Sean bienvenidas y bienvenidos a este Salón de Conferencia de la Cámara de
Comercio y Producción de San Cristóbal, nos complace el compartir con ustedes
estas inquietudes que no son de la exclusividad de un grupo sino que nos atañe
a todos.
Antes de continuar permítanme citar
a uno de los filósofos más grandes de la historia, Aristóteles, que expresa en
uno de sus escritos sobre la Política, que “Toda ciudad es una agrupación; las
agrupaciones se organizan con miras al bien común, porque el hombre obra
siempre con el fin de lograr lo que cree bueno. Si toda agrupación tiende al
bien, la ciudad o sociedad política, que es la superior entre ellas y comprende
a todas las otras, tiende al bien en mayor gado que las demás y al mejor bien”.
Siguiendo las líneas de esas acertadas consideraciones, un grupo de ciudadanas
y ciudadanos (Aida Mejía, Ana Matos Nina, Francisco Suriel, Raquel Madera de
Hasbún, julio Tomas Espinal, Eduardo Matos Nina, Orlando Alcántara, Solange
Pereyra, Rafael Puello, Nelson Rodríguez, Marin. P. García, Ramón Roa, Antonio
Nina, Angry Reynoso, Jeannery Alcántara, Nidia Candelario y Marcial Báez), preocupados
por la difícil situación política, social. Educativa y de salud que abarca todo
el país, sentimos la necesidad de buscar ese bien común, junto a ustedes y a
nuestras autoridades, pasando un balance general a estas problemáticas que
están incidiendo de una manera alarmante y negativa en nuestra sociedad, convirtiéndola
poco a poco en una replica distorsionada de lo que debería ser una ciudad de la
cual nos sintiéramos orgullosos.
En este momento tengo la seguridad de que muchos de ustedes o tal vez todos
los presentes, añoran la imagen del San Cristóbal reciente pasado; cuando el peatón
podía caminar por las aceras, sin obstáculos que lo hicieran bajarse a la
calle, libre de chimichurris, bocinas, letreros, estantes de agua y de goma, sillas,
frituras paleteras, vehículo y la multiplicación de motores y paradas por
doquier.
El poder dormir plácidamente una
siesta en su hogar, leer un buen libro, ver la televisión, sin que un
estruendoso ruido originado por las guaguas anunciadoras, el equipo de música
de un vecino inconsciente o las famosas disco light utilizadas por los partidos
políticos en campaña, le remueva el cuerpo entero, estremezca la ventanas
haciendo saltar de sus cunas o asientos a los niños y a los envejecientes y
además disparar las alarmas de los autos estacionados.
La tranquilidad de los padres cuando enviaban a sus hijos e hijas a la
escuela o al colegio, sin temor a pensar que a la salida de los mismos, los
acosaran para ofrecerles estupefacientes o que iban a formar parte de “las
naciones o bandas juveniles”.
Tampoco se veían en el Parque Piedras Vivas escenas de niños humildes,
jugando a los dados el dinero ganado con sus limpiabotas y las parejas de
enamorados en poses irreverentes, frente a un templo católico, a un colegio, a
los hogares de familias decentes, de religiosos y de religiosas. Así como en
las calles, la triste realidad de los enfermos mentales, la mayoría,
abandonados por sus familiares y algunos andando desnudos. La ubicación de
bares unos abiertos y otros cerrados que atentan contra las buenas costumbres. Sé
que añoran, me incluyo, añoramos un Parque Central y una Avenida Libertad
esplendorosos sin la deprimente y deplorable imagen que presentan en la actualidad.
Un Mercado donde los alimentos no estén metidos en el fango. También la proliferación
de colmados, bancas de apuesta, juegos de azar, ventas de pacas, entendemos que
es por la falta de trabajo; pero nos estamos convirtiendo en un pequeño Haití o
en un Macondo cualquiera.
Compueblanos, ¡Es tiempo ya! Que unidos, cada uno de nosotros asuma el rol
que nos corresponde, con entusiasmo, con vocación de servicio, pensando en los
demás, sobre todo e a joven generación que desconoce la esencia de lo que es
nuestra identidad como sancristobalenses.
Hace tiempo escribí varios artículo sobre San Cristóbal y uno de ellos lo
titulé: ¿San Cristóbal dόnde están tus dolientes? Su contesta a esa
interrogante.
La empresa no es fácil. Eso sí, el trabajo será la piedra angular sobre las
decisiones precisas, que juntos buscaremos y llevaremos a buen fin. Lo
personal, lo partidista o lo religioso no estarán por encima de la propuesta
adecuada: la unificación en la búsqueda e solución, a corto plazo, de los
problemas más prioritarios de San Cristóbal.
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