viernes, 14 de octubre de 2022

CANTO SOBRE RIELES / MILQUEYA MONTEAGUDO

 


PRÓLOGO / Fragmento.

Apolinar Méndez

Con esta obra de poesías “Canto sobre los rieles” Milqueya, pues, se sitúa entre el presente y el devenir y es la voz de la y de todos los que la lea, una voz altiva y circular que transita entre lo proverbial del ser y el “Demiurgo”.

Me declaro incapaz de abordar, en este breve espacio, los contenidos expuestos por la autora de esta maravillosa obra poética, por ser inconmensurables, tantas poesías en la diversidad. Poesías como hoy, horizontes, cuando, media hora, tu voz, mulata, canto negro, 1 y 2, más bien deberán ser parte de corales, de peñas y diálogos íntimos. Goza esta obra de unas líneas de redacción tan variadas, como sencillas y en un lenguaje inteligible pata toda edad de lectores. Si algunas características poseen estas poesías, las podemos situar entre la versatilidad y la fascinante y encantadora lectura, que hacen en ocasiones a quien las lee, un ente incorporado en las travesías, en las tentaciones y provocaciones en la que nos enreda Milqueya.

En Canto sobre rieles Milqueya nos permite verla desnuda, sin maquillaje ni simulaciones, eso sí, con las musas haciendo de su ser un retrato desde los avatares mismos que la vida ha edificado palmo a palmo, golpe a golpe. Estas poesías concebidas por Milkeya, las puedo considerar estampas para ser correspondidas en un momento como el que vivimos, de tantas confusiones, de perlas insólitas de la esperanza y de perspectivas, desde la familia, la escuela, el barrio, hasta en el plano cultural. Y son referentes hoy también, porque no se anda teniendo la valentía de publicar algunos de los contenidos, han dejado de creer y de soñar porque los engaños desde los gobiernos que hemos tenido históricamente han sido tan comunes y reiterados, que hemos perdido la para ser desde nuestro terruño, para configurar sitios donde vernos cada día y dese entonces continuar la obra que en ocasiones parece detenida, (en esta sociedad del entretenimiento), para que siga inexorable con nuevos actores tejiendo la vida.

 


MILQUEYA PONTIAGUDO

Nació en la ciudad de Santo Domingo en 1964. Su familia se estableció en el municipio de Haina, provincia San Cristóbal, donde desarrollo su adolescencia, integrada a grupos sociales y culturales.

Docente, gestora y animadora sociocultural, egresada de la carrea de Educación de la Universidad autónoma de santo domingo (UASD) con especialidad en Educación, Género y Política de igualdad por dicha academia, y en orientación educativa e intervención psicopedagógica, en la Universidad de la tercera Edad. Escribió artículos literarios y poemas en la revista, Imagen de la Cartera. Es activista de círculos literarios juveniles, derechos humanos de las mujeres, igualdad de género, y prevención de violencia intrafamiliar.

DE JAINA

De una riera oculta a un ventarrón de esperanzas

donde el viento mueve la alegría del silbato

ofrece el inicio.

Los cuerpos

se contraen

se arrastran

se encuentran

se laceran

renacen y se levantan

en dulces recorridos.

 

Cuánta música se perdió bajo las travesías del camino

cuánta ternura quedó atrapada

en los frenos de la locomotora

cuánto sudor cargaron los rieles ofendidos

qué cantidad de color se esfumo por las chimeneas

qué cantidad de piel se trituró en los molinos

cuanta esperanza se escondió en el azúcar

qué cantidad de dolor cortó el machete

cuántos puentes cruzaron las naos extendidas

qué cantidad de risos cargaron los vagones.

 

Cuántos silencios se ahogaron en el melao

cuántas lagrimas se mezclaron en la melaza

cuantas despedidas se sembraron en el cañaveral

qué cantidad de miradas se perdió en el bagazo

cuanta alegría se embarcó desde los almacenes

cuantos amores se perdieron al terminar la zafra.

 

¿Cuál fue el diseño del bagazo?

¿Cuántas vías se ensacaron?

O solo… fueron al mar.

 

EL VERSO

Se me ha perdido un verso

puede estar debajo de unos párpados

o tal vez, escondido en la concha de un caracol

en la playa nocturna de los sueños.

 

Lo perdí, no sé donde

 

Siento como la alegría

se presenta lejana en su ausencia.

 

Busco, busco, no lo encuentro.

ese verso perdido, tal recuerdo,

lo deposite en cinco ramas de futuro en amor,

y olvide, el hoy.

 

En este momento, lo busco

sobre la almohada, en el rocío

entre mis uñas, al lado del fastidio

en el álbum del recuerdo

y en mis labios.

 

Siento la desesperanza de la incertidumbre

¡Ooooh de aquel verso, cómo lo extraño!

 

Hoy, lo he buscado en un desierto de besos,

en otros labios, busque los desencuentros,

en los encuentros, y no lo vi.

 

Aquel verso, tan sólido, tan amado,  tan mío.

Quizás deba casarme, subir a una nube,

olvidarlo, irme. No puedo.

 

Ese mi verso perdido, camuflado, escondido,

incasablemente iré a buscarlo,

en otros versos.

 

SOLO ESO.

Necesito corroer tus pensamientos

en el manantial de vida.

Esconder el murmullo de la sonrisa

en la plata de tu pelo.

Dilatar un beso en la palma de tu mano

Solo eso.

 

Deslizar la mirada en el olor de tus caricias,

minimizar el miedo de mis pasos a tu lado

solo eso.

 

 

Suspender la tristeza en la sonrisa de tu odio

estar en complicidad con la lluvia,

en la agonía de la espera

solo eso.

 

Simplificar lo absurdo, en el juego de tu mirada,

Congelar la picardía de mi boca, a tus pies

Solo eso.

 

Ahogar la ansiedad de tus párpados, bajo mis labios

saborear cada gota de tu historia

solo eso.

 

 CANTO SOBRE RIELES. Flam Editores.

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