PRESENTACIÓN
MIXTURAS: Un dúo poético maternal / Ysabel Florentino Romero.
La complicidad poética que se desarrolla entre hijo y
madre es un reflejo del poder que tiene el tiempo para explorar las diferentes
etapas de la vida que han compartido juntos. "Mixturas: poemas en el
tiempo", trae consigo el hilo conductor de una madre y su hijo que buscan
dejar a la posteridad una huella imborrable, a través de los versos que
componen estos poemas. Si bien es cierto que el vínculo más fuerte que tiene la
humanidad es el de una madre y su hijo, también es cierto que la poesía los une
mucho más; explorando desde la nostalgia un pasado que trae consigo una carga
experiencial hasta el presente y que sin lugar a duda quedará en la posteridad.
Este poemario de Marcial Báez y Servantina Cabrera,
establece una conmovedora colaboración que permitirá a los lectores sumergirse
en la temporalidad que ofrece el libro. Su lector podrá explorar las emociones,
los sueños, el dolor, la angustia, las pérdidas, las experiencias y sobre todo
las alegrías que cada uno de ellos ha vivido y disfrutado; las cuales nos
invitan a conocer a través de la magia de la poesía. Sumergirse en este viaje
lírico que trasciende generaciones y revela la belleza de la conexión entre una
madre y su hijo, es una ventana por donde afloran los lazos espirituales y
maternos que se reflejan en una armonía poética de dos almas que cantan sus
travesías emocionales.
Quiero terminar mis palabras con una breve reflexión:
Si aprendemos que la lectura es la base para educar en el hogar, estamos
estimulando al artista que vive en cada niño y que solo se despierta por ese
lenguaje que logra decodificar a partir de las palabras y su melodía en la voz
de la madre o del padre en cada línea que lee. Invito a los lectores a
sumergirse en esta emotiva travesía de la historia que se cuenta en sus versos.
SERVANΤΙΝΑ CABRERA SALAZAR
Oriunda de
Nizao, provincia Peravia. Fueron sus padres Jacinto Cabrera Pérez y Altagracia
Mélida Salazar. Estudió en el Colegio San Rafael, San Cristóbal. En la década
de los 70 y 80 se destacó como modista para niñas, y confeccionando también uno
que otro vestido de novias, participando en desfiles de moda para niñas en el
Hotel San Cristóbal. En la actualidad, como hobbie a sus 92 años confecciona
unos abanicos de mano (Chevín) originales y únicos. Realizados con tiras de
cartulinas entrelazadas y de diferentes colores y estilos.
A MI HIJO
Ya tengo un hijo
al que mimo y quiero
con el más entrañable amor
al que le canto
las más lindas canciones de cuna
y le enseño a rezar
mi más devota oración.
Si el ríe yo se reírle también
si pequeñas lágrimas brotan de sus
lindos ojitos
los míos lloran también
es que Dios ha puesto en ese mi hijo
todo mi cariño, todo mi querer.
Es mi hijo inquieto
cual avecilla que no cesa de volar,
es su alma pequeñita y blanca
cual jazmín silvestre
que solo por su perfume lo podemos
encontrar.
MARCIAL BÁEZ
Es un artista
plástico, psicólogo, poeta y articulista sancristobalense. Ha publicado: Poemas
vivenciales (2012), Como Cascajos Vidas (2000), El siglo XX quedo atrás (2000),
y La intención de mis deseos (1996). Varios de sus textos figuran en las
publicaciones: A viva Bosch. Cien poetas cantan a Juan Bosch (2007); Antología
poética del Sur de Juan B. Nina (2000); Personajes de San Cristóbal de Juan B.
Nina (2000); Antología de escritores sancristobalenses (1900-2000) de
Juan B. Nina (1988); En lontananza / Un hermoso recuerdo, poesía del pueblo,
New York. Ha participado de numerosos eventos literarios a nivel nacional. Como
articulista ha publicado en la Revista Desafío, El Periódico; Revista Opúsculo;
San Cristóbal. ΕΙ
Sol; Santo Domingo, entre otros.
MADRE IN VIVO
En un arrebol de sueños,
Madre,
me detuve y en silencio,
di paso a mi interior.
Madre,
no hubo tristezas,
ni lamentos,
se transformó la palabra,
se iluminaron los cielos.
Madre,
irradiabas ternura,
in vivo se recrearon mis momentos,
por aquí, por allá,
un olor a rosas,
a naturaleza,
se apoderó de mis sentidos.
Madre,
en pleno ensueño,
tu rostro iridiscente llenó mis
pupilas,
tus manos me acunaron,
Madre,
y en tu regazo volví a sentir,
la grandeza de tu maternal instinto
de tu sempiterno amor.