lunes, 15 de marzo de 2021

LA REVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA COMENZÓ TEMPRANO. Frank Moya Pons

 



Algunos historiadores se han referido a las calamidades provocadas por la revolución Haitiana y el Tratado de Basilea a finales del siglo 18 como causas de la pérdida definitiva de la élite colonial dominicana.

Las fuentes demográficas permiten corroborar esa apreciación, pero esa óptica debe ser corregida pues entre 1795 y 1809, además de las familias importantes, también salieron del país decenas de miles de otras familias huyendo de las guerras y las invasiones militares.

Según cálculos modernos, entre 1795 y 1809 tuvo lugar una verdadera catástrofe demográfica al abandonar la colonia española de Santo Domingo entre 115,000  y 120, 000 personas. Los registros de pasajeros existentes en el Archivo General de Indias contienen los nombres de decenas de miles de personas saliendo de Santo Domingo con destino a Cuba, Puerto Rico y Venezuela.

La catástrofe demográfica se reflejó en los censos parroquiales de 1812 cuando apenas fueron contadas 63,000 personas. A partir de entonces, la población empezó a recuperarse, y ya en 1824 los habitantes de la parte dominicana de la isla sumaban 71,223 personas, según pudo medir el cónsul británico en la isla.

La estabilidad política y la creciente producción de alimentos durante la dominación haitiana permitió a la población aumentar sin interrupción. Al terminar la dominación haitiana en 1844, la población ascendía a 126,000 personas según calculό, años más tarde, José Ramón abad a partir de los censos parroquiales de 1863 y 1887.

La agricultura dominicana siguió produciendo suficientes alimentos  para sostener la creciente población después de proclamada la independencia. Esto pudo medirse en los censos parroquiales de 1863 que sumaron 297,700 persona. Más adelante, los nuevos censos parroquiales de 1887 registraron un crecimiento demográfico similar y contaron 382,312 personas.

Años más tarde, mientras viajaba a caballo por todo el país levantando su nuevo Mapa de la república Dominicana, el historiador y geógrafo Casimiro N. de Moya realizo un nuevo conteo de la población en 1908. Este trabajo arrojo un total de 638,000 personas.

Durante todo el siglo 20, el crecimiento demográfico ha continuado de forma sostenida. El primer censo nacional de población realizado en 1920 arrojo un total de 894,665 personas, mientras  el segundo censo nacional de población celebrado en 1935 registro 1,479,417, marcando un aceleramiento en la tasa anual de aumento demográfico que alcano el 3.4 por ciento entre 1920 y 1935. Anteriormente las tasas se mantuvieron en un promedio histórico de 2.4 por ciento anual.

Este crecimiento se debió a varios factores. Uno de ellos fue, como hemos dicho, la continua expansión de la agricultura de alimentos, mientras otro fue la inmigración de braceros caribeños y haitianos, y de españoles sirios, libaneses, italianos y puertorriqueños a finales del siglo 19 y principios del 20.

Las cifras completas de esas migraciones no están disponibles todavía, pero las de 1919, 1920 y 1921 señalan la importancia demográfica de los inmigrantes. Entonces llegaron al país 19,930 inmigrantes  repartidos de la siguiente manera: 6,120 en 1919; 5,953 en 1920; y 7857 en 1921.

Si la inmigración se mantuvo a este ritmo antes y después de 1920, debió influir en el crecimiento de la población pues los inmigrantes eran normalmente hombres y mujeres jóvenes dispuestos a formar familias temprano.

La colonización de nuevas tierras para producir alimentos y el mejoramiento de las condiciones sanitarias contribuyeron a sostener el crecimiento demográfico. El censo de 1950 registrό 2, 135,872 personas, la mayoría de ellas jóvenes, mientras el censo de 1960 registró 3,047.070.

Para 1970 la población dominicana casi se duplicό en relación con la de 1950, alcanzando 4,009,872 personas. Frente a estas nuevas cifras, las autoridades iniciaron diversos programas de planificación familiar destinados a frenar una revolución demográfica que estaba en marcha  desde hacía muchos años.

El impacto de esos programas y las emigraciones de dominicanos hacia los Estados Unidos, contribuyeron  frenar un poco el crecimiento demográfico, y por ello el censo de 1981 empadronό 5,647,977  personas. Debido a esos nuevos factores, en marzo de 1994 la población dominicana residente en el país se estima en 7,100,000 personas, pero la revolución demográfica todavía continúa.

REVISTA RUMBO. Año 1 No 11. Abril 1994.

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