jueves, 19 de agosto de 2021

MARCIAL BÁEZ, UN ARTISTA EN CONTINUO PROCESO DE RENOVACIÓN (2007) / DIÓGENES VALDEZ.

 

De constantemente novedosa puede calificarse la pintura de Marcial Báez. Es un artista en continuo proceso de renovación. En ocasiones, el material no convencional que utiliza para plasmar sus inquietudes, es lo que resulta atrayente, él nunca es el mismo- lo hemos dicho antes- porque su temática varía de una exposición a otra, de una muestra pictórica a la siguiente.

Si en pintura es posible hablar de un “realismo mágico”, entonces las obras de este sobresaliente expositor de las artes plásticas dominicanas de hoy, tienen un lugar de preeminencia dentro de tal categorización. En alguna ocasión hube de referirme a él, como un artista cuya temática parecía tener un vigencia la sentencia griega del “panta re”, aquella  que nos habla del río heraclitiano que nos impide bañarnos dos veces en las mismas aguas de un rio. El “anta rio”, en términos más simples quiere decir que “todo fluye”. Así es la imaginación de Marcial Báez, fluyente, nunca igual a la anterior, ni parecida, y si se la compara con el símil de Heráclito, el espectador nunca podrá recrearse consecutivamente, dos veces frente a la misma temática.



Marcial Báez es también escritor. Tiene tres libros publicados (dos de poesías y uno de artículos periodísticos, lo que nos revela que él es un pintor que piensa, que nuca improvisa y que medita bien los pasos a dar antes de enfrentarse a la blancura inmaculada del bastidor.

Una sentencia muy socorrida, de procedencia desconocida reza que rodo ser humano con el discurrir del tiempo, “debe renovarse o morir”. En este indiscutible valor de las artes plásticas dominicanas esta sentencia parece tener cabida, pues en cada exposición que realiza, a través de sus obras nos invita a renovarnos para evitar que nos asalte esa “muerte simbólica”, que trae consigo el tedio, el aburrimiento y la mediocridad.

Hay algo que merece destacarse en Marcial Báez, y es que en los últimos tiempos su temática intenta rescatar del olvido las raíces étnicas del ser dominicano, hurgado en nuestros ancestros y, ora son las expresiones graficas del aborigen taino la sustancia temática de sus cuadros, ora el negro ancestral con su carga de atavismos, con sus costumbres y sus creencias mágico –religiosas.