y las invasiones militares.
Según cálculos modernos, entre 1795 y 1809 tuvo lugar una verdadera
catástrofe demográfica al abandonar la colonia española de Santo Domingo entre
115,000 y 120, 000 personas. Los
registros de pasajeros existentes en el Archivo General de Indias contienen los
nombres de decenas de miles de personas saliendo de Santo Domingo con destino a
Cuba, Puerto Rico y Venezuela.
La catástrofe demográfica se reflejó en los censos parroquiales de 1812
cuando apenas fueron contadas 63,000 personas. A partir de entonces, la
población empezó a recuperarse, y ya en 1824 los habitantes de la parte
dominicana de la isla sumaban 71,223 personas, según pudo medir el cónsul
británico en la isla.
La estabilidad política y la creciente producción de alimentos durante la
dominación haitiana permitió a la población aumentar sin interrupción. Al terminar
la dominación haitiana en 1844, la población ascendía a 126,000 personas según
calculό, años más tarde, José Ramón abad a partir de los censos parroquiales de
1863 y 1887.
La agricultura dominicana siguió produciendo suficientes alimentos para sostener la creciente población después de
proclamada la independencia. Esto pudo medirse en los censos parroquiales de
1863 que sumaron 297,700 persona. Más adelante, los nuevos censos parroquiales
de 1887 registraron un crecimiento demográfico similar y contaron 382,312
personas.
Años más tarde, mientras viajaba a caballo por todo el país levantando su
nuevo Mapa de la república Dominicana, el historiador y geógrafo Casimiro N. de
Moya realizo un nuevo conteo de la población en 1908. Este trabajo arrojo un
total de 638,000 personas.
Durante todo el siglo 20, el crecimiento demográfico ha continuado de forma
sostenida. El primer censo nacional de población realizado en 1920 arrojo un
total de 894,665 personas, mientras el
segundo censo nacional de población celebrado en 1935 registro 1,479,417,
marcando un aceleramiento en la tasa anual de aumento demográfico que alcano el
3.4 por ciento entre 1920 y 1935. Anteriormente las tasas se mantuvieron en un
promedio histórico de 2.4 por ciento anual.
Este crecimiento se debió a varios factores. Uno de ellos fue, como hemos dicho,
la continua expansión de la agricultura de alimentos, mientras otro fue la
inmigración de braceros caribeños y haitianos, y de españoles sirios,
libaneses, italianos y puertorriqueños a finales del siglo 19 y principios del
20.
Las cifras completas de esas migraciones no están disponibles todavía, pero
las de 1919, 1920 y 1921 señalan la importancia demográfica de los inmigrantes.
Entonces llegaron al país 19,930 inmigrantes
repartidos de la siguiente manera: 6,120 en 1919; 5,953 en 1920; y 7857
en 1921.
Si la inmigración se mantuvo a este ritmo antes y después de 1920, debió
influir en el crecimiento de la población pues los inmigrantes eran normalmente
hombres y mujeres jóvenes dispuestos a formar familias temprano.
La colonización de nuevas tierras para producir alimentos y el mejoramiento
de las condiciones sanitarias contribuyeron a sostener el crecimiento
demográfico. El censo de 1950 registrό 2, 135,872 personas, la mayoría de ellas
jóvenes, mientras el censo de 1960 registró 3,047.070.
Para 1970 la población dominicana casi se duplicό en relación con la de
1950, alcanzando 4,009,872 personas. Frente a estas nuevas cifras, las
autoridades iniciaron diversos programas de planificación familiar destinados a
frenar una revolución demográfica que estaba en marcha desde hacía muchos años.
El impacto de esos programas y las emigraciones de dominicanos hacia los
Estados Unidos, contribuyeron frenar un
poco el crecimiento demográfico, y por ello el censo de 1981 empadronό
5,647,977 personas. Debido a esos nuevos
factores, en marzo de 1994 la población dominicana residente en el país se
estima en 7,100,000 personas, pero la revolución demográfica todavía continúa.
REVISTA RUMBO. Año 1 No 11. Abril 1994.
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