viernes, 20 de marzo de 2009

Historia de un Alma de Teresa de Lisieux



TERESA DE LISIEUX

Teresa de Lisieux o Santa Teresita del Niño Jesús (Alençon 2 de enero de 1873 - Lisieux 30 de septiembre de 1897) Carmelita descalza y Doctora de la Iglesia Católica. María Francisca Teresa Martín Guerin nace en Alençon, en la provincia de Normandía al noroccidente de Francia el 2 de enero de 1873. Era la menor entre sus hermanos.

Sus padres fueron Luis Martin y María Celia Guérin (ambos fueron beatificados el 19 de octubre de 2008).

María Celia Guérin, su madre, nace en 1831, el padre de ella, Isidoro, fue militar en el ejército de Napoleón, mientras que su madre era una campesina ruda, esto llevó a que Celia no fuera feliz en su niñez. Celia era inteligente y tenía aptitudes para la escritura, quiso ser religiosa, pero la hicieron cambiar de idea, esto la llevó a aprender tejido, y lo hacía tan bien que a la edad de 20 años ya tenía un taller propio, ella era una mujer piadosa y con muy poca edad contrae cáncer, así, a los 46 años, fallece el 28 de agosto de 1877 en la madrugada, cuando Teresa tenía 3 años de edad.

Don Luís y Celia contrajeron matrimonio el 13 de julio de 1858, Celia contaba con 26 años y apenas tenían tres meses conociéndose. Algo interesante es que fue en el año que hubo las apariciones de la Santísima Virgen en Lourdes, también se propusieron vivir como hermanos, pero poco tiempo después (10 meses) el confesor de ambos les recomendó traer buenos hijos al mundo.

De ésta unión nacieron 9 hijos, 7 mujeres y 2 varones; estos últimos y 2 de las mujeres morirían pequeños y 4 de las otras 5 mujeres se convertirían en religiosas.





Historia de un Alma

Porque se lo habían pedido distintas personas Teresa de Lisieux redacta en plena madurez de su corta pero densa experiencia tres manuscritos autobiográficos. Los tres han pasado a ser la huella más indeleble y luminosa de su paso por la vida. Los tres relatan la historia de su alma.

Capítulo I. Alencon (1873-1877)
Fragmentos

Antes de coger la pluma, me he arrodillado ante la imagen de María (la que tantas pruebas nos ha dado de las predilecciones maternales de la Reina del Cielo por nuestra familia), y le he pedido que guíe ella mi mano para que no escriba una línea que no sea de su agrado. Luego, abriendo el Evangelio, mis ojos se encontraron con esas palabras: “subió Jesús a una montaña y fue llamando a los que él quiso, y se fueron con él” (San Marcos, Cáp. II ,v.13). He ahí el misterio de mi vocación, de mi vida entera, y, sobre todo, el misterio de los privilegios que Jesús ha querido dispensar a mi alma. El no llama a los que son dignos, sino a los que él quiere, o, como dice san Pablo: “Tendré misericordia de quien quiera y me apiadaré de quien me plazca, No es pues, cosa del que quiere o del que se afana, sino de Dios que es misericordioso” (Cta. a los Romanos, cáp. IX, v. 15 y 16).

Durante mucho tiempo me he preguntado por qué tenía Dios preferencias, por qué no recibían todas las almas las gracias de igual medida. Me extraña verle prodigar favores extraordinarios a los santos que le habían ofendido, como san Pablo o san Agustín, a los que la vida de aquellos santos a los que el Señor quiso acariciar desde la cuna hasta el sepulcro, retirando de su camino todos los obstáculos que pudieran impedirles elevarse hacia él y previniendo a esas almas con tales favores que no pudiesen empañar el brillo inmaculado de su vestidura bautismal, me preguntaba por qué los pobres salvajes, por ejemplo, morían en tan gran número sin haber oído ni tan siquiera pronunciar el nombre de Dios.

Jesús ha querido darme luz acerca de ese misterio. Puso ante mis ojos el libro de la naturaleza y comprendí que todas las flores que el ha creado son hermosas, y que el esplendor de la rosa y la blancura del lirio no le quitan a la humilde violeta su perfume ni a la margarita su encantadora sencillez… Comprendí que si todas las flores quisieran ser rosas, la naturaleza perdería su gala primaveral y los campos ya no se verían esmaltados de florecillas.

Eso mismo sucede en el mundo de las almas, que es el jardín de Jesús. El ha querido crear grandes santos, que pueden compararse a los lirios y a las rosas; pero ha creado también otros más pequeños, y estos han de conformarse con ser margaritas o violetas destinadas a recrear los ojos de Dios cuando mira a sus pies. La perfección consiste en hacer su voluntad, en ser lo que él quiere que seamos…

Comprendí también que el amor de Nuestro Señor se revela lo mismo en el alma más sencilla que no opone resistencia alguna a su gracia, que en el alma más sublime. Y es que, siendo propio del amor abajarse, si todas las almas se parecieran a la de los santos doctores que han iluminado la Iglesia con la luz de su doctrina, parecería que Dios no tendría que abajarse demasiado al venir a sus corazones. Pero él ha creado al niño, que no sabe nada y que sólo deja oír débiles gemidos: y ha creado al pobre salvaje, que sólo tiene para guiarse la ley natural. ¡Y también a sus corazones quiere él descender! Estas son sus flores de los campos, cuya sencillez le fascina…

Abajándose de tal modo, Dios muestra su infinita grandeza. Así como el sol ilumina a la vez a los cedros y a cada florecillla, como si sólo ella existiese en la tierra, del mismo modo se ocupa también Nuestro Señor de cada alma personalmente, como si no hubiera más que ella. Y así como en la naturaleza todas las estaciones están ordenadas del tal modo que en el momento preciso se abra hasta la más humilde margarita, de la misma manera todo esta ordenado al bien de cada alma.





Capítulo VI. El Viaje a Roma (1887).
Fragmentos

Comprendí bien que la alegría no se halla en las cosas que nos rodean, sino en lo más íntimo de nuestra alma; se la puede poseer lo mismo en la prisión que en un palacio.

Cuando digo mortificada, no es para hacer creer que hiciera penitencias, pues nunca las he hecho. Lejos de parecerme a esas almas grandes que desde la niñez practicaron toda serie de mortificaciones, yo no sentía por ellas el menor atractivo. Esto se debía, sin duda, a mi flojedad, pues hubiera podido encontrar, como Cecilia, mis pequeños recursos para mortificarme. En vez de eso, siempre me deje mecer entre algodones y cebar como un pajarito que no necesita hacer penitencia…

Mis mortificaciones consistían en doblegar mi voluntad, siempre dispuesta a salirse con la suya; en callar cualquier palabra de réplica; en prestar pequeños servicios sin hacerlos valer; en apoyar la espalda cuando estaba sentada, etc.






Capítulo VIII. Desde la profesión hasta la ofrenda al amor (1890-1895)
Fragmentos

Al igual que Salomón, después de examinar todas las obras de sus manos y la fatiga que le costó realizarlas, vio que todo era vanidad y caza de viento, así también yo conocí por EXPERIENCIA que la felicidad sólo se halla en esconderse y en vivir en la ignorancia de las cosas creadas. Comprendí que, si el amor, todas las obras son nada, incluso las más brillantes, como resucitar a los muertos o convertir a los pueblos…

Comprendo y se muy bien por experiencia que “el reino de los cielos está dentro de nosotros”. Jesús no tiene necesidad de libros ni de doctores para instruir a las almas. El, el Doctor de los doctores, enseña sin ruido de palabras… Yo nunca le he oído hablar, pero siento que está dentro de mí, y que me guía momento a momento y me inspira lo que debo decir o hacer. Justo en el momento en que las necesito, descubro luces en las que hasta entonces no me había fijado. Y las más de las veces no es precisamente en la oración donde estas luces más abundan, sino más bien en medio de las ocupaciones del día…





Capítulo X. La Prueba de la Fe. ( 1896-1897)
Fragmento

Sí, ahora comprendí que la caridad perfecta consiste en soportar los defectos de los demás, en no extrañarse de sus debilidades, en edificarse de los más pequeños actos de virtud que les veamos practicar. Pero, sobre todo, comprendí que la caridad no debe quedarse encerrada en el fondo del corazón: Nadie, dijo Jesús, enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos sos de la casa.





Capítulo XI. Los que Usted me dio. (1896-1897)
Fragmentos

Con ciertas almas, veo que tengo que hacerme pequeña, no tener reparo en humillarme confesando mis luchas y mis derrotas. Al ver que yo tengo las mismas debilidades que ellas, mis hermanas me confiesan a su vez las faltas que se reprochan a sí mismas y se alegran de que las comprenda por experiencia. Con otras, por el contrario, he comprobado que, para ayudarlas, hay que tener una gran firmeza y no dar nunca marcha atrás de lo que se ha dicho. Bajarse no sería humildad, sino debilidad.

Le digo a Dios simplemente lo que quiero decirle, sin componer frases hermosas, y el siempre me entiende.

Para mí, la oración es impulso del corazón, una simple mirada lanzada hacia el cielo, un grito de gratitud y de amor, tanto en medio del sufrimiento como en medio de la alegría. En una palabra, es algo grande, algo sobrenatural que me dilata el alma y me une a Jesús.

“Nadie puede venir a mí, dice Jesús, si no lo trae mi Padre que me ha enviado”. Y a continuación, con parábolas sublimes-y muchas veces incluso sin servirse de ese medio, tan familiar para el pueblo-, nos enseña que basta llamar para que nos abran, buscar para encontrar, y tender humildemente la mano para recibir lo que pedimos… Dice también que todo lo que pidamos al Padre en su nombre nos lo concederá. Sin duda, por eso el Espíritu Santo, antes del nacimiento de Jesús, dictó esta oración profética: Atráeme y correremos.

El Gato con Botas de Charles Perrault



CHARLES PERRAULT

Perrault nació en París en 1628; murió en la misma ciudad en 1703. Cultivó diversos géneros literarios: la poesía, la historia, la filosofía, la crítica. En 1671 la Academie Francaise lo recibió en su seno. En “la controversia sobre los antiguos y modernos” tomó parte en defensa de éstos, contra Boileau, que defendía a los antiguos. Pero la gloria inmortal de Perrault radica en sus Contes de Mere L Oye(1697), universalmente famosos, algunos de cuyos temas, como La Cenicienta, Caperucita Roja, La Bella Durmiente del bosque, el Gato con Botas, se han convertido en verdaderos mitos infantiles.





El Gato con Botas

Un molinero dejó por toda herencia a sus tres hijos, su molino, su asno y su gato. Las particiones se hicieron en seguida; no fué menester llamar ni notario ni procurador, pues pronto se hubieran comido el exiguo patrimonio. Al mayor le tocó el molino; al segundo, el asno, y al menor, el gato.
No podía consolarse este último por lo pobre de su lote:

-Mis hermanos-decía- trabajarán juntos y podrán ganarse la vida honestamente; en cambio yo, una vez que haya comido mi gato y que me haya hecho un manguito con su piel, me moriré de hambre sin remedio.

El gato, que escuchaba estas lamentaciones, aunque sin darlo a entender, le dijo con aire reposado y grave:

-No te aflijas más, amo mío; dame un saco y mándame hacer un par de botas con las cuales pueda internarme en las malezas; verás que no te ha tocado el peor lote en la distribución, como crees.

Aunque el dueño del gato no hiciese mucho caso de esto, le había visto desplegar tanta astucia en sus ardides para atrapar ratas y ratones, ya cuando acechaba suspendido por las patas, ya cuando se echaba entre la harina fingiendo estar muerto, que no perdió toda esperanza de ser socorrido en su miseria.

No tuvo bien el gato lo que había pedido, se calzó cumplidamente, y echándose al cuello el saco, tomo los cordeles de este con las patas delanteras y se encaminó a un conejar donde había gran cantidad de conejos. Puso afrecho dentro del saco, armó la rapa que servía para cerrarlo, y tendido cual si tuviese muerto se dispuso a esperar que algún conejillo poco versado en las artimañas de este mundo fuese a hurgar allí, atraído por el cebo.

Apenas se hubo echado sucedió lo previsto: un conejito atolondrado entro en el saco. Tirando prestamente del cordel, maese gato lo apresó, y en seguida le dió muerte sin misericordia.

Ufano de su proeza, se dirigió al palacio del rey y solicitó hablarle. Guiado hasta os aposentos de Su Majestad, hizo ante el una gran reverencia, y dijo:

-He aquí, Sire, un conejo de conejar que en marqués de Carabás (fué el nombre que se le ocurrió dar a su amo) me ha ordenado ofreceros de su parte.

-Dile a tu amo- respondió el rey- que se lo agradezco y que me complace sobre manera.

En otra ocasión fué a esconderse en un trigal. Armó su trampa y cuando hubieron entrado en ella dos perdices, tiró del cordel y ambas quedaron apresadas. Encaminóse luego a palacio y las presentó al rey, como había hecho con el conejo del conejar. Recibió con placer el monarca las dos perdices que el gato le ofrecía, e hízole dar para beber.

Así, durante dos o tres meses continuó el gato llevando de cuando en cuando al rey alguna pieza de caza de parte de su amo.

Un día el gato se enteró de que el rey iba a salir de paseo por la orilla del río, en compañía de su hija, la princesa más bella del mundo; entonces dijo a su amo:

-Si sigues mi consejo tu fortuna está hecha: no tienes sino que ir a abañarte al río, en el lugar donde yo indique, y luego dejarme hacer.

El marqués de Carabás siguió al pie de la letra los consejos de su gato, sin saber a que conduciría todo aquello. Estaba bañándose, cuando el rey acertó a pasar por allí. No bien el gato hubo visto que se acercaba, se puso a gritar a voz en cuello:

-¡Socorro! ¡Socorro! ¡El señor marqués se ahoga!

A tales gritos el rey se asomó por la portezuela, y como reconociese al gato le había llevado tantas piezas de caza, dió orden a los guardias de su escolta para que fuesen pronto en socorro del señor marqués de Carabás.

Mientras sacaban al pobre marqués del río, el ato se acerco a la carroza real y dijo al rey que unos ladrones habíanse llevado las ropas de su amo en tanto éste se bañaba, sin que hubiesen valido de nada los gritos que él daba al ladrón (el pícaro gato las había escondido debajo de una gran piedra).

El rey ordenó en seguida a los oficiales de su guardarropa que fueran en busca de de unote sus rajes más hermosos para el señor marques de Carabás. Hízole el rey mil cumplidos, y como los bellos vestidos que le trajeran hacían resaltar su apuesta figura (pues era hermoso y gallardo), la hija del rey lo encontró a su gusto, y no bien el marqués de Carabás le hubo dirigido dos o tres miradas tiernas, aunque muy respetuosas, la princesa se enamoró locamente de él.

El rey quiso que el marqués subiera a su carroza y participase de aquel paseo.

Lleno de entusiasmo al ver que sus planes comenzaban a cumplirse, el gato tomó la delantera, y como encontrara a unos campesinos que segaban un prado, les dijo:

-Buenas gentes que segáis, si no decís al rey que este prado pertenece al señor marque s de Carabás, seréis hechos picadillo como carne para pastel.

Pasó el rey y no dejó de preguntar a los labriegos a quién pertenecía el campo que segaban.

-Al señor marqués de Carabás- contestaron todos a una; pues la amenaza del gato les había causado pavor.
-Tenéis ahí a una excelente heredad- dijo el rey al marqués de Carabás.

-Por cierto, Sire- respondió el marqués-; es un prado que produce con abundancia todos los años.

Marchando siempre delante, maese gato encontró ha unos labradores que recogían la cosecha, y les dijo:

-Buenas gentes que cosecháis, si no decís que todo este trigo pertenece al señor marqués de Carabás, seréis hechos picadillo como carne para pastel.

Como el rey pasara por allí un momento después, quiso saber de quién eran los trigales que veía.
-Del señor marqués de Carabás- respondieron los campesinos. Y el rey se congratuló de ello con el marqués.

Avanzando delante de la carroza el gato decía siempre lo mismo a cuantos encontraba a su paso, y el rey se admiraba cada vez más de las grandes riquezas que poseía el marqués de Carabás.

Por último, maese gato llegó a un hermoso castillo, cuyo amo era un ogro, el más rico que jamás, se haya conocido, porque todas las tierras por donde el rey había pasado le pertenecían. Tuvo el gato buen cuidado de informarse quien era este ogro y de lo que sabía hacer. Llegado al castillo, solicitó permiso para hablar con él, argumentando que no había querido pasar por allí sin tener el honor de rendir al dueño del castillo los homenajes que tan gran señor se merecía.

El ogro lo recibió tan cortésmente cuanto puede serlo un ogro, y lo hizo descansar.

-Me han asegurado- dijo el gato- que poseíais el don de cambiaros en toda clase de animales: que podíais, por ejemplo, transformaros en león, en un elefante.

-Os han dicho la verdad- respondió bruscamente el ogro- y para demostrároslo, me vais a ver transformado en un león.

Se aterrorizó tanto el gato al ver a un león ante sí, que huyó al tejado por una gotera, no sin dificultad y sin peligro, puesto que las botas no son muy apropiadas para andar sobre tejas.
Al poco rato, cuando el gato hubo visto que el ogro había recuperado su primera forma, bajó y confesó haberse dado buen susto.

-También me han asegurado-dijo el gato-, aunque me cuesta creerlo, que tenéis el poder de revestir la forma de los animales más pequeños, por ejemplo, de una rata, de un ratón. Confieso que eso me parece imposible.

-¿Imposible?- replicó el ogro-. Ahora vais a verlo.

Y acto seguido se tornó en un ratón, que se puso a correr por el suelo. Mas tan pronto como lo vio el gato, se le echó encima y lo devoró.

Entre tanto el rey, que al pasar vio el hermoso castillo del ogro, quiso entrar en él. Como oyera el gato el ruido de a carroza, que pasaba el puente levadizo, corrió sal encuentro del rey y dijo

-¡Bienvenido se Vuestra Majestad al castillo del señor marqués de Carabás!

-¡Cómo, señor marqués-exclamó el rey-, también este castillo os pertenece! No he visto nada más hermoso que este patio y todos estos edificios que lo rodean; mostradme su interior si os place.

El marqués dió el brazo a la joven princesa, y tras el rey, que subía primero, penetraron en una gran sala, donde hallaron una mesa magníficamente servida que el ogro había hecho preparar para sus amigos, quienes habían sido invitados para ese día, pero no se habían atrevido a entrar al saber que el rey estaba en el castillo.

Prendado de las buenas cualidades del marqués de Carabás, el rey, al igual de su hija, que enloquecía de amor, y viendo las grandes riquezas que poseía, le dijo, tras de beber cinco o seis copas:

-Señor marqués, sólo de vos depende que seáis mi yerno.

El marques aceptó, con grandes reverencias, el honor que el rey le concedía, y es mismo día se casó con la princesa. El gato se convirtió en un gran señor, y desde entonces no persiguió a los ratones sino para divertirse.

martes, 17 de marzo de 2009

Personajes Sancristobalenses del Arte y la Cultura: RAMON MESA


RAMON MESA PINEDA

Nace en San Cristóbal, en 1976. Estudió pintura y dibujo en la Escuela de Artes Miguel Mella de San Cristóbal. Ha participado en más de 10 exposiciones colectivas. Es miembro de la Asociación de Artistas Plásticos de San Cristóbal; en 1999 realizó su primera exposición individual El Ojo de la extinción. Participó en el concurso de pintura Joven Casa de Teatro 2000. Laboró para el Sistema Nacional de Talleres Literarios del Consejo Presidencial de Cultura (Secretaría de Estado de Cultura). Fundó el taller literario El Postumista en Santo Domingo. Mención de Honor: en el Concurso de Cuentos Breves de la II Feria Internacional del Libro y con “La biblioteca del Abuelo” Concurso de Cuentos Virgilio Díaz Grullón del Banco Central (2001).Participó como coordinador del Círculo Literario Yelidá que se reunía en la Librería Thesaurus. Santo Domingo. Su poesía se ha publicado en las antologías: Primera Edad de la Palabra y la Antología de Escritores Sancristobalenses. Actualmente es el Director de la Red de Talleres Literarios de San Cristóbal y Dirigente de la Fundación Aníbal Montaño.

La Biblioteca del Abuelo (Cuento/Fragmento)

El nudo explotó en mi garganta y el grito estremeció la biblioteca. Se hizo arena el silencio que antes fue plomo. El grito recorrió los pasillos de la casa: se metió en la cocina, bajo al sótano, subió a los cuartos y se metió por entre las sábanas y finalmente reventó los oídos de todos los que dormían. Un pedazo se escapó por las rendijas de las puertas y las ventanas para meterse entre las sombras de los árboles que se estremecían con la brisa. Lo último del grito se clavó como un eco en la luna…




Al Río Nigua


Nigua
murió Yubaso y nadie vino a consolarte
por ninguna mejilla se despeñó
un pedazo de lágrima
que reviviera el caudal de tu hermano
Nigua
Cuando leí la menguante de tus aguas
mi espíritu dejó su huella en el patíbulo
Desde entonces
ya no creo en el progreso
y murió en el vientre de mi voz
el feto de la palabra modernización
Nigua
Yo no comprendo los campesinos
que hacen trizas tus montañas
ni por qué los hombres
se hacen ricos descuartizándote
Sí… sé que tú no puedes comprender
por qué los niños descalzos de tu pueblo
se comen tus peces
matan tus pájaros
y espantan tus mariposas…
y así crecen
muriéndoseles en la pupilas de inocencia
la flora y la fauna
Nigua
no sé como los poetas de tu tierra
estrujan sus versos en amoriscos
y encantos de mujeres
mientras Yubaso murió
quizás porque nadie le escribió un poema
con versos que tengan aletas de peces
o estrofas de follajes verdes
con silabas acentuadas en las tilapias
y sin puntos en los camarones bajo las piedras
o con páginas en cada una de tus riveras
… Nigua.




Cuarto Canto

Un siglo prendió el callejón
con una tristeza golpeada por las piedras
y una mirada de cartón en los bolsillos
reflejada por las aguas negras
que tienen la transparencia de un cielo roto
En estas calles la esperanza tropieza
con los escombros
y cae de bruces
como las manos desdibujadas
que secuestraron al sol en el ocaso de la tarde
al poste tumbado en la esquina del murmullo
donde el ladrido de los perros agrieto la noche
Por qué se habrá crecido tanto este camino
hacia el sollozo
de sombras humedecidas por la muchedumbre
donde los muchachos deshojan con su prepucio
el futuro de las flores
y nacen niños con las ingles manchadas
por la utopía de la supervivencia
por llantos que estremecen la sangre
que hacen temblar las lágrimas agudas
de las necesidades que crecen por dentro de los necesario
Un bostezo alcanza los días que llovieron
con el asombro desnudo sobre los techos de la miseria.
En mi barrio el mundo no gira
está clavado como una cruz sobre el mapa
Es que la pobreza nos llega hasta el sudor de los sueños
y creemos que la limpieza
sólo alcanza el nudo de las corbatas
que la luna del alma está enchapada en oro
como una estatua de mueca silente
que nos hace recordar en cada gestonuestra alianza con el dios del olvido





APOCALIPSIS según el pájaro Tuitivo

“¡Fuego!”
¡Calma!
Que nadie se asombr
que no queden erectas las cejas
ni desorbitados los ojos
Que ninguna boca quede entreabierta
cuando el fuego consuma hasta sus propias cenizas
Ninguna lengua escapará del nudo
cuando engulla los vestigios de la humanidad
Porque así está escrito
“El mundo no acabará más por diluvio”Perecerá por falta de lluvia
¡No!
Que nadie pretenda amedrentar la voracidad de sus garras
con gritos y lágrimasporque ningún corazón palpitará
después que la geografía reconvierta en el residuo de las llamas
despuésque el fuego vengacomo un Titána pisotear la sangre
¡Calma!Ninguna garganta escupirá sonidos capaces de rescatar la palabraVida
cuando se precipite por un despeñadero
más allá de la estirpe
de un abismo inconcebible en la memoria
¿Dónde estará el que se cree dios de la tierra?
¿Te creíste invencible?¿Inquebrantable?
Hasta el gemido zozobrará silente
cuando el Guayacán se refuerza como una serpiente arrojada al fuego
Cuando el humo denuncie la braza en secreto
y la ola jamás estrelle su furia contra la roca
y al pez ya no lo arrastre la corriente
cuando sienta sus alas batirse en el polvo
¡Así será el fin de la incredulidad del Hombre!

Es Tiempo Ya... ¡ Despertemos!



Por Marcial Báez.

Leyendo unos escritos sobre el aspecto misionero de JESUCRISTO me detuve a reflexionar en el que señalaba las actitudes de anunciar, sanar, educar y denunciar. Las que nosotros, como cristianos, muchas veces alejados de la situación social por priorizar meramente en lo espiritual y en lo contemplativo, no las ponemos en práctica.

Especialmente DENUNCIAR, quizás porque no nos atrevemos a descubrir las causas de lo que anda mal por medio a que haya demasiado que cambiar y no tener enfrentamientos con amigos o familiares.

Esta encierra una significación fundamental en el devenir de los tiempos; ya que la misma tendrá por finalidad asumir que la regla suprema de la conducta será buscar el bien común y respetar la conciencia de los demás.

Aplicando esta responsabilidad cristiana en el diario vivir, entendemos que, al aproximarse las elecciones congresionales y municipales de nuestro país es necesario que los hombres y mujeres conscientes de la problemática social, política, cultural, educativa, de salud y ambiental de nuestras comunidades en San Cristóbal, las cuales persisten desde la caída del tirano Rafael Leonidas Trujillo Molina, que tienen un espacio ganado por su testimonio constante de preocupación y de entrega incondicional, despierten para decirles NO a las apetencias que traerán los políticos con su reaparición en estos eventos electorales cada cuatro años con la misma demagogia, plagada de falsas promesas; presentándose como personas amables, cariñosas y auténticamente preocupadas por nuestros intereses y que después de obtener sus fines personales y partidistas, se dedican a satisfacer, tras bambalinas, sus más oscuras metas. Una costumbre institucionalizada por los partidos mayoritarios en la compra y la venta de conciencias.

Despertemos a esta realidad, que con el esfuerzo de todos los que han trillado el camino de hacer suya esta preocupación por vivir en un San Cristóbal mejor, siguiendo las enseñanzas de Jesucristo, tomándolas como norte en la nueva organización de esta provincia con un nuevo espíritu, de no buscar la grandeza de ser los primeros, en explotar y oprimir a los demás, sobre todo a los más necesitados. Porque no hay comunidad auténtica si cada uno no participa activamente en la vida de la comunidad siendo con sus talentos servidores de todos. Papel que tienen que desempeñar los que sean elegidos, sin importar el rango del cargo ya que son asalariados por el pueblo, que es el soberano. Seamos eco en cada rincón de nuestra sociedad, en cada ambiente llevemos el mensaje de unidad y organización. Contamos con las personas idóneas para sentirnos seguros de que harán su rol con responsabilidad y altruismo. Estamos capacitados para elegir uno de los nuestros. Aquí todos nos conocemos.

No perdamos tiempo, nos están acorralando hasta lanzarnos a una enajenación total de nuestros derechos. Cada cuatro años simulan un cambio; pero la verdad es que siempre la ignorancia, la ambición, el amiguismo, la corrupción, la dejadez y el partidismo nos dirigen a su antojo, arrastrando a su paso los mismos problemas: la falta de energía eléctrica, de hospitales, de una política ambiental, la ineficiencia en la recolección de basura, las mis botellas con diferentes etiquetas... y muchos más.

La tarea no será fácil; pero la intención y el esfuerzo darán óptimos resultados, iniciemos esta peregrinación para hacer de San Cristóbal un pueblo a emular, haciéndolo de todos, digno de vivir en el como ciudadanos verdaderamente gobernados y con deseos de progresar.

Subrayando sobre los Victoriosos y los Derrotados



Por Marcial Báez

“Cuando comprendas que has estado en la muchedumbre y, valientemente solo, regresas a tu casa, y ves que en el espejo tienes la misma cara...”
Manuel Del Cabral


Al finalizar la jornada electoral, los partidos políticos que se disputaban los cargos congresionales y municipales, iniciaron inmediatamente un “carnaval” de consideraciones del papel desempeñado por sus lideres, ganadores y perdedores, estos últimos justificando sus errores, los cuales se reflejan en las reacciones sicológicas de la derrota: la depresión. En cambio los vencedores tendrán una reacción victoriosa: la euforia.

Por consiguiente queremos compartir con ustedes las explicaciones que nos da sobre estas dos formas de liderazgo, Ainslie Mears en su obra LOS PODERES OCULTOS DEL LIDERAZGO, y que trata de las reacciones sicológicas inconscientes que la condición de líder provoca en los demás.

De esta forma tendremos una idea mas completa de los aspectos emocionales que se reflejan en los lideres y que nunca son divulgados por los medios de comunicación, sobre todo aquellos líderes que son internados clínicamente, acosados por el peso de la derrota.

Entonces subrayamos: “Tras la inicial reacción paranoide contra sus adversarios, es muy peculiar que el líder derrotado cambie de dirección y eche la culpa a las fallas de sus ayudantes y seguidores, protegiendo su amor propio del golpe frontal de la derrota. Todas las reacciones del hombre tienen su origen en una finalidad biológica. Bueno, pero ¿ Cuál puede ser la finalidad biológica de la depresión?. Si examinamos la cuestión veremos que la depresión se caracteriza por tener un mal concepto de uno mismo y se produce como respuesta al fracaso. Cuando fracasamos, en cualquiera de los aspectos de la vida, significa que tendremos que amoldarnos a una posición de categoría inferior. La depresión con su tristeza y su tendencia a no pensar nada bien de uno mismo produce el efecto de facilitarnos el dar ese paso hacia abajo, a aceptar esa categoría interior que se convierte en inevitable a causa de nuestro fracaso. En el líder fracasado se aprecia muy bien cómo se va produciendo esta reacción, pero si lo examinamos un poco detenidamente veremos claramente lo mismo se aplica a toda depresión subsiguiente al fracaso en cualquiera de los aspectos de la vida: fracaso del amor y hasta fracaso moral. De manera que el líder derrotado, como uno más de los que fracasan experimenta una depresión”.


En el caso contrario “La finalidad biológica de la euforia es ayudar al vencedor a adaptarse a la categoría superior que ha alcanzado gracias a la victoria. Con el triunfo, en cualquiera de los campos de la vida, nos elevamos un poco mas alto en la jerarquía social. Nos elevamos por encima de los que tienen su misma categoría. Esto es fácilmente observable en el primitivo combate físico e igualmente en el triunfo político; pero, al saber hablar inteligente, entre en sociedad, y hasta cuando notamos que hemos jugado mejor el tenis que el día anterior. Con la victoria mejora nuestro status; pero elevarnos en la escala entraña dificultades, nuevas tareas y nuevas obligaciones. Puede que ante estas dificultades nos sintamos angustiados e inseguros de nosotros mismos. Por eso el hombre ha desarrollado la reacción sicológica de euforia que le da la confianza en sí mismo, entusiasmo, mayor rapidez de reacción y la agilidad mental que le capacita para cumplir con éxito las obligaciones propias de la nueva posición de superior categoría. De este modo el jugador saldrá a la pista el próximo sábado con cierta euforia y con esa mayor confianza en si mismo y con esa mayor rapidez de reacción esperara mantener esa categoría algo superior que tanto esfuerzo le ha costado conseguir”.


Es necesario que profundicemos en estas reflexiones, ya que nos ayudará a realizar una mejor elección, nos documentará sobre las influencias que recibimos de los lideres, y que no todas son beneficiosas, sino que pueden afectar negativamente a la calidad de nuestra vida personal: “ Las relaciones con los compañeros, el amor y la compasión, la tranquilidad mental, la conciencia de la armonía natural de las cosas, la sencillez de ideas y sentimientos, el conocimiento y respeto de uno mismo, las satisfacciones que recibimos a través de los hijos, el vivir a tope de la capacidad biológica, sacar a la luz lo mejor que tienen los demás, sentirse formando parte de la humanidad, lograr el éxito, bien para uno mismo o para los demás y vivir la vida de acuerdo con la voluntad divina”.

lunes, 16 de marzo de 2009

Artículos Periodísticos de Ligia Minaya: La Diáspora y Saudales - Cometas en el Cielo



LIGIA MINAYA

Nació en Moca. Cuentista, periodista y educadora. Hija de Dámaso Minaya y Colectte Belliard. Cursó sus estudios elementales y secundarios en su pueblo natal. Licenciada en Derecho por la Universidad Católica Madre y Maestra. Se inició como educadora impartiendo docencia en la escuela primaria de Moca. Posteriormente enseñó criminología en la Universidad Católica Madre y Maestra, recinto de Santo Domingo. Fue Ayudante del Fiscal del Distrito Nacional y Procuradora Fiscal de San Pedro de Macorís. En 1998 obtuvo el primer y el segundo lugar en el Concurso de Cuentos de Casa de Teatro con los cuentos “Un abuelo impropio” y “Llanto de cactus en una noche interminable”, respectivamente, y en el 2000 el Premio Nacional de Cuento con su libro El Callejón de la flores. Desde 1988 mantuvo por muchos años la columna Inventario en el vespertino Ultima Hora. Además ha publicado: Palabras de mujer, Cuando me asalta el recuerdo de ti y Mi corazón tiembla en la sombra. Actualmente sus artículos son publicados en Diario Libre y reside en Denver, Colorado.





LA DIASPORA
Por Ligia Minaya

"Vivimos con una espina que nos divide entre lo bueno de aquí y lo bueno de allá. Siempre será así". Ligia Minaya

Es un paquete de hojas que arrastró el viento. Cada quien con sus motivos y circunstancias. Aquí estamos a todo lo largo y ancho de la Unión. También en Europa, Asia y hasta en Burundi. No hay lugar del mundo donde no haya un dominicano. Pero si algo caracteriza la diáspora, son los recuerdos. La Patria se vuelve olores, sabores, música, sonidos, la charla con el amigo, el colmadón, el abrazo, la conversación con la vecina y tantas cosas y cositas que se quedaron atrás. Y más que todo, nostalgia. En especial cuando nieva, y ese manto blanco, trae el olor a café recién colado, a puerco asado, a calle llena de alegría, a jengibre, aguinaldo y a "Cima, Sabor Navideño".

Te tienes que acostumbrar. ¿A qué? A un idioma que suena a piedra masticada, a un frío que te entumece los huesos, a unas gentes que no te miran a los ojos, y si te miran lo hacen con curiosidad o con recelo, a un silencio que, veces es bueno, pero apabulla, a unas costumbres y a un país que nunca será tuyo. Pues mira que no. Somos lo que somos, lo que hemos sido y lo que seguiremos siendo. Dominicanos de la diáspora, pero dominicanos al fin y al cabo.

Y me preguntarás ¿Qué haces tú allí? Pues mira, nunca pensé, ni en los peores momentos, dejar mi país. Pero la vida me arrastró, y le he preguntado a Dios, pero no responde. Supongo que tiene un plan. No lo sé. Y espero a que se decida y me lo cuente. Alguna vez he visto una lucecilla, y me aguanto. Tiene cosas muy bellas este país. Sobre todo el orden, la ley y el cuidado. Algo que nosotros no tenemos. Desde donde vivo, Denver, veo las montañas coronadas de nieve eterna, me llega el olor de los pinos y el cantar de las aves en primavera. Aún así, me hacen falta las cotorras que en octubre cruzaban alegrando mi balcón. Al decir del poeta César Sánchez, "La diáspora es un pedazo de la patria itinerante... son espejos donde la Patria se mira." Y así es. Traemos nuestras vidas, nuestras costumbres, nuestra cultura, como un pedacito de la patria bajo del brazo.

Vivimos con una espina que nos divide entre lo bueno de aquí y lo bueno de allá. Siempre será así. Añoraremos el vecindario, la chercha, la cerveza bien fría, las habichuelas con dulce, que aunque la hagamos aquí, las de allá siempre serán mejores.

No es lo mismo venir de vacaciones, el Mall, los museos, conciertos, las praderas, que vivir aquí para siempre y más aún, con nostalgia.

Dicen que la nostalgia es un lirio morado de crece y se alimenta con los recuerdos, y de lirios morados está sembrada la diáspora. Es cierto que unos están en circunstancias peores, sin recursos para volver en Navidad o Semana Santa. De todos modos, las sombras de lo vivido en esa isla compartida, se amontonan. Trepa como la hiedra y amenaza con las lágrimas. No todo es malo, por supuesto. Está la esperanza de volver todos los años. La invitación para jugar dominó, un buen "cocinao", y la conversación que nos vuelve a remitir con la nostalgia, esta vez con unas cuantas "frías".



SAUDALES - COMETAS EN EL CIELO
Por Ligia Minaya

Hay un pueblo que sufre, acorralado por la pobreza, con un horizonte que depende de lo que dicen y hacen los países que hoy gobiernan el mundo. Ligia Minaya.

Es la novela que acabo de leer. Su autor Khaled Hosseini, nos cuenta la conmovedora historia de dos niños, uno hazara y otro pastún y de sus dos padres, con el telón de fondo de un Afganistán respetuoso de sus ricas tradiciones ancestrales. Es la vida en Kabul durante el invierno de 1975, una ciudad confiada en su futuro e ignorante de lo que se avecina y los terribles sucesos que hasta hoy vienen padeciendo los milenarios pueblos que la habitan.

Las competencias de cometa en invierno (de ahí parte la novela) era una tradición que fue aplastada por los soviéticos primero y luego por los talibanes que hasta llegaron a prohibir a las mujeres hablar en público. Es una novela de la que una no puede despegarse y se queda repasando, y al cabo de unos años la relee. Según cuenta la historia, los afganos no son muy dados a cumplir órdenes, pero sí a respetar las tradiciones. Son afables, cariñosos, compasivos, solidarios y con un alto concepto de la amistad. Hoy están regados por el mundo, huyendo de la guerra, a la espera de volver.

Para ellos, robar es el peor pecado. Su concepto de robo es tan amplio que alcanza el homicidio, ya que matar es robar el padre a unos hijos y el marido a la esposa, o lanzar una mentira puede robar el honor a una persona. Con esta novela se aprende a conocer a esa gente que está tan lejos de nosotros y hoy padece un descalabro sin fin. Estados Unidos apoyó a los talibanes en contra de los soviéticos y les ha salido el tiro por la culata. Amir, el protagonista, va contando cómo era su vida de niño, lo que le hizo a su amigo de infancia y cómo esa miserableza le persigue, cómo tuvo que huir con su padre y los horrores que vio en esa huida. Vuelve, se encuentra con su pasado y con que la vida de los afganos ha cambiado para peor.

Con la salida de los soviéticos, Afganistán creyó que volvía a la libertad. Apoyó a los suyos, pero se encontró con lo que se dice vulgarmente: No hay peor cuña que la del mismo palo. Los talibanes tomaron el Corán a su manera. Una interpretación egocéntrica y brutal. Nada dice el Corán de maltratar hasta la muerte a las mujeres, de que no vayan a la escuela, de que no trabajen fuera de sus casas, de burkas denigrantes para ellas y barbas asquerosas para ellos, de lapidaciones horrorosas. Preceptos que impusieron por la fuerza. Mejor así, es más fácil gobernar cuando a un pueblo sólo se le deja escuchar la voz del amo.

Khaled Hosseini no lo dice en su novela, pero la ignorancia que se tiene respecto a los afganos hace que el mundo los vea como si todos fueran talibanes, desconociendo que detrás de esos verdugos, y sobre ellos, hay un pueblo que sufre, acorralado por la pobreza, sin esperanzas, con un horizonte que depende de lo que dicen y hacen los países que hoy gobiernan el mundo con sus cumbres millonarias que llevan a ninguna parte. Ojalá no pase lo que en Palestina con Israel. Inshallah. Los conflictos no pasan así, por así. Nada es casualidad y menos lo que sucede en ese país. Recomiendo esta novela.




domingo, 15 de marzo de 2009

Pasión Vital de Monseñor FREDDY BRETON



FREDDY ANTONIO DE JESUS BRETON MARTINIEZ

Freddy Antonio de Jesús Bretón Martínez nació el 1947 en Canca la Reina, Provincia Espaillat, República Dominicana. Hijo de Domingo Antonio Bretón López y Ana E. Martínez Méndez, primero de cuatro hermanos (Freddy, Juan Constantino, Domingo y Martín Alejo) y cuatro hermanas (Ana Teresita, María Bernardita, Carmen Nelia, y Altagracia Milagros). Ordenado prebístero el 10 de septiembre del 1977.Obispo de la Diócesis de Baní (Provincias San José de Ocoa, San Cristóbal y Peravia) desde el 19 de septiembre de 1998, fecha de su ordenación episcopal y toma de posesión. Ha publicado: Libro de las Huellas (1985), Bandera de algún viento(1991), Voces del Polvo (1993), La Máscara del Tiempo (1995), El Apellido Bretón en la República Dominicana (2003), Entre la voz y el Fuego (2007) y Pasión Vital (2008).

EL Obispo Escritor y Poeta.
Por Marcial Báez

Monseñor Freddy Bretón, el Obispo Escritor y Poeta, como le llamo, además de ser un gran orador, en estos 53 escritos nos muestra su maestría de narrador, en un lenguaje sencillo, llano, de pueblo, reflejando su realidad, esa que nos muestra la vida día a día, y que al leerlos nos inculca su singular sabiduría en un recorrido que vivencian una sumatoria de temas como la fe, la vocación, la familia, la eucaristía, la felicidad, el amor, la filosofía, la comunidad, el jubileo, la navidad, en síntesis: el camino para llegar a Dios concientes de lo que somos.

Subrayando el mismo, me he detenido en tres temas puntuales, el Arte de innovar, la Palabra a través de la lectura y la Tradición y la Búsqueda de la vida. Con estos subrayados quiero llevarles a conocer no sólo al hombre humilde, al pastor, sino a un ser que vive su fe y que esta Pasión Vital lo retrata de “pies a cabeza”.



PASION VITAL

El presente libro recoge escritos de diferentes épocas de mi vida. Unos editados en distintos medios, y otros inéditos. Como nunca tuve intención recopilatoria, me ha resultado laborioso reunirlos y, a veces, también datarlos (aunque esto lo hago notar en cada caso). Los trabajos ya publicados, proceden principalmente de las revistas perspectivas y Amigo del Hogar (en esta usé también el seudónimo Antonio Martí, en Santo Domingo; y del Semanario Camino, en Santiago:




Vivir o el Arte de innovar.
Subrayados

El camino a lo inédito ha sido, además de dramático, bastante pintoresco. Aquí como en otras partes, la gente aprende a colgar su verbo, y este se articula- lo mismo que sus actos- en base a premoniciones. A pesar del tiempo transcurrido, nuestra política vernácula no acaba de abandonar los usos milenaristas y el talante agorero.

Cabría, por otra parte preguntar a los santos, a los filósofos, a los artistas y pensadores, a los escritores e inventores si es fácil crear. Aunque más bien parece que no hay nada fatigoso y monótono como producir algo original. El creador es con frecuencia incomprendido; podría dar incluso la impresión de ser poco amigo del trabajo, o de ser un francotirador, una persona incapaz de compartir siquiera su aburrida soledad.

La novedad no siempre esta libre de sospechas, por lo que a los innovadores normalmente les toca sufrir. Así, la irrupción de Cristo en la historia fue algo totalmente inédito, y hasta la gente sencilla percibió la diferencia: “¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad!”. Conviene apresurarse a reconocer que, aunque eludir sistemáticamente el cambio equivale a morir, no todo lo nuevo es conveniente. Una de las fuentes de novedad más apreciadas es el placer, y sus adeptos se muestran insaciables. Compiten en creatividad llegando a límites inconcebibles, pero pronto los atrapa la rutina.

Una de las realidades más asombrosas del mundo es la diversidad de los seres vivos; aunque las moléculas de la vida llenan el cosmos y los seres de la tierra compartamos el mismo planeta y una biología molecular idéntica somos distintos. Porque la innovación no está en los átomos y las moléculas que nos constituyen sino en la manera de combinarse entre sí. Aunque aparentemente cada ser humano no es más que un modesto conjunto de agua, calcio y moléculas orgánicas, constituye paradójicamente una maravillosa e irrepetible realidad. Dios, según la expresión popular, bota el molde después de hacer a cada persona. No importa que ahora no distingamos a un chino de otro chino, ni a ese de un japonés: nadie es igual a nadie, pues Dios no se repite.¡Cada persona es una absoluta novedad! A cualquier ser humano podríamos decirle con toda verdad lo que se afirma de él en el mito esquimal de la creación: Nunca vi nada semejante a ti. Y por eso mismo, nadie daña más al hombre que quien lo vuelve rectilíneo, adocenado, uniforme, anulando su individualidad, borrando de la tierra la diversidad. La evangelización no puede ser diferente en su contendió esencial, que es el mismo Cristo, pero puede serlo en cuanto a nosotros se refiere. La Iglesia está llamada a auscultar el latido del tiempo para poder responder adecuadamente a los nuevos desafíos.

El secreto de la absoluta novedad es Dios, que es amor (1Jn 4, 8) y se goza en llenar de su ternura todas las cosas.El amor no es esencialmente, una relación con una persona especifica; es una actitud, una orientación del carácter que determina el tipo de relación de una persona con el mundo como totalidad…”

No hay cosas aburridas, sino personas vacías y torpes. Cuando el ser humano está pendiente de la vida,”Las cosas más importantes tanto como las insignificantes, toman una nueva dimensión. Dios es comunidad y crea comunidad, pero jamás mata la individualidad.

Somos de verdad, dichosos los que tuvimos la suerte de nacer de padres con ojos. Es decir, con los ojos y corazón. Para ellos, la vida era una fiesta (aunque hubiera enfermedad y hambre); todo en ella tenía sabor de novedad. La mirada estaba atenta a la delicadeza de Dios hasta en los detalles; pudimos aprender a verlo habitando en las criaturas, según dice S. Ignacio de Loyola,”en los elementos dando ser, en las plantas vegetando, en los animales sensando, en los hombres dando entender”

Pienso que a veces nos hace falta volver a descubrir el mundo como el niño que por primera vez se inclina, estando de pie, mientras baja la cabeza hasta colocarla entre las piernas; cuando la levanta, roja por la sangre debido a la posición hacia abajo, exhibe siempre una sonrisa entre pícara y alegre:¿acaba de descubrir el mundo al revés?¿Por qué no descubrirlo también en nosotros?




Encíclica VeriTatis Splendor: Aspectos Bíblicos
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La Iglesia misma recomienda a los profesores "de ciencias bíblicas”- para que sean fieles a su quehacer-“Trabajar a nivel del texto, a nivel del acontecimiento que este encierra y a nivel de la tradición que lo comunica e interpreta”.

De modo que es crucial para la Iglesia la correcta interpretación y el uso adecuado de la Sagrada Escritura. Y si arriesgado es el uso de la Escritura en la dogmática, creo que lo es más en la moral.

Piénsese, si no, en el desastroso resultado del uso fundamentalista o literalista de las abundantes secciones patriarcales, con los crudos relatos de su comportamiento, por ejemplo, de tipo sexual. Abrahán permite que la hermosa Sara, su mujer, sea llevada al harén del faraón; por temor a perder la vida, se hace pasar por hermano y no por esposo de Sara(Gn12,10ss). Por otra parte, Lot ofrece sus dos hijas a los enardecidos habitantes de Sodoma, pues éstos- en su arrebato- no respetaban ni a los Ángeles. Estas mismas doncellas dirán luego:”Vamos a embriagar a nuestro padre y acostarnos con él…”.”Y concibieron de su padre las dos hijas de Lot” (Gn 19,52ss).

En la misma genealogía de Jess-además de otros puntos oscuros- se dice,”David engendro a Salomón en la mujer de Urías”(Mt 1,6), sin escamotear para nada ese vergonzoso hecho.

Hay que ver todo lo que hace el buen San Agustín para explicar, por ejemplo, la poligamia de los patriarcas. “Así-dice-tenían mujeres por causa de Dios” (en cuanto Dios quería que el pueblo se multiplicara). Y agrega enseguida: Eran otros tiempos”.

Lucero también decía: “spiritus solus intelligit Scripturas rete et secundum Deum”. Y entiendo que tiene un sentido muy próximo a la conocida expresión de la dei verbum: “La escritura se ha de leer e interpretar con el mismo espíritu con que fue escrita.

Algunos de los Padres conciliares querían que se dijera que la verdad cristiana está concebida parte en la Sagrada Escritura y parte en la Tradición (“ Partim… partim”). El Concilio desaprobó esta forma tan tajante. De hecho, algunos temas del mismo concilio fueron ilustrados sólo a partir de la tradición. Esta de más decir que todo esto (Escritura vs. Tradición) es fruto, más que de la razón, de la necesidad de sostener contra viento y marea rígidas posturas doctrinales, nacidas y crecidas al fragor de la polémica. Porque, quién no sabe que la tradición es esencial a la escritura, pues por tradición se forjó, se constituyó, mientras crecía en el seno de una comunidad que la pasó de unas manos a otras manos (de un corazón a otro corazón): de una a otra generación.(“Tradere”…). En cada época, esa comunidad (que será la Iglesia), la ha custodiado. Se ha nutrido de ella y la ha difundido.

Vemos que de inmediato la encíclica hace que la verdad rebase el ámbito filosófico para asumir insondables dimensiones bíblicas, y específicamente joanaicas: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,16). Y tratándose de una encíclica que versa sobre la oral, conviene recordar que camino (derek, odos), de ser el espacio físico para el desplazamiento, pasó a significar la vida misma del ser humano, y también su comportamiento. Camino y vida son, pues, dos palabras claves en la moral. Así, la vida por ejemplo, no sólo es el ámbito natural de la moral, sino su razón de ser y su meta insoslayable.

Me parece que el tema bíblico del amor es muy útil para saber si un documento de oral acierta; más aún, para saber si el cristianismo acierta.

Por eso, de las primeras cosas que se me ocurrieron fue examinar la Veritatis Splendor en el amor, como diría S. Juan de la Cruz.

Creo que aprueba con notas excelentes. Es de las partes mas hermosas de la encíclica: hasta la ley se “dulcifica” un poco, mirándola desde la cruz, desde el radical amor de donación de Cristo. Porque “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15,13). En eso se resume la ley y los profetas y, por tanto, ¡la moral también!.




Buscando La Vida
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Recuerdo perfectamente la escena. Conversaba con un jovencito en una calle cualquiera de un barrio pobre. Por la misma calle venía un niño sucio y harapiento. Se paraba frente las casas de las familias más acomodadas, y después de escarbar los zafacones con sus manos, pedía con los ojos y la boca algo para comer. Al pasar por nuestro lado, oí al jovencito que, señalando al pobre niño me decía: “Ese es un buscavida”.

El que busca la vida es porque no la tiene. O tiene algo que se parece a ella y quiere hallar la vida verdadera.

Según eso: ¿Es vida la de ese niño hambriento, escarbando zafacones?¿Quién se empeña en mantenerlo alejado de la vida?¿Quién lo destina a ser viralata, como si fuera perro realengo?¿Hay algún ser humano que haya nacido para eso?

-A pesar de todo, nos gusta la vida:
-El novio llama a su novia “mi vida”. Lo mismo la esposa al esposo, la madre al hijo, etc.
-Deseamos que Dios dé “larga vida”.
-Al estornudar deseamos “¡Salud!”(Que es vida sin enfermad).
-“Te quiero más que a mi vida”, decimos, indicando que lo más que queremos es la vida.
-Cuando aclamamos a alguien decimos “¡Que viva!”Los científicos estudian la vida. Los filósofos hacen tratados sobre la vida.
-Los políticos se dan buena vía. Los poetas enloquecen ante la vida. En las canciones se trata y maltrata la vida…

Así, ente el montón de canciones que dispara al aire nuestra radio, hay canciones muy hermosas, algunas dedicadas al tema de la vida o que aluden a él. Quién no recuerda “Gracias a la Vida”, o aquella de Pablo Milanes, que todavía se escucha a menudo “Para vivir”, sobre todo donde dice:” Y aunque el llanto es amargo, piensa en los años que tienes para vivir”. Y también “Me olvide de vivir”, de Julio Iglesias. Hace años se oía “tengo una guitarra herida”, en la voz de la brasileña Denise Dekalaf, que decía: “Yo no le temo a la muerte, que más le temo a vivir, en un mundo como este, que no sabe sonreír”. Tampoco queremos un mundo cualquiera para vivir. Exigimos un mundo que sepa sonreír. Por eso, quizá, escribí una vez:

“¡Dios bendiga la risa de los niños!¿Hay tesoro más preciado?
¿Cabe en bancos o en chequeras?
Yo quiero ser millonario de limpias y alegres sonrisas.
¡Quien pudiera ver reír, desbordar el mundo de sonrisas;
Escuchar absorto el coro de los niños
sin que se quiebre jamás el tierno cristal de su risa”

El cristiano sigue al que es la vida y comunica vida verdadera, interminable. El seguidor de Cristo batalla durante su existencia, preparando activamente su encuentro con Dios. No se lleva de decir que hay otra vida, pero sin hacer nada positivo en esta. No la espera sentado: la construye desde ahora. Y al morir, piensa que el mismo es como el grano, que se pudre para dar fruto; que la muerte es un paso de plenitud en el camino de su vida. Y sintiendo como todos la instintiva repugnancia de la muerte, encuentra fuerza en Dios para avanzar confiado hacia ella.