jueves, 1 de abril de 2021

PALABRAS DE INTRODUCCIÓN Y MOTIVACIÓN EN EL ENCUENTRO DEL COMITÉ COORDINADOR PARA UN SAN CRISTÓBAL MEJOR. (3 de abril de 2006) / Marcial Báez.

 



Sean bienvenidas y bienvenidos a este Salón de Conferencia de la Cámara de Comercio y Producción de San Cristóbal, nos complace el compartir con ustedes estas inquietudes que no son de la exclusividad de un grupo sino que nos atañe a todos.

Antes de  continuar permítanme citar a uno de los filósofos más grandes de la historia, Aristóteles, que expresa en uno de sus escritos sobre la Política, que “Toda ciudad es una agrupación; las agrupaciones se organizan con miras al bien común, porque el hombre obra siempre con el fin de lograr lo que cree bueno. Si toda agrupación tiende al bien, la ciudad o sociedad política, que es la superior entre ellas y comprende a todas las otras, tiende al bien en mayor gado que las demás y al mejor bien”.

Siguiendo las líneas de esas acertadas consideraciones, un grupo de ciudadanas y ciudadanos (Aida Mejía, Ana Matos Nina, Francisco Suriel, Raquel Madera de Hasbún, julio Tomas Espinal, Eduardo Matos Nina, Orlando Alcántara, Solange Pereyra, Rafael Puello, Nelson Rodríguez, Marin. P. García, Ramón Roa, Antonio Nina, Angry Reynoso, Jeannery Alcántara, Nidia Candelario y Marcial Báez), preocupados por la difícil situación política, social. Educativa y de salud que abarca todo el país, sentimos la necesidad de buscar ese bien común, junto a ustedes y a nuestras autoridades, pasando un balance general a estas problemáticas que están incidiendo de una manera alarmante y negativa en nuestra sociedad, convirtiéndola poco a poco en una replica distorsionada de lo que debería ser una ciudad de la cual nos sintiéramos orgullosos.

En este momento tengo la seguridad de que muchos de ustedes o tal vez todos los presentes, añoran la imagen del San Cristóbal reciente pasado; cuando el peatón podía caminar por las aceras, sin obstáculos que lo hicieran bajarse a la calle, libre de chimichurris, bocinas, letreros, estantes de agua y de goma, sillas, frituras paleteras, vehículo y la multiplicación de motores y paradas por doquier.

El poder dormir plácidamente  una siesta en su hogar, leer un buen libro, ver la televisión, sin que un estruendoso ruido originado por las guaguas anunciadoras, el equipo de música de un vecino inconsciente o las famosas disco light utilizadas por los partidos políticos en campaña, le remueva el cuerpo entero, estremezca la ventanas haciendo saltar de sus cunas o asientos a los niños y a los envejecientes y además disparar las alarmas de los autos estacionados.

La tranquilidad de los padres cuando enviaban a sus hijos e hijas a la escuela o al colegio, sin temor a pensar que a la salida de los mismos, los acosaran para ofrecerles estupefacientes o que iban a formar parte de “las naciones o bandas juveniles”.

Tampoco se veían en el Parque Piedras Vivas escenas de niños humildes, jugando a los dados el dinero ganado con sus limpiabotas y las parejas de enamorados en poses irreverentes, frente a un templo católico, a un colegio, a los hogares de familias decentes, de religiosos y de religiosas. Así como en las calles, la triste realidad de los enfermos mentales, la mayoría, abandonados por sus familiares y algunos andando desnudos. La ubicación de bares unos abiertos y otros cerrados que atentan contra las buenas costumbres. Sé que añoran, me incluyo, añoramos un Parque Central y una Avenida Libertad esplendorosos sin la deprimente y deplorable imagen que presentan en la actualidad. Un Mercado donde los alimentos no estén metidos en el fango. También la proliferación de colmados, bancas de apuesta, juegos de azar, ventas de pacas, entendemos que es por la falta de trabajo; pero nos estamos convirtiendo en un pequeño Haití o en un Macondo cualquiera.

Compueblanos, ¡Es tiempo ya! Que unidos, cada uno de nosotros asuma el rol que nos corresponde, con entusiasmo, con vocación de servicio, pensando en los demás, sobre todo e a joven generación que desconoce la esencia de lo que es nuestra identidad como sancristobalenses.

Hace tiempo escribí varios artículo sobre San Cristóbal y uno de ellos lo titulé: ¿San Cristóbal dόnde están tus dolientes? Su contesta a esa interrogante.

La empresa no es fácil. Eso sí, el trabajo será la piedra angular sobre las decisiones precisas, que juntos buscaremos y llevaremos a buen fin. Lo personal, lo partidista o lo religioso no estarán por encima de la propuesta adecuada: la unificación en la búsqueda e solución, a corto plazo, de los problemas más prioritarios de San Cristóbal.

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